CON LAS HUMANIDADES COMO PRIORIDAD
1. En los países de América Latina se vislumbra un futuro prometedor porque, igual que en los Estados Unidos, se está formando, en las universidades, a muchos más jóvenes para las carreras humanísticas y hay un atractivo cada día más grande para esas carreras.
2. Al mismo tiempo, en las universidades más prestigiosas, se está dejando de lado el manido criterio de los que pensaban que formar humanistas (filósofos, psicólogos, historiadores, literatos), era una pérdida de tiempo, en un mundo que va creciendo con la tecnología.
3. La misma historia demuestra que la dirección del mundo la han orientado los humanistas, (filósofos, teólogos, juristas, maestros, etc.), a ellos se añaden los científicos, técnicos, las demás profesiones que están al servicio del hombre. Se añade también la religión, con los aspectos doctrinales sobre la finalidad del ser humano.
4. Podemos observar claramente que en los países donde hubo una clara evangelización cristiana hubo también progreso y desarrollo. Los evangelizadores contribuyeron a conseguir la cercanía y unidad con los que eran evangelizados. En el caso del Perú podemos afirmar que nuestra identidad proviene de una mezcla entre la cultura incaica y la española.
5. En cambio cuando observamos la reciente cultura de la Tolerancia, (sobre todo en Europa, aunque también en Estados Unidos), no podemos afirmar que se está produciendo una unidad y una cercanía entre los inmigrantes y los habitantes europeos. Se están creando más bien sociedades antagónicas con serias divisiones, que podrían generar situaciones de violencia imparables e irreparables.
6. Por otro lado el individualismo relativista y la autonomía de la conciencia están creando situaciones muy difíciles que “claman al cielo” (divisiones familiares, destrucción de la familia, pesimismos y depresiones constantes, pérdida de valores, inseguridad creciente, alcoholismo, drogadicción, ludopatía). Estas situaciones van creciendo en los países del primer mundo donde existe un fuerte economicismo, como si el dinero fuera a arreglar todos los problemas, o como si la felicidad existiera solo, o pudiera llegar, por la bonanza económica.
7. Los planteamientos de los países en vías de desarrollo no escapan de esos planteamientos economisistas que van alejando al hombre de los valores trascendentales y van creando más agnósticos. El Papa Benedicto XVI ha dicho: “Una sociedad, cuyo orden público viene determinado por el agnosticismo, no es una sociedad que se ha hecho libre, sino una sociedad desesperada, señalada por la tristeza del hombre, que se encuentra huída de Dios y en contradicción consigo misma” (J. Ratzinger “mirar a Cristo”, p. 82).
8. El recordado Papa Juan Pablo II no hablaba de una futura cultura de la tolerancia sino de una futura civilización del amor. La Iglesia nos recuerda que debemos amar al prójimo. No podemos pararnos en la tolerancia. La tolerancia podría admitirse como un punto de partida pero hay que pasar rápidamente al amor: comprender y querer de verdad a las personas.
9. También Juan Pablo II nos instaba para hacer una nueva evangelización de Europa, Estados Unidos y Canadá. Son países que tienen raíces cristianas y ahora se han quedado dormidos. Fue muy importante y significativa la última visita de Benedicto XVI a los Estados Unidos. Tuvo una gran repercusión en los católicos de ese país.
10. Como conclusión a estas consideraciones podemos afirmar que tienen más esperanza de futuro los países que cultivan las humanidades y continúan buscando la verdad del hombre, su papel y su destino. En cambio se irán quedando atrás, e irán hacia la autodestrucción, los que se contentan con una visión tecnológica y materialista de la vida. Decía en famoso Cardenal Newman: “Un poco de cultura nos aleja de Dios y un poco más de cultura nos hace volver a El”
2. Al mismo tiempo, en las universidades más prestigiosas, se está dejando de lado el manido criterio de los que pensaban que formar humanistas (filósofos, psicólogos, historiadores, literatos), era una pérdida de tiempo, en un mundo que va creciendo con la tecnología.
3. La misma historia demuestra que la dirección del mundo la han orientado los humanistas, (filósofos, teólogos, juristas, maestros, etc.), a ellos se añaden los científicos, técnicos, las demás profesiones que están al servicio del hombre. Se añade también la religión, con los aspectos doctrinales sobre la finalidad del ser humano.
4. Podemos observar claramente que en los países donde hubo una clara evangelización cristiana hubo también progreso y desarrollo. Los evangelizadores contribuyeron a conseguir la cercanía y unidad con los que eran evangelizados. En el caso del Perú podemos afirmar que nuestra identidad proviene de una mezcla entre la cultura incaica y la española.
5. En cambio cuando observamos la reciente cultura de la Tolerancia, (sobre todo en Europa, aunque también en Estados Unidos), no podemos afirmar que se está produciendo una unidad y una cercanía entre los inmigrantes y los habitantes europeos. Se están creando más bien sociedades antagónicas con serias divisiones, que podrían generar situaciones de violencia imparables e irreparables.
6. Por otro lado el individualismo relativista y la autonomía de la conciencia están creando situaciones muy difíciles que “claman al cielo” (divisiones familiares, destrucción de la familia, pesimismos y depresiones constantes, pérdida de valores, inseguridad creciente, alcoholismo, drogadicción, ludopatía). Estas situaciones van creciendo en los países del primer mundo donde existe un fuerte economicismo, como si el dinero fuera a arreglar todos los problemas, o como si la felicidad existiera solo, o pudiera llegar, por la bonanza económica.
7. Los planteamientos de los países en vías de desarrollo no escapan de esos planteamientos economisistas que van alejando al hombre de los valores trascendentales y van creando más agnósticos. El Papa Benedicto XVI ha dicho: “Una sociedad, cuyo orden público viene determinado por el agnosticismo, no es una sociedad que se ha hecho libre, sino una sociedad desesperada, señalada por la tristeza del hombre, que se encuentra huída de Dios y en contradicción consigo misma” (J. Ratzinger “mirar a Cristo”, p. 82).
8. El recordado Papa Juan Pablo II no hablaba de una futura cultura de la tolerancia sino de una futura civilización del amor. La Iglesia nos recuerda que debemos amar al prójimo. No podemos pararnos en la tolerancia. La tolerancia podría admitirse como un punto de partida pero hay que pasar rápidamente al amor: comprender y querer de verdad a las personas.
9. También Juan Pablo II nos instaba para hacer una nueva evangelización de Europa, Estados Unidos y Canadá. Son países que tienen raíces cristianas y ahora se han quedado dormidos. Fue muy importante y significativa la última visita de Benedicto XVI a los Estados Unidos. Tuvo una gran repercusión en los católicos de ese país.
10. Como conclusión a estas consideraciones podemos afirmar que tienen más esperanza de futuro los países que cultivan las humanidades y continúan buscando la verdad del hombre, su papel y su destino. En cambio se irán quedando atrás, e irán hacia la autodestrucción, los que se contentan con una visión tecnológica y materialista de la vida. Decía en famoso Cardenal Newman: “Un poco de cultura nos aleja de Dios y un poco más de cultura nos hace volver a El”
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Atentamente
P. Manuel Tamayo