sábado, noviembre 29, 2008

Miopías trascendentales

¿QUIÉN SALVARÁ AL MUNDO?

¿La ciencia, la política o la religión?

Los imperios y países hegemónicos se han ido turnando a lo largo de la historia: Grecia y Roma, la Corona española, el Imperio Alemán, el bloque soviético, la potencia americana, el imperio Chino y el tigre asiático; son muestras de poderes efímeros, que se ponen de moda unos años y luego pasan con el tiempo dejando su sitio a otros.

Mientras una potencia mundial ejerce su hegemonía, todo gira en torno a su poder. De allí surgen las principales empresas financieras y comerciales con las economías específicas del mercado y las políticas que respetan el sistema establecido. Los más chicos deben alinearse según los parámetros de los poderosos, para poder subsistir. Así han sido siempre, y siguen siendo, las reglas del juego.

De todo ese conjunto de confluencias aparecieron ideologías que procuraron defender intereses de grupo o de partido. Todas recogen principios éticos, para sustentar los argumentos y ponerlos al servicio de sus ideas. (capitalismo, socialismo…etc.). Siempre se habló de justicia, libertad, orden, competitividad, educación… y el mundo siguió girando y renovando su gente.

Nunca faltaron los conflictos: guerras, guerrillas, revoluciones, ataques terroristas, delincuencia, prostitución, corrupción, problemas familiares, etc. que han dejado el lastre de muertes penosas, fracasos, tragedias, tristezas y dolores profundos en las personas. A pesar de todo la vida sigue igual y el hombre va escribiendo su historia.


¿Cómo salvar al mundo del caos, la desorientación y la injusticia?

De acuerdo a estas apreciaciones no parece que al mundo lo vaya a salvar un país, o una ideología, o unos sistemas de gobierno y mucho menos el poder económico de las empresas. ¿cómo podríamos canalizar las protestas de quienes reclaman un mundo mejor? En el ámbito de las políticas están fallando los principios éticos, los valores trascendentales y las virtudes individuales de los seres humanos.

La claridad para los criterios éticos se obtiene del reconocimiento de unos valores supremos y trascendentes que son necesarios para todos los hombres. Tienen su origen en el ámbito religioso del ser humano.

Desde hace mucho siglos la Iglesia trata de enseñarnos esos valores que recoge de las Sagradas Escrituras y de la Tradición: lo necesario para que el hombre acierte en la vida y pueda ser feliz. Algunos siguen esas enseñanzas y otros le dan las espaldas.

Invito a que lean y analicen algunas enseñanzas que transcribo a continuación (son sobre el tema que estamos comentando):



• El Salmo 2 del Antiguo Testamento nos advierte de un peligro universal: (que también es actual)
“¿Por qué se han amotinado las naciones, y los pueblos meditaron cosas vanas? Se han levantado los reyes de la tierra y se han reunido los príncipes contra en Señor… Dijeron ellos: rompamos sus ataduras y sacudamos lejos de nosotros su yugo… Abrazad la buena doctrina, no sea que al fin se enoje, y perezcáis fuera del camino… Bienaventurados serán los que han puesto en El su confianza” (Salmo 2).

• En el Nuevo Testamento San Pablo describe una realidad que no deja de tener actualidad:
“¿Dónde está el sabio? ¿dónde el docto?, ¿dónde el investigador de este mundo? ¿No hizo Dios necia la sabiduría de este mundo?.... los judíos piden signos, los griegos buscan sabiduría; nosotros en cambio predicamos a Cristo crucificado, escándalo para los judíos, necedad para los gentiles…Porque lo necio de Dios es más sabio que los hombres, y lo débil de Dios es más fuerte que los hombres…Dios escogió la necedad del mundo para confundir a los sabios y Dios eligió la flaqueza del mundo para confundir a los fuertes…El que se gloría, que se gloríe en el Señor” (1 Cort. 1, 18-31)


• Son muy claras las palabras que dejó escritas San Josemaría Escrivá en el siglo XX:
“Doctor en Derecho y en Filosofía, preparaba una oposición a cátedra, en la Universidad de Madrid. Dos carreras brillantes… Recibí un aviso suyo: estaba enfermo, y deseaba que fuera a verle. Llegué a la pensión donde se hospedaba. ´Padre me muero´, fue su saludo. Le animé, con cariño. Quiso hacer confesión general. Aquella noche falleció. Un arquitecto y un médico me ayudaron a amortajarle. –Y, a la vista de aquel cuerpo joven, que rápidamente comenzó a descomponerse…,coincidimos los tres en que las dos carreras universitarias no valían nada, comparadas con la carrera definitiva, de buen cristiano, que acababa de coronar” (Josemaría Escrivá, Surco n. 877)

Resumiendo los 3 escritos mencionados encontramos que tienen una extraordinaria vigencia, no sólo porque ponen el dedo en la llaga sobre las actitudes de los hombres con respecto a la enseñanza de la verdad, sino porque, lamentablemente, la jerarquía de valores de muchos dirigentes y orientadores del mundo está totalmente trastocada.

Los escritos antes mencionados, no son una oposición al esfuerzo y a los logros del hombre en el mundo, sino una advertencia que señala la gran diferencia que hay entre la Sabiduría de Dios que nos transmite, a través de la Iglesia, lo que es urgente y necesario para nuestra liberación y salvación, y los conocimientos y determinaciones del hombre que presume con sus planteamientos como si fueran la “tabla de salvación” del mundo en crisis, al mismo tiempo que rechaza lo que viene de Dios.

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domingo, noviembre 23, 2008

MUCHO MÁS QUE UN CIRCO

EL CAMINO DE LA FELICIDAD QUE VALE LA PENA

Todos quisiéramos ser muy felices pero no siempre encontramos la receta ideal para conseguirlo. Hay quienes piensan que es muy difícil o casi imposible lograrlo. Otros, más optimistas, se contentan con una felicidad “al paso”, de unos momentos, de unas horas, incluso de unos pocos minutos. Para este tipo de felicidad nuestra sociedad tiene todo un menú de posibilidades: Una buena comida, la música, un paseo, la fiesta, el deporte, el juego o una película interesante. Se pueden conseguir momentos de expansión o de descanso que efectivamente alegran la vida.

LA NOSTALGIA DE LAS ALEGRÍA INFANTILES
Cuando éramos niños nuestros padres se preocupaban de nuestra felicidad. Nos compraban juguetes, nos hacía ver dibujos animados, también nos llevaban al circo para ver a los payasos que nos hacían reír y ellos disfrutaban de nuestra felicidad. Los niños queríamos ir a todos los circos “Tropicana”, “Africa” de fieras, “Bismarck” o al “Volga”. En los cines buscábamos las películas de Cantinflas y salíamos felices de habernos reído mucho. Cuando llegó la televisión encontrábamos la felicidad con algo divertido que nos hiciera reír. El Tío Juan nos ponía a los payasos: Gasparín, mediazuela… En el otro Canal salían Cachirulo y Copetón. Los mayores se reían con “Los Caporales” o las ocurrencias de Lucho Córdoba que además se llamaba a sí mismo “Lucho quita penas” Más tarde vimos a Pepe Biondi o a la “Tremenda Corte”, luego “Risas y salsas” y ahora “Los Chistosos”. Hoy en las calles se han multiplicado los cómicos ambulantes y los niños malabaristas.

LOS QUE NOS QUIEREN BIEN, NOS HACEN FELICES
¡Cuantos recursos hay en nuestra sociedad para que esbocemos al menos una sonrisa y olvidemos las penas! Sin embargo cuando uno piensa en la felicidad del pasado recuerda sobre todo a las personas que realmente querían nuestra felicidad. Quienes hemos tenido unos padres que gozaban al vernos reír, hemos sido muy felices. No es igual reírse con un cómico sin tener cerca el afecto de la familia.
No bastan los recursos de la diversión para ser felices por mucho que se ría uno. El que me divierte no es necesariamente el que me ama. El que contenta no es el que nos hace realmente felices. La felicidad del hombre no se arregla solo con los circos o los cómicos. El hombre necesita amar y ser amado para ser feliz. Un hombre cómico podría estar fundamentado en contravalores. Lo placentero es sólo una complacencia. En la medida en que alguien nos entretiene por su ingenio y por sus dotes sociales, siéndonos por esto su presencia gozosa y grata, puede resultarnos simpático, pero no hay todavía amor.
El fundamento esencial del amor ha de estar unido a la persona amada como persona. Cuando alguien me atrae por la grandeza de su alma, por su honradez, por su pureza, por su bondad o por su fortaleza, esos valores están unidos a la persona. Una persona que ama merece una respuesta de amor. El amor es una respuesta al valor.
Los que quieren nuestra felicidad son los que nos aman y ellos disfrutan al vernos reír con los cómicos y los payasos. Los que nos amaban eran los que nos llevaban a los circos y en otro momento nos educaban para que fuéramos buenos. Eran los que buscaban lo mejor para nosotros. Los seres humanos necesitamos para ser felices mucho más que un circo.Cuando la sociedad se llena de cómicos ¿será tal vez porque los hombres amamos menos? También la historia nos enseña que en las situaciones de crisis aumentan los cómicos.

RECORDAR LOS BUENOS CONSEJOS
Como nos proponía el Papa Juan Pablo II “construyamos la nueva civilización del amor” para que todos podamos disfrutar realmente de los cómicos y así conseguiremos que éstos se esmeren en sus libretos para transmitirnos valores y hacernos más felices.

En las Navidades el Niño Dios nos espera para darnos la felicidad que nos hace falta.

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sábado, noviembre 15, 2008

¿Cómo piensa la gente hoy?

Algunas definiciones para conocer las mentalidades

Ateo: No cree en Dios (no porque haya estudiado ateísmo, simplemente lo rechaza, no quiere saber nada de religión). Orientará su modo de pensar y su vida de acuerdo a su ateísmo.
Agnóstico: No puede conocer a Dios y por lo tanto no puede afirmar su existencia. No rechaza, se abstiene. Cree más en su modo de pensar.
Creyente: Persona que tiene fe, cree en Dios y cree a Dios. Es obediente a los designios divinos. Orientará su modo de pensar y su vida de acuerdo a su fe.
Crédulo: Persona con facilidad para creer en cualquier cosa (adivinos, supersticiones, horóscopo, suerte, etc.).
Relativista: Le da lo mismo. No se somete a criterios absolutos de verdad. Suele ser permisivo y tolerante.
Inmanentista: Piensa que la verdad procede de su subjetividad. Su conciencia es la ley.
Trascendentalista: Persona que piensa que el ámbito de lo real trasciende al hombre. La verdad viene de fuera y el hombre debe conocerla.
Patriota: el que ama y venera a su patria y a sus orígenes (el suelo donde nació, su familia, las tradiciones y costumbres).
Nacionalista: Defensa y exaltación de lo que se considera propio buscando el apoyo a los propios intereses nacionales y limitando la participación o injerencia de los extranjeros.
Socialista: Defensor de un gran estado controlista basado principalmente en la colectivización de los medios de producción, de cambio y de distribución.
Capitalista: Defensor de la propiedad privada y de la economía de mercado.
Sincretista: Unión o mezcla de distintas costumbres o ideologías, que podría dar lugar a formas culturales nuevas.


Con estas pocas definiciones podríamos aproximarnos a tener una mayor precisión en el estudio de las mentalidades de la época actual. Basta relacionarlas adecuadamente y añadir, como algo secundario, los distintos temperamentos y caracteres que tenemos los seres humanos.


Algunas relaciones lógicas: (líneas de pensamiento)

1. Ateo + agnóstico + relativista + inmanentista. Puede ser socialista o capitalista. Si es socialista también podría ser nacionalista. En la noción de patriota podría tener dificultad con los orígenes, las tradiciones y costumbres.

2. Creyente + trascendentalista. Patriota: ama los orígenes y las tradiciones. Puede ser capitalista, no estará de acuerdo con muchos puntos del socialismo (por ejemplo: que la sociedad es antes que la persona), aunque en otros temas puede ser partidario de las izquierdas (rechazará siempre la violencia y por lo tanto el marxismo). Difícil que sea nacionalista porque ama también a los extranjeros.

3. Crédulo + sincretista + relativista: Puede admitir cualquier cosa. Mezcla todo. Algunas cosas las cree a medias, otras las rechaza. Suele tener poca cultura y ser sentimental.


Podríamos quedarnos con dos líneas de pensamiento la de los inmanentistas y la de los trascendentalistas.
(la línea sincretista sería la intermedia).

• El inmanentista es subjetivista. Aunque se presenta como tolerante y relativista suele dogmatizar sus opiniones y relativizar los dogmas. Habla con la seguridad de su yo, cree en el poder del hombre (Maquiavelo, Nietzsche). La ley es su conciencia. Es pragmático. Hace lo que le parece conveniente. Para él lo más importante es la libertad absoluta.

• El Trascendentalista es creyente. Cree que la verdad viene de fuera (Dios). El hombre puede conocer parte de la verdad y la conoce con la ayuda de Dios (la Gracia). Es obediente de la ley divina y está dispuesto a aceptar la voluntad de Dios. La verdad es objetiva. Dios interviene en la historia y en la vida de cada hombre. (San Agustín, Santo Tomás de Aquino). Para él lo más importante es la verdad, para poder tener libertad.

En el mundo predomina ahora la mentalidad relativista que se ha introducido también en el mundo de los creyentes. El punto de partida fue con Lutero que abrió el paso al libre pensamiento con la libre interpretación de las Sagradas Escrituras. Fue el origen de la mentalidad inmanentista y del pensamiento liberal.

En los países donde hay poca cultura el bloque de los sicretistas es el más numeroso. Surge de allí una mentalidad informal donde hay un poco de todo.

Hay católicos (bautizados) que dicen que son católicos y son relativistas (no cumplen con las leyes del catolicismo, se han alejado de la Iglesia, piensan que pueden ser católicos a su manera, católicos liberales. También hay católicos que piensan como marxistas y no se dan cuenta de las incompatibilidades). Como con el Relativismo no interesa la verdad, solo se preocupan de lo que sienten. Son posturas de adhesión o de rechazo que proceden de simpatías o antipatías.

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domingo, noviembre 09, 2008

Las extravagancias del Relativismo

MELENAS, MÁSCARAS, DISFRACES, TATUAJES Y HUACHAFERÍA

Para muchas familias resulta penosa la terquedad del adolescente relativista que exhibe una gran melena diciendo que es bravaza, aunque en realidad es espantosa. Completa esa imagen pintoresca una indumentaria informal y llamativa, la barba descuidada y en algunos casos, la falta de aseo.

Con el relativismo reinante (da lo mismo cualquier cosa) las extravagancias se han multiplicado. Los cuadros de la época actual no dejan de ser pintorescos y originales si los comparamos con los de los años anteriores.

Reflejan además un modo de pensar atrevido, desafiante, rebelde, donde la disciplina y el orden no tienen cabida. Expresan actitudes de ruptura con un pasado que consideran demasiado antiguo y obsoleto.

¿Qué hay en el fondo?
Estos cambios no tendrían mucha importancia si el fondo que los sustenta respeta los valores del hombre como persona y su repercusión e influjo en la sociedad. Si esto fuera así, las excentricidades se quedarían en la superficialidad de una fiesta de carnaval.

Pero lamentablemente no es así. Las familias sufren al ver el deterioro paulatino de sus hijos adolescentes que han caído en un desorden de vida y que se refleja en esas extravagancias que no tienen un sustento lógico o razonable. Han sido contagiados por un fuerte voluntarismo (actuar solo con la voluntad y sin la inteligencia). La inteligencia es necesaria para actuar de acuerdo con la verdad.

Al no tener importancia la verdad, el chico melenudo y mal afeitado, con aspecto de náufrago o espantapájaros, defiende su facha solo con sus sentimientos de adhesión a una época y se considera, con su conducta disonante, parte de su generación, sin darse cuenta del estilo de vida al que está adoptando. No es libre, es un esclavo de la época que copia o imita lo que le llega porque le parece que está de moda y así queda bien con todos. (Algunos adultos fomentan entre los jóvenes estas costumbres desaforadas y peligrosas, porque hay detrás negocios rentables para sus bolsillos).

Como se puede apreciar, estamos señalando la trampa en la que han caído muchos jóvenes queriendo defender unos valores que no existen. No se trata de otra época o de otros valores sino del engaño de las ofertas actuales que pueden terminar en el deterioro completo de sus vidas.



El uso correcto de la libertad
La clave para entender este proceso de descomposición generacional es la noción auténtica de libertad. El influjo del protestantismo y de las ideologías inmanentistas han confundido a muchos. La libertad absoluta es un error (hago lo que me da la gana, la ley la pongo yo, yo lo permito todo, que hagan lo que quieran…etc.).

La libertad es consecuencia de la verdad, “la verdad os hará libres”. El hombre que no respeta la verdad, que es objetiva (trascendencia y leyes), nunca será libre.

Nuestra sociedad se ha convertido en una especie de circo de extravagantes con salidas de tono que resultan desaliñadas y huachafas, con los peligros consiguientes que hemos mencionado.

Hace unos días, con ocasión del halloween, (el 31 de Octubre), llamó la atención que algunas empresas financieras y comerciales vistieran a todo su personal con máscaras y disfraces durante el horario de trabajo; vestidos así atendían al público y repartían propaganda por el día de las brujas. Algunos empleados tuvieron que soportar la imposición de la directiva sin estar de acuerdo con esas celebraciones.

¿Que hubiera pasado si la directiva de un Banco o de una casa comercial obligara a todos sus empleados a llevar, durante el mes de octubre, el hábito del Señor de los Milagros y a repartir estampitas en la puerta?

Es penoso ver que algunos adultos, por congraciarse con la juventud, o porque ha perdido la batalla con ellos, se suman a las legiones juveniles que llevan el desorden en sus vidas, presentándose con atuendos o signos de rebeldía juvenil. Si en unos años más se harán llamar adultos mayores, que piensen que no les va la imagen que están dando, que más bien es signo de huachafería y que podría reflejar también la existencia de cierto desequilibrio interior.

Como decía el recordado cómico Mario Moreno Cantinflas, refiriéndose a algunos adultos mayores: “no se ve el aplomo de la tercera edad sino la mediocridad de una edad de tercera categoría”

Cuando vemos el retrato de nuestra época diríamos con la expresión italiana ¡mama mía!, ¡qué caras, qué pintas, qué gestos.!!!

Si las cosas siguen igual la bendita tolerancia será solo un disfraz para la noche de brujas y a la vuelta de los años, la mayor parte de la población se va a sentir tan mal con la imagen que están dando, que van a pedir el derecho a la inclusión.

Ha llegado la hora de llamar a las cosas por su nombre y a quitar de nuestra sociedad la artificialidad de la mentira. Muchas teorías falsas se fabrican con retazos de verdades sacadas fuera de contexto. Apostemos, sin miedo, por la verdad, si queremos ser realmente libres. Luego se notará también en la elegancia y en la pulcritud de las manifestaciones exteriores.

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