viernes, febrero 27, 2009

El ocaso de la Verdad en los medios
LA REALIDAD MEDIÁTICA


Hoy es preciso distinguir entre la verdadera realidad y la realidad mediática. La primera es la que responde a la verdad y la segunda está fabricada por intereses políticos y de poder. No debería llamarse realidad sino conveniencia o arreglo mediático, (suelen ser medias verdades, o mentiras agresivas, que afectan a una persona o a un sector).

Desde hace muchos años algunos medios de comunicación se habían ganado la fama de ser mentirosos. La gente decía: “no creas lo que dicen los periódicos porque mienten”

Hoy, gracias al Relativismo, no importa mucho la verdad. Importa más el éxito, el pasarla bien, la comodidad, el no complicarse la vida. Estas situaciones favorecen mucho a los medios que utilizan la mentira, la exageración, la doblez y la sospecha para crear una realidad mediática creíble, con bastante éxito en todo el mundo.

La gran aceptación que tienen los medios no es por la verdad. Han conseguido que la gente crea “verdades” mediáticas y eso les basta para que sigan difundiendo sus columnas periodísticas o sus programas de televisión. Muchos viven mintiendo y exagerando (con escándalos) a través de los medios porque el rating les da todas las posibilidades económicas para seguir existiendo, con ese éxito permitido.
¿Servir al pueblo o servirse del pueblo?
Los dueños de los medios suelen argumentar como los políticos diciendo que el poder les viene del pueblo y ellos están para servir a los intereses del pueblo. El pueblo ha elegido a los políticos. Los políticos intervienen en la realidad mediática y junto a ellos procuran tener el poder. Utilizan muchos disfraces diciendo siempre que trabajan para el pueblo porque están al servicio del pueblo (en muchos de ellos es el colmo del cinismo).

Hoy por hoy, los más hábiles no suelen ser los más honrados y éstos procuran entrar en el poder político-mediático “interesándose” por los deseos y necesidades de la gente, sonríen siempre, dulcifican las palabras y prometen cosas. Muestran un perfil “democrático” , con cierta informalidad en el lenguaje y en el vestido. Luego sueltan frases como: “hay que ser tolerantes”, “no hay que discriminar a nadie” “lo que diga la mayoría” Todo para poder hacer y deshacer en nombre de las demandas del pueblo.

Al poder político-mediático no le interesa la verdad de las cosas, de los problemas, las verdaderas soluciones. Quieren ganar un protagonismo. Lo mismo ocurre con los que están en la oposición. Si alguno diera con una solución buena los que están en el otro lado no la pueden aceptar. La oposición atacará a quienes estén en el poder aunque sea acertado lo que hagan o digan y quienes estén en el poder atacarán las propuestas de la oposición, aunque sean buenas. Unos medios apoyarán al poder y otros a la oposición. Nadie se compromete en apoyar a la verdad.

Se ponen distantes de la verdadera realidad (lavándose las manos, dilatando los temas, mirando otros asuntos, echando cortinas de humo).


Entre los políticos-mediáticos suele haber una constante descalificación en la lucha por el poder. Hay políticos y periodistas que se levantan por la mañana no para arreglar y conseguir la mejor solución para los problemas sino para ver la forma de desacreditar y tumbarse a los oponentes, aunque tengan la verdad.

La realidad mediática se ha convertido en un estilo de vida cargado de inmoralidad y corrupción. Es un estilo agresivo que va creando en la población una gran inseguridad. Caer en los ataques del poder mediático significa sucumbir al punto de perderlo todo: la honra, la buena fama, los bienes, la familia y hasta la vida. Las agresiones de este poder pueden llegar a los niveles del terrorismo. La gente vive indefensa dentro del juego mediático. Es una trampa que nadie se atreve a combatrir.

Los mismos medios se encargan de difundir las consignas y las imágenes, con entrevistas sesgadas hacia determinados objetivos y encuestas apañadas para que parezca real y “democrático” lo que realmente es una mentira o una exageración contra determinadas personas que han caído como víctimas, también por los propios errores humanos, de esta mafia vestida de “rectitud” e imparcialidad.
La ética de los comunicadores
El poder mediático no exige que sus representantes tengan grandes cualidades morales. Solo deben caer bien, saber disimular, poder hacer alianzas ocultas, aprovechar las ocasiones, poder hundir al competidor, y capacidad medrar en lo que puedan sin que se note mucho. No hay más que ver a los candidatos de las contiendas políticas: grandes apetencias de poder y de querer aprovechar, para ellos, esas oportunidades.

Entre las múltiples formas de violencias actuales la crueldad un poder mediático abusivo es una de ellas. La tecnología de punta puede convertirse, si se usa mal, en un arma mortal contra los ciudadanos. Nunca han existido tantos medios y tan eficaces para informar y comunicar a la población.

Los profesionales de los medios de comunicación podrían presentar un gran servicio al bien común si persiguen sinceramente lo que constituye el verdadero fin de la comunicación: que los contenidos de la comunicación sean verdaderos e íntegros, sin ofender a la caridad y a la justicia, evitando la difamación. Que los modos de informar sean honestos, respetuosos con la dignidad de las personas y que unan a los hombres para alcanzar los objetivos más altos.

Decir la verdad sobre la vida humana debe ser el centro de la ética de los medios de comunicación.


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viernes, febrero 20, 2009

La pasión de los “caimanes”
EL SIDA FINANCIERO


Un Flagelo para la humanidad

En las últimas décadas del siglo pasado el Sida sorprendió al mundo. Empezó en el Africa Central y se fue extendiendo paulatinamente por todo el Planeta hasta llegar a ser una pandemia universal. Las cifras de las víctimas siguen siendo alarmantes.

A finales del 2007 habían 33 millones de infectados en el mundo, 3 millones de nuevos infectados y 2 millones de muertos. Las cifras totales van creciendo. En algunos países de Africa el 19% de la población está contagiada y en el mundo cada minuto se infectan 11 jóvenes.

Esta enfermedad mortal surge como consecuencia de relaciones sexuales impropias. Algunos dicen que es un castigo de Dios por la inmoralidad de los hombres. Sea como fuere esta pandemia se extiende por todo el mundo y va en crecimiento sin que nadie la pueda parar.

Para evitar su expansión y las consecuencias mortales la Iglesia recomienda que las relaciones sexuales se tengan solo entre los esposos dentro del matrimonio (como debe ser). En muchos países las autoridades de salud recomiendan el uso del preservativo, pero los resultados no han dejado de ser catastróficos, porque al margen de que el preservativo no es seguro, las campañas para su difusión han contribuido a que crezca la promiscuidad en la vida sexual, lo que significa un aumento en las posibilidades de riesgo. Aún no sabemos cómo se va a frenar esta crisis devastadora que está matando a millones. Muchos incautos ni cuentan se dan de este gran peligro mortal.


Un nuevo flagelo que se está convirtiendo en pandemia
Los recuerdos de la génesis del Sida y su vertiginosa expansión sirven de falsilla para ser conscientes de un nuevo flagelo de la humanidad con la crisis financiera.

Igual que en el tema del Sida la gran mayoría está desinformada y padece de una ignorancia peligrosa frente al tsunami que está empezando a llegar y que puede producir daños irreparables.

En Estados Unidos, Europa y Japón en estos momentos hay una creciente ola de despidos con números alarmantes que superan los millones. Ha crecido también la delincuencia y se han incrementado los suicidios a nivel mundial.

Las exportaciones de la China tuvieron su mayor descenso en casi 13 años al evaporarse la demanda de Estados Unidos y Europa, en tanto que las importaciones experimentaban una caída sin precedentes. Este colapso de las exportaciones asiáticas aumenta el riesgo de la economía Latinoamericana que está empezando a sentir temblores de consideración.

En varios artículos publicados en este blog, entre setiembre y diciembre del 2008, advertíamos que no pretendíamos opinar en los temas económicos sobre las técnicas financieras que se deben aplicar, sino sobre los aspectos morales del hombre, pensamos que el hombre de hoy está muy venido a menos en esos temas que son necesarios para lograr una estabilidad y para protegerse de las crisis que azota a la humanidad, por los desarreglos de los mismos hombres.

La ceguera del “economicismo”
No nos cansaremos de repetir que la solución de los problemas está en la educación y no en la economía. Vemos con asombro que en esta sociedad, que padece de un fuerte “economicismo”, muchas autoridades y “expertos” en asuntos financieros siguen presumiendo con soluciones y sistemas económicos que han sido un fracaso y que nos están llevando a la ruina, por no apuntar antes a los aspectos éticos.

La Economía ha querido ser la “prima donna” en las universidades y en las empresas y ahora está de candidata para una saludable “Eutanasia”. Es urgente cambiar el libreto de los sistemas y la mentalidad de muchos.

La Economía es una ciencia como cualquier otra que podría ayudar a la solución de los problemas de la humanidad. Pero ponerla en un nivel superior como si fuera la ciencia de las ciencias y creer que su estudio es esencial para resolver los problemas fundamentales del hombre, es una exageración y un error.

El apetito de los “Caimanes”
Son las preferencias económicas las que han desviado la mente del hombre que ha sido motivado por el poder del dinero y la codicia y no por otros valores más profundos y elementales. Así se multiplicaron los “caimanes” que han aprendido con las ciencias económicas a morder mejor para sacar una buena tajada y llenar sus bolsillos con una mentalidad totalmente materialista y egoísta, disfrazada con ribetes de ayuda social que son solo un “saludo a la bandera”.

Ha llegado la hora de contratar dentistas para extraerle las muelas a los “caimanes” y no dejar que continúen, con su voracidad desordenada, proyectos y planes para seguir comiendo plácidamente. Parece que las inyecciones de dinero caen en un saco roto. Es como si un padre de familia le diera a su hijo, fracasado y despilfarrador, más dinero para que se estabilice.

Las mentiras de las pandemias

La gran culpable de las pandemias es la mentira:
· En el tema del Sida es mentira que el preservativo sea la solución para evitar la expansión de ese flagelo. Es verdad que las relaciones sexuales deben darse solo entre el hombre y la mujer dentro del matrimonio y deben estar abiertas a la vida.
· En el tema de la economía es mentira que la solución está en los sistemas económicos y en las inyecciones de dinero para evitar la crisis. Es verdad que la solución está en la educación del hombre que aprende a ser honrado y justo en su trabajo y en la distribución de la riqueza.
· Es necesario que los libros de economía incluyan dentro de sus primeros capítulos las normas éticas que toda persona debe vivir y respetar.

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sábado, febrero 14, 2009

La cultura y el arte de los cuidados paliativos

¿Se puede desconectar el tubo de alimentación de un enfermo en estado vegetal irreversible?

Eulana Englaro murió al cumplirse 3 días sin alimento en la clínica “La Quiete” de la ciudad de Udine en Italia. Murió en medio de una fuerte polémica entre los que defendían la vida de la paciente que llevaba 17 años en estado vegetativo y quienes defendían la Eutanasia. Al final el Tribunal Supremo autorizó su muerte.

Este caso doloroso pone nuevamente sobre el tapete la moralidad de los procedimientos. Repasemos algunas razones que nos pueden ayudar a tener un criterio más claro sobre el tema.

Razones para cortar la vida

Existe hoy una controversia muy grande sobre la alimentación de pacientes moribundos.

Es de sentido común dar de comer a los más enfermos porque se trata de un acto de amor, compasión y misericordia. Sin embargo es cada vez más frecuente que profesionales de la salud digan a los familiares que la hidratación y nutrición son inútiles, promoviendo así el que se niegue este beneficio al moribundo.

Legalmente en USA es posible desconectar la nutrición y la hidratación en los pacientes moribundos. Debemos recordar que algo puede ser legal sin ser necesariamente bueno o moralmente aceptable. Estos precedentes legales fueron establecidos a raíz de los casos de Quinlan (1976) y Cruzan (1990) donde la Corte Suprema permitió que se negara la alimentación y nutrición a enfermos terminales y, sin ir muy lejos, el 2005 Terri Schiavo fue desconectada del tubo de nutrición que tenía en el estómago y se la dejó morir.

Existe la creencia de que quitar la alimentación es un acto de misericordia para que el paciente no sufra. Los cristianos estamos de acuerdo que es moralmente lícito el no usar procedimientos invasivos y agresivos en pacientes moribundos ya que estos sí pueden causar sufrimiento en el paciente. La hidratación y alimentación no pueden considerarse como procedimientos invasivos ni tampoco como medios extraordinarios. Está claro que en estas situaciones, alimentarlos no cura la enfermedad. Se alimenta para aliviar la sensación de hambre y sed y como una demostración de cariño y compañía. Es por lo tanto un acto de compasión cristiana el dar de comer y beber a los enfermos.

Razones para seguir viviendo

Cada enfermo conserva siempre su dignidad, y goza de una vida que le permite seguir entre sus seres queridos. También merecen el máximo respeto y las mejores atenciones médicas, psicológicas y afectivas. Se les debe alcanzar todos aquellos tratamientos que pueden aliviar su dolor y hacer más llevadero el decurso de su enfermedad en la etapa final. Es lícito suministrar narcóticos y analgésicos que alivien el dolor, aunque atenúen la conciencia y provoquen de modo secundario un acortamiento de la vida. Omitir estos tratamientos implica abandonar al enfermo a su suerte y provocarle, por omisión, la muerte. Es decir: cometer un homicidio, hacer un acto de eutanasia.

Una sociedad que no sabe integrar con naturalidad y humanidad la muerte, no sabe cómo tratar y apoyar a sus enfermos y moribundos, es incapaz de descubrir el hondo sentido humano que puede tener el hecho de morir.

Los objetivos del tratamiento deben individualizarse para cada paciente, teniendo en mente que lo que funciona para una persona puede que no funcione en otra. La medicina paliativa es, ni más ni menos, un cambio de mentalidad ante el paciente terminal. Es saber que, cuando ya no se pude curar, aún podemos cuidar.

Hay que tener en cuenta que la suministración artificial de agua y alimento generalmente no impone una carga pesada ni al paciente ni a sus familiares. No conlleva gastos excesivos, está al alcance de cualquier sistema sanitario de tipo medio, no requiere de por sí hospitalización. No es ni tiene la intención de ser una terapia resolutiva, sino un cuidado ordinario para conservar la vida. Puede ser una carga semejante a la de atender a un tetraplégico, a un enfermo mental grave, a un paciente con Alzheimer avanzado, etc.

Las enseñanzas de la Iglesia

La Declaración sobre la Eutanasia, publicada por la Congregación para la Doctrina de la Fe el 5 de mayo de 1980, explica la distinción entre medios proporcionados y desproporcionados, y entre tratamientos terapéuticos y cuidados normales que se deben prestar al enfermo: “Ante la inminencia de una muerte inevitable, a pesar de los medios empleados, es lícito en conciencia tomar la decisión de renunciar a unos tratamientos que procurarían únicamente una prolongación precaria y penosa de la existencia, sin interrumpir sin embargo los cuidados normales debidos al enfermo en casos similares”

Menos aún se pueden interrumpir los cuidados ordinarios para los pacientes que no se encuentran ante la muerte inminente, como lo es generalmente el caso de los que entran en estado vegetativo, para quienes la causa de la muerte sería precisamente la interrupción de los cuidados ordinarios.

El 27 de Junio de 1981 el Pontificio Consejo Cor Unum publicó un documento titulado Algunas cuestiones de ética relativas a los enfermos graves y a los moribundos, en la que se afirma que “permanece la obligación estricta de procurar a toda costa la aplicación de los llamados medios mínimos, los que están destinados normalmente, en las condiciones habituales, a mantener la vida (alimentación, transfusión de sangre, inyecciones, etc.). Interrumpir su administración constituiría prácticamente querer poner fin a la vida del paciente”

En un discurso dirigido a los participantes de un Curso Internacional el Papa Juan Pablo II en 1985 afirmó claramente que “no podemos eximir del esfuerzo médico necesario para sostener la vida, con los medios normales de mantenimiento vital” entre los cuales está ciertamente la suministración de alimento y líquidos, y advierte que no son lícitas las omisiones que tienen la finalidad de “acortar la vida para mitigar el sufrimiento al paciente o a los familiares”

En 1995 el Pontificio Consejo para la Pastoral de los Asistentes Sanitarios publicó una carta donde se afirma explícitamente: “La alimentación y la hidratación, aun artificialmente administradas, son parte de los cuidados normales que siempre se han de proporcionar al enfermo cuando no resultan gravosos para él: su indebida suspensión significa una verdadera y propia eutanasia”

En el Discurso del 20 de marzo del 2004, dirigido a los participantes de un congreso internacional sobre tratamientos de mantenimiento vital y estado vegetativo, Juan Pablo II confirmó en términos muy claros lo que ya se había dicho en los documentos antes citados. El Pontífice subrayó los siguientes puntos:

1. Un hombre, aunque esté gravemente enfermo o impedido en el ejercicio de sus funciones superiores, es y será siempre un hombre.

2. El enfermo en estado vegetativo tiene derecho a una asistencia sanitaria básica (alimentación, higiene, calefacción, etc.) y a la prevención de las complicaciones que se derivan del hecho de estar en cama. En particular quisiera poner de relieve que la administración de agua y alimento, aunque se lleve a cabo por vías artificiales, constituye siempre un medio natural de conservación de la vida, no un acto médico.

3. La valoración de las probabilidades, fundada en las escasas esperanzas de recuperación cuando el estado vegetativo se prolonga más de un año, no puede justificar éticamente el abandono o la interrupción de los cuidados mínimos al paciente, incluidas la alimentación y la hidratación.


Casos excepcionales

Al afirmar que suministrar alimento y agua es, en principio, moralmente obligatorio, la Congregación para la Doctrina de la Fe no excluye que, en alguna región muy aislada o extremadamente pobre, la alimentación e hidratación artificiales puede que no sean físicamente posibles.

Tampoco se excluye que, debido a complicaciones sobrevenidas, el paciente no pueda asimilar alimentos y líquidos, resultando totalmente inútil suministrárselos.

Finalmente, no se descarta la posibilidad de que, en algún caso raro, la alimentación e hidratación artificiales puedan implicar para el paciente una carga excesiva o una notable molestia física vinculada, por ejemplo, a complicaciones en el uso del instrumental empleado.

Estos casos excepcionales nada quitan, sin embargo, al criterio ético general, según el cual la suministración de agua y alimento, incluso cuando hay que hacerlo por vías artificiales, representa siempre un medio natural de conservación de la vida y no un tratamiento terapéutico. Por lo tanto, hay que considerarlo ordinario y proporcionado, incluso cuando el estado vegetativo se prolongue.

No serán razones para acortar la vida de un moribundo el cansancio de los parientes que están a su cuidado. Hay cargas que se deben llevar con verdadero espíritu de sacrificio. Cuando se trata de un ser querido esas cargas son una bendición de Dios para la familia que está pendiente del familiar enfermo. La heroicidad del que atiende a un familiar en situaciones difíciles es una conducta ejemplar llena de riqueza. El que sabe querer y atender a un enfermo sabe que vale la pena perseverar hasta el final.

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viernes, febrero 06, 2009


Otro punto de corrupción
LA MALA POLITICA DEL CARGAMONTÓN

En algunos sectores de la sociedad se ha extendido la mala costumbre de “hacer leña del árbol caído” tocando campanas y haciendo sonar todas las matracas para que se vean bien los errores con las evidencias y las pruebas irrefutables que se presentan.

Hay personas que se sienten felices de practicar este fatídico “deporte” del “ampay y la condena”, que deja a las víctimas hundidas, con daños que podrían ser irreparables para su propia fama y su familia.

El cargamontón en el hogar

Los orígenes de esta infeliz actividad pueden arrancar de los mismos hogares cuando la familia es permisiva o algo descuidada y deja que alguno lidere en su propia casa un cargamontón contra el que cometió un error. No es poco corriente oír quejas por esas presiones o persecuciones contra alguna víctima en el ámbito familiar.

Quienes se encuentran atacados por el cargamontón de sus propios familiares viven dolidos y afligidos buscando escaparse de esas situaciones incómodas. Y si las cosas no mejoran terminan alejándose de su propia casa. Pueden salir concientes de los errores que cometieron pero también se llevan la herida de no haber encontrado en su propia familia, el perdón y la comprensión que necesitaban.

Para esta triste realidad no hay edad. Cuando falta amor en la familia pueden aparecer políticas partidarias que permiten la acepción de personas en el hogar. Se apoya al que cae bien permitiéndole todo y minimizando sus equivocaciones y se critica al que cae mal, magnificando sus errores de un modo exagerado.

Con la ausencia de amor, hasta los modos de ser podrían ocasionar rechazos con algunos y engreimientos indebidos con otros. Estas actitudes arraigadas y encontradas generan fácilmente el cargamontón, como si fuera una práctica habitual de la casa.

El cargamontón en el colegio

Todos hemos visto en nuestra época escolar el proceder injusto de los alumnos cuando alguno falla o se equivoca en algo que llama la atención. La burla y el sarcasmo es lo primero y si no interviene la autoridad a tiempo, con algún consejo que llame a la comprensión, los chicos suelen ensañarse más contra su víctima.

El punto de partida que va a dar inicio al cargamontón puede ser un error notorio que cometió un alumno o la antipatía que alguno se ganó por tener actitudes que no son del agrado de los otros. Cuando se está contra alguien surge fácil el cargamontón, por la menor falta que ocurra.

Quienes son víctimas del cargamontón se sienten dolidos y muchas veces resentidos por el proceder habitual de sus compañeros, se encuentran desconcertados sin saber qué hacer y están buscando la ocasión de salir cuanto antes de esas situaciones desagradables.

Estas situaciones son graves cuando hay permisividad por parte de los educadores que dejan que en la escuela se permita la “ley de la selva” y que gane el que puede salir victorioso por sus propios medios.

Y es grave también por el daño que se le puede hacer al alumno que es atacado habitualmente por el cargamontón, que muchas veces trae una carga de desprecio. Este tipo de manifestaciones puede crear en la víctima un complejo irreparable para toda su vida y en el mejor de los casos es fácil que se de un rechazo de por vida a los compañeros que crecieron con él, o al colegio donde estudió.

En la casa y en el colegio se deben educar a los alumnos para que sepan apoyarse y perdonarse, para que exista entre ellos un auténtico compañerismo que es consecuencia del amor de amistad.


No son los sistemas o los procedimientos los que hay que corregir. Es necesario formar bien a las personas. Lo que estamos viendo hoy no es más que una consecuencia de la falta de formación en las casas y en los colegios.

El cargamontón es una actividad perversa

La política de la exageración que magnifica errores, es una actividad perversa de personas inescrupulosas e irresponsables, que quieren matar un mosquito empleando un poderoso cañón y luego gozan al ver el éxito de sus gestiones infames.

La actitud de querer destrozar, magnificando las cosas y haciendo cargamontón, es tan grave como la del chuponeo que invade la intimidad personal, aunque se presenten las evidencias de una conducta irregular. Si a esto se agrega el acoso poderoso del influjo mediático, la responsabilidad es mucho mayor y amerita una justa reparación y desagravio.

Suele ser mucho más grave la falta y el daño que se comete por el cargamontón despiadado, que la falta que se está censurando y sus consecuencias. No se debe permitir que algunas personas vivan de los ataques ajenos y se presenten como los grandes moralistas de la anticorrupción. Habría que aplicarles la cita Bíblica: “El que esté libre de pecado que lance la primera piedra”

La irregularidades que se puedan presentar deben resolverse en las instancias creadas para fiscalizar esos temas y no salir de allí. Todo debe manejarse con la discreción necesaria para no malograr la honra y la fama de quien cometió el error. En esas instancias se deberán dar las correcciones o los castigos necesarios.

Los errores, pequeños o grandes, que los seres humanos cometemos no indican necesariamente una trayectoria de vida torcida y mucho menos, unas intenciones perversas.

Se debe presuponer siempre la buena fe de las personas que aceptan un cargo de servicio al país y no extrapolar, con el error cometido, unos argumentos tremendistas, que además declaran infeliz y desgraciada a la persona de marras.

Quienes pretenden destruir el honor de una persona revelando públicamente un error cometido caen en el pecado de maledicencia y quienes lo difunden hasta el hartazgo y con exageración son los difamadores. Este tipo de faltas exigen en nombre de la justicia una sanción y una justa reparación por los daños ocasionados.

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