sábado, agosto 29, 2009

La retirada de los Fenicios

UN FUTURO DE COMUNICACIÓN

Hace unos años se podía sospechar que la crisis financiera azotaría el mundo en estas épocas. No eran precisamente los economistas y financistas quienes daban la voz de alerta. Ellos más bien, (no todos, pero una gran mayoría), estaban imbuídos en sus mundos financieros, procurando sacar partido y beneficio.

La voz de alerta la dieron quienes honradamente buscaban el bien del hombre y su destino y por lo tanto reclamaban señalando la voracidad con que los ciegos materialistas de un comercio indecente, se beneficiaban a sí mismos, olvidando sus responsabilidades en temas de justicia y de moral.

La irresponsabilidad de unos pocos y la corrupción bastante generalizada, en todas sus formas, (que aún campea por el mundo), serían las causas de la debacle mundial, que haría pagar a justos por pecadores. Cuantos inocentes que defendían ciertos intereses de grupo y de mercado, se vieron despojados de todo y maltratados por un sistema que no los tuvo en cuenta como personas.

Esta crisis, que aún no termina, tiene que recorrer todavía un largo trecho y seguirá teniendo consecuencias impredecibles en muchos ambientes y personas. Los anuncios positivos de las mismas fuentes para salir de la crisis no podrá borrar el desprestigio social de los que intervinieron en ella. A la larga el costo social que afecta ahora a un gran sector de la población tendrá sus consecuencias en los que la originaron.

Este año la voz clara del Papa Benedicto XVI en la reciente encíclica Caritas in veritate, advierte que “el desarrollo de los pueblos se degrada cuando se apoya en los “prodigios” de las finanzas para sostener un crecimiento antinatural y consumista”. Salir de la crisis no es solo salir de la crisis económica. El mundo empieza a descubrir la importancia de otros campos.


Un nuevo escenario para el mundo

En la sociedad contemporánea y a nivel mundial van apareciendo los indicios un nuevo escenario donde la comunicación entre los seres humanos tendría un sistema mucho más eficaz para el progreso y el desarrollo de los pueblos y de las personas.

El tipo de relación entre entre los seres humanos, que ha sido fundamentalmente mercantilista, está empezando a cambiar de tono. Ya no será la economía la disciplina emblemática. Conforme pasen los años irá perdiendo su protagonismo para situarse en un sitial más modesto y tal vez más eficaz. Si las cosas siguen su cauce pasaría a ser lo que debe ser, una disciplina de servicio que ayude a todos los hombres en sus necesidades más importantes y no una fuente de pingues y ambiciosos negocios. Los Fenicios y los adalides financieros irán retirándose poco a poco de las altas esferas mundiales porque no tienen mucho que aportar. Seguirán existiendo y tal vez multiplicáncandose, como siempre ha ocurrido en la historia, pero el mundo los está colocando en un escenario distinto.


El periodismo y las comunicaciones

Desde la década de los años 60 del siglo pasado, las carreras de comunicación fueron adquiriendo una importancia decisiva en el cambio social contemporáneo.


Los estudios periodísticos con datos precisos y bien relacionados, los libros y las publicaciones que tienen resonancia a nivel mundial y que presentan escenarios reales, el cine documental que empieza a tener auge y un público cada vez más selecto e importante, cadenas televisivas con una llegada nítida y clara a los pueblos más alejados, el progreso del teléfono en todos sus sistemas y el alcance del Internet que tiene a todos embelezados, son en realidad una nueva forma de vivir en el mundo.



A esta tecnología de punta se unen facultades universitarias de prestigio que preparan alumnos en temas de arte y comunicación. Estas nuevas generaciones van tomando conciencia del tipo de relación que deben tener entre sus iguales. Procuran tomar distancia de las situaciones de guerra o de violencia que son preocupaciones angustiosas en muchos lugares del planeta. Todos sueñan con ir avanzando hacia un mundo lleno de paz y bienestar.

En los últimos años ha crecido un rechazo al racismo, a la xenofobia y se ha hecho una llamada más contundente a la inclusión y a la solidaridad. Todavía se trata solo de expresiones externas de una sociedad que adolece, (en la mayoría), de un contenido profundo con una dirección acertada; sin embargo esas expresiones no dejan de tener importancia para señalar unas tendencias interesantes que luego se podrían explicar mejor desde la misma antropología del ser humano.



Los que no ven la realidad

Los grandes cambios en el mundo han tenido etapas duras de crisis y de falta de entendimiento. No suelen ser cambios programados sino más bien consecuencias de los ajustes de la misma vida donde se va modelando una mentalidad diferente. Quienes están arraigados a sistemas o modos de ser establecidos suelen encontrar muchas dificultades para aceptar estas realidades, que a la larga terminarían imponiéndose.


En cuanto al mundo de las comunicaciones, hubo en los últimos 50 años toda una revolución que cambió el sistema de vida mundial.

En todo este proceso hubieron también intentos desafortunados: un periodismo amarillo de panfletos dirigido por personas de escaso nivel moral, una televisión sucia con programas basura, unas facultades de comunicación con programas poco exigentes y serios y mucha gente que manchó el prestigio de comunicador con actuaciones bochornosas y deplorables.

A todo esto se sumó un rechazo generalizado de la opinión pública al poder mediático, que en algunos lugares es manipulable y en otros se han constituído en mafias de oscuros intereses políticos y personales.


Dos carreras para el futuro

En la década de los años 60 del siglo pasado San Josemaría Escrivá recomendaba prestar interés a dos carreras que íban a tener una repercusión fuerte en el futuro, (para que muchos jóvenes se animen a seguirlas): educación y periodismo. Las presentaba como carreras importantes para el futuro.

La educación, aunque es el arte de las artes, sigue siendo la Cenicienta. En los países del tercer mundo se habla de ella para lamentar su ausencia o su mediocridad y los países más ricos y liberales no saben cómo controlar los desatinos y desordenes de las nuevas generaciones. La educación no está cumpliendo con su finalidad, aunque se cuente con los mejores recursos y una gran infraestructura. Para darle la orientación que debe tener para formar a los jóvenes, es necesario que la sociedad descubra a las mejores personas para estas tareas.

En cuanto a las comunicaciones no podemos olvidar que hace 50 años solo existía en el Perú un Instituto de Periodismo. Ahora la carrera de Comunicaciones, que incluye el periodismo, está en las más importantes universidades del mundo. También le falta alcanzar el nivel de prestigio que exige nuestra sociedad contemporánea.



La importancia de los medios

Es bueno tener en cuenta que un padre de familia dedica, como promedio general, 3 minutos al día para conversar con sus hijos mientras que el chico dedica a la televisión y al internet un promedio de 3 a 4 horas diarias. Y hay que ver qué cosa es lo que están recibiendo a través de los medios.

Se trata de lograr ahora que estos medios de comunicación transmitan lo que las personas necesitan saber para formarse bien y que además faciliten el diálogo de los padres con los hijos. Los contenidos mediáticos no deberían distorcionar la línea de educación de los padres en el hogar.

Con respecto a los medios de comunicación la encíclica “Caridad y Verdad” del Papa Benedicto XVI apunta en la misma dirección: “Dada la importancia fundamental de los medios de comunicación en determinar los cambios en el modo de percibir y de conocer la realidad y la persona humana misma, se hace necesaria una seria reflexión sobre su influjo, especialmente sobre la dimensión ético-cultural de la globalización y el desarrollo solidario de los pueblos”

Del acuerdo entre comunicadores y educadores (que también son comunicadores), podría surgir una orientación social muy interesante para recuperar los valores perdidos y empezar a tener una sociedad con un nivel humano de más categoría. Existen muchos proyectos en ciernes, de personas que apuntan a esos objetivos urgentes, para lograr la ansiada civilización del amor.

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viernes, agosto 21, 2009

Motivaciones y ambiciones humanas

¿QUÉ ES LO QUE MUEVE AL MUNDO?

Son distintas las motivaciones que mueven a los seres humanos. Es dificil decir con presición cuales podrían ser las motivaciones principales de las grandes mayorías; sin embargo se puede afirmar que todo el mundo desea tener éxito en la vida, vivir con paz y ser felices. Lo que no queda muy claro para muchos, es cómo se pueden conseguir estas metas.

Para contestar a la pregunta que nos hemos hecho habría que averiguar primero ¿qué es lo que movió al mundo en los años anteriores?, y ¿cuales fueron los objetivos principales o las metas de nuestros antepasados?


¿Quiénes fueron los que movieron el mundo?

Aparecen en nuestra mente distintos tipos de influencia de acuerdo a las diferentes épocas:

los filósofos griegos, los juristas romanos, las monarquías, las religiones, las universidades, los inventos, los grandes ejercitos, el desarrollo tecnológico, el mundo empresarial de la economía y las finanzas, las ideologías, los artistas, el poder mediático, etc.

Cada época atraería a su gente, (a los mejores), para capacitarlos en lo que fuera necesario para el desarrollo de los pueblos y el dominio del mundo. Todos apuntaban a ser emblemáticos y poderosos. Los mejores del mundo.


Carreras para un liderazgo mundial en las actuales generaciones

En nuestra época el acento está puesto en los sistemas empresariales y en las instituciones educativas (las mejores universidades), que preparan selectívamente a los posibles líderes mundiales, exigiéndoles una capacitación en temas económicos y técnicos, con el dominio del inglés y otros idiomas afines. Los mejores compiten haciendo maestrías y doctorados en las universidades más prestigiosas y con presupuestos bastante elevados, (que marcan un status).

Hay otros campos exitosos como el de los artistas (cantantes, actores, cine, televisión) y el de los deportistas más destacados (fútbol, ténis, golf, automovilismo, etc), que mueven millones y son también emblemáticos en nuestra sociedad.


¿Son ellos los que mueven al mundo en la época actual?

Un famoso médico preguntaba en una encuesta: ¿Quién mueve más al mundo actualmente: la televisión o la Biblia? El más precipitado contestaría intuitívamente y equivocándose: la televisión. Efectívamente, a primera vista parece que la televisión es más influyente, sin embargo la Biblia influye mucho más. En la vida de las personas existe mucho más influjo de la Biblia.


Además, si nos fijamos en los contenidos de lo que se transmite y tenemos en cuenta que el bien es superior al mal “El bien es de por sí difusivo” decía Santo Tomás de Aquino; no cabe la menor duda que influye más lo que más vale. No pretendemos decir que la televisión es el mal sino que el influjo de la Biblia es superior. Qué bueno sería que la televisión contribuya a que los contenidos de la Biblia lleguen a más.

El mismo médico, especializado en psiquiatría, hacía otra pregunta interesante: ¿Quién sabe más de la vida, un turista o un campesino, padre de una familia numerosa? Al que no se detiene a pensar le podría parecer que el turista, por los viajes que hace y las oportunidades que tiene de conocer muchas personas y costumbres, sin embargo, el padre de familia que quiere a sus hijos y es honrado, tiene en su mismo ser la vocación para cuidar y aconsejar correctamente a sus hijos. Posee una sabiduría de la vida superior a la del turista, (también algún turista podría ser un padre de familia excelente, con un gran conocimiento de la vida, ...pero no sería por el turismo).


Los influjos más poderosos en el mundo

Si nos fijamos bien en la historia de la humanidad nos encontramos con una mujer muy sencilla que al cumplir con la misión que había recibido le dio la vuelta al mundo. Dio a luz a un Niño en el establo de un pueblito muy pobre y con la ayuda de su esposo que era carpintero, educaron al que luego sería el líder más grande del mundo: Jesucristo.

Este nuevo líder no apuntó nunca a los poderes emblemáticos, se fijó más bien en unos rudos pescadores y los eligió para que ellos continuaran su misión para conducir al mundo por un camino concreto y preciso. Decía que las verdades más grandes han sido ocultadas a “los sabios y entendidos del mundo y han sido reveladas a los más sencillos” y aseguraba que las “piedras desechadas” por los constructores del mundo, serían “las piedras angulares de los edificios” más importantes.

La madre de este líder no ganó ninguna batalla, no conquistó ningún pueblo, no hizo propaganda de su gestión, solo cumplió con su misión de madre y ahora es conocida y venerada en todo el mundo con un prestigio increíble. Esta mujer se apareció en distintas oportunidades a gente sencilla, a un campesino en México, a unos pastorcitos en Fátima, a una niña enferma en Lourdes y transmitió con ellos los mensajes más importantes para toda la humanidad.

Todos hemos sido testigos de acontecimientos grandiosos que cambiaron el mundo. Ahora podemos darnos cuenta, con mayor objetividad, que los más poderosos de la tierra no son los que selecciona el mundo en las distintas épocas de la historia.

Es probable que algún lector de estos párrafos suelte una sonrisa y siga adelante sin hacer mayores consideraciones.

Muchos en la historia han cerrado los ojos frente a la realidad y prefieren seguir compitiendo en los protagonismos de los más “poderosos”, para seguir viviendo la fantasía del cuento que ellos mismos se han fabricado para sus propias vidas. Lo malo es cuando involucran a los demás, sin señalarles el peligro de los quiméricos sueños, ni enseñarles a fijarse en el camino que deberían pisar, para llegar a las metas precisas que debemos alcanzar todos los seres humanos.

No se trata de condenar ni maldecir, ni minimizar los esfuerzos y la obras que meritoriamente hacen los hombres buscando el desarrollo y progreso de los pueblos. Al contrario, esos méritos merecen el reconocimiento y la alabanza por parte de todos. Se trata solo de señalar dónde se encuentra el verdadero poder y cuales deben ser las principales motivaciones para los seres humanos. Los hombres se olvidan de apuntar a lo más importante y se quedan en las ramas, distraidos en sus proyectos o logros, como si fueran los grandes aportes que la sociedad necesita para ser feliz.

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viernes, agosto 14, 2009

Límites de la autonomía

Pretensiones equívocas

LOS LÍMITES DE LA AUTONOMÍA

Según el diccionario de la lengua española la palabra “autonomía” tiene diversas acepciones:

  1. Condición del individuo que le permite valerse por sí mismo, sin dependencia de otros.

  2. Condición del pueblo que tiene potestad para gobernarse y goza de entera independencia política.

  3. Facultad de la que pueden ser titulares distintas regiones, provincias, municipios u otras entidades para regirse mediante normas y órganos de gobierno propio.

Los tres puntos se refieren metas o logros deseados por los seres humanos que indican capacidad, independencia y decisión. Es también un canto a la libertad. Para muchos se trata de un sueño muy acariciado.

Sin embargo en la vida existen muchos factores y circunstancias que alejan, por un tiempo, o definitivamente, la ansiada autonomía, (intereses encontrados y voluntades en desacuerdo). Es entonces cuando se plantean las siguientes preguntas:

¿Es posible que el ser humano pueda llegar a una autonomía total? ¿La libertad del hombre es su autonomía?

¿Autonomía significa independencia total?


Compromisos y dependencias en los seres humanos libres

En la historia muchos hombres y sociedades enteras han luchado por la autonomía y la independencia. Han buscado sentirse libres e independientes. Sin embargo la libertad y la independencia se optienen cuando el hombre es fiel a sus compromisos.

Un niño que depende de sus padres ¿no es libre?. Los alumnos que están bajo el reglamento de un colegio y no pueden salir a la calle, ¿no son libres?. Tener que parar ante la luz roja y depender del policía en el tráfico, ¿va contra la libertad?. Los compromisos que adquirimos ¿disminuyen nuestra libertad?

Los seres humanos tenemos muchos condicionamientos. La misma vida nos hace dependientes unos de otros y de distintas maneras. El que busca una autonomía total se destruye a sí mismo y destruye a los demás.

La rebeldía del que se autoproclama autónomo, libre pensador, y que no deja que nadie intervenga en sus desiciones y por lo tanto en su vida, no deja de ser al menos una necedad, que le traerá muchas complicaciones.

El pensamiento realmente libre (cuando el hombre ha conquistado realmente la libertad) no lleva a la autonomía absoluta sino a una suerte de dependencia que lo fortalece: comprometerse.

El que es libre tiene capacidad para buscar y encontrar lo mejor, y quedarse allí. Ha conquistado algo valioso que le hace dependiente. Todo ser humano, si puede pensar con claridad, tendrá que reconocer una dependencia de origen que no se debe romper, “Yo soy y dependo de...” , otra dependencia de los compromisos adquiridos líbremente y una tercera dependencia que procede de factores sociales y coyunturales, que no le quitan libertad, (ayudas que pueda prestar en momentos determinados, una enfermedad adquirida que le limita, etc.).

Autonomías responsables

Es cierto que el hombre que busca el bien va conquistando ciertas autonomías y mejores espacios de libertad que le permiten decidir con mayor responsabilidad. A la par se va dando cuenta del sometimiento que debe tener para ser verdaderamente libre.

La conquista de la libertad es la conquista de la verdad que compromete y somete. No es un sometimiento a voluntades ajenas, sino a principios trascendentes que modelan la vida del ser humano para que éste pueda desarrollarse como persona y pueda cumplir con el rol que se le ha asignado en la vida.

Ningun ser humano puede adjudicarse el poder de adueñarse de su propia vida, como patrimonio exclusivo y mucho menos de la vida de otras personas. Nadie puede sentirse propietario de sí mismo o de otros. Con respecto a los demás, en la misma naturaleza hay una cierta inclinación que es a la vez de autonomía y de dependencia. Autonomía que es capacidad de decidir líbremente y dependencia porque cada uno se debe a alguien y vive para su prójimo.

El hombre libre valora los apoyos que recibe y tiene vínculos de compromiso que cuidará con verdadero esmero. Estos vínculos no son esclavitudes, no son tampoco influencias impropias en la vida de los demás. En las relaciones humanas hay acuerdos tácitos que son compromisos queridos que liberan y hacen felices a las personas.

El hombre libre puede decir al mismo tiempo: “¡a mí nadie me obliga, pero yo me siento obligado y lo debo hacer!” Los demás, pueden recordarle sus obligaciones, porque son suyas. El recuerdo es una ayuda que se agradece, no una imposición.

Las autonomías sociales

También las personas y las instituciones se ponen de acuerdo para ser libres y autónomas en sus decisiones y modos de proceder. Los municipios pueden reclamar una autonomía para trabajar con independencia de otros poderes.

Las universidades reclaman una autonomía para hacer sus programas y estatutos con los idearios que ellos quieren para la enseñanza de los alumnos. Estas autonomías tampoco pueden ser totales, deben estar encauzadas por leyes más generales. Con una equivocada idea de la autonomía universitaria, hace unos años, algunas universidades fueron verdaderos focos de terrorismo.

Un municipio no podrá crear una escuela de contrabandistas para obtener recursos. Una universidad no puede permitir que se haga apología del terrorismo entre sus alumnos. La libertad de pensamiento va acorde con la verdad. Ninguna universidad podrá reclamar una libertad absoluta para hacer lo que quiera. Existen organismos que vigilan y regulan a las instituciones para que caminen correctamente.

Si una universidad se llama católica no puede ir en contra de la doctrina de la Iglesia. La misma universidad y las autoridades de la Iglesia vigilarán para que se de la doctrina correcta. Sería absurdo que en los ámbitos del catolicismo se haga la vista gorda y se permitan ideologías que van contra la doctrina. No sería lógico que estudiantes que fueron a una universidad católica para formarse, terminen perdiendo la fe y convirtiendose en agnósticos o ateos. La autonomía no puede ser un camuflaje que impida detectar el mal y erradicarlo. Las cosas claras.

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domingo, agosto 09, 2009

La debilidades de la "diosa" democracia

La ética en la elección de los que mandan

LAS DEBILIDADES DE LA “DIOSA” DEMOCRACIA

Para algunos que no tienen Dios y para los que lo han olvidado, -y viven al margen de sus designios y voluntad,- el sistema democrático se ha convertido en una suerte de teocracia donde los parámetros establecidos son preceptos infranqueables.

La democracia no es más que un sistema de gobierno que ha tomado fuerza en el mundo contemporáneo y que consiste en la libre elección que cada uno hace de sus gobernantes a través del sufragio electoral. En virtud de esta elección los gobernantes recieben del pueblo el poder para decidir los destinos de un país.

La democracia como teoría es un sistema claro y justo: el gobierno elegido por el voto libre de los ciudadanos, tiene unas credenciales para el ejercicio del poder que duran el tiempo establecido por la constitución (cinco años). Los gobernates elegidos juran cumplir con los deberes del cargo y prometen servir al país con una actitud generosa de entrega y desprendimiento. Se les llama “los padres de la Patria”.


Diferencias en los electores y en los candidatos

Es necesario advertir que los procedimientos del sistema democrático no evalúan ni establecen criterios sobre las diferencias que puedan existir entre los electores en cuanto a sus conocimientos y capacidades, (solo la mayoría de edad), ni tampoco las diferencias de los candidatos en cuanto a sus facultades y a las ideologías que representan (solo ser peruano y no ser reelegido).

Esas mediciones las suelen hacer, con fines políticos, los partidos que presentan a sus candidatos o los mismos candidatos que se autoproclaman idóneos y de gran capacidad para resolver con un equipo “maravilloso” los grandes desafíos del país. Es una suerte de vanidad que suele ser aceptada por las mayorías democráticas, acostumbradas a ser embelezasas por los cantos de sirena y las promesas utópicas de los candidatos de turno.

Todo este aparato de promoción partidaria utiliza el poder mediático, los trabajos de las encuestadoras, o los estudios hechos por alguna universidad, donde también hay intereses partidarios. Es un diálogo de intereses donde ganan los más poderosos y el resto queda invitado a unirse a una oposición sistemática que buscará su oportunidad cuando las coyunturas sean favorables.

Los datos que se manejan y publican en las campañas, están matizados por intereses de grupo que juegan a favor o en contra de los candidatos. Los que son idóneos para unos son desastrosos para otros.

Es entonces cuando suelen darse en los sistemas democráticos situaciones de tirantez y de tensión que no permiten que el que debe elegir vea las auténticas virtudes y cualidades de los candidatos. La informaciones y desinformaciones en conflicto crean una constante incertidumbre en el electorado.

El estudio de los electores se hace solo en función del voto que puedan dar y no de la preparación o capacidad de estos para elegir los mejores gobernantes para el país. No se procura la mejoría del elector sino más bien el aprovechamiento de él. Así se orientan las campañas en los países democráticos, donde los candidatos son mucho mejores que los gobernantes.

El sistema democrático exige, como preceto divino, respetar la elección de las mayorías. Si la mayoría lo ha elegido, aunque la elección sea mala, desde cualquier punto de vista, se debe respetar esa elección. Esta es una de las debilidades de la “diosa” democracia que se agrava en una sociedad relativista donde la verdad no es el criterio fundamental.


La elección del mal menor

Esta debilidad ha traído serios problemas a no pocos países democráticos que se han encontrado, de pronto, entrampados con unos gobernantes incapaces o corruptos que impiden el desarrollo y progreso de los pueblos. La tragedia es más grande cuando se vislumbra en los próximos candidatos una suerte similar. Algunas veces los pueblos se han visto obligados a votar por el mal menor, o escoger al menos malo para que no salga alguien desastroso.

¿Es que no pueden ser candidatos los mejores? Cuando se renuncia a la verdad (virtudes de las personas, honestidad de vida, coherencia de las ideologías), y se coloca todo dentro del mismo saco, se está facilitando la corrupción. Si en un vaso de leche hay una gota de veneno, ya no es leche, es veneno.


Ausencia de la verdad y caída en la oclocracia

La democracia sin verdad y por lo tanto sin personas idóneas se convierte en oclocracia (el gobierno de los peores). Los narcotraficantes podrían ganar las elecciones de un país engañando al pueblo.

Para poder elegir es necesario conocer (darle a elegir a un niño en un tema importante sería una grave irresponsabilidad). Es necesario un cierto nivel de cultura para poder entender los objetivos de las ideologías y las cualidades y motivaciones de los candidatos (trayectoria de vida, honradez, responsabilidad, amor al país).


El sesgo de los que se aprovechan de la democracia

La educación debe orientar a las personas para que éstas sepan asesorarse bien y no caer en las manipulaciones políticas o mediáticas de quienes juegan con la democracia para defender sus propios intereses, o simplemente defender el sesgo de una ideología que es presentada como única alternativa, descalificando otras opciones e incluso poniendo en tela de juicio la idoneidad de personas valiosas y nobles que presentan otra opción.

Se suele decir que a nadie se le debe perseguir por sus ideas, sin embargo la sociedad relativista descalifica, sin más, a quienes pretenden defender la verdad, que es para todos y utilizan a la democracia para establecer los criterios “morales” que deberían prevalecer. Para ellos las cosas serían buenas si la mayoría las elige.


La tiranía del relativismo

La misma experiencia nos hace ver que el hombre soberbio, que cree que su criterio debería prevalecer sobre el de los demás, tiene alterada su capacidad de decisión. Se convierte en un voluntarista que dogmatiza sus opiniones. El Papa Benedicto XVI calificaba a esta situación como la tiranía del relativismo.

El hombre que se aleja de la verdad y da crédito a su propia voluntad se convierte en un tirano que defiende sus “derechos” con las uñas y siempre encuentra opositores. Vive en una contínua confrontación y busca consensos para seguir avanzando. El diálogo de los relativistas no es entre personas que se quieren y se apoyan, es entre opositores y peleados que buscan una “paz” tan relativa como falsa, porque no buscan la verdad sino la defensa de sus posturas (llena de intereses egoístas). Las manifestaciones de consenso (diálogos de acercamiento, fotos de dirigentes saludándose amablemente) son solo una máscara y unos disfraces para unos días de carnaval.

La democracia tendría que darse un baño en la piscina de la verdad para que los gobernantes no nos den gato por liebre y los gobernados no estemos en callejones sin salida, entrampados en unos laberintos donde todo es mentira y chanchullo, porque la cutra, el chantaje y las acusaciones injustas, son el pan nuestro de cada día.

Hoy habría que decir: ¡Viva la libertad!, ¡Viva la verdad!, ¡Viva la honestidad y lealtad de los seres humanos! para conseguir los logros en una sociedad que se llama democrática.

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