viernes, octubre 29, 2010

Los daños colaterales de la ficción en estos años

LO VIRTUAL Y LO REAL

Decir que es ficción se ha convertido hoy en la patente de corzo para difamar o calumniar a cualquier persona. Quienes emplean estos procedimientos suelen buscar el escándalo para hacer rating. Es un tipo de corrupción que ha tomado dimensiones más extensas en el siglo XXI. Ellos se cubren con las legislaciones vigentes y lanzan la piedra cuando ven a la posible víctima.

Esta política sucia no se sanciona porque podría ir en contra del criterio “dogmático” de la libertad de expresión o información, aunque todo el mundo sepa que se está atacando el honor y la fama de alguna persona. Este enfoque lo hicimos diversos artículos publicados en esta misma página, ahora lo veremos desde otro punto de vista.

El daño que está haciendo la ficción en estos tiempos de Relativismo

Quisiéramos referirnos en concreto al daño que está ocasionando la ficción en las circunstancias actuales de la humanidad, al margen de los escándalos mal intencionados de algunos. Hace unos años se podía distinguir perfectamente la ficción de la realidad y se gozaba de la literatura y del cine con fantasías gratísimas que nos llenaban de entusiasmo y admiración. Ojala todo hubiera seguido así.

Sin embargo, hoy las cosas son distintas. La ficción, tal como es utilizada en la actualidad, está causando efectos negativos en las cabezas y en la mentalidad de las nuevas generaciones. Esto ocurre cuando los que la emplean no se esmeran por transmitir la realidad de las cosas y dejan que la gente viva confusa dentro de un mundo, virtual o fantástico, de impresiones o emociones.


La ficción como un refugio para huir de la realidad

No podemos dejar de recordar, y desde hace años lo estamos advirtiendo, que se ha creado un circulo vicioso muy peligroso: el de la gente que huye de la realidad y busca la ficción como refugio. Meterse en un mundo virtual puede convertirse, con mucha facilidad, en una especie de droga para huir de la realidad. Los defensores de la ficción no llegan a percibir el problema en su verdadera dimensión. Creen que esta advertencia es una exageración”. (vid. “Educación en ciernes” n. 91).

Preocupación del Papa Benedicto XVI

El 1ero. de Octubre del 2010 tuvo lugar el Congreso Mundial de la prensa católica convocado por el Consejo Pontificio para las Comunicaciones Sociales. El Romano Pontífice recibió en Audiencia a los 230 participantes, procedentes de 85 países.

El Santo Padre, preocupado por el Relativismo cultural les decía a los periodistas: "La idea de vivir 'como si Dios no existiese' se ha demostrado deletérea: el mundo necesita más bien vivir 'como si Dios existiese', aunque no se tenga la fuerza de creer, de lo contrario éste produce sólo un 'humanismo inhumano'".

En este contexto, "la búsqueda de la verdad debe ser perseguida por los periodistas católicos con mente y corazón apasionados, pero también con la profesionalidad de operadores competentes y dotados de medios adecuados y eficaces". En el análisis del desafío comunicativo que plantea a la Iglesia, el Pontífice constató que ante todo está "el riesgo de la indiferencia hacia la verdad".

"De hecho, las nuevas tecnologías, junto a los progresos que conllevan, pueden hacer intercambiable lo verdadero y lo falso, pueden inducir a confundir lo real con lo virtual".

"Además, la grabación de un acontecimiento, alegre o triste, puede ser consumida como espectáculo y no como ocasión de reflexión".

"La búsqueda de los caminos para una auténtica promoción del hombre pasa entonces a segundo plano, porque el acontecimiento es presentado principalmente para suscitar emociones".

Para el Papa, "estos aspectos suenan como campana de alarma: invitan a considerar el peligro de que lo virtual aleje de la realidad y no estimule a la búsqueda de lo verdadero, de la verdad".

La imprudencia de perderse en lo virtual

No es prudente, en esta época, producir fantasías que alejen a las personas de la realidad. Es urgente incentivar a los literatos y guionistas para que busquen, con las últimas técnicas de la comunicación, enseñar la verdad y que las personas puedan distinguir el bien del mal y lo verdadero de lo artificial.

El cine y la televisión deberían dejar como complemento, los efectos especiales que buscan llenar de emoción a las personas y poner como trabajo prioritario, en los contenidos de los guiones, parlamentos con valores para que los buenos artistas se luzcan en presentar las virtudes que realzan al ser humano como persona. Es volver a los valores, intentando que los medios de comunicación consigan hacer un bien enorme en el campo de la educación, con la gente joven.

No es acertado, desde el punto de vista educativo, fomentar el halloween entre los niños, ni las películas de vampiros entre los jóvenes con esos contenidos fantásticos y desconcertantes. Aunque la mayoría lo tome como un juego se deben tomar precauciones para evitar daños Los significados que hay en el fondo, aunque se diga que son de ficción, llevan a la confusión y a la duda en los aspectos esenciales de la vida, que deberían estar muy claros para todos.

Los medios de comunicación deben darse cuenta que tienen la sartén por el mango si se deciden por el fín noble de la educación. Deben ser concientes de la tarea importante de ayudar a la sociedad a salir de la crisis de valores a la que está sumisa. Además deben reconocer que ellos también son culpables de estos desórdenes y por lo tanto les toca desagraviar el daño, irreparable para muchos, que hicieron con la difusión de la pornografía y la violencia.

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viernes, octubre 22, 2010

Las virtudes humanas de los grandes deportistas

EL DEPORTE ES MUCHO MÁS QUE UN JUEGO

En nuestra sociedad contemporánea el deporte ha tomado unas dimensiones que son realmente espectaculares en gran parte de sus disciplinas. Los deportistas profesionales llegan a unos niveles de fama e importancia que les da un prestigio considerable frente a los demás. La opinión de un deportista destacado tiene un peso social muy grande y puede representar un influjo serio en la vida de un país.

Destacar deportivamente, sobre todo en las disciplinas emblemáticas, (las más extendidas y las que mueven más dinero) es hacerse famoso a través de los programas de televisión más sintonizados y los periódicos y revistas más vendidos, ¿quién no conoce a los mejores deportistas del mundo? Es más, muchos jóvenes no saben quiénes son los políticos, las autoridades, los intelectuales o los científicos más importantes de su país, sin embargo saben perfectamente los nombres de los futbolistas de los equipos de primera división.

Uno de los logros de la globalización es haber extendido por los cuatro continentes la afición por los deportes. Cada día hay más gente que sigue las ligas de otros países, muchos están detrás de los partidos de fútbol, basket, tenis y otras disciplinas. Tampoco faltan aficionados para el golf, el surf y para las carreras de la formula 1.

¿Son tan importantes los deportes?

Algunas veces los educadores e intelectuales cuestionan el exceso de importancia que la sociedad les da a estas aficiones. No faltan quienes miran con cierto desden este fenómeno y piensan que es falta de cultura o simplemente un signo de la crisis de valores que hay en el mundo, no se explican que la gente pierda tanto tiempo jugando o siguiendo a un equipo y no lo aprovechen en otras actividades más importantes para su formación humana y cultural.

Sin tener que apelar a los signos de los tiempos, que no indicarían más que dar cuenta de lo que está pasando, es obvio y de sentido común afirmar que el deporte es una gran cosa. Es bueno aspirar que la gente sea deportista y que los niños se instruyan en alguna disciplina con un afán de competividad. Las competencias bien orientadas son formativas. Son también un medio excelente para fomentar y desarrollar las virtudes humanas.

Cuando los educadores se encuentran con jóvenes que aspiran a ser deportistas profesionales, porque les gusta mucho la disciplina que están practicando, suele haber una cierta resistencia para aprobar sin más sus propuestas. Al principio les parece que esos planteamientos son demasiado ilusorios o un poco descabellados; es entonces cuando les piden que, adicionalmente, estudien una carrera para asegurar su futuro. De la mayoría se suele dudar que puedan llegar a los niveles de los grandes deportistas.

No les falta razón para pensar de esa manera. Hay una diferencia grande entre los famosos y los que se dedican a una disciplina deportiva solo porque les gusta y sin tener las condiciones suficientes para ser seleccionados. Son muchos los que se quedan sin las posibilidades de estudiar algo que les sirva para el futuro y al final, ellos y sus familiares, terminan lamentándose del tiempo que perdieron en la juventud.


La formación humana de los deportistas

También entre algunos famosos se ven grandes falencias, por problemas familiares o por no haber recibido una educación adecuada. Un profesional del deporte que es llamado para una selección debe ser una persona de calidad en todos los aspectos y por lo tanto se le debe exigir las virtudes humanas necesarias para representar a su país. Si no es capaz, por los motivos que sean, no es conveniente que forme parte de la selección.

La exigencia a los deportistas debe empezar en la infancia. Los padres y educadores deben formarlo bien y no solo preocuparse del desarrollo de sus facultades deportivas. Es lamentable darles facilidades para practicar un deporte y no formarlos como personas con las exigencias debidas. Con ellos se debe ser más exigente que con los demás, en su formación cultural y moral.

Ningún educador podrá saber si el joven de marras será un astro o no en el futuro. Todos los chicos deberían encontrar en el educador a una persona con una gran apertura hacia los deportes en general, e incluso con una afición marcada hacia alguna disciplina y un conocimiento general de los grandes deportistas mundiales. La afición deportiva de un educador es muy valorada por la juventud y muchas veces se convierte en un medio extraordinario para conseguir grandes progresos en la formación de la personalidad de los chicos.

Cuando un educador tiene delante a un buen deportista, con un futuro prometedor, debería hacerle ver las grandes posibilidades que tiene de hacer muchísimo bien influyendo, con el ejemplo de su conducta, en los ambientes juveniles. Puede hacer más bien que un político o un intelectual, porque el prestigio del deportista tiene una mejor aceptación en el mundo, aunque a muchos no les guste.

El valor de los triunfos y de la hinchada

La alegría que despiertan en el mundo las disciplinas deportivas, es un valor que no se puede soslayar y que merece la aprobación de las autoridades y de los educadores. Es impresionante ver todo lo que se maneja para la organización de un mundial de fútbol. Los aficionado o hinchas están a la expectativa con una esperanza grandiosa en la llegada de esos campeonatos.

Los partidos en los estadios y a través de la televisión, reúnen a millones de personas que se unen en la alegría de un espectáculo entusiasmante donde se arenga y se aplaude a las virtudes y a las capacidades de los jugadores. Los triunfos unen a miles en una exultación colectiva que coloca la afectividad de las personas en un alto nivel de intensidad, (grandes y prolongados abrazos en los deportistas y en los hinchas, el correr por las canchas llenos de alegría con signos de agradecimiento y ofrecimiento, público que aplaude con húrras hasta la afonía y lágrimas de emoción). Todo un rito con ribetes de solemnidad que es respetado y querido por todos, en el mundo entero.

Como en todas las demás actividades, lo que sea malo hay que extirparlo y no dejar que se extienda como un cáncer. No es correcto asociar el fútbol a la hordas de las barras bravas o a la violencia callejera. Los actos delincuenciales hay que tratarlos como lo que son y para eso está la policía. Es un error pensar que el fútbol (el rey de los deportes) es una actividad que incita a la mediocridad de las personas. Al contrario se debe reconocer, que el fútbol, igual que los demás deportes, tiene cabida en la cultura de la humanidad. Un humanista de nivel puede ser un buen hincha que viva con pasión su afición deportiva y si no es hincha también podrá reconocer los valores humanos que se esconden en las disciplinas deportivas, así tendrá un mejor nivel cultural.

Es bueno que el hombre tenga en la vida, como en el deporte, el deseo de triunfo y luche con ahínco para llegar a las metas más preciadas. El querer ganar y la alegría por un gol son realidades que marcan en los deportistas, en los hinchas y en el mundo entero, el entendimiento de una unidad que va más allá de un simple momento de entusiasmo, y el saber que no se trata solo de un juego y nada más.

El deporte es mucho más que un juego y tiene para la vida de un país y del mundo más importancia, para el progreso de las personas, que muchas otras actividades profesionales y sociales. La actividad deportiva debe entrar dentro de una jerarquía de valores para evitar los fanatismos o cualquier tipo de exageración pueda perjudicar el orden correcto que debe tener toda persona en el empleo del tiempo.

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sábado, octubre 16, 2010

¡Gracias a Dios!

¡ESTABAN VIVOS! (unidos en el peligro…. ¿y luego???)

Atrapados en medio de las tinieblas 33 hombres encontraron la luz e iluminaron el mundo con el ejemplo de sus conductas, porque decidieron corresponder a una voluntad que ellos nunca quisieron: permanecer meses sepultados bajo tierra con las mínimas condiciones para mantenerse con vida y con el peligro constante de morir en cualquier momento. Así se hicieron más famosos que muchos futbolistas exitosos y que las más renombradas estrellas de cine.

Sin hacer goles y sin pasar por la alfombra roja, los que estuvieron en el umbral de la muerte, medio enterrados, lograron convertir el lugar de trabajo diario en un verdadero santuario y así dicen que cambiaron sus historias y las vidas de muchos, que como ellos, vivieron con intensidad unos días de reflexión y de experiencia inolvidables.

Todo el mundo estuvo pendiente, se multiplicaron las plegarias de petición a Dios, el Papa rezó por ellos y en muchas Iglesias se organizaron vigilias de oración. Los medios informaban todos los días de los trabajos de rescate. Poco a poco la mina San José, con sus mineros enterrados, ocupaba los principales titulares de los periódicos y los informativos más importantes de la televisión mundial, así como los corazones de las personas que seguían los acontecimientos, en las grandes ciudades y en los pueblos más alejados.

Una temporada de sentimientos unidos

“¡Estaban vivos!” fue la frase que dio la vuelta al mundo cuando descubrieron que el derrumbe no los había sepultado. La alegría y la esperanza se mezclaron con la preocupación y la difícil o casi imposible, tarea que había que emprender. Gracias al coraje y a la solidaridad de muchos, el camino fue allanándose, siempre con el apoyo de la oración, que fue el recurso principal para el rescate y la liberación.

Las campanas de las Iglesias chilenas repicaron cuando salió el primer rescatado y tocaron con alborozo y júbilo cuando todos estaban a salvo. Los rescatistas habían cumplido con una misión histórica que no se quedaba en los aspectos técnicos de los procedimientos empleados sino que llegaba a los tesoros extraídos de las profundidades del alma de esas personas, en esos momentos dramáticos que vivieron. Así pudieron transmitir al mundo un mensaje de paz y de amor, de verdadera solidaridad y de acción de gracias a Dios.

La mina San José hizo gala a su nombre, igual que el Santo Patriarca que con su fe, y a pesar de los contratiempos, colaboró con la llegada al mundo del Redentor, ellos, también con mucha fe, en medio del sufrimiento y el dolor, nos alcanzaron las riquezas que habían cultivado en el fondo de sus corazones, en esos momentos angustiosos. Jesucristo a los 33 años nos entregó su vida para librarnos del pecado y ahora los 33 mineros nos recuerdan que la lucha por la vida vale la pena, porque la vida es un tesoro que debemos cuidar.

Sin querer queriendo los mineros se convirtieron, por unos días, en apóstoles de un mensaje divino de amor a Dios y unidad en momentos de zozobra y angustia, cuando todo estaba en contra de la vida y parecía que ya no había nada que hacer. “Dios no nos pide imposibles” decía el presidente Piñera en su discurso de agradecimiento, “lo pudimos hacer, gracias a Dios y a la colaboración de tantos que se unieron a todos nosotros en una manifestación de verdadera solidaridad” decía emocionado el presidente Chile, que a ratos se quebraba al darse cuenta del momento histórico que habían vivido sus compatriotas chilenos. “Ellos, (refiriéndose a los mineros), entraron a trabajar en la mina de una manera y ahora que han salido son otros. Han cambiando y junto con ellos muchos hemos cambiado” Ojala sea cierto.

Quienes hemos visto de lejos este acontecimiento podemos darnos cuenta del impacto que ha tenido en muchas personas. Si estuviéramos cerca hubiéramos tenido, seguramente, una experiencia inolvidable. Hemos visto, como en otras ocasiones, que la proximidad de la muerte acerca mucho a Dios, no solo a los que están en el peligro sino también a los familiares y a muchos otros que se ofrecen para ser voluntarios o quieren ayudar de alguna manera. Cuando el hombre se ve impotente frente al peligro recurre a Dios. Habría que ver lo que ocurre ahora, cuando están fuera del peligro.

Los que no son creyentes dirán el hombre débil e impotente crea a Dios, el miedo y la impotencia le lleva a tener esperanza en alguien que le rescate y que todo lo que ocurre podría leerse como un simple situación psicológica del hombre que busca lo mágico para salir de su impotencia.

La lectura que hacen los creyentes es distinta. Se dan cuenta, al mismo tiempo, de la necesidad que el hombre tiene de Dios para poder vivir y de la intervención del mismo Dios, que es una respuesta a la oración del hombre de fe, que además está usando de un recurso que Dios le ha entregado para que pueda contar con él. Uno de los mineros al salir se puso de rodillas para rezar y agradecer a Dios lleno de alegría. Una alegría semejante a la que tiene un futbolista que mete un gol en el mundial y señala el Cielo con agradecimiento. Habría que preguntarles a esas mismas personas cómo sienten a Dios en esos momentos. La oración de petición es sincera y real, también la intervención divina, luego, más tarde, el hombre libre puede olvidarse…y traicionar.

Cuando leemos en los Hechos de los Apóstoles, la conversión de San Pablo, nos quedamos impresionados de aquel suceso extraordinario que cambia a Saulo de Tarso y lo convierte en el apóstol de las gentes. En Saulo, por lo que se ve después hay una auténtica conversión, ¿podríamos decir lo mismo de los mineros? ¿realmente han cambiado y ahora son mejores? , como en todo lo demás, el tiempo lo dirá. Vamos a ver cómo se portan ahora. La imagen de Ingrid Betancurt cambió con el tiempo, ¿cambió sólo la imagen, o ella siempre fue la misma?

Como en muchos sucesos impactantes los sentimientos de unidad pueden darse solo cuando permanece la situación difícil. Hemos visto grandes reacciones sentimentales, de miles, ante acontecimientos similares y luego se percibe, con el paso del tiempo la sequedad, la frialdad y la indiferencia. ¿qué es lo que garantiza la continuidad?

También estos acontecimientos trágicos podrían permitir la corrupción de las personas. Si a una persona, que no ha recibido en la vida tantas alabanzas, la hacen famosa, le podrían ocasionar un grave daño, si se llena de vanidad y exige derechos con una actitud presuntuosa y arrogante. La malicia de aprovecharse de situaciones favorables puede generar graves situaciones de conflicto. Las ambiciones desordenadas de una persona que se encuentra con una fortuna lo pueden llevar al despeñadero.

Ojala no haya que decirle a los mineros más adelante: “vuelvan ustedes otra vez a la mina, donde pasaron los mejores momentos de sus vidas, viviendo una auténtica fraternidad al servicio de sus compañeros”

La vida es también como un socavón oscuro, debemos estar unidos para que nos puedan salvar y llegar al verdadero paraíso donde la felicidad no se pierde jamás.

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viernes, octubre 08, 2010

Se fue de la casa y sorprendió a todos

ABANDONO Y HUÍDA

El deterioro de la familia ha llegado a tal extremo, en los tiempos actuales, que es fácil encontrar hogares donde se han fugado el padre o la madre, sin haber dado mayores explicaciones, ni indicios de alguna disconformidad o incompatibilidad seria con los miembros de la propia familia.

Suele suceder más con el hombre que con la mujer, aunque lleven muchos años de matrimonio, incluso con varios hijos. Parece que se agotaron de luchar para sacar adelante el hogar y encontraron en el mundo las puertas abiertas para vivir alejados, en una “nueva vida” con las comodidades y los caprichos que quieran. Es como un escape hacia una aparente “libertad” donde nadie los molesta.

Los “derechos” de la conciencia autónoma

El individualismo de hoy y la defensa de la autonomía de la conciencia, en las ideologías liberales de esta época, le hace pensar al hombre que está en todo su derecho para rehacer su vida, libre de las “responsabilidades” de los compromisos adquiridos y poder pasar sin más, a una situación donde se sienta mejor y sin presiones.

Algunos intentan “arreglar” las cosas, buscando que la familia acepte el “derecho” a su doble vida: que pueda ir a la casa a ver a los hijos y a la mujer cuando quiera, que todos se lleven bien como buenos amigos y que al mismo tiempo pueda tener la libertad para vivir con quien quiera.

Otros, que están más cansados y aburridos, rompen palitos sin que les importe nada. Piensan que han conquistado más libertad, manteniendo la familia a distancia de sus aventuras o intimidades.

La familia, que fue abandonada, se queda llena de dolor e incomprensión. No pueden entender el motivo de la huída. Las pequeñas discusiones o desacuerdos, que pudieron existir, no eran justificaciones suficientes como para tomar la decisión drástica y determinante de irse de la casa.

Otras veces el hombre se va también del país sin dejar rastro. Abandona a la mujer, a los hijos y parte de sus cosas. Lo hace de un modo sorpresivo y tajante. La familia abandonada no tiene más remedio que, después de haber acusado el golpe, luchar para recomponer, en la vida de cada uno, la esperanza de seguir viviendo de una manera distinta, en una situación más dura y tal vez bastante dramática. La herida que dejó el que se escapó es muy difícil de curar.

La dura realidad del abandono

Es realmente penoso lo que está sucediendo en algunos hogares, en esta época de crisis familiar. Los compromisos han perdido su valor por el prurito de darle importancia a la “realización” personal. Cada uno está pendiente de sus “logros” individuales y quieren que los demás “bailen” en torno a sus proyectos.

Es importante anotar que muchas personas, en estos tiempos, aceptan compromisos familiares sin que exista un verdadero amor por las personas. No son pocos los que se casan por motivos egoístas: la realización personal, la necesidad de una compañera o un compañero, (como si fuera una mascota), el capricho de querer tener un hijo, para quedar bien en la sociedad en la que vive, o simplemente por el placer sexual o la pasión, etc.

El olvido de las virtudes fundamentales

Lamentablemente existen hoy muchas falsas “fidelidades” que son debidas al oportunismo del que se compromete, al querer aprovechar a su favor todas las circunstancias que se encuentran en lo que asumen. Estas personas, mientras viven con el ideal de su proyectos egoístas, pueden durar varios años en esos “compromisos” inmaduros, que fueron hechos con muy poca rectitud de intención.

Algunas veces las exigencias de la otra parte fueron también oportunistas, y superficiales, porque exigían una “fidelidad” y “lealtad” a proyectos o sistemas prometidos entre ellos, pensando en sus realizaciones personales, pero sin atender a las virtudes auténticas que deberían tener las personas que se quieren de verdad.

Dicho en otras palabras, hay gente que piensa que puede perseverar en lo que ha elegido sin el respaldo de unas virtudes auténticas de desprendimiento y entrega. Las ambiciones personales que tienen no les permite darse cuenta de la falsedad de sus compromisos. No quieren con toda el alma lo que deben querer (la familia), pero permanecen en la casa para ver si consiguen lo que realmente quieren (su realización personal y su comodidad).

No hay peor ciego que el que no quiere ver

Existe más bien, en muchos sectores de la sociedad, una suerte de complicidad para cerrar los ojos y no querer ver el fondo, en las vidas de las personas. No se ha llegado a lo más importante, a lo que es esencial para la perseverancia. Y algunos continúan haciendo unos esfuerzos para que no se rompa lo que nunca estuvo unido.

Lamentablemente, ya lo hemos recordado en distintas oportunidades, hoy se promociona mucho a las personas para que sean exitosas en la realización de sus propios proyectos y se olvida formar a las personas para que sean fieles en el servicio y en la dedicación a los demás.

Es un grave error contentar a las personas con motivaciones extrínsecas (dinero, placer), o intrínsecas (realización de proyectos individuales), Cuando deben predominar las motivaciones trascendentales (servicio, austeridad, no buscar recompensa) y un amor grande a la propia familia que se traduzca en obras y no se quede en los sentimientos.

La superficialidad de los afectos

Si le sacamos la fotografía a los enamorados de hoy encontramos que predomina la imagen de los arrumacos y no el espíritu de sacrificio y de servicio desinteresado. Se engríen el uno al otro buscando satisfacciones para una realización personal con muy poco espíritu de desprendimiento. La “mermelada” del sentimentalismo no les permite adquirir la fortaleza del dominio personal. Solo entienden lo que les es favorable a sus sentimientos y caprichos.

Esta grave falencia está pasando la factura a muchos hogares. Por eso hay familias que se rompen aunque hayan pasado años estando juntos. Muchas casas se han convertido en museos porque solo están los muebles y no las personas, o solo está el empleado que cuida, que a la larga terminaría siendo más familiar que el propio pariente, solo por el hecho de estar en la casa y de ser el interlocutor del que llega.

Es necesario poner la lupa hay en las condiciones que se deben exigir para que los compromisos sean viables. Lograr la formación moral de la conciencia para que el querer sea auténtico y así poder asegurar la fidelidad de cada persona hasta la muerte. Ahora ya no se espera solo al hijo pródigo, se espera también al esposo y al padre pródigo y en algunos casos mas graves, a la madre que se escapó.

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viernes, octubre 01, 2010

Incómodos e incomprendidos

LOS DEFECTOS DE LOS SANTOS

Los santos no son seres inmaculados que actúan con una perfección tan envidiable como inalcanzable, para el común de las gentes. Algunas veces la gente idealiza la figura del santo, poniéndola fuera de la normalidad del hombre pecador que tiene defectos. Y eso no es cierto, porque los santos son también pecadores, que tienen muchos defectos, como cualquiera, e incluso más.

Me atrevería a decir que los santos tienen, frente a los ojos humanos, más defectos que los demás y por eso son incomprendidos y criticados. En la vida de los santos suelen aparecer las grandes incomprensiones, porque, incluso los que estaban a su lado, los acusaban de cometer errores y de hacer daño a los demás. La casuística es elocuente. ¿Se equivocaron los que criticaron a los santos? ¿no tuvieron una percepción correcta de la realidad?

Las diferencias de los santos

Alguna vez fue un santo el crítico de otro santo. Es bastante lógico porque los hombres tenemos muchas cosas que pueden ser criticables y censurables. Los santos agradecen cuando otro les corrige y le hace ver sus errores. Cuando observamos a personas valiosas frente a los acontecimientos humanos, encontramos también desacuerdos entre ellos, y es lo más normal del mundo. Los santos también presentan diferencias en cuanto a sus modos o puntos de vista, suelen estar lejos de la uniformidad.

Los santos son personas que intervienen con el influjo de sus vidas buscando conseguir que las personas sean mejores: proponen, convocan, señalan, insisten, no se rinden ni se cansan, son, muchas veces, incómodos. De allí el refrán de que para aguantar a un santo es necesario otro santo.

Los que no son santos pueden estar cubiertos de una “bella” imagen, que ellos mismos se fabrican, tratan de ser condescendientes, buscan contentar a la gente, no se mojan, no intervienen, para no meterse en problemas, no les importa mucho que el mal prospere y no dicen nada, tienen “respetos humanos”, les preocupa el qué dirán los demás, y les parece que los que no son como ellos, (los verdaderos santos), son impetuosos, intolerantes, muy atrevidos e imprudentes. Tienen otra imagen de lo que debería ser un santo, que es totalmente ideal y fuera de lo normal.

Imágenes equivocadas de lo que debería ser un santo

En algunos ambientes “clericales” existe la pobre imagen del santo de “pasta y flora”, un personaje tan tímido y cándido como ingenuo, que cuando habla repite frases esteriotipadas y dulzonas, de aspecto angelical y poco humano. Parece que funge a no tener defectos y se escandaliza con facilidad. Actúa con una espontaneidad cursi y tiene muy poca profesionalidad para sus trabajos. Suele ser muy sensible y candidato para las envidias y resentimientos.

¡Qué pobreza humana! para las cosas de Dios, se observa en algunas personas, que contrasta con la sencillez de la persona buena y humilde, que no se jacta de sus cualidades, porque le parece que es un gran pecador que tiene muchos defectos y miserias.

La elección de Dios

Dios se fija en los humildes y les pide que sean ellos los verdaderos líderes de la humanidad. Él los llama frente al desconcierto de los demás. Los hombres escogen de una manera y Dios de otra muy distinta. Dios no llama al “pobretón” (en sentido peyorativo), tampoco al que ha renunciado a las virtudes humanas, al vago, al flojo, al sensual, al avaro, al envidioso, o al violento. A estos les pide que cambien y les ofrece los medios para que puedan hacerlo. Dios escoge al hombre que está dispuesto a luchar por ser mejor y tiene fe en poder llegar a ser santo, para servirle a Él y a los demás.

El santo se encontrará con un mundo adverso. Tendrá que ir contracorriente. El mundo relativista no entiende al santo impetuoso, al que tiene garra, al que no tiene pelos en la lengua, al que no hace acepción de personas, al que no se “casa” con nadie, al que tiene celo apostólico, “el celo de tu casa me devora” y en cambio, llamará santo, al bonachón, al que no se mete con nadie, porque le da miedo o vergüenza de hacerlo.

El mundo tiene necesidad y urgencia de santos. San Josemaría Escrivá decía desde el 2 de Octubre de 1928: (fecha de la fundación del Opus Dei), estas crisis mundiales son crisis de santos”

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