jueves, junio 30, 2011

Debilidades que hieren

EL SILENCIO PARA PONER DISTANCIA

El silencio deja de ser grato cuando se empieza a sentir el vacío por el alejamiento de alguien que decide poner distancia. Ya no se le siente cerca, hay una actitud esquiva, una ausencia de datos: no dice nada. Prefiere callar que hablar. Se hace “el loco”

Muchos optan por el camino de alejarse sin decir nada y piensan que esa actitud que toman ya es un idioma para que la otra persona tome también sus distancias o medidas. Usan a su favor el manido refrán de que “a buen entendedor, pocas palabras”

La actitud de no decir nada, para tomar distancia o para desentenderse de alguien, no deja de ser una falta de respeto y delicadeza cuando no existen motivos serios y graves para justificar ese modo de proceder.

El injusto silencio de un Jefe

Los malos silencios pueden llegar de una autoridad o Jefe que ya no quiere contar con un trabajador suyo y lo empieza a tratar con frialdad poniéndose distante, o haciendo “hielo” a sus intervenciones.

Los Jefes que no quieren contar con una persona en un trabajo, o en unos proyectos, deben decirle al interesado lo que se pretende hacer con él (cuanto tiempo más va a trabajar, en qué condiciones dejará el trabajo, qué es lo que podría hacer, etc). No decir nada y esperar que pase el tiempo es una cobardía que puede causar heridas irreparables. Aunque al que manda le pueda parecer que ya pasó la página con esa persona, que no tendría derecho a reclamar nada, no es justo castigarla con el silencio. Es un maltrato y una injusticia que exige reparación.

El silencio del traidor

Las traiciones de los hombres se inician también con el silencio. De pronto aquella persona que estaba contenta y comunicativa se enrarece con un silencio preocupante, ya no interviene, no opina, no dice nada, llega tarde, procura no encontrarse con nadie de la casa o del trabajo, trata de no llamar la atención y cuando se le pregunta dice que no pasa nada, que tiene mucho trabajo, que nadie debe preocuparse por él. Trata de minimizar las cosas.

Si ese estado persiste y no se ve claramente lo que está pasando, lo más probable es que haya iniciado una vida oculta y no está dispuesto a reconocerla. Cuando una persona se encuentra en esa situación necesita ayuda de los demás, fundamentalmente de sus seres queridos, de su familia.

Al inicio puede tratarse de una debilidad por un mal momento que puede estar pasando. Podría ser porque las cosas se torcieron y le da miedo ser sincero para rectificar. No se le debe dejar así, aunque se defienda y diga que no se metan con su vida. El mal puede transformar a una persona esclavizándola, para que no salga de un estado de debilidad o corrupción. Al que se encuentra en esa situación hay que pedirle, con mucha delicadeza y firmeza a la vez, para que sea sincero, que diga la verdad sin miedo. Así podrá recuperar la paz que había perdido y con ella, la confianza y seguridad con los suyos.


No tener miedo a decir la verdad

Todas las personas necesitamos abrir nuestro corazón para decir la verdad a quien nos pueda ayudar. Callarse las cosas o querer resolverlas por cuenta propia es un grave error que puede traer consecuencias graves. No hay nada que alivie tanto como la sinceridad. San Josemaría Escrivá aconsejaba ser salvajemente sinceros” para decir en primer lugar “aquello que no queremos que se sepa, lo que más vergüenza nos da” No debemos tener miedo a contar nuestras debilidades para que nos conozcan bien y así nos puedan ayudar a rectificar.

Muchos problemas se arreglan cuando uno decide decirlo todo, sin guardarse nada. Ocultar algo es estar en peligro y distante de lo que es bueno y honrado. Si hacemos el mal y no queremos rectificar nos alejamos de las personas buenas. En cambio el deseo de rectificación nos hace dirigirnos a las personas que nos pueden curar, diciéndoles la verdad. La misma conciencia nos urge para que hablemos cuanto antes.

El silencio del incomprendido

Otras veces el silencio es consecuencia del temor que tiene una persona de decir la verdad porque piensa que no lo van a entender y le van a quitar el respaldo. Puede que tenga razón en algunos casos.

Las personas duras y difíciles de comprender suelen causar alejamientos en los demás. Es entonces cuando ya no se trata de una doble vida o de una mentira, sino de evitar al que no comprende, o al que no inspira confianza, y resulta molesto y apremiante decirle las cosas. Se piensa que es mejor no decirle nada para que no reaccione mal. Mejor evitarlo porque no va a comprender.

El incomprendido puede tener la razón cuando encuentra en algunas personas dificultades objetivas para sacar adelante trabajos o iniciativas importantes. El silencio puede responder a una actuación inteligente, que en esas circunstancias, tendría una justificación clara que todo el mundo aceptaría. Son situaciones forzosas que justifican un silencio inteligente para que las cosas no resulten peor, desde el punto de vista del bien objetivo.

En cambio cuando el incomprendido es una persona ligera y resentida que no dice nada, para salir airoso con sus caprichos o antojos, entonces las cosas son diferentes. Todo depende de lo que haya en la interioridad de la persona y del bien que se quiera hacer.

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jueves, junio 23, 2011

Conocer a la gente, conocer a los santos (en el umbral de la Fiesta de san Josemaría)

EL EJEMPLO QUE PERSUADE


Vivimos en la época de los gestos y las imágenes. Todos quisiéramos enseñar lo mejor que tenemos y causar en los demás las mejores impresiones. La marca Perú, que ha dado la vuelta al mundo, es una prueba evidente de lo que hoy se busca frente al mundo.

Este modo de proceder se sustenta con el cuidado y la calidad de lo que se ofrece. La imagen debe responder a la verdad para que el producto sea aceptado y querido por los clientes. Quienes trabajan en estos mercados se esfuerzan en cuidar el control de calidad de sus productos y en el modo de presentarlos. Es toda una ciencia que con los años se ha ido perfeccionando y tiene hoy una aceptación universal. Además, en estos campos podemos constatar que todos quisieran seguir el buen ejemplo de los mejores.

A la vuelta de los años hemos visto, en casi todos los rubros del mundo comercial, una mejoría que da gusto: mejor equipamiento y calidad de presentación de las tiendas, mejores envases para los productos que se sacan al mercado, mejor atención al cliente, ofrecimiento de grandes ofertas para incentivar las compras, etc. Se puede apreciar por ejemplo el salto de calidad que dieron las estaciones de gasolina (grifos), en la implementación de sus locales, incluso los que están en los lugares más apartados, luego hemos visto el progreso en las instalaciones de los centros comerciales, las farmacias, las librerías, los cines, etc. Y ahora se están intentando mejorar los sistemas de transporte para dar una mejor atención a los usuarios.

La mejora de las personas

Todo lo que hemos venido mencionando en los párrafos anteriores son ejemplos que persuaden. A todos nos gusta ver que las cosas mejoren y quisiéramos que todo siga por ese mismo camino.

Al llevar estos planteamientos a las personas aterrizaríamos necesariamente en el campo de la educación y ¿qué encontramos? Es como si hubiéramos hecho un viaje al pasado: carpetas viejas y destartaladas, aulas despintadas y sucias, materiales obsoletos y desfasados, programas antiguos, profesores poco competentes, sindicatos politizados que son un peligro, alumnos que no han aprendido ni lo elemental, ausencia de cultura, abundante ignorancia, pandillaje y delincuencia juvenil. En resumen: la imagen final de las grandes mayorías en el campo educativo es la del atraso.

En un rubro más pequeño vemos otro sector educativo que es independiente, autónomo y competitivo, que funciona con la ley de la oferta y la demanda, hacen propaganda en los medios ofreciendo grandes ocasiones de éxito a sus alumnos, buenos posicionamientos, liderazgos, posibilidades de estudios en el extranjero, puestos importantes en las mejores empresas, etc. Son empresas que venden educación a gusto del cliente y que centran su actividad en los aspectos académicos, que son útiles para competir en el mercado si son buenos emprendedores. Organizan actividades de interacción con alumnos de otros colegios de su mismo entorno social creando unos mundos exclusivos para ellos, pero que, en su gran mayoría, suelen ser cerrados para el conocimiento de la realidad de otros mundos que deberían conocer, para conseguir que el futuro sea mejor para todos.

Si nos fijamos en el prototipo de alumno que sale de estos colegios encontramos, en líneas generales, dejando de lado las excepciones, gente que busca su beneficio propio con motivaciones para el logro de un éxito personal con un posicionamiento social donde no falten comodidades (esto en el mejor de los casos) y bastante distante del mundo de las mayorías. Es difícil que perciban las reales necesidades de los otros mundos porque el tiempo lo dedican a sus propios logros.

La conducta personal en las relaciones humanas

Cuando decimos que lo más urgente en el país es la educación no nos estamos refiriendo solo a los aspectos materiales y a la situación social de las grandes mayorías sino a la conducta de todos y a las relaciones que se dan entre los seres humanos. Esto último es lo que hay que orientar con urgencia.

En educación siempre se ha subrayado al ejemplo como básico y fundamental para transmitir valores. El ejemplo es el mejor predicador. No todas las cosas buenas que el hombre hace se pueden considerar como el ejemplo acertado y conveniente que los demás necesitan ver.

Cuando el que sale a la calle se pregunta ¿qué me pongo?, lógicamente está pensando en dar una buena imagen vistiéndose bien y de un modo adecuado; sin embargo no podrá negar que ese pensamiento puede partir de la vanidad o afán de quedar bien frente a los demás y por tanto lo que busca es un beneficio propio. Aunque se vista bien, la ejemplaridad no tendrá la calidad del que se viste bien por amor a los demás.

En otros asuntos nos podemos encontrar con personas que están convencidas de estar dando un buen ejemplo, porque hacen bien alguna cosa que han aprendido y les parece que eso es suficiente para que sean emulados por los demás. Efectivamente estarían expresando una imagen de orden y eficiencia; sin embargo quienes los están mirando pueden respetar, e incluso admirar, esas conductas, pero hasta allí no más… no se identificarán para nada con ellos: “es ejemplar pero en su ley, yo no quiero ser así” podrían comentar sintiéndose distintos a ellos.

Muchas veces nos encontramos con personas que han aprendido a portarse de una manera teóricamente ejemplar porque se han acostumbrado a vivir con un orden notable y eficaz, pero son en la práctica como maniquís o piezas de museo que pueden exhibirse sin que motive un cambio en la vida de otras personas. Podríamos entonces decir que nos encontramos con la paradoja de unas vidas ejemplares que no son oportunas. Enseñar un Longines de oro no es acertado para motivar la compra de un reloj de uso diario. No está mal, pero no tiene nada que ver con lo que se desea conseguir.

Es urgente el ejemplo que persuade

Es realmente ejemplar la persona que sabe amar a los demás. El que tiene en su corazón los ingredientes necesarios para amar al prójimo y se esmera en mil manifestaciones de servicio y comprensión. El que consigue con sus propios recursos humanos y la ayuda de Dios, que muchos quieran mejorar y les hace grato el camino con el ejemplo de su vida. Este tipo de ejemplaridad tiene como gran modelo a Jesucristo. Las personas que se parecen a Cristo son dignas de ser imitadas. No depende de la edad, ni de la ciencia, ni de los temperamentos, depende exclusivamente del corazón y del trato que se tiene en las relaciones humanas. “Allí donde se siembra amor se recoge amor” decía San Josemaría Escrivá de Balaguer.

El ejemplo de los santos (San Josemaría, “el santo de lo ordinario”)

Los santos no son seres especiales, raros u originales. Son personas que saben querer a Dios y a los demás y dedican su vida a un continuo servicio al prójimo, olvidándose de ellos mismos. Por eso decimos que son seres ejemplares. Este domingo recordamos una vez más la fiesta de San Josemaría Escrivá. El beato Papa Juan Pablo II que lo canonizó decía que era el santo de la vida ordinaria. Efectivamente si conocemos bien su vida encontramos el ejemplo de una persona que luchó por la santidad en medio del mundo a través del trabajo profesional, poniendo a Cristo en la cima de todas las actividades humanas. También el día de San Pedro y San Pablo, el 29 de junio, recordamos a los Papas Santos, como Juan Pablo II, que fue para nosotros un hombre ejemplar en todos los aspectos.

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viernes, junio 17, 2011

El arte de conocer a las personas (dimensión sobrenatural)

TRABAJAR PARA DENTRO II

El arte de conocer a las personas es un don que se recibe cuando uno se decide a corresponder con el papel que Dios le encarga. La decisión es la disposición de cumplir con una misión. Sin Dios es imposible conocer a las personas. El conocimiento estaría muy limitado y sesgado a modos de ser, simpatías, experiencias, cualidades humanas. Faltaría la esencia y el fondo que solo lo puede dar la dimensión sobrenatural.

Qué difícil se hace hablar de educación en los ámbitos donde no hay fe. La actitud cristiana, firme y decidida, podría parecer arrogante. Lamentablemente quien carece de fe está en una situación distinta, mira las cosas de otra manera y llega hasta la irritación cuando el hombre de fe emplea argumentos contundentes.

La persona con fe sabe que si la educación se desliga de lo sobrenatural se queda en una peligrosa superficialidad matizada por teorías educativas en boga, algunas más brillantes que otras, pero nunca tan claras como los argumentos de la fe.

Los educadores que ponen el acento en los argumentos humanos alardean en los foros educativos defendiendo sus teorías, y publican gruesos libros para que sus seguidores los lean, pero a la hora de la práctica, y cuando hay que ver los resultados en los educandos, comprueban que no han llegado a los niveles adecuados.

Estos profesionales de la educación suelen caer en un conformismo, justificado por una especie de agnosticismo educativo (ya se han puesto todos los medios, no es posible que mejore más, así debe vivir siempre…), o utilizan discursos sentimentales, que son solo edulcorantes pasajeros, con un efecto limitado. Esas teorías educativas, a veces bastante alambicadas, no pasan de ser una utopía, prometen mucho y no logran lo más importante: la formación de las personas.

Los inconvenientes de un humanismo sin Dios

Los educadores que no cuentan con lo sobrenatural ponen énfasis, lógicamente, en los aspectos humanos. Hinchan demasiado la autonomía y la individualidad de las personas. Exaltan el ego con la competividad y hacen una selectividad apropiada con logros personales que colocan apellidos en el podium, para poder luego contar con ellos en el mercado.

Los educandos de esos sistemas van sumando méritos de acuerdo a los retos y a la competividad. Van subiendo como a un trampolín muy alto sin darse cuenta que no están preparados para el salto. Solo les enseñaron a subir. Los que se quedaron sin esa opción piensan que fueron marginados y continúan aspirando a esas metas para las que no fueron llamados, tampoco se dan cuenta que el llano, donde se encuentran, tiene más ventajas para formarse bien como personas que esas alturas de la competividad.

Lo tremendo es que los educadores metan en estos laberintos, que son como un callejón sin salida, a los educandos que ellos mismos preparan y seleccionan como los mejores.

Los valores y la profundidad de la educación

La dimensión sobrenatural obliga a trabajar dentro de las personas, para arreglar las disposiciones de fondo y conseguir que funcionen de acuerdo a una verdadera jerarquía de valores. Quien se forma en esta línea se da cuenta de las limitaciones de los sistemas educativos que se quedan solo en los aspectos humanos.

Le educación, sin lo sobrenatural, resulta engorrosa y es fácil que se convierta en un laberinto. Por esa vía ni los padres, ni los educadores encontrarán la fórmula ideal para cada caso y se verán obligados a buscar “soluciones” que ponen en peligro la estabilidad de las personas y de la sociedad. “Un humanismo sin Dios va contra el hombre” (Beato Juan Pablo II, Plaza de Armas, Lima, 1885).

La tibieza del educador

Es peor perder la dimensión sobrenatural que no conocerla. El que la conoció sabe que es fundamental y que debe ser prioritaria, para que el trabajo educativo no se desvíe por factores que no son educativos y que pueden disminuir las motivaciones profundas que todo ser humano debe tener.

Los descuidos en la dimensión sobrenatural llevan a corruptelas que pueden quedarse como criterios fijos, por ejemplo cuando se hacen cosas para que la gente haga y después se les califica por lo que han hecho o por lo que han dejado de hacer. Hoy muchos sistemas piden lealtades a los procedimientos. Decía hace unos años el Cardenal Ratzinger, hoy Papa Benedicto XVI, que en la Iglesia habían algunas personas fieles a las estructuras eclesiásticas que no eran fieles con Dios.

En educación puede pasar algo semejante. Existen educadores muy competentes que pelean en el mercado con los programas educativos emblemáticos que están de moda, conocen muy bien las estructuras educativas, pero al no apuntar al fin de la educación que es la formación de la persona están traicionando a la educación. ¿qué es lo que se está buscando? Si un educando es brillante en alguna tecnología pero luego es infiel en el matrimonio ¿qué educación es esa?, si ha logrado masters y doctorados pero en la vida es injusto con las personas, ¿de qué sirven tantos conocimientos?

Educar es vivir y vibrar para enseñar la verdad y quererla

La dimensión sobrenatural no es un modo de hacer las cosas, no es solo seguir unos esquemas de fe para arreglar la vida de las personas. Es la certeza que tiene el educador de llevar a Dios dentro para que actúe en él y en las personas que debe ayudar. Es dejar que el Espíritu Santo intervenga, motivando las disposiciones en el fondo de cada persona.

Una persona que habla de educación no puede ser solo un conferenciante teórico que señala los aciertos de las obras maestras haciendo comentarios con sus apreciaciones. Lo más importante es el ejemplo de su vida. Si realmente quiere educar debe trabajar en la interioridad de las personas con verdadera humildad y dedicación. Solo la dimensión sobrenatural le hará perseverar allí, sin echarse para atrás, en los cimientos de una labor educativa que quiere reconstruir al hombre como persona.

La educación debe apuntar a la formación de cada persona dentro del ámbito familiar. Cada individuo debe salir a la sociedad desde su familia. No se le debe negar a cada persona el derecho de ser hijo de papá y mamá. Desde la casa saldrán las motivaciones más nobles que harán luego, un bien enorme a las familias y desde allí a toda la colectividad. La unidad de los pueblos parte de la unidad de la familia. En la familia es donde se conocen mejor las diferencias y se aprende a querer a las personas con sus modos propios y defectos.

Aprender a querer sin egoísmos es la lección que necesita recibir nuestra sociedad. Saber convivir con personas que no piensan como nosotros y mostrarles siempre una sonrisa de comprensión y estímulo.

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jueves, junio 09, 2011


Conocer la realidad de las personas

TRABAJAR PARA DENTRO

En el mundo abundan las teorías sobre el hombre que son como los vestidos o ternos que hay en las sastrerías esperando que el cliente venga a medirse a ver si le hace o no lo que ya está fabricado.

Muchos teóricos quisieran encajar al hombre dentro de sus parámetros. No es que estén muy lejos de las principales definiciones atribuibles a las personas y que, en cierta manera, se acomoden bastante bien a los esquemas de esas teorías. Lo que ocurre es que las enormes variedades y diferencias que hay entre los seres humanos no las pueden captar las teorías generales.

El mundo habla mucho del hombre pero vemos que la grandes mayorías no conocen a los hombres y a sus manifestaciones sociales. La falta de conocimiento puede conducir a una falta de entendimiento y a un desinterés total de unos por otros. Cuando algún emprendedor ha querido lidiar con un grupo humano, que no es de su entorno, con la intención de sacar adelante una iniciativa, se ha encontrado serios tropiezos y muchas dificultades para saber qué camino tomar; a pesar de usar argumentos, que en el papel son razonables y favorables para todos.

Vidas y costumbres distintas

Siempre se ha dicho que el Perú es como un mosaico de razas, costumbres y tradiciones distintas. Las manifestaciones sociales de las personas son totalmente diversas. Dentro de esas variedades culturales descansa un desinterés total de unos por otros. Se conoce la variedad por su originalidad y folklore, para poder decir que es un valor propio de nuestra cultura, sin que exista, para nada, una preocupación por las personas concretas y sus familias. Los conflictos sociales surgen porque a las grandes mayorías no les interesa conocer, ni preocuparse por las personas que no son de su entorno social. Una fotografía clara del descontento se dio en el último proceso electoral.

Por otro lado se habla de un crecimiento económico y del posesionamiento social del país en la región y a nivel internacional. Los gobiernos y las empresas trabajan para afuera. Los números azules y los productos emblemáticos brillan en el mundo junto a unos pocos gurús, que han sabido trabajar muy bien y tienen un gran mérito que vale la pena destacar. Sin embargo cuando vemos a las grandes mayorías, encontramos muchas falencias, sobre todo en los aspectos educativos y culturales. ¿Para quién se está trabajando?

Una educación atrasada y otra desviada

Desde este portal apuntamos siempre a la educación, que es lo más urgente y no deja de ser la cenicienta. El Perú ocupa los últimos lugares. En todo lo que es educación hay depresión y sesgo. La depresión es consecuencia de la crisis de valores que está generalizada en todos los sectores y en la miseria de los ambientes pobres que continúan paupérrimos, sin que se vea una solución a corto plazo. No basta con decir que ahora hay menos pobres que antes, esa es una respuesta alentadora para la economía, pero no para la educación. Al contrario parecería que ahora hay menos educación que antes. Hay más delincuencia y más violencia. La educación no se arregla con el dinero.

El sesgo lo tienen los ambientes educativos con más recursos, que al igual que al Estado, les preocupa más lo de fuera que lo de dentro. Preparan a los alumnos para irse al extranjero a buscar un éxito profesional. Esta es la inercia lógica que hay ahora para el prestigio propio y la mejora económica. No está mal que estos procedimientos continúen con toda la libertad que se pueda dar. Lo malo está en no darse cuenta de lo que hay dentro y no trabajar allí.

Es la educación la que tiene que reaccionar y darse cuenta que se están convirtiendo en empresas económicas competitivas y de mercado para que unos pocos puedan brillar, mientras las mayorías (incluyendo todos los sectores), padecen de un subdesarrollo cultural y muchas veces moral. Se trabaja en el 5to., 6to., 7mo. Piso de un rascacielos y nadie quiere trabajar en los cimientos y en los primeros pisos. La educación debe centrarse en la base si queremos que haya un buen futuro para todos.

Educar es formar personas para que sepan vivir con sus seres queridos

No trabajar para que la gente haga cosas sino trabajar para que la gente sea gente, que es la mejor manera de que se hagan bien las cosas. Formar para la honradez, la sinceridad y el servicio. Para que los seres humanos sepan vivir en familia valorando a cada una de las personas de su casa. La vida familiar se está destruyendo en muchos sectores de la sociedad, peor si se tienen a mano recursos económicos. El dinero sin una orientación noble causa abusos, injusticias e independencias prematuras con fracasos precoces. La orientación de los recursos se debe iniciar desde la unidad del hogar, donde todos se ayudan a salir adelante, reforzando sus propios vínculos familiares, que es quererse cada día más entre todos los miembros de la familia. Los aislamientos de los miembros de una familia son como un cáncer social con resultados nefastos. El hombre ha nacido para comunicarse y la comunicación principal debe darse en el hogar.

El hogar es indispensable para ser libres

Pensar que el hombre fiel es un saco largo y que debería estar más en la calle que en su casa es un considerable error. Las personas buenas son las que ayudan a estar en la casa y fomentan siempre el cariño a la familia. La familia es y será siempre la célula básica de la sociedad. Allí debe estar el futuro de cada uno y de la humanidad en general.

El trabajo de los colegios es para la familias

Los colegios deben trabajar para la familia, que es trabajar para dentro. Es necesario meterse dentro de cada hombre con sus particularidades específicas. Es un grave error fomentar una competividad que haga crecer el ego, la vanidad y una selectividad de casta que discrimina a personas y las margine por completo. Las competencias sanas se deben dar dentro del marco de la caridad con el propósito de que cada alumno tenga un alto nivel de comprensión para tratar a sus compañeros.

Es misión del colegio conseguir ambientes de respeto y veneración al prójimo. Clama al cielo cuando en las instituciones educativas crecen las rivalidades que fomentan peleas y violencias entre los alumnos (del mismo colegio o de colegios distintos). Estas rivalidades crecen cuando el colegio está preocupado en tener un nivel de competividad para situarse dentro del mercado y por perseguir estos objetivos desatiende a las mayorías buscando solo que unos pocos destaquen, para poner en alto el nombre del colegio.

Si todos nos empeñamos en trabajar para dentro, tendremos mejor gente y recién así los niveles para competividad podrán ser verdaderamente altos.

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Conocer la realidad de las personas

TRABAJAR PARA DENTRO

En el mundo abundan las teorías sobre el hombre que son como los vestidos o ternos que hay en las sastrerías esperando que el cliente venga a medirse a ver si le hace o no lo que ya está fabricado.

Muchos teóricos quisieran encajar al hombre dentro de sus parámetros. No es que estén muy lejos de las principales definiciones atribuibles a las personas y que, en cierta manera, se acomoden bastante bien a los esquemas de esas teorías. Lo que ocurre es que las enormes variedades y diferencias que hay entre los seres humanos no las pueden captar las teorías generales.

El mundo habla mucho del hombre pero vemos que la grandes mayorías no conocen a los hombres y a sus manifestaciones sociales. La falta de conocimiento puede conducir a una falta de entendimiento y a un desinterés total de unos por otros. Cuando algún emprendedor ha querido lidiar con un grupo humano, que no es de su entorno, con la intención de sacar adelante una iniciativa, se ha encontrado serios tropiezos y muchas dificultades para saber qué camino tomar; a pesar de usar argumentos, que en el papel son razonables y favorables para todos.

Vidas y costumbres distintas

Siempre se ha dicho que el Perú es como un mosaico de razas, costumbres y tradiciones distintas. Las manifestaciones sociales de las personas son totalmente diversas. Dentro de esas variedades culturales descansa un desinterés total de unos por otros. Se conoce la variedad por su originalidad y folklore, para poder decir que es un valor propio de nuestra cultura, sin que exista, para nada, una preocupación por las personas concretas y sus familias. Los conflictos sociales surgen porque a las grandes mayorías no les interesa conocer, ni preocuparse por las personas que no son de su entorno social. Una fotografía clara del descontento se dio en el último proceso electoral.

Por otro lado se habla de un crecimiento económico y del posesionamiento social del país en la región y a nivel internacional. Los gobiernos y las empresas trabajan para afuera. Los números azules y los productos emblemáticos brillan en el mundo junto a unos pocos gurús, que han sabido trabajar muy bien y tienen un gran mérito que vale la pena destacar. Sin embargo cuando vemos a las grandes mayorías, encontramos muchas falencias, sobre todo en los aspectos educativos y culturales. ¿Para quién se está trabajando?

Una educación atrasada y otra desviada

Desde este portal apuntamos siempre a la educación, que es lo más urgente y no deja de ser la cenicienta. El Perú ocupa los últimos lugares. En todo lo que es educación hay depresión y sesgo. La depresión es consecuencia de la crisis de valores que está generalizada en todos los sectores y en la miseria de los ambientes pobres que continúan paupérrimos, sin que se vea una solución a corto plazo. No basta con decir que ahora hay menos pobres que antes, esa es una respuesta alentadora para la economía, pero no para la educación. Al contrario parecería que ahora hay menos educación que antes. Hay más delincuencia y más violencia. La educación no se arregla con el dinero.

El sesgo lo tienen los ambientes educativos con más recursos, que al igual que al Estado, les preocupa más lo de fuera que lo de dentro. Preparan a los alumnos para irse al extranjero a buscar un éxito profesional. Esta es la inercia lógica que hay ahora para el prestigio propio y la mejora económica. No está mal que estos procedimientos continúen con toda la libertad que se pueda dar. Lo malo está en no darse cuenta de lo que hay dentro y no trabajar allí.

Es la educación la que tiene que reaccionar y darse cuenta que se están convirtiendo en empresas económicas competitivas y de mercado para que unos pocos puedan brillar, mientras las mayorías (incluyendo todos los sectores), padecen de un subdesarrollo cultural y muchas veces moral. Se trabaja en el 5to., 6to., 7mo. Piso de un rascacielos y nadie quiere trabajar en los cimientos y en los primeros pisos. La educación debe centrarse en la base si queremos que haya un buen futuro para todos.

Educar es formar personas para que sepan vivir con sus seres queridos

No trabajar para que la gente haga cosas sino trabajar para que la gente sea gente, que es la mejor manera de que se hagan bien las cosas. Formar para la honradez, la sinceridad y el servicio. Para que los seres humanos sepan vivir en familia valorando a cada una de las personas de su casa. La vida familiar se está destruyendo en muchos sectores de la sociedad, peor si se tienen a mano recursos económicos. El dinero sin una orientación noble causa abusos, injusticias e independencias prematuras con fracasos precoces. La orientación de los recursos se debe iniciar desde la unidad del hogar, donde todos se ayudan a salir adelante, reforzando sus propios vínculos familiares, que es quererse cada día más entre todos los miembros de la familia. Los aislamientos de los miembros de una familia son como un cáncer social con resultados nefastos. El hombre ha nacido para comunicarse y la comunicación principal debe darse en el hogar.

El hogar es indispensable para ser libres

Pensar que el hombre fiel es un saco largo y que debería estar más en la calle que en su casa es un considerable error. Las personas buenas son las que ayudan a estar en la casa y fomentan siempre el cariño a la familia. La familia es y será siempre la célula básica de la sociedad. Allí debe estar el futuro de cada uno y de la humanidad en general.

El trabajo de los colegios es para la familias

Los colegios deben trabajar para la familia, que es trabajar para dentro. Es necesario meterse dentro de cada hombre con sus particularidades específicas. Es un grave error fomentar una competividad que haga crecer el ego, la vanidad y una selectividad de casta que discrimina a personas y las margine por completo. Las competencias sanas se deben dar dentro del marco de la caridad con el propósito de que cada alumno tenga un alto nivel de comprensión para tratar a sus compañeros.

Es misión del colegio conseguir ambientes de respeto y veneración al prójimo. Clama al cielo cuando en las instituciones educativas crecen las rivalidades que fomentan peleas y violencias entre los alumnos (del mismo colegio o de colegios distintos). Estas rivalidades crecen cuando el colegio está preocupado en tener un nivel de competividad para situarse dentro del mercado y por perseguir estos objetivos desatiende a las mayorías buscando solo que unos pocos destaquen, para poner en alto el nombre del colegio.

Si todos nos empeñamos en trabajar para dentro, tendremos mejor gente y recién así los niveles para competividad podrán ser verdaderamente altos.

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jueves, junio 02, 2011

¿En qué tenemos que cambiar?

LAS ANTIPATÍAS DEL RELATIVISTA

El que no vive de acuerdo con las nociones del bien y del mal opta por tomar decisiones de acuerdo a las simpatías o antipatías, los que caen bien y los que caen mal, y con esa visión superficial corre el riesgo de cometer muchas injusticias y torpezas.

Por ejemplo, ahora que estamos en una contienda electoral, resulta paradójico que los que están en una postura relativista tengan una postura radical a la hora de elegir un candidato, cuando lo lógico sería que les diera más o menos lo mismo una opción u otra. Si son relativistas ¿porqué tanto énfasis en la defensa de una postura?

Lo que ocurre es que la misma naturaleza humana exige una actitud de acuerdo a la noción de bien o de mal que se tenga. El problema está en que esas nociones, para un relativista, responden simpatías o antipatías y no a razones o argumentos demostrados.

A mediados del siglo pasado, un alto dirigente del partido comunista italiano puso a sus hijos en un colegio católico, con esa conducta les estaba diciendo a todos que el comunismo era para los demás y no para su familia. Algo, que salía del fondo de su conciencia, le decía que sus hijos estarían mejor protegidos en un colegio católico.

Un relativista no suele ser tan radical en la toma de sus decisiones y compromisos. Es proclive a cambiar de acuerdo a las preferencias del momento, pero resulta que cuando las papas queman, defiende con vehemencia las posturas más radicales. Cuando la situación apremia se olvida el relativismo. A la hora de la seriedad o de la urgencia no puede haber relativismo.

Cuando la verdad y los valores están ausentes, los hombres cambian los rumbos de sus vidas como se cambian de camisa.

La falta de brújula para elegir según una correcta jerarquía de valores que ponga en primer lugar los temas más importantes, produce una especie de neurosis o esquizofrenia colectiva con sus respectivas reacciones de euforia o depresión para lo que se ha escogido. Como el hombre está hecho para la verdad, cuando dice que es verdad algo equivocado y se empeña en defenderlo con un terco voluntarismo, aunque parezca satisfecho, en el fondo estará intranquilo, porque necesita tener la auténtica verdad.

Cuando la verdad está lejos es fácil pasarse de una postura a otra y defender lo que antes se atacaba. Es algo que ocurre cuando no existen argumentos de fondo. Es también la consecuencia de no haberse comprometido seriamente. Lo paradójico es que a pesar de la radicalidad y vehemencia del voluntarismo que apuntaba en una dirección, el relativista es capaz de pasarse a la postura que siempre atacó, como si no pasara nada.

Los bandazos y virajes de los cambios de postura se están dando ahora en un tiempo más reducido que en los años anteriores. Estas precipitaciones, muchas veces sorpresivas, causan estragos en las mismas personas que cambian porque permanecen los sentimientos encontrados y los razonamientos débiles. Si los cambios no se dan con la verdad queda lo malo. Serían cambios de acuerdo al egoísmo, al placer, al poder, o cambios solo para dar una imagen, cuando se esconde algo que no se quiere enseñar. En realidad no se cambia, es tan solo una apariencia, (un montaje, una escenografía, una trampa).

Cuando la verdad no es el norte hacia dónde se debe ir, se juega la ruleta rusa y puede dispararse la bala mortal que mata. Las decisiones sin el conocimiento de la verdad dependerían de bagatelas que mueven el corazón de los más débiles para que se llene de un calor que dura solo unas horas. Son entusiasmos que pasan rápido, como baterías viejas que se descargan antes de tiempo. Los motivadores tendrían que seguir tocando los bombos y platillos para que su gente persevere y no se encandilen con las argucias de la competencia que busca conquistarlos con otras piruetas, que mueven solo el sentimiento y no la inteligencia.

El transfuguismo global del siglo XXI

El transfuguismo se ha generalizado por obra y arte del relativismo. Ellos le llaman libertad a esta suerte de cambio con ausencia de compromiso serio. Todo se puede cambiar de acuerdo a los sentimientos del momento. Lo curioso es que quedan dentro los resentimientos. Esos demonios que no se supieron expulsar, allí están, a veces parece que se duermen durante una temporada, pero luego salen nuevamente con sus maleficios de rigor, atacando como siempre a sus adversarios o a su propia gente. Atacan a quien se les ponga en el camino como si ellos fueran los dueños de la verdad y de un único criterio. La tolerancia sin la verdad y sin amor es una bomba de tiempo que estalla con una gran intolerancia para destrozarlo todo. El hombre relativista termina peleándose con Dios, con la familia y con sus amigos. Al final se queda solo.

Los cambios de la verdad

Los cambios que son consecuencia de la verdad son los que dan seguridad a todos. Estos cambios auténticos consiguen quitar, en primer lugar, los demonios de la interioridad de las personas. Las personas cambian porque se hacen mejores con la verdad. Este tipo de cambio es favorable a todos. Es el influjo del bien que tiene calidad y una categoría que realmente tonifica y enriquece.

Los cambios que necesitan el mundo, el país y las personas, deben lograrse con la verdad, tal como lo dice la Sagrada Escritura y lo enseña, desde hace siglos, la Iglesia: “La verdad los hará libres”

Con la verdad se consigue la reconciliación y la unidad de todos para poder trabajar en paz, sin peleas ni violencias. El camino de la reconciliación es de perdón y comprensión para ir de la mano de los otros, aunque no piensen como nosotros. No son buenos los discursos hirientes contra la fama y el prestigio de las personas. No estamos para juzgar ni tampoco para condenar.

El mundo necesita encontrar la senda de la fraternidad para lograr la ansiada civilización del amor, tan acariciada y querida por el Beato Juan Pablo II.

Elevamos nuestras súplicas a Dios, en estos momentos importantes de la historia, para que se den los cambios que enriquezcan los corazones de las personas y puedan todos, desde el cariño del hogar, proyectarse con una calidad de vida sincera y leal al servicio de los demás, especialmente de los que tienen más necesidad.

¡Que Dios y la Virgen protejan a nuestro país!

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