jueves, octubre 27, 2011

El Señor de la historia llena las expectativas humanas

LA FE DE LAS MUCHEDUMBRES

Aunque en Lima existe la notable tradición del mes morado, con la multitudinaria procesión del Señor de los milagros, nunca deja de llamar la atención la impresionante muchedumbre que invade las calles y las plazas de la ciudad para acompañar o ver pasar al Cristo de Pachacamilla. Estar cerca, en medio de la gente, es realmente conmovedor. No es una masa apretada, son fieles que rezan con devoción, no son santos, son personas necesitadas de Dios, con un profundo amor a la imagen de un Cristo sufriente, que los estremece.

Otras muchedumbres que siguen a Dios en el mundo son también numerosas y emblemáticas; no hay punto de comparación con los encuentros de multitudes que no tienen como motivación principal a Dios.

Cuando nos detenemos a ver quiénes son los seguidores de Dios, descubrimos, en esos encuentros, una enorme variedad de personas de diferentes extractos sociales: distintas razas y culturas, pobres y ricos, profesionales y campesinos, jóvenes y adultos, que están buscando lo que realmente los llena y enriquece.

Multitudes tras el Papa

En los últimos años se ha podido apreciar que centenares y miles han acudido a las plazas y a las calles para escuchar y seguir al Romano Pontífice en los distintos países del mundo. Personas dispuestas a pasar la noche entera y hasta el día siguiente, para estar cerca y poder decir, llenos de alegría: aquí estoy con mi fe y mi amor para seguir a Dios y hacer lo que Él me pida. Cuando el Papa Juan Pablo vino al Perú en 1985 dos millones de personas acudieron al hipódromo para estar a su lado. En Manila asistieron 4 millones en 1995. En la Misa de clausura de la última Jornada Mundial de la Juventud, con el Papa Benedicto XVI, acudieron más de 2 millones de jóvenes según las estadísticas.

¿Qué explicación humana pueden tener estas manifestaciones? Los enemigos de Dios dirían que es fanatismo o ignorancia. Lo que más gente mueve en el mundo ¿puede ser consecuencia de la ignorancia o del fanatismo? Quien se acerca queda hondamente impresionado. No hay más que escuchar a quienes son entrevistados en esos ambientes; ¡cuánto sentido común, sensatez, y amor! se percibe en personas hechas y derechas, de mucho talante y una extraordinaria categoría humana. No son las muchedumbres alocadas y desaliñadas de otras manifestaciones que los hombres hacen en el mundo.

Dios sufre por los pecados de los hombres

El hombre que se aleja de Dios, si no retorna nuevamente a Él en algún momento de su vida, lo empieza a atacar. El pecado de soberbia es el más grande y consiste en la corrupción del yo. Es cuando el hombre se pone en el lugar de Dios y se cree Dios. Es una certeza única solo en la propia razón. Santo Tomás de Aquino la definía como: “la pasión más mala por la cual creemos que tenemos la razón y que los demás están equivocados” El soberbio, al presumir de sus conocimientos, ataca a Dios, lo quiere reducir y quitarle todos los poderes, lo expulsa de su vida y mueve todo para que sea expulsado de la sociedad. Ataca con una irreverencia hiriente al cristiano creyente por el solo hecho de tener fe y porque defiende con ella los criterios que se deben tener en cuenta para tener una acertada vida moral y ética en la sociedad.

Cristo fue rechazado y maltratado por las autoridades y los grandes doctores de la época. Él no predicaba para unas minorías esclavizadas, vino para anunciar el Reino de los Cielos a todos los hombres. Los seguidores de Jesucristo también fueron perseguidos y rechazados. Fueron víctimas de los odios humanos y muchos de ellos se entregaron al martirio antes de perder su fe. Los primeros cristianos, a pesar de los serios inconvenientes que encontraron, lograron extender la religión por todo el mundo, y esta sigue creciendo sin parar, también con ambientes hostiles de persecución e incredulidad.

El rechazo y la aceptación

Los que rechazan la verdad la terminan persiguiendo con odio. Así lo demuestra la historia en las distintas épocas. Hoy muchos que hablan de tolerancia no toleran a la religión que tiene la verdad. El que no acepta la verdad tal como es, la busca eliminar y quiere sustituirla por otra conveniente para él. Los argumentos para ir en contra de la verdad son enredados y confusos, además no tienen categoría de argumento, son laberintos que proceden de un voluntarismo de consenso en una sociedad contaminada de un relativismo banal.

El que acepta la verdad acepta también la sencillez del auténtico amor que luce diáfano en la vida para el ejemplo y la orientación de muchos. Como botón de muestra basta señalar la vida del Beato Papa Juan Pablo II. Un hombre sencillo con millones de seguidores. ¿Quién al morir tuvo la visita de más de tres millones de personas de todo el mundo? Todo lo que hubo alrededor de su muerte era como un canto de acción de gracias de toda la humanidad. El ambiente parecía recogido del cielo. ¿era solo una casualidad?, los que estaban allí ¿eran acaso fanáticos o ignorantes? ¿o eran más bien personas sensatas y buenas, llenas de un amor a Dios noble y limpio?


Los contrastes que claman al cielo

A todos nos duele mucho recordar la repercusión que tuvo para el mundo la vida de Hitler en Alemania o Stalin en Rusia y más recientemente las vidas de Saddam Hussein, Osama bin Laden y Muamar Gadafi con un final desgarrador y sangriento que además fue celebrado por multitudes. Los ambientes alrededor de esas muertes, donde se mezclan el odio con el fanatismo, saltan al mundo para que muchos cierren los ojos aterrorizados y aprendan a escarmentar con propósitos de enmienda y desagravios, de tal modo que no vuelvan a ocurrir esos desórdenes sociales que desangran muchas familias y producen tremendas situaciones de injusticia.

La fama de María

La Virgen es una mujer sencilla que mueve a multitudes. Las visitas a los Santuarios marianos son muy significativas y elocuentes: siempre están llenos de gente buena y sensata con una esperanza de amor. Ella está al lado del Señor de los milagros pidiéndole por la conversión de sus hijos: esos son los mejores milagros que Dios hace en el mundo.

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viernes, octubre 21, 2011

Para el alimento del cuerpo y del alma

LA MULTIPLICACIÓN DE LAS DIETAS

El desarrollo de la ciencia médica para la prevención de enfermedades ha traído una nueva cultura que está cambiando mentalidades a unas velocidades increíbles. La gente está aprendiendo a cuidarse con dietas inteligentes que combinan una enorme variedad de alimentos sanos con el buen gusto de los comensales.

Hace unos años era imposible, y lujo para unos pocos, tener la dieta adecuada y precisa para la buena salud. Existían dietas globales que se aplicaban por igual a las personas que debían restringir sus comidas por algún motivo. Las dietas eran prácticamente iguales, las variaciones eran muy pequeñas y en algunos casos consistía solo en comer menos. Algunos médicos aconsejaban: “coma usted la mitad de todo” y el que tenía mal el estómago debía contentarse con un caldito de gallina y una gelatina, lo que siempre se llamó dieta blanda.

Ahora son otros tiempos

Impresiona ver ahora en los mercados las distintas posibilidades para poder hacer dietas individuales para todos los gustos. Cada vez se ve en la mesa más variedad con una multiplicación de dietas que ha crecido en los últimos años una manera impactante.

Los adultos mayores, que vivieron situaciones duras de escasez de alimentos y de pocos recursos económicos, podrían escandalizarse al ver hoy tanta variedad y sobre todo tanta “exigencia” por parte de los pacientes comensales más jóvenes. Les puede parecer que las nuevas generaciones exageran y que existe ahora una peligrosa permisividad para los engreimientos y antojos. Muchos de ellos no están dispuestos a entender que los tiempos han cambiado y que las situaciones de hoy son distintas a las de ayer.

En los tiempos actuales se puede tener una gran variedad de dietas sin causar trastorno alguno. Es más estamos frente una nueva cultura. Siempre se ha dicho que los niños comen con los ojos, los mayores con el estómago y los adultos con la cabeza. Hoy los niños empiezan a comer también con la cabeza porque son educados desde muy pequeños con las ciencias y las técnicas nuevas, para que el dietista de turno pueda establecer lo que cada uno debe comer para su salud y de acuerdo su gusto.

Tal como van las cosas, dentro de poco se le dirá a cada persona el tipo de comida y la cantidad que debe ingerir para que su organismo funcione correctamente y sin ningún peligro. Las grandes comilonas, a ojos cerrados, se recordarán como un atraso que quedó en el pasado. En un futuro no muy lejano, con las mismas dietas individuales se podrá disfrutar de la comida sin que existan mayores riesgos y con la facilidad de poder encontrar todo tipo de variantes en cualquier mercado y en cualquier restaurante.

Las recetas espirituales

La variedad y el progreso llegan a persona entera, a los aspectos materiales de su cuerpo y a los espirituales de su alma. Hace unos años los consejos espirituales se recibían a modo formulario o recetario, a los que había que someterse para poder encajar dentro de unos patrones de conducta establecidos. Algunos calzaban bien y otros encontraban muchas dificultades y tropiezos. No estaba bien visto que las personas se salieran de los parámetros establecidos por los criterios de los moralistas o educadores de turno.

Con el paso de los años la experiencia y la ciencia fueron cambiando los enfoques. Siempre se dijo que había que respetar la personalidad y la libertad de las personas para que cada una pueda decidir el camino y el sistema de vida que crea conveniente, y así, dentro del camino del bien, existían muchos modos de andar y muchos estilos de vida. Sin embargo los caminos estaban diseñados con unos parámetros tan estrechos que no permitían una mayor variedad en los modos de andar o de concebir la realidad.

Hoy, gracias a Dios, existe una mayor amplitud y comprensión, para respetar, entender y querer los distintos enfoques y estilos de las personas. La uniformidad, un tanto forzada, por las naturales limitaciones de las épocas anteriores, se ha dejado de lado para dar paso a una enorme versatilidad de modos y enfoques de la realidad que traen los tiempos actuales.

Habría que afirmar también que esta gran variedad y multiplicidad de estilos y procedimientos puede darse dentro de una congruente y acertada ortodoxia. Se perciben y se aceptan, con la apertura de un corazón sincero y limpio, los matices valiosos de muchas vidas, que ahora se tienen en cuenta para querer más a las personas.

Es evidente que no pueden cambiar los planteamientos de fondo, que son esenciales para que la persona humana cumpla con su fin. A la verdad sobre el ser humano se suma la enorme variedad de modos y planteamientos, y como es lógico, los consejos que se den, tendrían que ser específicos, concretos y distintos para cada persona, son como las dietas individuales para la salud del espíritu de cada uno.

Las diferencias que existen entre las personas multiplican las posibilidades de amar. El buen consejero, que sabe amar, no tendrá recetas generales y globales, sino consejos y recetas para cada uno, que elabora con la ciencia de la Caridad. La receta individual no es una exigencia del engreimiento o antojo, sino un mandato de la propia vida, que exige tener una nueva cultura que combina bien lo antiguo con lo nuevo, para el bien de todos y de cada uno.

Los apóstoles de hoy deben preparar la dieta individual y tener los elementos indispensables para hacer las combinaciones que sean necesarias: estar al lado de las “ovejas”, vivir con ellas, conocerlas muy bien, saber moverse por la gran variedad de caminos viables. No debe desplazarse con recetas antiguas ni con medicinas que ya pasaron su fecha de vencimiento, porque eso llevaría a la inmovilidad y al aislamiento total.

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viernes, octubre 14, 2011

En el mundo de las comunicaciones

LOS FRUTOS DE LA ADOPCIÓN

Steve Jobs nació el 24 de febrero de 1955 y fue dado en adopción por su madre biológica, Joanne Simpson, debido a que su padre se opuso a su relación con Abdulfattah John Jandali, de origen sirio y padre biológico de Steve.

Joan y Abdulfattah se casaron tras la muerte del abuelo de Steve. La pareja tuvo una hija e intentó recuperar al niño, pero legalmente fue imposible.

Steve, criado por una pareja de clase trabajadora, fundó la empresa Apple con Steve Wozniak en 1976 en el garaje de su casa. En solo diez años la sociedad llegó a los dos mil millones de dólares facturados. La semana pasada Steve Jobs falleció a la edad de 56 años víctima de un terrible cáncer.

El destino de un hijo no deseado

Tras la reciente muerte de Steve su historia ha circulado por todo el mundo dejando un mensaje muy positivo en una sociedad que ha perdido muchos valores. En la vida de Steve se combinan el talento, el amor a la vida y la comunicación con los seres humanos. Su genialidad fue una auténtica revolución que cambió la vida de millones de personas. Su espíritu de trabajo incansable, para ganarle al tiempo y a la adversidad, se convirtió en una luz ejemplar para las generaciones jóvenes.

¿Quién fue el maestro de ese genio? ¿cómo pudo salir adelante con todas las dificultades que tuvo en la vida? San Josemaría Escrivá solía decir: “Allí donde no hay amor y se siembra amor, se recoge amor”. El amor lo siembran las personas buenas en medio de las dificultades que trae la vida.

Steve Jobs fue un hijo no deseado que fue adoptado por el matrimonio de los Jobs y criado por ellos. Es necesario advertir que su madre biológica, a pesar de la tragedia que vivió por la oposición de sus padres, tenía una voluntad firme de formar muy bien a su hijo y una fe grande en las bondades de la adopción. Con ese convencimiento estaba haciendo una primera siembra de amor. Hizo todo lo posible para que sus “nuevos” padres se esmeraran en la educación de su hijo.

En esta historia –sucede lo mismo que en muchas otras-, no todo lo que se quiere se consigue tal cual, a veces cuando parece que las cosas deben salir de una manera, salen de otra, y luego resultan mejor de lo que se pensaba.

La primera pareja elegida como ideal, para ser los padres de Steve, se perdieron la oportunidad de tenerlo, porque ellos querían una niña. En cambio los que no fueron elegidos, porque al parecer no reunían condiciones para el nivel de educación que debería recibir Steve, terminaron siendo sus padres y por lo visto no lo hicieron tan mal. Queriéndolo o no crearon las condiciones para que Steve tuviera los recursos para desarrollar su personalidad y poder luego conseguir salir adelante con un éxito jamás soñado. Allí tenemos una segunda siembra de amor y dentro del marco de la adopción.

El mérito de los padres que se deciden por la adopción

Muchas personas no ven con simpatía la adopción. Les parece que es algo peligroso y que el hijo adoptado no sería igual que el hijo de la sangre. Es un error pensar así. Si bien podrían existir peligros por la procedencia de la criatura, se pueden encontrar los cauces para que no se den esas dificultades y proceder con la adopción.

Los padres que adoptan un niño están prestando un servicio maravilloso a la humanidad, más que el que puedan prestar con sus propios hijos. La adopción exige de los padres un alto espíritu de sacrificio y generosidad. La atención que deben poner para que se den las condiciones necesarias los hace mejores a ellos. Se convierten en mejores padres y si además tienen hijos por la sangre, el bien se multiplica para todos: para los hijos de la sangre y para el adoptado. Dios es un extraordinario pagador. Los que adoptan niños por amor consiguen multiplicar el amor. No es solo un sentimiento sino un influjo de bien para la sociedad, en el presente y para las futuras generaciones.

Los niños adoptados son iguales que los de la sangre

El niño adoptado debe ser tratado igual que los demás hijos. La paternidad no es una herencia de la sangre. Hay hijos de la sangre que no reconocen a sus padres y reconocen más bien a la persona que los crió, a quien puso cariño auténtico. La paternidad de los papás es una participación de la paternidad divina. Se cuida y educa en nombre de Dios y por mandato divino.

Los padres deben ejercer la paternidad con los hijos de la sangre y los adoptados sin que exista ninguna diferencia entre ellos. Entre los hermanos el trato debe ser igual, aunque el adoptado sea de otra raza o de otro color. San Josemaría Escrivá decía que la única raza que existe es la raza de los hijos de Dios”

El influjo de los que saben querer

Algunos han querido ver en la historia de Steve, a un hombre autónomo, que se hizo solo y que se escapó de los consejos y enseñanzas de sus padres y maestros. No es correcta esa afirmación si se mira bien la historia. Todos podemos comprobar que existió siempre un influjo positivo de las personas que se encargaron de él y una correspondencia suya a lo que recibió. Transformó lo que recibió en algo mejor para los demás.

Steve fue forjando su personalidad al mismo tiempo que producía con su genialidad los inventos que lo llevarían luego a la fama. Partía de lo que recibía valorándolo y utilizándolo sin irse contra nadie. Nunca se sintió perdido, al contrario, en todo encontró un estímulo para sus ideales. Entendió que las adversidades son propias de la vida.

No hizo lo que amaba sino fue amando lo que hizo. Se encontró un mundo difícil y lo fue modelando con la libertad que encontró y la genialidad que traía en sus propios genes, para convertirlo en un camino para miles y millones. Fue el genio de los medios, no de los fines. El mensaje es el de un constructor de caminos para la unidad y el entrelazamiento de unos con otros, al margen de las ideologías o filosofías que se posean.

Tal vez Steve Jobs quiso esculpir una frase suya para la posteridad: “Stay hungry, stay foolish”, mantente hambriento, mantente loco; es como un arenga para que no se duerma el que puede dar más, es también para remover al genio que podría existir dentro de muchos y que se logra descubrir cuando uno se decide a desarrollar el talento de su vocación. Tal vez Steve percibía demasiados indecisos y tal vez conformistas. Él también quería advertir a los jóvenes que aunque tengan capacidad y mucho talento, llevar a la práctica una idea novedosa, exige siempre de un esfuerzo enorme. Hay muchas batallas que ganar y vale la pena insistir, aprovechando muy bien el tiempo y viviendo como si mañana fuéramos a morir. La limitación del tiempo es una ventaja para no perderlo.

Los frutos emblemáticos de la correspondencia de un adoptado

Cuando Steve cuenta su historia parece la de cualquiera que ha tenido mala suerte en la vida y que está pagando las consecuencias de su fatalidad. Cuando vemos lo que ha realizado nos quedamos boquiabiertos y nos ponemos a investigar para entender a qué se debe el éxito conseguido.

Estamos frente a una historia única y exclusiva. Es muy difícil que se repita con otro, sin embargo las virtudes de las personas y especialmente las de Steve trascienden a los hechos y se convierten en motivaciones reales y válidas para todos. Vale la pena fijarse en las virtudes ejemplares de los genios para ser mejores personas.

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jueves, octubre 06, 2011

Persuasión o imposición

AUTORIDAD & AUTORITARISMO

Son autoridades los que gobiernan o ejercen un mando. La autoridad es una forma de dominación que exige o pide la obediencia de los gobernados. Sin obediencia, no existe la autoridad. Al que tiene el mando (potestad) se le debe obedecer.

La autoridad es necesaria para educar y formar a los seres humanos, ordenándolos y guiándolos con pautas claras para que puedan desempeñar diferentes roles dentro de la sociedad, con el cumplimiento de las leyes establecidas para el bien común y el bien individual de las personas.

Etimológicamente, "autoridad" viene del latín auctoritas, cuya raíz es augere, que significa aumentar, promover, hacer progresar, e indica algo que se agrega al poder. Se aplica también al prestigio moral de una persona.

¿Y qué le agrega la autoridad al poder? Le agrega razones, conocimientos, ilustraciones, experiencias, sugerencias, persuasiones, para encontrar la verdad y el bien; da indicaciones para que se cumplan las leyes y para defender el orden. Quien tiene autoridad sabe unir a las personas.

Lamentablemente asistimos a una profunda crisis de autoridad en el mundo entero. Los mismos que la reclaman, se rebelan contra ella porque no saben diferenciar la autoridad del "autoritarismo".

La caricatura de la autoridad: el autoritarismo

El autoritarismo es la negación de la autoridad de quien abusa de su potestad; es la vanidad del que se cree poderoso y busca aprovecharse de un poder que ha obtenido para beneficio propio y de sus allegados. La persona autoritaria genera fácilmente un tráfico de influencias para conseguir prebendas y con su voz de mando impone criterios dogmáticos en asuntos que son opinables. Es fácil que una persona autoritaria desprecie y maltrate a los inferiores, impidiéndoles con un personalismo irritante, que se desenvuelvan con soltura y libremente.

La apetencia y la búsqueda del poder es propia de personas autoritarias que convocan a partidarios para ofrecerles sustanciosas ganancias en contacto con fuentes de influencia. No suelen ser personas con un espíritu de servicio desinteresado, sino allegados a un líder que los tiene sujetos con promesas de beneficio personal para ser cómplices de una repartija. También pueden presentarse como una fuerza de choque de voluntaristas que, con una obediencia obcecada, defienden, a como de lugar, intereses partidarios.

Una persona autoritaria no suele reunirse con personas competentes y honradas sino con las que puede hacer “política” (acuerdos para obtener beneficios mutuos). Se llena de seguidores de su misma cuerda (todos buscan un trozo de la torta que se reparte).

El autoritario suele ser utilitarista con las personas que trabaja, (solo ve cómo puede aprovecharse de alguien, si es útil para lo que él quiere). Al autoritario no le importa mentir con tal de ganar; manipula a la gente para que lo apoyen, exagera y solventa a las masas causando desunión y peleas para eliminar a los que ve peligrosos para sus intereses. Suele ver a sus adversarios como enemigos que hay que derrotar.

Autoridad y potestad

Es importante para nuestro análisis hacer una distinción entre la autoridad y la potestad. El primer término tiene que ver con el prestigio de la persona y el segundo con el puesto que tiene. Un padre de familia tiene potestad por ser cabeza de la familia pero tendrá autoridad solo si ejerce bien su potestad. Lo mismo podríamos decir de cualquier persona que tenga un cargo.

No basta que un padre de familia le diga a su hijo: “¡tú debes obedecerme porque soy tu padre!” cuando habla así puede estar ejerciendo su potestad pero no necesariamente tiene autoridad. La autoridad es un prestigio frente a los hijos.

Hoy a nivel familiar, se encuentra cuestionada la autoridad paterna, y esta crisis afecta en primer lugar a los padres mismos y luego a toda la familia. La familia para caminar necesita de una cabeza que la guíe de un modo razonable y convincente. No hay autoridad paterna sin convicciones, sin ideales, sin vocación.

La persona con autoridad se gana a la gente con el ejemplo de una vida recta y con convicciones serias. El autoritario, en cambio, al manipular con artilugios y engañifas: ofreciendo dinero o algún regalo, prometiendo poder o fama a quienes busca convencer, etc., no tiene prestigio y pierde como autoridad. Si es padre de familia chantajeará a sus hijos : yo te doy ahora para que tú me des después. No los sabrá educar con una auténtica libertad y sin buscar nada para él.

Cuando el hijo percibe en su padre arbitrariedad, falta de convicciones, o intereses egoístas y frívolos, puede contagiarse con los mismos microbios y entonces buscará “negociar” con él para “sacarle” todo lo que pueda. Si no es así, lo natural será la rebeldía. La paternidad, la filiación y el respeto se rompen en ambientes donde campea el autoritarismo.

¿Cómo se puede exigir que los hijos respeten a sus padres si éstos han perdido la autoridad frente a ellos por tener una conducta desordenada o irregular? Los padres temerosos no se atreven a corregir. Prefieren el silencio. Entonces se arma un círculo vicioso: padres atados de manos para corregir a unos hijos convertidos en tiranos y autoritarios, que también están buscando el “poder” y la autonomía, con el disfraz de aceptar solo argumentos convincentes, de acuerdo a sus propios “criterios”

Ni la familia ni la escuela pueden ser democráticas

Es un error dejar que los niños y jóvenes se formen sin conocer las leyes morales que deben regular sus conductas. Es necesario que quieran y respeten una autoridad: los padres en la casa y los maestros en la escuela. Fomentar una democracia en la casa o en la escuela es un error de consideración, que tendrá luego consecuencias fatales para la formación de las personas.

Educar para la democracia no es lo mismo que establecer una democracia para educar: Conseguir que las personas tengan sus propias convicciones y que respeten las de los demás es consecuencia de una formación sólida que procede de una autoridad con prestigio. El aprecio, la confianza y la amistad se deberían dar en una relación normal con la autoridad de los padres y maestros. No es lógico que un niño o adolescente en formación ponga en tela de juicio los criterios que recibe de la autoridad sus padres o maestros. Si la autoridad se equivoca no son los niños quienes deben advertirlo.

Es de muy buen criterio y de sentido común darle siempre la razón a los padres y maestros en el ejercicio de su potestad y nunca desautorizarlos delante de los niños o jóvenes. Existen otras instancias para ayudar a los padres y a las demás autoridades en el ejercicio correcto de sus potestades.

Transmisión de valores

En nuestra sociedad relativista parece que pensar en la verdad es ya "autoritario". Pero, sin embargo, hoy más que nunca necesita la sociedad, y en especial los jóvenes, personas que, habiendo descubierto un valor, estén dispuestos a dar su vida por él. «Sólo vale la pena vivir por aquello que vale la pena morir.» Es esta convicción, esta fortaleza que surge de la adhesión generosa y desinteresada a un sentido que nos trasciende, lo que nos permite superar el nihilismo y ser verdaderos signos de que la vida merece ser vivida. Por supuesto que "convicción" no implica necesariamente "intolerancia".

Es verdad que se han cometido muchos atropellos en nombre de las propias convicciones pero también es verdad la urgente necesidad de generar adhesión, de despertar admiración, de transmitir valores y entusiasmo. No se debe "conquistar" a los hijos haciéndoles la vida "más fácil", dejándolos hacer lo que les plazca. Ellos captan de inmediato que si todo se puede es porque nada vale.

La paternidad exige, en primer lugar, tener profundas convicciones respecto de lo que es el hombre y lo que debe ser la educación. De las convicciones y ejemplos de una prestigiosa autoridad se nutrirán los hijos que necesita la sociedad. Ellos sabrán agradecer con el tiempo a quienes asumieron un rol indelegable y supieron conducirlos hacia el ejercicio pleno de su libertad.

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