viernes, junio 29, 2012


El valor de lo que se transmite y se recibe
LA AMISTAD DE UN SACERDOTE

“Un amigo es un tesoro” dice el refrán con gran acierto. El amor de amistad es grandioso cuando entre los amigos que se quieren se da una reciprocidad en la transmisión de los valores que hacen felices a las personas.
La amistad no admite falsedad o artificialidad. No se puede “jugar” a ser amigo o tener una actitud habitual de sospecha o desconfianza con quienes llamamos amigos. La amistad es algo tan serio que compromete con fuerza a dos personas que se quieren. Es un auténtico amor lleno de confianza mutua. La confianza se inspira cuando lo que se trasmite es real, verdadero y profundo. El mejor valor para el amigo es la misma persona amiga que es buena y valiosa.
Se confía en la persona sincera, que no miente, que habla con sencillez, que es trasparente y objetiva. La verdadera amistad está tejida de lealtad y de amor a la verdad. No basta que el amigo no le mienta y sea leal con el amigo; es necesario que no mienta a nadie y que sea leal con todos. La verdadera virtud es la que trasciende y logra una unidad que es muy difícil de romper. El amigo que es bueno con el amigo es también bueno con todos.
La amistad no es solo un acercamiento entre personas que se cae bien o que coinciden en enfoques o criterios parecidos; es mucho más que eso.  Muchas veces se llama amigo al compañero,  o al colega,  o al que busca al amigo para salir a pasear o para asistir a alguna diversión. Luego se descubre que no son necesariamente amigos por esas coincidencias o acercamientos. Para que haya realmente amistad debe haber una trasmisión de los valores que son esenciales para la vida y la felicidad de las personas.

Los valores trascendentes
Los valores más altos son los que hacen buena a una persona. Con los amigos se mejora y lo suelen notar los seres queridos. Cuando una persona tiene buenas amistades, mejora el trato con su familia: es mejor hijo, mejor hermano, mejor padre, mejor madre, etc. Si una persona empeora con sus amistades, no se puede decir que tiene amigos, tendrá cómplices para sus ocurrencias, que muchas veces pueden llevar a desatinos y equivocaciones.
La amistad de un buen sacerdote
Para el que tiene fe, la amistad con un sacerdote puede traer muchas ventajas. Es lógico porque el sacerdote es un ministro de Dios y por su misión facilita los recursos para estar cerca de Dios. Es quien hace felices a las persona porque trasmite el amor con su amor a Dios. Es en el ámbito de la amistad con un sacerdote donde se produce la transmisión de los recursos sobrenaturales que sirven para acertar en el amor.
El sacerdote que cumple con su función es Cristo y puede convertirse en el mejor amigo, por el hecho de ser sacerdote, o sea Cristo. Podría surgir de allí una fuerte amistad para el que quiere luchar y ser como Cristo, en cambio el que no quiere luchar podría sentirse incomodo con el sacerdote y trataría de colocarse a cierta distancia. Esta situación podría ocurrir también con cualquiera que deja de hacer las cosas bien. El sacerdote también se da cuenta cuando alguien toma cierta distancia porque no está caminando bien.

Lo esencial en la amistad con un sacerdote
Lo que hace que el sacerdote sea un buen amigo es su fidelidad al sacerdocio. El sacerdote fiel que es piadoso y está entregado a su ministerio sacerdotal y por lo tanto obedece siempre a que Dios dentro de la Iglesia, se convierte en camino seguro para los demás. Quién lo sigue adquiere una gran confianza y seguridad en él.
Si el sacerdote rompiera sus compromisos de entrega y fidelidad al camino emprendido, rompería también la auténtica amistad con las personas y si no cambia, volviendo al redil, se puede volver muy peligroso, confundiendo y haciendo daño a las personas, sobre todo a los que están mas cerca de él.
El sacerdote bueno, -todos deberían serlo-, es un hombre que sabe querer y sufre cuando los que se consideran sus amigos no corresponden con una vida de lealtad a Dios.
El sacerdote fiel a Dios no busca el respeto y la consideración de las personas que trata, sino la conversión y el crecimiento en el amor a Dios de esas personas que ama. Se alegrará mucho cuando sus amigos cumplen sus compromisos cristianos y luchan todos los días por ser mejores.  Estará siempre dispuesto a poner el corazón en el suelo para que sus amigos pisen y se sientan felices.

La correspondencia del verdadero amigo de un sacerdote
El que es amigo de un sacerdote debe pensar que él nos quiere para Dios, porque él nos ama con el amor de Dios y reza por nosotros para que seamos mejores. Al sacerdote bueno no lo podemos contentar solo con una cercanía a su persona: saludarlo, regalarle algo, apoyarlo, estar de acuerdo. Todo esto podría parecer mucho pero es muy poco.
Además hay que considerar algo que es realmente importante y ventajoso: la verdadera cercanía a un sacerdote impide la mentira, lo oculto y la doble vida. La amistad con el sacerdote invita a la apertura del alma, que él pueda entrar a gusto viéndolo todo. Es la sinceridad salvaje, sin miedos ni tapujos de decirlo todo sin vergüenzas y sin pelos en la lengua. Al sacerdote amigo se le cuenta todo y no se le oculta nada. No se le enseña solo lo que queremos que vea, se le enseña todo, porque ese amigo es Cristo que nos cura y nos eleva.
El sacerdote es Cristo las 24 horas del día. Nunca dejará de ser sacerdote para ser amigo. Si lo hiciera haría mucho daño. El sacerdote no podrá ser nunca el “amigote” permisivo que no le importan nuestros errores. Es el amigo bueno que nos aconseja siempre para que seamos mejores.
Los síntomas de la verdadera amistad de un sacerdote son: su amor a Dios, su amor a la Virgen, su amor al Papa y a la Iglesia, su fidelidad a la doctrina, el amor a su vocación y a su vida de entrega, el amor a las almas, su afán de santidad y de llegar al Cielo.
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jueves, junio 21, 2012


Motivaciones de las crisis financieras
¿UTOPÍAS O TORRES DE BABEL?
En el siglo XIV Sir Thomas Moro, el gran canciller inglés, mártir por defender la fe católica, fue enjuiciado en 1535 por orden del rey Enrique VIII, acusado de alta traición por no prestar el juramento antipapista frente al surgimiento de la Iglesia Anglicana, oponerse al divorcio con la reina Catalina de Aragón y no aceptar el Acta de Supremacía, que declaraba al rey como cabeza de esta nueva iglesia. Fue declarado culpable y recibió condena de muerte.  La obra  más importante que dejó escrita fue  la Utopía. 
El concepto utopía se refiere a la representación de un mundo idealizado que se presenta como alternativo al mundo realmente existente, mediante una crítica de este. El término fue concebido por Tomás Moro en su obra Dē Optimo Rēpūblicae Statu dēque Nova Insula Ūtopia, donde Utopía es el nombre dado a una comunidad ficticia cuya organización política, económica y cultural contrasta en numerosos aspectos con las sociedades humanas de su época.
Las utopías del mundo
Han pasado muchos siglos con una historia llena de utopías fabricadas por la presunción humana.  El Antiguo Testamento nos narra el episodio de la Torre de Babel que los hombres pretendieron construir para llegar al Cielo. El castigo por esa presunción, para los que pretendían esa proeza, fue la confusión y falta de entendimiento entre ellos. Se dice que ese fue el origen de los distintos idiomas que hay en el mundo. Siglos después algunos quisieron volver atrás con el Esperanto,  que fue, en menor escala, una utopía más de las pretensiones humanas. 
En el siglo XX Hitler pretendió proteger la raza aria eliminando sin piedad a las otras. Ese ideal nefasto terminó con abominables injusticias cometidas por los seguidores del dictador, la muerte de ellos mismos y un desprestigio a nivel mundial que todavía dura en la mente y en la conciencia de muchos.
La utopía del paraíso comunista
El marxismo no se quedó atrás, ha sido el campeón de las utopías, el engaño del paraíso comunista con la igualdad de todos los hombres fue el paradigma del atraso. Ese cuento que parecía ideal para establecer la justicia en la tierra, costó muchas muertes y resentimientos humanos. Por donde pasó el comunismo hubo destrozos irreparables. Fue una siembra de odios y de venganzas que ha dejado hasta la fecha, heridas abiertas. En algunos lugares, donde todavía hay remanentes de esa abominable ideología, continúa la utopía. Cuando vemos las fotos de Cuba donde sale gente contenta rodeada de un atraso descomunal, nos da mucha pena. ¿Ese es el anhelado paraíso comunista?
Las utopías del capitalismo liberal
Hoy nos encontramos en el escenario mundial con  las utopías capitalistas o de mercado libre donde se procura que todos los habitantes tengan acceso a la actividad productiva, y unos cuantos (o incluso ninguno) a un gobierno limitado o mínimo. Allí los hombres productivos desarrollarán su trabajo, su vida social, y otras actividades pacíficas con plena libertad, apartados de un Estado propietario y expoliador.
La crisis financiera en los Estados Unidos de hace unos años y la reciente crisis europea son efecto de las utopías capitalistas. Fue propiciada por un acuerdo tácito de una legión de empresarios que comulgaban con la idea de la libertad absoluta y de la autonomía de la conciencia. Fueron personas  que creían que los problemas del hombre se resuelven con la economía.  La miopía de esos señores fue considerable porque estaba cargada de lógicas mercantilistas que no salían de un papel milimetrado que lo aguanta todo donde parecía que todo cuadraba muy bien. No era más que la famosa y engañosa pirámide donde ganan los negociantes y más tarde todo se desmorona para ka ruina de la mayoría. Ellos quieren encontrar en sus fórmulas económicas la salida a los problemas angustiosos en los que se encuentran encerrados y se siguen equivocando.

La ceguera de la ambición humana
Enrique VIII con el poder que tenía por ser rey, destruyó a todo lo que se le oponía en el camino, porque más importante era su ambición, que la vida de muchas personas.  Algo semejante a lo que hizo Herodes en tiempos de Jesucristo.
Los ambiciosos de hoy no se quedan atrás en sus pretensiones. Pretenden decirnos que les preocupa el problema social y que con la riqueza que se puede conseguir se van a solucionar los problemas de los hombres. Hace tiempo que vienen cantando la misma canción o contando el mismo cuento. Esas son las utopías del siglo XXI. La crisis europea es una foto muy clara de esos planteamientos, donde se puede ver el fondo de las pretensiones humanas.
Como puede ser posible que unas personas decidan sobre el papel lo que debe producir un país y lo que no debe producir para que el orden de una buena producción haga crecer a todos. Algunos, cegados por un ideal economisista, se dieron el lujo de decirle a toda una población que no trabaje, porque no era necesario, e incluso les pagaron para que no lo hagan, en aquellos países donde determinado producto no debía competir con el país designado para producir. Eso parece lógico dentro de las fórmulas matemáticas pero resulta que el hombre y su realidad es mucho más que los números exitosos para una producción en el mercado.
El hombre necesita trabajar, gane poco o mucho. Al que se le paga  por no trabajar se le puede convertir en un parásito social. Sería como envenenarlo.
No pueden haber planteamientos económicos y diálogos técnicos que no pongan al hombre en primer lugar. No son los proyectos de los hombres en general los que deben salir sino el proyecto de cada hombre con su familia. Los proyectos de los hombres apuntan a los negocios de los hombres. Los proyectos de cada hombre apuntan a su familia y a la educación de sus hijos. Cada hombre debe ser el proyecto de la empresa y por consiguiente del país. No son los hombres para las empresas sino que las empresas son para los hombres.
Que los hombres no pretendan construir nuevamente la famosa Torre de Babel. Ya hay bastante confusión y falta de entendimiento. Ahora tiene que venir la etapa de la claridad y de la fraternidad. La etapa del hombre que sabe amar y que es feliz en el servicio y no en el negocio compulsivo o en el entretenimiento irresponsable.
Las utopías hay que quemarlas y sacar los libros que unen a los seres humanos con planteamientos  y proyectos verdaderos para el progreso y la mejora de las mismas personas.
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viernes, junio 15, 2012


El tesoro de la paternidad
AGRADECIMIENTOS ENTRAÑABLES
Hay momentos en los que uno se encuentra con grandes deseos de agradecer. Son instantes que llegan sorpresivamente cuando nos detenemos en medio de los avatares y vicisitudes de la vida y la mente se llena con los recuerdos de tantos tesoros recibidos de tanta gente buena que ha pasado a nuestro lado. La Providencia nos sorprende con esos regalos que no nos merecemos.
Es también la maravillosa experiencia poder contemplar rostros alegres y llenos de esperanza que tonifican y elevan nuestro ser, motivaciones de personas que siempre han tenido el deseo de hacer felices a los demás, a pesar de los contratiempos y dificultades de la vida,  y  se esfuerzan en sonreír, en dar la mano y en ser apoyo para los demás.
Con la presencia de la gente que sabe querer, los problemas se disipan, todo  se ve más fácil, al menos más asequible, porque esas personas dejan en nuestros oídos palabras que son una verdadera inyección de optimismo que nos animan y nos alegran. 
Cuánto bien hacen a una sociedad los que se esfuerzan por hacer las cosas bien y consiguen estar unidos en los caminos correctos. Es la amistad de la unidad en la rectitud y la honradez, que hace amable y cordial a la persona, al mismo tiempo que la fortalece. No son los acercamientos melifluos de quienes, con mil argucias, buscan sacar provecho a sus relaciones con los demás, dejando una estela de irreverencia hacia lo  correcto y sano, para ganar las “simpatías” de quienes están con la moda o con posturas de consenso políticamente correctas pero lejanas a la virtud.

Gracias a la familia
En la sociedad tiene más valor  una familia unida que mil proyectos sociales. El principal proyecto de cada persona es su propia familia. Querer al prójimo próximo es un grato deber que es recompensado por las mismas personas buenas que saben corresponder. Los vínculos familiares refuerzan las amistades. Una amistad no es buena cuando va contra la casa. La verdadera amistad es consecuencia de un amor ordenado. No se puede ser amigo si no se quiere a la familia. Todos debemos estar agradecidos por la familia, aunque esté rota y se encuentre en una crisis existencial. Si la familia está deteriorada, hay que arreglarla y no huir.
Cuando la familia no está bien se deben poner los medios para que sane. Siempre se puede recuperar la salud de todos y eso depende de las disposiciones de las personas.  Todos deben contribuir a la reconstrucción de un hogar, tal como se reconstruyen los monumentos históricos más emblemáticos.  Si se pone tanto énfasis en los patrimonios culturales, más énfasis se debe poner en la unidad familiar que es de más riqueza para la sociedad que un monumento o el recuerdo de un campeón que destacó dejando en alto el nombre de un país.
La unidad que se forja desde los inicios en la formación de una familia, se debe cuidar y fortificar.  Las batallas ganadas para que la familia vuelva a caminar se convierten en un  recurso de primer orden para el progreso social. La sociedad entera debe agradecer a las familias que están unidas porque son una gran contribución para toda la sociedad. Una familia unida difunde una energía de amor solidario y comprometido que da seguridad y paz.
Las familias unidas suelen ser agradecidas. El agradecimiento es una manifestación de salud. De allí el refrán:  “es de bien nacidos ser agradecidos”  El agradecimiento es la inspiración más fuerte para el artista y el escritor.  En cambio la ira y el odio distorsionan la comunicación y muchas veces la envilecen. El que respira odio posee fuertes sentimientos de venganza y grandes resentimientos. La rebeliones que surgen de allí producen golpes y heridas a los demás. Lo vemos  hasta en los hogares cuando la sociedad está desordenada. Cada día son más lamentables los episodios de violencia familiar.
Otra es la imagen de la persona agradecida que canta a la naturaleza expresando su gratitud y trata a los demás con una exquisita delicadeza. Le está diciendo a los demás, con una profunda sinceridad: ¡que bueno que existas!  Agradece siempre la existencia y cercanía de los demás.
La verdadera gratitud es  un constante  agradecimiento a la vida y a las personas. Es un decir:  doy gracias por vivir, porque me puedo encontrar con personas muy buenas y valiosas.  Es un amor que va creciendo de día en día por la simple aceptación de la realidad de los seres que debemos amar. Como dice el Papa Benedicto XVI: Dios ha creado el mundo para hacer con el hombre una historia de amor.
Dice la Escritura: “De la abundancia del corazón habla la boca”  Qué fácil resulta  hablar y escribir cuando uno se siente agradecido al reconocer tantas cosas buenas que vienen por el amor a las personas.

Gratitud a la paternidad
Entre las múltiples manifestaciones de agradecimiento que una persona puede hacer en la tierra hay una que ocupa un lugar importante en el corazón:  agradecer la paternidad. El padre es el que trae, cuida, conserva y dirige.  Lo que nos llega es gracias a una paternidad (divina y humana), quien nos cuida y nos da seguridad es la fortaleza de la paternidad:  que al hijo no le pase nada, se conserva lo que viene de atrás y se debe trasmitir hacia delante:  “viejo mi querido viejo, ahora ya caminas lento…” dice la letra de la canción de Piero, la lentitud de andar paterno es el stop que nos encontramos en las correrías de la vida para detenernos y saber que vale mucho el tiempo dedicado a la veneración paterna.  En la conservación de los valores está la mejor dirección de la vida, por eso se dice que el padre también dirige.  No es la dirección de una imposición autoritaria es la dirección de una tradición de amor.
Del corazón de cada persona debe brotar, con una decisión franca y espontánea un:  ¡Gracias papá!
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jueves, junio 07, 2012


No se puede avanzar
DIÁLOGOS DE CIRCO
De niño me encantaba ir al circo para reírme con los diálogos incoherentes  y desconcertantes de los payasos que muchas veces terminaban en sonoras cachetadas acompañadas por un bombo o platillo de los músicos de turno. Después los payasos aparecieron por la televisión para delicia de los niños, primero fueron Mediasuela  y Gasparín  y después Cachirulo y Copetón.  Las bromas de esas épocas giraban en torno a las ocurrencias de la vida cuyos protagonistas eran el tonto y el vivo. Nos hacían reír las ingenuidades  y ocurrencias del tonto y las astucias de un vivo que no eran las de uno que se está aprovechando de las limitaciones del otro sino las del que está tratando de ilustrar al otro para que tenga más luces y sea más coherente. Esos diálogos del circo eran divertidos y educativos.

Los foros políticos
Han pasado los años y nos hemos hecho mayores. Los diálogos del circo continúan pero ahora se dan en los foros políticos y sociales. Los podemos ver a través de la televisión, la radio o leerlos en los periódicos. A diferencia de los anteriores el tonto es el ignorante y el vivo es el que quiere sacar provecho personal. No existe la ilustración, existe la discusión permanente, porque hoy, con el progreso de los tiempos el ignorante puede asesorarse de otros vivos que lo engañan a él y se presentan sacando espadas, flechas y lanzas sin ningún escrúpulo, con la única intención, aunque no lo digan, de llenar sus bolsillos, dejando más pobres a los pobres.  En el otro “equipo” están los vivos de siempre que ya llenaron sus bolsillos y piensan que solo se trata de llenar los bolsillos de todos para que la fiesta termine en paz.
Mientras las cosas sigan así tenemos circo para rato y como además nunca faltan los corruptos que corrompen, la confusión se hace más grande, y como además estamos en una época de relativismo, no se sabe quien es el “bueno”  y quién es el “malo”, o dicho con otras palabras: quién es el que actúa con rectitud de intención, de un modo correcto, y quién está engañando.

Los circos de hoy
Si hoy vamos a los circos las bromas de los payasos ya no son para los niños, están sesgadas hacia los aspectos sensuales o sexuales de las personas y muchas veces caen en lo zafio y grotesco, otras, en una inmoralidad censurable.
Si escuchamos a los cómicos por la radio o los vemos por la televisión, encontramos el mismo sesgo y una incursión con guiones de matiz político.  Y ahora,  los diálogos de circo se dan todos los días entre los políticos que quieren arreglar las situaciones sociales del país y los pobladores representados por autoridades que buscan el protagonismo, quemando llantas o con unas pataletas. Las ocurrencias y las frases que sueltan sirven más para los guiones de los cómicos, que por lo visto prefieren políticos que digan tonterías, que políticos acertados, ya que así pueden tener más rating en sus programas.

El payaso burlón cosecha tristezas
Diálogos de circo es distinto que diálogos de sordos. Estos últimos se dan cuando nadie quiere oír al otro, en cambio en los primeros se oye todo y al mismo tiempo, como en los payasos, se ridiculiza lo que dice el interlocutor y se enfatiza el argumento personal que luego es distorsionado por un tercero que ironiza y hasta se burla de los nuevos planteamientos. A los periodistas les gusta echar leña porque así el circo tiene más éxito y venden más.  La chacota vende más que la cultura. Los chistosos se ponen felices.
Es por eso que algunos medios informativos fomentan el sarcasmo y la burla  para que al ser todo mucho más divertido y el negocio crezca. Con estas aparentes atingencias ya no se evitan los juicios temerarios, las calumnias y las difamaciones. Todo entra en la guerra y que se salve el que pueda.
Más tarde ese circo tan “alegre” termina en tragedia, como el payaso triste que tiene que hacer reír aunque esté triste y cuando se esfuerza para ser divertido, de pronto se da cuenta que su alma está vacía de amor, que sus payasadas no tienen sustento para llevar el peso de la vida, ayudando realmente a los demás. Así es la suerte de todos los interlocutores de los diálogos de circo que abundan en el mundo.

Las virtudes humanas de los que conversan
Estos diálogos, de poco nivel humano, terminaran cuando mejore la calidad de las personas que dialogan. En los foros más emblemáticos hay personas que hablan y nadie las escucha, no les interesa lo que están diciendo. También ocurre en los hogares cuando hablan los padres y los hijos no quieren escuchar. La falta de interés va acompañada de un rechazo y una minusvaloración del interlocutor. Deben mejorar los que hablan, no en sus discursos sino en la rectitud de su corazón. También los que escuchan deben poner más interés y atención. Todo es cuestión de amor y de valoración de las personas. Lo demás viene solo.
Cuando se trata de la cuestión pública es necesario que la sociedad seleccione a sus interlocutores para resolver los problemas sociales. Cuando los que hablan o dialogan no son idóneos, se generan los conflictos con rechazos habituales y con una terquedad insana que persiste y es muy difícil de revertir. Son situaciones lamentables donde se nota a la legua que faltan las más elementales virtudes humanas.
Los que dialogan deben conocer bien el fondo de las personas para poder solucionar los problemas humanos. Es un conocimiento que solo se puede tener cuando se sabe amar de verdad a los demás. 

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viernes, junio 01, 2012


La urgencia de la unidad de vida en las personas
EL RABO DE PAJA Y EL TRIGO SUCIO
Cuando observamos los conflictos sociales percibimos claramente una falta de entendimiento que va más lejos de los temas técnicos que se intentan conversar en las mesas de diálogo.
Algunas veces nos parece que se trata de idiomas distintos que todavía no encuentran los intérpretes adecuados para las debidas traducciones. Luego descubrimos que esta apreciación es bastante superficial aunque tenga ribetes de verdad. No es que los temas técnicos no se entiendan o no se quieran entender.
El otros momentos los historiadores y los sociólogos ponen el acento en las distintas costumbres y culturas y dicen que los problemas surgen porque no se conoce bien la realidad.  Efectivamente se conoce mucho menos de lo que parece. En este portal hemos afirmado que para poder conocer se debe amar. Ahora quisiéramos decir que es imposible amar si el hombre no está bien. El amor no es una estrategia.
Cuando leemos en los medios los conflictos sociales, aparecen los matices ideológicos de las derechas y las izquierdas. Los de la derecha suelen ser los que tienen la plata y quieren hacer el negocio que parece rentable y muy adecuado para el país. Han hecho los estudios y tienen “todo” previsto; y los de la izquierda son los que no quieren que los de la derecha se lleven todo a “sus bolsillos” y ellos sigan siendo los pobres de siempre. Parece que las aspiraciones de estos últimos son querer ser una derecha distinta, o sea tener plata y disfrutar de ella. 
Con esta foto podríamos ver que la bola está totalmente fuera de la cancha y que el punto neurálgico del problema no está solo en lo que se gana o en lo que se pierde. Hay algo más. Viéndolo a groso modo ambas posturas son egoístas, cada uno defiende lo suyo, sin embargo, hay un matiz, que todo el mundo se calla en 7 idiomas y es el que se refiere a la vida personal.
Pareciera que hay consenso en taparse cosas, o no darle importancia a lo que se decide en los ámbitos privados o en la vida familiar.  No importa cómo viva o con quien viva. Además existe un consenso tácito en aceptar como normal situaciones de desarreglo personal o familiar: borracheras, sacarle la vuelta a la mujer, ludopatía, peleas y odios a nivel familiar, buscar prebendas usando la amistad, buscar lealtades con el dinero, utilizar a las personas, etc.
El título de este artículo, que parece de un cuento de literatura sarcástica, pinta al instante lo que a continuación vamos a describir. Pondremos al descubierto lo que muchos no se atreven a destapar porque piensan que los asuntos de la vida privada son cosas de cada uno y no tienen nada que ver con lo que se quiera hacer en los trabajos o en la misma sociedad.
Hoy se ha extendido la mentalidad de liberal,  del que “tiene sus cosas” en la vida privada, (una vida desarreglada) y vive sin querer resolver esos asuntos suyos (que están mal y hacen sufrir a personas); sin embargo quiere ser parte de la solución de problemas sociales. Existen, y han aumentado lamentablemente,  personajes metidos en su propio ego, que creen que todo se arregla con dinero y por lo tanto ofrecen plata, buenos puestos de trabajo, proponen negocios y quieren arreglarlo todo sacando la billetera. Piensan que lo que hay que hacer para que la gente funcione es darles cosas o pagarles bien. Aseguran que si sus proyectos son rentables van a ser beneficiosos para toda la población porque pueden generar muchos puestos de trabajo. Es todo un planteamiento lógico, muchas veces sustentado con estudios de factibilidad y aprobados por los mejores técnicos. Sobre el papel es una maravilla, ¡se va a eliminar la pobreza!  y la gente será feliz porque tendrán muchas más oportunidades. Craso error.
Todo eso parece a primera vista muy bueno. Si observamos bien, muchos de estos planteamientos provienen de personas que no están bien en sus vidas privadas, otros no.
La carencia o deficiencia de una vida coherente impide ver la realidad y sobre todo acertar en lo que se debe hacer con las personas. Los esfuerzos por querer arreglar las cosas sin la limpieza del corazón, chocan con una oposición motivada por la desconfianza al que propone. Es que suelen ser planteamientos que están “contaminados” por una vida desordenada. El que escucha al que propone no encuentra la limpieza de un corazón ordenado que sabe amar y que puede alcanzar lo que realmente hace falta. Cuando no se vive correctamente  no se sabe ni se puede arreglar las cosas de los otros.
Un buen padre de familia no es el gran empresario que gana mucho dinero y entrega a sus hijos una buena herencia para que hagan lo que quieran. Eso es muy limitado y hasta peligroso. Está claro que unos dirigentes no actúan en sus trabajos como lo harían en sus hogares, sin embargo la comparación es muy buena porque los deberes del hogar ordenan el corazón del hombre para que sea limpio y correcto en su accionar. Por algo se dice que la familia es la célula básica de la sociedad y por lo tanto la doble vida de una persona es un ataque a su casa y también a la sociedad. Es fuente de corrupción.
En la vide empresarial y en la política existen personas con el perfil que estamos describiendo,  son habitualmente descreídos para unos temas, suelen vivir al margen de la religión, o la tienen solo como referencia para ciertos asuntos que les interesa arreglar, pero sin comprometerse personalmente para nada, miran a la Iglesia a distancia y no desean tocar temas espirituales que les afecten a ellos (los han guardado en un cajón para mejor ocasión), sin embargo comentan los desatinos de los eclesiásticos, o algún aspecto doctrinal, que no entienden, para justificar su distancia. Solo van a Misa cuando tienen un compromiso social y nunca se confiesan. Eso no va con ellos.
Otros van más lejos con una oposición contundente contra la Iglesia y sus autoridades, no les importa lanzar críticas hirientes que van desde la murmuración a la calumnia, apoyan y se solidarizan con los que se consideran “victimas” de los “abusos” de las autoridades sin fijarse en los temas de fondo; además son tolerantes con los desórdenes de vida de otros, porque ellos también viven así. Tienen rabo de paja y se cubren unos a otros para seguir viviendo así, como si no pasara nada.
Es una mentalidad rebelde de personas que han hecho una ley con su propia conciencia,  aprobando y muchas veces  entregándose a lo que mancha y denigra al hombre, por ejemplo: borracheras habituales o prostitución. Tampoco les importa que se organice para los demás grandes fiestas donde corra el licor y la prostitución. Piensan que es una forma natural de contentar a las  mayorías. No hacen nada para corregir esos desordenes sociales, que dañan la salud espiritual de mucha gente. A vista y paciencia de todos vemos a diario el mundo nocturno de los vicios donde el sexo, el licor y las drogas destrozan la vida de muchos jóvenes, y todo sigue igual como si fuera lo más normal.
Lo peor de todo es que esas actividades, que corrompen a muchas personas, las organizan y las promueven empresarios liberales que no tienen escrúpulos en hacer negocios sin pensar en la salud espiritual de las personas y sus familias. Cualquier medida para cortar esas actividades les parece contra la libertad de las personas, cuando ellos mismos están promoviendo una corrupción que las esclaviza y les quita la libertad.  
Todos sabemos que algunos empresarios colaboran y contribuyen a organizar, por lo bajo, el turismo sexual con mujeres que son traídas de las selva para el placer de los turistas. También existen empresarios que organizan en sus propias empresas, sobre todo en las que están alejadas de las ciudades, espectáculos indecentes con mujeres alquiladas para ejercer luego la prostitución. En algunas se organizan verdaderas orgías, ¿y después qué?, ¿todos contentos? El resultado suele ser: hogares rotos e hijos abandonados, ¿así puede progresar el país? Es como cuando los jefes militares quieren contentar sus soldados haciendo ingresar a prostitutas a los cuarteles.  ¿Quién permite todo eso?  La mentalidad liberal que cree que el dinero lo arregla todo.  Es un cáncer que tenemos que erradicar.
Puede haber mucha ignorancia en los más pobres, y de hecho la hay, y se nota en los conflictos sociales, cuando se oyen los argumentos,  pero la realidad de los desordenes de vida de mucha gente “importante” es una realidad que ¡clama al cielo! y una dificultad grande para que pueda darse el entendimiento debido entre los seres humanos.
El que no está limpio no puede arreglar las cosas. Jesús decía en los Evangelios cuando los hombres querían hacer justicia lapidando a una mujer: “El que esté libre de pecado que lance la primera piedra…”  …todos se retiraron.
El que quiera resolver los conflictos sociales debe ser íntegro como persona. Entonces los demás leerán en él la honradez de su planteamiento, porque tiene honradez de vida. No existe el hombre perfecto y puro. Pero si puede existir el que se esfuerza en arreglar su propia vida para poder arreglar la vida de los demás. El que es honrado y se esfuerza por hacer el bien, empezando por él. Los estudios técnicos no sirven, aunque sean impecables, si la vida privada de las personas no camina bien.
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