jueves, marzo 27, 2014



Los presagios de la historia
LA CAIDA DE LAS SOCIEDADES ATEAS
Quizás a los agnósticos y ateos no les guste este artículo que está inspirado en la misma historia de la humanidad. Solo hay que mirar para atrás y constatar cómo se han ido desarrollando los sucesos: lo que se ha mantenido y lo que el tiempo se llevó.
Los grandes imperios que parecían imbatibles se fueron desmoronando como castillos de arena. Las ideologías, fabricadas por las ambiciones e intereses humanos de poder o de partido, se han quedado obsoletas y ya nadie cree en ellas.
La humanidad, a pesar de los avances tecnológicos de la ciencia y de las experiencia de la historia, camina con grandes achaques: muchas situaciones de violencia y de inseguridad campean por todas partes: angustias y depresiones individuales que llevan a no pocos al suicidio, protestas y guerras contra sistemas establecidos que continúan llevando a multitudes a la rebelión.
Lis líderes que liberaron al mundo de muchas esclavitudes no han podido curarlo de las tiranías y torturas que todavía persisten aunque se le declare la guerra a la homofobia y a la discriminación  y se llame con urgencia a la tolerancia y a la inclusión.

Papeles, ¡tan solo papeles!
Todo entra en el papel y poco en la conciencia de las personas, las palabras se las lleva el viento porque entran por un oído y salen por el otro. Miles continúan su andadura por la tierra con doble vida y con doble discurso, colocándole a la hipocresía el apellido de la libertad.
El sincretismo de ideologías ha creado un hombre acomodado a unas estructuras sin raíces que mira solo el espejismo de una aparente “realidad” creada con la superficialidad de un consenso que busca pasarla bien por encima de todas las cosas. La frivolidad mundana ha penetrado en las derechas y en las izquierdas, por las rendijas de una considerable tibieza social (falta de orden en el amor) creando una legión de esquizofrénicos enfrentados. por la falta de virtudes humanas necesarias para la comprensión y el entendimiento entre los hombres.

La familia: víctima de la sociedad sin valores
Esta crisis de la humanidad afecta principalmente a la familia que se encuentra totalmente desprotegida por los influjos de una sociedad agresiva llena de irreverencias y vulgaridades que se apunta ciegamente a todo lo que sea informal con la bandera de una modernidad que censura lo antiguo como malo y obsoleto.
Las rebeldías de hoy están otorgando patente de corzo a “derechos” que van contra el hombre y la sociedad: el libertinaje sexual, la legalización de las drogas, el permisivismo para el alcohol, la banalización de las fiestas, la aprobación del aborto, la legalización de la homosexualidad como sistema de vida, la eutanasia, a falta de libertad religiosa, etc.
Los colegios y las universidades apuntan más a lo académico que a la formación moral de las personas creando una competividad empresarial y una distorsión en la jerarquía de valores. Como es lógico la pita se rompe por el lado más débil y aunque las instituciones educativas tengan unos idearios emblemáticos para la formación de las personas, los resultados reales están muy lejos de esos fines.
Dios es el Señor de la historia
A principios del siglo XX, el año 1917, coincidieron las apariciones de la Virgen a los tres pastorcitos en Fátima (Portugal), con la revolución bolchevique en Rusia. Ambos acontecimientos tuvieron repercusión internacional y mundial. La Virgen le pide a Lucía para que el Papa consagre a Rusia a su corazón Inmaculado para que los errores de Rusia no se difundan por el mundo entero. Como Rusia formaba parte de la guerra no se vio conveniente hacer esa consagración universal. Los errores de Rusia (el marxismo) invadió el mundo causando muchas divisiones y terribles muertes. El 13 de mayo de 1981, día de la Virgen de Fátima, Ali Agca, un francotirador turco le disparó al Papa Juan Pablo II, con intención de matarlo. El Santo Padre quedó herido y la noticia se difundió por todo el mundo. Al año siguiente, el Papa viaja a Fátima y consagra el mundo a la Virgen María, mencionado a Rusia. Al poco tiempo cae la muralla de Berlín y el comunismo queda obsoleto. Muchos países que estaban al otro lado de la cortina de hierro pasan a ser democráticos.
El mundo sigue avanzando con la bandera de la democracia. Se producen muchas guerras de independencia dejando sin curar las heridas de los odios y resentimientos entre los seres humanos. El capitalismo imperante de aquellos años trajo un progreso tecnológico impresionante. Parecía que la paz se podría conseguir con el progreso económico. Pero el ser humano, que no camina bien con los números ni con el dinero, se llenó de codicia y desenfreno. El materialismo y la abundancia lo corrompió y el resultado fue una crisis económica en occidente sumada a una crisis moral sin precedentes.
Hoy nos fijamos que algunos países de oriente  apuntan a un desarrollo económico pero con sociedades totalitarias que van desde el ateísmo de los países marxistas hasta los fanatismos religiosos que conducen al terrorismo y ponen en peligro la paz mundial. Hoy parecen imparables las invasiones migratorias del oriente en occidente. Las políticas control de la natalidad occidentales se están viendo afectadas por el crecimiento demográfico oriental.
No es que oriente llegue con la solución para la paz y armonía mundial. El conflicto empezará por ellos mismos. Una sociedad sin Dios no tiene sustento, tarde o temprano estalla y desaparece, como ha ocurrido siempre en la historia. Hoy parece un gigante que va creciendo cada día más y mañana serán cenizas que se las lleva el viento.
No es necesario ser profeta  o adivino para saber lo que va a ocurrir en el futuro, basta ver, con dos dedos de frente y un poquito de sentido común, lo que ha ocurrido en la historia. La prédica de la Iglesia ha sido muy clara a lo largo de la historia. Ahora también se debe escuchar lo que dijo el Papa Benedicto XVI cuando empezó la crisis económica de occidente y lo que está diciendo el actual Papa Francisco sobre el economicismo  reinante  que lleva a la división entre las personas y al crecimiento de la brecha entre ricos y pobres. Por otro lado, el Santo Padre tiene también  esperanza en la capacidad de los seres humanos para abrir los ojos, poder contemplar la realidad y así, con responsabilidad, puedan luchar para conseguir una civilización cristiana, donde esté presente Dios, que es el Señor de la historia, para el bien y la felicidad de todos los hombres.
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jueves, marzo 20, 2014


Ezquizofrenia social

TRISTE ELOGIO A LAS BALAS

Todos los días en los periódicos nos encontramos crónicas amarillas de sucesos penosos con algún muerto de por medio. Los noticieros televisivos abundan en datos sobre estos hechos de la vida real que claman al cielo: muertes pasionales, suicidios, gente que se quiere quitar la vida y es rescatada, feminicidios, sicarios que matan por ajuste de cuentas, parricidios: hijos que matan a sus madres, padres que matan a sus hijos. No son películas, es la más cruda realidad y sucede en la misma ciudad que habitamos, donde los ambientes son cada día más inseguros. Los desadaptados que andan sueltos por las calles, puede ser también asesinos en potencia.

Todos los días ocurren tragedias. El poder mediático se encarga de dar una información detallada: estudiantes que ametrallan a profesores y alumnos, locos armados que disparan a mansalva en un centro comercial, fanáticos que organizan una matanza colectiva con algún aparato explosivo, borrachos que organizan líos, artista de cine muertos por exceso de drogas, violencia familiar incontrolable, etc.

A las grandes mayorías ya no les llama la atención que sucedan estas cosas, se han acostumbrado a verlas en los titulares de los periódicos que se exhiben en los quioscos y en los noticieros televisivos, todos los días y a cualquier hora. Cuando las noticias trágicas se difunden muchos optan por cerrar los ojos, no quieren aceptar la realidad de los sucesos desagradables, prefieren no enterarse, sin embargo las noticias amarillas se multiplican y se difunden como un aluvión imparable por todo el mundo.

 

La violencia en la televisión y el cine

El problema más grande no es la difusión de los sucesos trágicos. Al periodismo hay que pedirle que informe con veracidad, respetando a las personas y sin hacer escándalo. Lo que realmente inquieta es el aumento de la violencia en todo el mundo: ¿a qué se debe ese incremento? 

Está claro que la ausencia de valores es una de las causas al que se suma el influjo de los medios de comunicación y del cine, con series, telenovelas y películas  que están creando, en no pocos espectadores, un "gusto" desviado favorable a las balas y a las matanzas. Lo podemos ver en películas de acción donde mueren unos y otros sin que pase nada. Matar se convierte en una actividad normal y hasta heroica en algunos casos.

Algunos dicen que la violencia forma parte de la vida y que las películas o las telenovelas solo están reflejando la realidad; sin embargo es necesario advertir, que con la permisividad de la violencia en las actividades lúdicas, muchas personas están dejando entrar en su interioridad, como por ósmosis, un influjo negativo, que es una suerte de adrenalina que busca una diversión atrevida y placentera con la acción violenta que se percibe. Hace poco un adolescente mató a su papá porque lo ganó jugando playstation. Algunos desadaptados han encontrado en el cine y en la televisión los modelos y las motivaciones para sus matanzas.
 
 
Miopía y esquizofrenia social
 

Lo que llama la atención a los educadores es que existen muchas personas normales que son proclives a divertirse con películas donde hay balas y corre la sangre despiadadamente,  no se mueven por malicia, incluso puede tratarse de personas de un buen nivel intelectual y de excelente prestigio profesional, sin embargo, por diversas circunstancias,  tienen una miopía que les impide ver lo desacertado que es divertirse de esa manera, en estos tiempos tan desordenados. Es una desviación que se ha generalizado en la sociedad, en muchísimos ambientes y especialmente entre la gente joven. Algunos la califican de  esquizofrenia social, porque da cabida a dos planteamientos opuestos en la misma persona: que le parezca terrible que haya violencia en la sociedad y la aceptación, sin más, de la violencia descarnada en películas de acción, que incluso podrían ser las favoritas.

Es necesario aclarar que existen películas de acción, muy positivas y sanas, que ayudan a rechazar la violencia:  "La pasión"  de Mel Gibson, o "La caída" sobre la muerte de Hittler.  "De dioses y de hombres"  "Los niños de la China" "Hotel Ruhanda" "El poder de uno" "Bakita"  y muchas otras, que son películas duras, pero edificantes. El espectador no va deseoso de ver violencia y regodearse con ella, sino que busca instruirse, y ¿porque no?, divertirse, con una película de acción donde la violencia está bien tratada porque se respeta a las personas  y ayuda al espectador a encontrar los valores necesarios para superar el mal. Evidentemente existen películas de violencia y acción que son muy valiosas, cuando se cumplen e los objetivos que hemos señalado.

La ambigüedad del ambiente relativista

Sin embargo es necesario advertir que en la sociedad relativista cada vez importan menos los temas de fondo,  los parlamentos de los artistas les  parecen largos y aburridos. Quienes se dejan influir solo por la "adrenalina" de la acción están buscando sentir sensaciones, eso les basta; quedan extasiados con los efectos especiales y los argumentos pasan a un segundo, o tercer plano; si la película es lenta les parece pesada y fuera de la época, lo antiguo ya fue y por lo tanto vale poco. Como esas películas no cuentan para la diversión que se desea, nunca se ven. A la hora de elegir siempre escogerán la más divertida, con mucha acción y efectos especiales.

Los amantes de séptimo arte suelen tomar distancia de infinidad de películas comerciales de poco valor, aunque sean taquilleras. El cine bueno es mucho más que lo que puedan ofrecer estas películas. En el cine independiente existen películas extraordinarias que pasan desapercibidas y que todo el mundo debería conocer, pero resulta que mucha gente, desgraciadamente, no tienen tiempo para verlas porque a la hora de la diversión las preferencias apuntan siempre a lo mismo.

 Algo parecido pasa con la música. La superficialidad en la sociedad está tan extendida, en todos los niveles, que las grandes mayorías no entienden la música clásica, prefieren lo que está de moda, aunque no tenga un valor artístico. En la literatura ocurre lo mismo, la gente prefiere libros light de escaso valor porque se aburren con las obras literarias de los grandes maestros.

Un síntoma claro de superficialidad y frivolidad,  lo encontramos en los canales de televisión de señal abierta, donde se cae con frecuencia en la vulgaridad con programas huachafos, irreverentes y obscenos, que la gente sintoniza para divertirse. Lamentablemente son los que más rating tienen.

Educar para la paz con los medios de comunicación, el cine y el arte

Los educadores no podemos estar tranquilos con estos desarreglos sociales que son contraproducentes si queremos formar bien a las personas. La esquizofrenia social es evidente. Urge poner los medios para revertir esta "enfermedad" que para muchos pasa desapercibida.

Para poder arreglar este desorden, que se ha generalizado en todo el mundo, es necesaria la formación correcta de la conciencia,  que no puede dejar de ser recta. Los padres de familia y los maestros tienen el deber imperioso de formar la conciencia de las personas de acuerdo a la verdad.

La sociedad necesita hombres de conciencia recta y unidad de vida. Para decirle no a la corrupción es necesario que en la persona no tenga doble discurso, ni permisivismo moral. Todos deberían adquirir un conocimiento claro de lo que hay que aceptar y de lo que hay que rechazar. En ningún caso se puede admitir una apología de la violencia, cerrando los ojos a la realidad.

La violencia hay que rechazarla, venga de dónde venga, y es necesario erradicarla de la sociedad. Ni siquiera debería darse en las actividades lúdicas, (donde hay una infección generalizada). El que no es capaz de entender este criterio está lejos de poder ayudar a la gente en la construcción de un mundo donde reine la paz. Hoy, más que nunca es necesario enseñarle a la gente para que se diviertan sanamente, con películas y espectáculos edificantes. El buen cine y el buen teatro son medios extraordinarios para lograr esos objetivos.

 

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viernes, marzo 14, 2014


La esperanza del reencuentro 
CANCIÓN DE DESPEDIDA

Todo tiene su fin y muchas veces en la vida toca despedirse. Hay despedidas pequeñas dentro del mismo día como cuando los niños se van a la cama y se despiden de sus padres con un beso, o cuando salen para irse al colegio. Estas despedidas amorosas se recuerdan con nostalgia cuando pasan los años, son momentos agridulces donde se combina la alegría del saludo con la tristeza, aunque sea pequeña, de la separación, pero también está la esperanza de volverse a ver.

Cuando los Boys Scout terminan sus fogatas se cogen de las manos, hacen un círculo alrededor del fuego y cantan la canción de la despedida: "¿porqué perder las esperanzas de volverse a ver? ¿porqué perder las esperanzas si hay tanto querer?

Lo importante es el querer. Las personas que se quieren mucho sufren cuando se despiden, pero también se llenan de esperanza con la alegría de volverse a ver, del reencuentro. Cuando el hombre se separa de Dios por el pecado, sabe que tiene la esperanza de la confesión para que se de el reencuentro, con la alegría grande del abrazo de Dios.

En los ámbitos humanos el amor auténtico produce contínuos reencuentros. El que está trabajando mira el reloj con la ilusión de volver a su casa para reencontrarse con su familia. Esa llegada de todos los días no será nunca rutinaria cuando hay amor. Si un miembro de la familia viaja, la despedida suele ser emotiva: fuertes abrazos, besos y hasta lágrimas y luego los adioses con un pañuelo mientras se aleja y todavía se le puede ver. Los que no viajan vuelven a sus casas en silencio, con la pena de la partida del ser querido, pero con la gran esperanza de volverlo a ver.

 

Modos de despedirse

Hay muchos modos de despedirse; depende de los modos de ser. Hay despedidas emotivas llenas de gestos y manifestaciones de afecto y otras que no expresan hacia afuera lo que se lleva en el corazón, la procesión  va por dentro. A muchos no les gusta despedirse, para no emocionarse ni quebrarse: se escapan sin que nadie los vea. Son modos de ser que hay que comprender. Existen personas con gran corazón, que tratan habitualmente con mucho cariño a los suyos, que no quieren saber nada con las despedidas, se llenan de nervios y prefieren evitar esos momentos de sufrimiento, que no podrían aguantar. Huyen sin dar la cara y lloran solos, sin que nadie los vea.

Tampoco se puede olvidar que las grandes despedidas no son tan significativas para calificar a las personas como los saludos diarios. Al que no saluda habitualmente y pasa de largo se le considera mal educado, en cambio sí uno se fue de una ciudad por un tiempo largo, sin despedirse,  pueden existir razones comprensibles.

A las personas se las conoce por su vida y no por algo que hizo o no hizo en un momento determinado. Los que ha estado habitualmente a su lado podrán decir cómo era: buen padre, buen hijo, buen esposo, buen amigo....(o buena madre, hija, esposa o amiga).

 

La nostalgia de las personas y de los lugares

El que viaja también tiene la esperanza del reencuentro, aunque el proyecto que motiva su viaje tenga prioridad. Miles dejan por un tiempo a su familia, por un proyecto de trabajo, o de estudios. La lejanía motiva la valoración de las personas y los lugares. La experiencia de que las distancias físicas acercan más a las personas es casi universal.

La canción de la despedida dice: "¡no es más que un hasta luego! ¡no es más que un breve adiós!  para recordar que el tiempo se pasa volando aunque en el momento de la despedida parece que falta una eternidad; en el momento menos pensando llega la alegría del reencuentro.

Cuando la vida ha sido ordenada, por el esfuerzo personal de corresponder y querer dejar para los que vienen después algo valioso que valga la pena,  el tiempo que va pasando trae al corazón la nostalgia de los años que se han quedado en el pasado, con recuerdos gratos y deseos de volver a vivir lo que se vivió y reencontrarse con las personas entrañables de esas épocas gloriosas: vivencias infantiles en la casa de los padres o abuelos, trabajos por donde se pasó, o lugares que han quedado grabados en el corazón y no se pueden olvidar.

La nostalgia que procede de un auténtico amor a la familia o a los amigos, se convierte en un soporte seguro que hace al hombre dueño de un tesoro valioso que le ayuda a sentirse libre y privilegiado. Es también un motivo para la acción de gracias. Es cuando la persona puede decir: "¡qué me quiten lo bailado!, he sido muy feliz”, afirmando con certeza ser dueño de ese magnífico privilegio de sentirse querido, aunque los demás no capten nada. Es algo propio, intransferible y exclusivo.

Los recuerdos y sentimientos de las personas son satisfactorios cuando se ha vivido con honradez y rectitud, cuando se ha sabido corresponder con amor, al amor recibido.

 

La nostalgia y el pecado

De lo malo y desordenado no se debe tener nostalgia. También la tentación se puede presentar como el recuerdo y gozo de un pecado pasado, que se debe rechazar con prontitud. No se debe olvidar que el maligno está siempre al asecho y trata de meterse en el corazón de las personas. El examen de conciencia diario ayuda a detectar lo que es de Dios y lo que procede del príncipe de la mentira.  La prudencia es la virtud para saber escoger con prontitud la vía correcta que implica también rechazar lo malo, incluso el trato con algunas personas que pueden hacer daño.

Con el mal no caben despedidas, hay que cortar de inmediato e irse por otro camino. San Josemaría aconsejaba para estas ocasiones: "no tengas la cobardía de ser valiente, ¡huye!"

La última despedida

Cuando al hombre le toca partir de este mundo, tiene la esperanza de la felicidad eterna, aunque en su vida haya pecado mucho. Dios en su infinita misericordia nos ha regalado los sacramentos para tener siempre la oportunidad de acercarnos a Él. Basta tener fe y querer. El Señor recibe al pecador con los brazos abiertos para que éste pueda alcanzar su fín.

El hombre en el umbral de la muerte se despide de sus seres queridos con un hasta luego, porque todos estamos llamados a llegar a ese lugar de felicidad donde se produce el reencuentro.

 

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