- Ser católico es estar bautizado y unido a la Iglesia por los vínculos de la profesión de fe, de los sacramentos, del gobierno eclesiástico y de la comunión. Los bautizados que no realizan plenamente dicha unidad católica están en una cierta comunión, aunque imperfecta, con la Iglesia católica. (Vid. Compendio del catecismo, n. 168)
- Hoy son muchos los que se encuentran en una unión imperfecta con la Iglesia católica. Son bautizados, pero no practican (no van a Misa, no se confiesan) , o viven un catolicismo “light” sin mayores exigencias.
- Hay también instituciones que llevan el nombre de Católicas (Colegios, universidades, etc.) y que no forman a sus alumnos para ser buenos católicos.
- Muchos, que han recibido una educación católica en algunas instituciones, están contentos con la formación que han recibido y sin embargo son católicos solo de nombre o de criterios cristianos, pero no están unidos con la Iglesia a través de los sacramentos, ni tampoco con las exigencias del Magisterio, o con el gobierno de la Iglesia.
- El catolicismo no es una ideología, tampoco una ura o una mentalidad, es una religión. La palabra religión significa atarse, ligarse, comprometerse. El católico es el que vive su religión como le enseña la Iglesia y por lo tanto sabe seguir a Jesucristo, que es el Fundador de la Iglesia y el que instituyó los sacramentos. El católico que ama a Dios ama a la Iglesia y al Papa y vive de acuerdo con la verdad que enseña el Magisterio de la Iglesia.
- La Iglesia enseña la religión en sus parroquias, colegios, universidades y otras instituciones, no para que los hombres tengan un conocimiento intelectual de lo que es el cristianismo, sino para que vivan como verdaderos cristianos, unidos a Dios dentro de la Iglesia.
- El prestigio de las instituciones católicas lo da la enseñanza y práctica de la religión de sus alumnos. Los padres de familia católicos colocan a sus hijos en una institución católica para que cuiden su fe y crezcan con ella. La Iglesia vela por la ortodoxia de esas instituciones, que garantizan una formación cristiana para sus alumnos.
- La Iglesia, a lo largo de los siglos, ha pasado por muchas tempestades. Reinos, Estados y poderes humanos han querido destruirla. Los cristianos han sido perseguidos y martirizados por defender la fe y la moral. En los tiempos actuales también hay persecución contra la Iglesia. Se la califica de retrógrada, intolerante, fundamentalista y exagerada. Se le pide apertura y más tolerancia en los temas morales. Se invita a los que están en esta postura a estudiar un poco la historia de la Iglesia; comprobarán que no es novedad lo que dicen. La Iglesia no va a ceder nunca en las cuestiones de fe y moral. En medio de ese batallar de siglos seguirán llegando las vocaciones y los santos que marcan las pautas para que el mundo se dirija por el camino correcto. La historia se repite y la Iglesia existirá siempre hasta el final de los tiempos.
- La educación católica armoniza el crecimiento en la fe con la formación académica. La práctica de la vida cristiana facilita la asimilación de los conocimientos y el desarrollo de la personalidad. No es cierto cuando se dice que la moral que enseña la Iglesia hace a las personas temerosas, o demasiado dependientes. El hombre encuentra la libertad cuando encuentra la verdad. Si se forma a la persona de acuerdo con la verdad su desarrollo será armonioso. Una persona libre sabe someterse a unas leyes que lo protegen y lo hacen crecer, sabe seguir los consejos de los que quieren lo mejor para él. Libertad no es sinónimo de autonomía.
- A un católico que vive dentro de la Iglesia le da pena las conductas de los católicos (bautizados) que no viven su religión y que no están dispuestos a cambiar. No estamos haciendo comparaciones entre buenos y malos, simplemente estamos constatando una realidad que duele. Jesucristo, cuando conversaba con la samaritana, al oír todo lo que le decía esta mujer, suspira y le dice: “¿Ay, si conocieras el don de Dios?” Son unas palabras de cariño y no de crítica. A los católicos nos duele que nuestros hermanos en la religión no practiquen su religión como lo pide la Iglesia y nos duele más cuando creen que así están bien y siguen para adelante como si no pasara nada. ¡Cuantas cosas se están perdiendo aquí y además corren el peligro de perderlo todo!
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