La urgencia de
la unidad de vida en las personas
EL
RABO DE PAJA Y EL TRIGO SUCIO
Cuando
observamos los conflictos sociales percibimos claramente una falta de
entendimiento que va más lejos de los temas técnicos que se intentan conversar
en las mesas de diálogo.
Algunas
veces nos parece que se trata de idiomas distintos que todavía no encuentran
los intérpretes adecuados para las debidas traducciones. Luego descubrimos que
esta apreciación es bastante superficial aunque tenga ribetes de verdad. No es que los temas técnicos no se entiendan o
no se quieran entender.
El
otros momentos los historiadores y los sociólogos ponen el acento en las
distintas costumbres y culturas y dicen que los problemas surgen porque no se
conoce bien la realidad.
Efectivamente se conoce mucho menos de lo que parece. En este portal
hemos afirmado que para poder conocer se debe amar. Ahora quisiéramos decir que
es imposible amar si el hombre no está bien. El amor no es una estrategia.
Cuando
leemos en los medios los conflictos sociales, aparecen los matices ideológicos
de las derechas y las izquierdas. Los de la derecha suelen ser los que tienen
la plata y quieren hacer el negocio que parece rentable y muy adecuado para el
país. Han hecho los estudios y tienen “todo” previsto; y los de la izquierda
son los que no quieren que los de la derecha se lleven todo a “sus bolsillos” y
ellos sigan siendo los pobres de siempre. Parece que las aspiraciones de estos
últimos son querer ser una derecha
distinta, o sea tener plata y disfrutar de ella.
Con
esta foto podríamos ver que la bola está totalmente fuera de la cancha y que el
punto neurálgico del problema no está solo en lo que se gana o en lo que se
pierde. Hay algo más. Viéndolo a groso
modo ambas posturas son egoístas, cada uno defiende lo suyo, sin embargo, hay
un matiz, que todo el mundo se calla en 7
idiomas y es el que se refiere a la vida personal.
Pareciera
que hay consenso en taparse cosas, o no darle importancia a lo que se decide en
los ámbitos privados o en la vida familiar. No importa cómo viva o con quien viva. Además existe un
consenso tácito en aceptar como normal situaciones de desarreglo personal o
familiar: borracheras, sacarle la vuelta
a la mujer, ludopatía, peleas y odios a nivel familiar, buscar prebendas usando
la amistad, buscar lealtades con el dinero, utilizar a las personas, etc.
El
título de este artículo, que parece de un cuento de literatura sarcástica,
pinta al instante lo que a continuación vamos a describir. Pondremos al
descubierto lo que muchos no se atreven a destapar porque piensan que los
asuntos de la vida privada son cosas de cada uno y no tienen nada que ver con
lo que se quiera hacer en los trabajos o en la misma sociedad.
Hoy
se ha extendido la mentalidad de liberal,
del que “tiene sus cosas” en la
vida privada, (una vida desarreglada) y
vive sin querer resolver esos asuntos suyos (que
están mal y hacen sufrir a personas); sin embargo quiere ser parte de la
solución de problemas sociales. Existen, y han aumentado lamentablemente, personajes metidos en su propio ego, que creen que todo se arregla con dinero y por lo tanto ofrecen
plata, buenos puestos de trabajo, proponen negocios y quieren arreglarlo todo
sacando la billetera. Piensan que lo que hay que hacer para que la gente
funcione es darles cosas o pagarles bien. Aseguran que si sus proyectos son
rentables van a ser beneficiosos para toda la población porque pueden generar
muchos puestos de trabajo. Es todo un planteamiento lógico, muchas veces
sustentado con estudios de factibilidad y aprobados por los mejores técnicos.
Sobre el papel es una maravilla, ¡se va a
eliminar la pobreza! y la
gente será feliz porque tendrán muchas más oportunidades. Craso error.
Todo
eso parece a primera vista muy bueno. Si observamos bien, muchos de estos
planteamientos provienen de personas que no están bien en sus vidas privadas,
otros no.
La
carencia o deficiencia de una vida coherente impide ver la realidad y sobre
todo acertar en lo que se debe hacer con las personas. Los esfuerzos por querer
arreglar las cosas sin la limpieza del corazón, chocan con una oposición
motivada por la desconfianza al que propone. Es que suelen ser planteamientos
que están “contaminados” por una vida desordenada. El que escucha al que
propone no encuentra la limpieza de un corazón ordenado que sabe amar y que
puede alcanzar lo que realmente hace falta. Cuando no se vive correctamente no se sabe ni se puede arreglar las
cosas de los otros.
Un
buen padre de familia no es el gran empresario que gana mucho dinero y entrega
a sus hijos una buena herencia para que hagan lo que quieran. Eso es muy
limitado y hasta peligroso. Está claro que unos dirigentes no actúan en sus
trabajos como lo harían en sus hogares, sin embargo la comparación es muy buena
porque los deberes del hogar ordenan el corazón del hombre para que sea limpio
y correcto en su accionar. Por algo se dice que la familia es la célula
básica de la sociedad y por lo tanto la doble vida de una persona es un ataque a su casa y también a la
sociedad. Es fuente de corrupción.
En
la vide empresarial y en la política existen personas con el perfil que estamos
describiendo, son habitualmente
descreídos para unos temas, suelen vivir al margen de la religión, o la tienen
solo como referencia para ciertos asuntos que les interesa arreglar, pero sin
comprometerse personalmente para nada, miran a la Iglesia a distancia y no
desean tocar temas espirituales que les afecten a ellos (los han guardado en un cajón para mejor ocasión), sin embargo
comentan los desatinos de los eclesiásticos, o algún aspecto doctrinal, que no entienden, para justificar su
distancia. Solo van a Misa cuando tienen un compromiso social y nunca se
confiesan. Eso no va con ellos.
Otros
van más lejos con una oposición contundente contra la Iglesia y sus
autoridades, no les importa lanzar críticas hirientes que van desde la
murmuración a la calumnia, apoyan y se solidarizan con los que se consideran “victimas” de los “abusos” de las autoridades sin fijarse en los temas de fondo;
además son tolerantes con los desórdenes de vida de otros, porque ellos también
viven así. Tienen rabo de paja y se cubren unos a otros para seguir viviendo
así, como si no pasara nada.
Es
una mentalidad rebelde de personas que han hecho una ley con su propia
conciencia, aprobando y muchas
veces entregándose a lo que mancha
y denigra al hombre, por ejemplo: borracheras
habituales o prostitución. Tampoco les importa que se organice para los
demás grandes fiestas donde corra el licor y la prostitución. Piensan que es
una forma natural de contentar a las
mayorías. No hacen nada para corregir esos desordenes sociales, que
dañan la salud espiritual de mucha gente. A vista y paciencia de todos vemos a
diario el mundo nocturno de los vicios donde el sexo, el licor y las drogas destrozan
la vida de muchos jóvenes, y todo sigue igual como si fuera lo más normal.
Lo
peor de todo es que esas actividades, que
corrompen a muchas personas, las organizan y las promueven empresarios
liberales que no tienen escrúpulos en hacer negocios sin pensar en la salud
espiritual de las personas y sus familias. Cualquier medida para cortar esas
actividades les parece contra la libertad de las personas, cuando ellos mismos
están promoviendo una corrupción que las esclaviza y les quita la libertad.
Todos
sabemos que algunos empresarios colaboran y contribuyen a organizar, por lo bajo, el turismo sexual con
mujeres que son traídas de las selva para el placer de los turistas. También
existen empresarios que organizan en sus propias empresas, sobre todo en las
que están alejadas de las ciudades, espectáculos indecentes con mujeres alquiladas
para ejercer luego la prostitución. En algunas se organizan verdaderas orgías, ¿y
después qué?, ¿todos contentos? El resultado suele ser: hogares rotos e hijos abandonados,
¿así puede progresar el país? Es como cuando los jefes militares quieren
contentar sus soldados haciendo ingresar a prostitutas a los cuarteles. ¿Quién permite todo eso? La mentalidad liberal que cree que el
dinero lo arregla todo. Es un cáncer
que tenemos que erradicar.
Puede
haber mucha ignorancia en los más pobres, y de hecho la hay, y se nota en los
conflictos sociales, cuando se oyen los argumentos, pero la realidad de los desordenes de vida de mucha gente
“importante” es una realidad que ¡clama al cielo! y una dificultad grande para
que pueda darse el entendimiento debido entre los seres humanos.
El
que no está limpio no puede arreglar las cosas. Jesús decía en los Evangelios
cuando los hombres querían hacer justicia lapidando a una mujer: “El
que esté libre de pecado que lance la primera piedra…” …todos se retiraron.
El
que quiera resolver los conflictos sociales debe ser íntegro como persona.
Entonces los demás leerán en él la honradez de su planteamiento, porque tiene
honradez de vida. No existe el hombre perfecto y puro. Pero si puede existir el
que se esfuerza en arreglar su propia vida para poder arreglar la vida de los
demás. El que es honrado y se esfuerza por hacer el bien, empezando por él. Los
estudios técnicos no sirven, aunque sean impecables, si la vida privada de las
personas no camina bien.
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