No se puede avanzar
DIÁLOGOS
DE CIRCO
De
niño me encantaba ir al circo para reírme con los diálogos incoherentes y desconcertantes de los payasos que
muchas veces terminaban en sonoras cachetadas acompañadas por un bombo o
platillo de los músicos de turno. Después los payasos aparecieron por la
televisión para delicia de los niños, primero fueron Mediasuela y Gasparín y después Cachirulo y Copetón. Las bromas de esas épocas giraban en torno a las ocurrencias
de la vida cuyos protagonistas eran el
tonto y el vivo. Nos hacían reír
las ingenuidades y ocurrencias del
tonto y las astucias de un vivo que no eran las de uno que se está
aprovechando de las limitaciones del otro sino las del que está tratando de
ilustrar al otro para que tenga más luces y sea más coherente. Esos diálogos
del circo eran divertidos y educativos.
Los foros políticos
Han
pasado los años y nos hemos hecho mayores. Los diálogos del circo continúan
pero ahora se dan en los foros políticos y sociales. Los podemos ver a través
de la televisión, la radio o leerlos en los periódicos. A diferencia de los
anteriores el tonto es el ignorante y
el vivo es el que quiere sacar
provecho personal. No existe la ilustración, existe la discusión permanente,
porque hoy, con el progreso de los tiempos el
ignorante puede asesorarse de otros vivos
que lo engañan a él y se presentan sacando espadas, flechas y lanzas sin ningún escrúpulo, con la única
intención, aunque no lo digan, de llenar sus bolsillos, dejando más pobres a
los pobres. En el otro “equipo”
están los vivos de siempre que ya
llenaron sus bolsillos y piensan que solo se trata de llenar los bolsillos de
todos para que la fiesta termine en paz.
Mientras
las cosas sigan así tenemos circo para rato y como además nunca faltan los corruptos que corrompen, la confusión se hace más grande, y como además estamos
en una época de relativismo, no se sabe quien es el “bueno” y quién es el “malo”, o dicho con otras palabras:
quién es el que actúa con rectitud de intención, de un modo correcto, y quién
está engañando.
Los circos de hoy
Si
hoy vamos a los circos las bromas de los payasos ya no son para los niños,
están sesgadas hacia los aspectos sensuales o sexuales de las personas y muchas
veces caen en lo zafio y grotesco, otras, en una inmoralidad censurable.
Si
escuchamos a los cómicos por la radio o los vemos por la televisión,
encontramos el mismo sesgo y una incursión con guiones de matiz político. Y ahora, los diálogos de circo se dan todos los días entre los
políticos que quieren arreglar las situaciones sociales del país y los
pobladores representados por autoridades que buscan el protagonismo, quemando
llantas o con unas pataletas. Las ocurrencias y las frases que sueltan sirven
más para los guiones de los cómicos, que por lo visto prefieren políticos que
digan tonterías, que políticos
acertados, ya que así pueden tener más
rating en sus programas.
El payaso burlón cosecha
tristezas
Diálogos
de circo es distinto que diálogos de sordos. Estos últimos se dan cuando nadie
quiere oír al otro, en cambio en los primeros se oye todo y al mismo tiempo, como en los payasos, se ridiculiza lo
que dice el interlocutor y se enfatiza el argumento personal que luego es
distorsionado por un tercero que ironiza y hasta se burla de los nuevos
planteamientos. A los periodistas les gusta echar leña porque así el circo tiene
más éxito y venden más. La chacota
vende más que la cultura. Los chistosos se ponen felices.
Es
por eso que algunos medios informativos fomentan el sarcasmo y la burla para que al ser todo mucho más
divertido y el negocio crezca. Con estas aparentes atingencias ya no se evitan
los juicios temerarios, las calumnias y las difamaciones. Todo entra en la
guerra y que se salve el que pueda.
Más
tarde ese circo tan “alegre” termina en tragedia, como el payaso triste que
tiene que hacer reír aunque esté triste y cuando se esfuerza para ser divertido,
de pronto se da cuenta que su alma está vacía de amor, que sus payasadas no
tienen sustento para llevar el peso de la vida, ayudando realmente a los demás.
Así es la suerte de todos los interlocutores de los diálogos de circo que
abundan en el mundo.
Las virtudes humanas de los
que conversan
Estos
diálogos, de poco nivel humano,
terminaran cuando mejore la calidad de las personas que dialogan. En los foros
más emblemáticos hay personas que hablan y nadie las escucha, no les interesa
lo que están diciendo. También ocurre en los hogares cuando hablan los padres y
los hijos no quieren escuchar. La falta de interés va acompañada de un rechazo
y una minusvaloración del
interlocutor. Deben mejorar los que hablan, no en sus discursos sino en la
rectitud de su corazón. También los que escuchan deben poner más interés y
atención. Todo es cuestión de amor y de valoración de las personas. Lo demás
viene solo.
Cuando
se trata de la cuestión pública es necesario que la sociedad seleccione a sus
interlocutores para resolver los problemas sociales. Cuando los que hablan o
dialogan no son idóneos, se generan los conflictos con rechazos habituales y
con una terquedad insana que persiste y es muy difícil de revertir. Son
situaciones lamentables donde se nota a la legua que faltan las más elementales
virtudes humanas.
Los
que dialogan deben conocer bien el fondo de las personas para poder solucionar
los problemas humanos. Es un conocimiento que solo se puede tener cuando se
sabe amar de verdad a los demás.
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