Fiesta de San
Josemaría
HABITOS
PARA LA ENTREGA A DIOS
El pasado 26 de junio
se conmemoraron los 38 años de la partida al Cielo de San Josemaría Escrivá, el
santo de lo ordinario, tal como lo calificara el Beato Papa Juan Pablo II, en
la ceremonia de canonización celebrada en Roma el 6 de Octubre de 2002. Ahora
Juan Pablo está en el umbral de su canonización, ya se aprobó el milagro, solo
falta que el Papa Francisco decida la fecha.
Conocer la vida de los
santos forma parte de la cultura de una persona. Los santos son seres
ejemplares que motivan a los mejores a seguir por los caminos correctos para
conseguir las mejores cosas para los demás y dejarlas en herencia. Qué mejor
herencia que la que sirve para ganar la vida eterna, el fin de felicidad para
todos los hombres.
¿Qué es necesario para entregarse a Dios?
Los santos son quienes
mejor pueden indicar cuales son las condiciones que se requieren en un camino
de entrega a Dios, porque con una vida interior fina y de alto nivel pueden
darse cuenta si las personas tienen condiciones para ser instrumentos de Dios.
Es cierto que el Señor
llama a quien quiere y hace lo que sea para que se convierta en un instrumento
suyo alguien que está muy lejos. Algunos santos han sido conversos de una vida
desordenada o agresiva contra los valores cristianos, otros en cambio proceden
de hogares estables donde han recibido cariño y una orientación correcta.
Esté como esté el que
es llamado por el Señor, las condiciones para vivir una vida de entrega a Dios
son exigentes. El que esté dispuesto seguir a Dios debe comprometerse a vivir
esas exigencias toda la vida.
La gran dificultad de los tiempos actuales: escasos hábitos de vida cristiana y
exceso de frivolidad.
La tragedia del
relativismo actual, que esconde la verdad
y acrecienta la fantasía, es un obstáculo serio para el que quiere seguir a
Dios y para los que lo aceptan y lo reciben en alguna institución.
Puede ser que ambos no
vean la realidad y respondan solo al entusiasmo de unas ideas fantásticas o a
las invitaciones de un grupo alegre y motivador del momento, que organiza
actividades. Pedir como condiciones el apuntarse a un sistema y calificar a la
gente según la asistencia, (si viene o no
viene), no tiene demasiado sentido, si no existen hábitos arraigados de una
vida cristiana disciplinada que se ha conseguido mucho antes.
No se puede saltar dos
metros si antes no se saltaba uno con facilidad. Lo previo a un camino de
entrega deben ser los hábitos buenos de vida cristiana, si no se consiguieron
antes, no se debe dar ningún paso definitivo, hasta que no se logren las
virtudes esenciales para que la decisión de una entrega a Dios sea real.
Son esenciales las virtudes propias de cada uno
Perseguir que una persona
vaya a Misa no sirve mucho. Primero hay que conseguir que quiera, después que
luche y después que consiga el hábito de ir siempre y no faltar nunca, que la
disposición sea firme.
Hoy es necesario poner
bien estas bases porque la gran mayoría de personas que no tiene hábitos
cristianos, podrían vivir algo por el entusiasmo del momento, por imitar a otro,
por una disciplina o regla de alguna organización. No son sus virtudes las que
estarían en juego, son disposiciones de otros, sistemas o reglamentos que
pueden conseguir un orden, tan
aparente como engañoso. La
finalidad de la formación no es que todo se vea ordenado sino que la persona
sea realmente virtuosa.
Las virtudes
personales deben sobresalir como consecuencia de una conquista personal con la
ayuda de los demás y de la gracia de Dios. El pasado pudo estar equivocado y
manchado, pero si hay virtudes, esa persona conversa y bien dispuesta puede ser
santa.
Conocimiento previo antes de seguir un camino divino
Una persona que quiere
seguir a Dios debe saber que:
· Debe
tener el hábito de levantarse temprano todos los días.
· Debe
vivir con finura la virtud de la Santa Pureza.
· Debe
ser sincero en la dirección espiritual y decir siempre la verdad.
· Debe
vivir unas normas de prudencia y cuidar su corazón, que debe estar limpio para
amar.
· Estar
desprendido de las cosas materiales. No tener ambiciones materialistas ni
frívolas en el corazón.
· Debe
estar dispuesto a obedecer para hacer siempre lo que Dios le pida.
· Debe
ser laborioso y trabajador. Tener ganas de aprender cada día más. Saber
escuchar con humildad.
· Tener
disposición de sustituir a los demás cuando haga falta sin buscar ninguna
recompensa ni paga.
· Querer
a la Iglesia, al Papa, a los sacerdotes y a las almas en general.
· Querer
a la familia. Ser ejemplar en el cuarto mandamiento, querer a los amigos sin
tener amistades particulares.
· No
hacer acepción de personas ni
grupos aparte.
San Josemaría Escrivá
de Balaguer fue un santo que predicaba por todas partes la santificación del
trabajo ordinario. Decía que todos podemos y debemos ser santos porque eso es
lo que Dios nos pide y agregaba “estas
crisis mundiales, son crisis de santos”
La llamada universal a
la santidad continúa vigente. La respuesta de fe, en el año de la fe, debe
llamarse: santidad.
San Josemaría ofreció
su vida por la Iglesia y se fue al Cielo el 26 de junio de 1975, a la hora del angelus mirando un cuadro de la Virgen
de Guadalupe.
Agradecemos sus comentarios.
1 comentario:
Gracias por este mensaje, por su precisión en lo que consiste la santidad personal que conlleva a tener presencia de Dios como el mayor regalo de la vida.
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