El tesoro de la paternidad
AGRADECIMIENTOS
ENTRAÑABLES
Hay
momentos en los que uno se encuentra con grandes deseos de agradecer. Son
instantes que llegan sorpresivamente cuando nos detenemos en medio de los
avatares y vicisitudes de la vida y la mente se llena con los recuerdos de
tantos tesoros recibidos de tanta gente buena que ha pasado a nuestro lado. La
Providencia nos sorprende con esos regalos que no nos merecemos.
Es
también la maravillosa experiencia poder contemplar rostros alegres y llenos de
esperanza que tonifican y elevan nuestro ser, motivaciones de personas que
siempre han tenido el deseo de hacer felices a los demás, a pesar de los contratiempos y dificultades de la vida, y
se esfuerzan en sonreír, en dar la mano y en ser apoyo para los demás.
Con
la presencia de la gente que sabe querer, los problemas se disipan, todo se ve más fácil, al menos más asequible,
porque esas personas dejan en nuestros oídos palabras que son una verdadera
inyección de optimismo que nos animan y nos alegran.
Cuánto
bien hacen a una sociedad los que se esfuerzan por hacer las cosas bien y
consiguen estar unidos en los caminos correctos. Es la amistad de la unidad en
la rectitud y la honradez, que hace amable y cordial a la persona, al mismo
tiempo que la fortalece. No son los acercamientos melifluos de quienes, con mil argucias, buscan sacar provecho a sus
relaciones con los demás, dejando una estela de irreverencia hacia lo correcto y sano, para ganar las “simpatías” de quienes están con la moda o con posturas de consenso
políticamente correctas pero lejanas
a la virtud.
Gracias a la familia
En
la sociedad tiene más valor una
familia unida que mil proyectos sociales. El principal proyecto de cada persona
es su propia familia. Querer al prójimo próximo es un grato deber que es recompensado
por las mismas personas buenas que saben corresponder. Los vínculos familiares
refuerzan las amistades. Una amistad no es buena cuando va contra la casa. La
verdadera amistad es consecuencia de un amor ordenado. No se puede ser amigo si
no se quiere a la familia. Todos debemos estar agradecidos por la familia, aunque
esté rota y se encuentre en una crisis existencial. Si la familia está
deteriorada, hay que arreglarla y no huir.
Cuando
la familia no está bien se deben poner los medios para que sane. Siempre se
puede recuperar la salud de todos y eso depende de las disposiciones de las
personas. Todos deben contribuir a
la reconstrucción de un hogar, tal como se reconstruyen los monumentos
históricos más emblemáticos. Si se
pone tanto énfasis en los patrimonios culturales, más énfasis se debe poner en
la unidad familiar que es de más riqueza para la sociedad que un monumento o el
recuerdo de un campeón que destacó dejando en alto el nombre de un país.
La
unidad que se forja desde los inicios en la formación de una familia, se debe
cuidar y fortificar. Las batallas
ganadas para que la familia vuelva a caminar se convierten en un recurso de primer orden para el
progreso social. La sociedad entera debe agradecer a las familias que están
unidas porque son una gran contribución para toda la sociedad. Una familia
unida difunde una energía de amor solidario y comprometido que da seguridad y
paz.
Las
familias unidas suelen ser agradecidas. El agradecimiento es una manifestación
de salud. De allí el refrán: “es de bien nacidos ser agradecidos” El agradecimiento es la inspiración
más fuerte para el artista y el escritor. En cambio la ira y el odio distorsionan la comunicación y
muchas veces la envilecen. El que respira odio posee fuertes sentimientos de
venganza y grandes resentimientos. La rebeliones que surgen de allí producen
golpes y heridas a los demás. Lo vemos
hasta en los hogares cuando la sociedad está desordenada. Cada día son
más lamentables los episodios de violencia familiar.
Otra
es la imagen de la persona agradecida que canta a la naturaleza expresando su
gratitud y trata a los demás con una exquisita delicadeza. Le está diciendo a
los demás, con una profunda sinceridad: ¡que
bueno que existas! Agradece
siempre la existencia y cercanía de los demás.
La
verdadera gratitud es un constante
agradecimiento a la vida y a las
personas. Es un decir: doy gracias por vivir, porque me puedo
encontrar con personas muy buenas y valiosas. Es un amor que va creciendo de día en día por la simple
aceptación de la realidad de los seres que debemos amar. Como dice el Papa
Benedicto XVI: Dios ha creado el mundo
para hacer con el hombre una historia de amor.
Dice
la Escritura: “De la abundancia del corazón habla la boca” Qué fácil resulta hablar y escribir cuando uno se siente
agradecido al reconocer tantas cosas buenas que vienen por el amor a las
personas.
Gratitud a la paternidad
Entre
las múltiples manifestaciones de agradecimiento que una persona puede hacer en
la tierra hay una que ocupa un lugar importante en el corazón: agradecer la paternidad. El padre es el
que trae, cuida, conserva y dirige.
Lo que nos llega es gracias a una paternidad (divina y humana), quien nos cuida y nos da seguridad es la
fortaleza de la paternidad: que al hijo no le pase nada, se conserva
lo que viene de atrás y se debe trasmitir hacia delante: “viejo
mi querido viejo, ahora ya caminas lento…” dice la letra de la canción de
Piero, la lentitud de andar paterno es el stop
que nos encontramos en las correrías de la vida para detenernos y saber que
vale mucho el tiempo dedicado a la veneración paterna. En la conservación de los valores está
la mejor dirección de la vida, por eso se dice que el padre también dirige. No es la dirección de una imposición
autoritaria es la dirección de una tradición de amor.
Del
corazón de cada persona debe brotar, con una decisión franca y espontánea
un: ¡Gracias papá!
Agradecemos sus comentarios
1 comentario:
Ciertamente la gratitud es la esencia de las relaciones interpersonales, familiares, sociales, laborales o de cualquier indole que trabemos a lo largo de la vida. Pero donde debe brillar es en el hogar como se dice "la caridad empieza por casa", aun cuando la familia sea disfuncional o rota esa es una de nuestras tareas prioritarias de vida trabajar por su reconstruccion, reintegracion en lo familiar y espiritual.
Ángel
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