La picardía se ha vuelto chusca
LA
SOCARRONERÍA
La diferencia entre
una persona graciosa y otra burlona es notable. La primera tiene un ángel que
la hace grata, la segunda tiene una malicia oculta que busca complicidad para
reírse de alguien y conseguir un "prestigio" o un beneficio personal
o compartido.
Se llama socarrona a la persona que es astuta y
burlona a la vez. Suele ser un engañador que obtiene un "triunfo" con
una picardía burlona y chusca, de
escaso nivel humano. Puede
confundirse con la conducta del campechano,
aunque este último no es un “encantador
de serpientes” como el que practica la socarronería;
el campechano es más bien populachero, espontáneo, poco comedido; pero es sano y no tiene
doblez.
La importancia de la cultura y del lenguaje
Cuando el nivel cultural
es escaso se puede apreciar en la población una enorme variedad de conductas
informales. La cultura eleva siempre el nivel humano y le da calidad a las
relaciones personales. En cambio el bajo nivel cultural se presta a todo tipo
de tretas y jugarretas de astutos y vivarachos que se aprovechan de la
ignorancia para obtener ganancias y prebendas.
También es penoso observar,
en los últimos años, el crecimiento
de la vulgaridad y zafiedad en el
lenguaje de las personas, incluso en las mujeres. La lengua sucia se ha multiplicado por todas partes: en el cine, en las revistas, en los periódicos y
en el lenguaje diario de las oficinas y de muchos hogares.
El lenguaje sano y
limpio es calificado hoy como propio de los nerds,
(gente timorata y con poca personalidad),
es por eso que muchos hombres y mujeres, jóvenes y no tan
jóvenes, se jactan de utilizar un lenguaje “florido” que incluye “sapos y culebras”, lisuras de todo
calibre con insultos degradantes y vulgares, como si fuera lo más normal del
mundo.
La socarronería de los entrevistadores
Los medios de
comunicación juegan con la socarronería
de los periodistas y entrevistadores. Con mucha frecuencia tocan con ironía los
puntos débiles del entrevistado buscando que pierda los papeles. Hacen habitualmente
de abogado del diablo atacando y
culpando al interlocutor, que necesitaría tener una buena correa para capear el
temporal y salir airoso de los incisivos cuestionamientos que le hacen.
Es todo un acoso
verbal que no da opción a la réplica. Un callejón
oscuro para dominar y someter a las personas que no “deberían” tener éxito, ni siquiera para salir airosas de una
situación difícil. El socarrón quiere tener pisados a los que podrían competir con
él en los negocios o en los protagonismos. Utiliza esas “armas prohibidas” para no dar opción a que otro le haga sombra.
¿De dónde procede el espíritu socarrón?
En el origen de la socarronería se mezclan la soberbia con un complejo de inferioridad notorio.
El afectado tiene exceso de amor propio, por
lo que fácilmente se le escapan exabruptos que
ridiculizan o minimizan al que podría ser su adversario, o simplemente
busca una víctima para poder, con su gracejo
impertinente, obtener una ganancia o un triunfo para él.
El socarrón es como el ratón que está buscando la manera de entrar para robar protagonismo y sentirse
conquistador antes que conquistado. No sabe entrar de otra manera, la burla es
su tarjeta de presentación.
Los enredos y complicaciones del socarrón
El falso orgullo del socarrón le va a traer muchas
complicaciones. Al principio puede parecer una persona graciosa, de buen humor, que cae bien porque hace reír a la
gente. Después lo van a considerar como el chistoso
y burlón de turno, que todo el mundo conoce. Y en una tercera etapa va a resultar molesto y cargante para
todos, va dejando, por donde pasa,
una estela de descontento general.
Como el socarrón tiene un amor propio
desproporcionado buscará instintivamente jalar todas las aguas a su molino. Los
demás, que en un primer momento pudieron quedar encandilados, se sentirán
defraudados y si no lo pueden acusar de mentiroso y chantagista, dirán que es
mediocre como persona, que va siempre a lo suyo y por lo tanto no se le deberían confiar nunca los
temas importantes de la vida.
La distancia de las personas sensatas
Las personas sensatas
saben situarse lejos de la socarronería. A nadie le gusta que le hagan bromas descalificantes y burlonas que señalan
defectos, o limitaciones para reírse con sorna. Emplear la inteligencia para la
socarronería es desperdiciarla
notablemente y perder un tiempo precioso para mejorar la calidad de las
relaciones humanas.
Una persona
inteligente tratará de orientar la “chispa
graciosa” si la tiene, para
querer más a las personas. Evitará la “practica”
inhumana y poco cristiana de una viveza
vulgar y enfermiza que procede
del pecado y termina destrozando las relaciones humanas en cualquier frente
donde se encuentre. Al contrario, buscará
con esfuerzo y lucha personal, el buen trato, no político ni diplomático, que ordena su corazón para mejorar
calidad de sus relaciones con los demás. Eso es ser inteligente.
La finura y delicadeza
en el trato no es propia de la mojigatería
o de los espíritus infantiles o ñoños,
es consecuencia de la conquista de las virtudes humanas que hacen buena y bella a la persona.
La persona de buen
corazón es la que sabe poner su inteligencia para querer más a su prójimo y
consigue, hilando fino, tejer amor
por donde pasa; con el tiempo todos le terminarán diciendo, como afirma
claramente Piper: “¡Qué bueno que existas!”
, “¡Qué bueno que estés!”
Agradecemos sus comentarios.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario