Libertad de expresión,
xenofobia y violencia
EL ODIO Y LA BURLA
Muchos odios del mundo
tienen su origen en las mofas y burlas hechas
con el afán malicioso de reírse de una persona, de una institución o de una
religión.
Es importante precisar
que todo ser humano tiene en su naturaleza, dañada
por el pecado, una tendencia al
sarcasmo que debe corregir con la educación. Es una tendencia unida a la
exaltación del yo, que funciona, en muchos casos, como un recurso, bajo, para “salir adelante” por encima
de otros. Es como el mitómano que
utiliza la mentira como un recurso habitual para “seguir adelante”, casi no es
consciente de ese desarreglo de conducta, miente y sigue su vida como si no
pasara nada; lo mismo ocurre con el burlón
habitual que no se corrige.
El
burlón suele ser un hombre vanidoso que quiere destacar sobre los demás
señalando algo negativo de otro para reírse de él y al mismo tiempo minimizarlo. Su chacota
le parece muy graciosa y acertada para obtener un triunfo frente a los que
se ríen al ver el ingenio de clavar un
dardo ridiculizante en su víctima, que queda herida y mal
parada.
Habría que agregar que
todos los seres humanos tenemos dentro un
hombre burlón que es más malicioso que gracioso. Ese hombre al enconar a su rival, desde su posición, se siente fuerte y con derecho a despreciarlo y a
utilizarlo para la diversión de sus “amigos”.
El triste burlón suele meterse con una persona que
no es de su simpatía, su cabeza está tan
infectada con la ocurrencia genial, que se cree muy gracioso y acertado con el sarcasmo, sin que le preocupe la persona
que va a sufrir las consecuencias de su desafortunada intervención. La víctima
percibe al instante el desafecto de su atacante.
El burlón líder motiva además la burla de los que celebrarán la chacota. Muchos de ellos
participarán del bulling haciendo cargamontón porque están en grupo; solos
no se atreverían a intervenir, son cobardes.
De esa manera condenaron a Jesucristo en la Cruz.
El bajo nivel de la burla
Es cierto que, al margen de la vanidad, existen
personas que utilizan la burla como
un mecanismo de defensa, cuando no saben cómo actuar o qué responder.
En los ambientes donde
falta una formación cultural, y hay además poca calidad en las relaciones humanas, por
ausencia de virtudes, abunda la burla y la chacota; originándose
además, un afán de competividad con
retos irónicos entre unos y otros, en tonos groseros y zafios, cargados de
malicia y agresividad.
La burla que en
nuestro país se llama cochineo, aunque
ahora se emplea el nombre gringo de: “bulling”
es un mal social que se debe eliminar de raíz.
La burla que motiva el odio y la venganza (ref. Luis del Pino)
Es lamentable lo que
ha sucedido en París hace unas semanas. Me refiero al atentado contra Charlie Hebdo donde perdieron la vida
muchas personas. Algunos han calificado este acto terrorista como un ataque a
la libertad de expresión, y han abogado por reproducir las viñetas
anti-musulmanas de Charlie Hebdo, como manera de responder al ataque
terrorista.
Estamos en un caso
donde la burla provoca el odio y la
intervención violenta de los que se sienten afectados.
No se puede llamar
libertad de expresión a la burla ridiculizante
y maliciosa de algo sagrado. Todos tenemos derecho a ser respetados en nuestras
costumbres y creencias. También en los distintos modos de ser u opciones que se
elijan para la vida. La libertad de expresión no incluye el derecho a celebrar
con chistes sarcásticos lo que una
persona o un grupo respeta y venera.
En el caso de Charlie Hebdo está claro que independientemente
de lo hiriente o despreciable que fuera la revista burlona, ese ataque ha sido terrorista y por lo tanto es injustificable, y los perpetradores
deberían ser perseguidos y castigados con la máxima dureza posible.
Sin embargo el ataque
no podría nunca ser calificado como un ataque contra la libertad de expresión,
porque la libertad de expresión no puede incluir, la incitación al odio, ni la
sistemática humillación de ningún grupo humano, ni mucho menos la defensa de la
violencia contra personas.
Se trataría de un
asesinato despreciable e inhumano, de un ataque terrorista, de un crimen ideológico,
pero no de un ataque a la libertad de expresión.
Publicar viñetas en
donde aparece la cara de Mahoma con una bomba como turbante no es otra cosa que
llamar terroristas a todos los musulmanes, es decir, incitar al odio contra el
musulmán por el simple hecho de serlo. Y pintar chistes burdos y ofensivos
donde a los musulmanes se los presenta sistemáticamente como incultos,
violentos y fanáticos, es humillar de manera gratuita a todo un colectivo.
La libertad de
expresión no ampara todo. Yo no puedo insultar a mi vecino porque me dé la
gana, no puedo imputar a nadie hechos delictivos o deshonrosos que no sean
ciertos, porque sería un delito de calumnias; yo no puedo humillar o predicar
odio contra ningún grupo humano por cuestiones de raza, sexo o religión, porque
estaría vulnerando los derechos constitucionales de otros.
Burlarse de los judíos
o hacer chistes sobre las cámaras de gas no es libertad de expresión, sino una
ofensa gratuita que ataca la libertad religiosa de los judíos.
Desnudarse en la
Basílica de San Pedro o hacer viñetas obscenas sobre la Virgen María no es
libertad de expresión, sino una ofensa gratuita que ataca la libertad religiosa
de los católicos y, de la misma manera, pintar un cerdo en la pared de una
mezquita o publicar chistes riéndote de las creencias de 149 manifestantes
asesinados en Egipto no es libertad de expresión, sino una ofensa gratuita que
ataca la libertad religiosa de los musulmanes.
Así que, el ataque terrorista
contra Charlie Hebdo puede ser una canallada infame, pero no es un ataque a la
libertad de expresión.
Libertad de expresión
es poder decir lo que pienso... y respetar también lo que piensen los demás,
sean éstos ateos, judíos, cristianos... o musulmanes.
La paz del mundo y el
buen entendimiento entre los pueblos requiere de personas respetuosas que no
abusan de su poder o de los medios que tienen a su alcance para poner en berlina a las personas, a las
instituciones o a la religión.
Es urgente eliminar de
la sociedad el malicioso cochineo o bulling que nada tienen que ver con la
broma sencilla que une y tonifica las relaciones entre los seres humanos. La
broma cariñosa y sencilla puede ser una manifestación simpática de amor que
hace participar a las personas en los círculos familiares y de los buenos
amigos.
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