La liberación
del Pecado
TEOLOGÍA
DE LA LIBERACIÓN (I)
Teología
es la ciencia de Dios y liberación es una acción para poner el libertad a
alguien. El hombre libre es el que puede desarrollar una acción según su propia
voluntad.
La
revelación que trae Jesucristo, con la doctrina que predica, es totalmente
liberadora. Precisamente Dios Padre envía a su Hijo para que librara al hombre
de la esclavitud del pecado. Para
ser libre y actuar con la propia voluntad es necesario luchar contra el
propio pecado. Para esa lucha se requiere de la gracia de Dios; sin ella el
hombre no puede.
Dios
nos transmite la verdad sobre el hombre. La doctrina que la Iglesia enseña y
que se apoya en la verdad revelada no una ideología, es lo que el hombre debe saber para ser libre: “la
verdad os hará libres”
Jesucristo
no vino para resolver un problema social, vino para anunciar el reino de los
Cielos. Se le llama el Salvador o Redentor. Viene para conseguir que el hombre
pueda llegar al final de su vida a ese lugar de felicidad que se llama: Cielo.
El
mismo Jesucristo, ante de la ascensión, les da a los apóstoles el mandato de
predicar su evangelio por todo el mundo para que los hombres se encuentren con
Dios y reciban los medios, a través de la Iglesia fundada por Cristo, para
luchar contra el pecado, que es la causa de todos los males y conquistar así la
libertad.
La liberación del pecado
El
pecado del hombre es el que causa las injusticias en la sociedad. La miseria,
la marginación y la discriminación proceden del pecado arraigado en el corazón
de los hombres. Esos males no se pueden combatir con reglamentos o
revoluciones. Es necesaria una acción misionera y apostólica, que la Iglesia
viene haciendo desde su fundación y debe continuar hasta el fin de los tiempos.
La
acción de la Iglesia y de cada hombre para evitar las injusticias debe proceder
del orden de los corazones humanos que deben amar a Dios y a los demás. El gran
liberador es Jesucristo, y los que se identifican con él le ayudan a liberar a
los demás. Cristo quiere contar
con los hombres para salvar a los hombres.
La
auténtica teología de la liberación es la de los misioneros o apóstoles que
entregan su vida para llevar la palabra de Dios a los confines de la tierra para
que todos los hombres, sin excepción, se encuentren con Cristo y sean libres.
El
que sigue a Cristo está unido Dios, al Papa y a la Iglesia universal. Busca la
unión de todos, además es piadoso en su trato con el Señor, valora los
sacramentos (que son liberadores),
es comprensivo, trata con delicadeza a las personas, trabaja con esmero
y es servicial.
El proyecto, en la historia
contemporánea, de lo que se llamó Teología de la liberación
La
Teología de la liberación fue un intento de interpretar las Sagradas Escrituras
a través de las crisis económicas de los pobres. Durante muchos años la
teología de la liberación estuvo al lado de la ideología marxista y despertó el
fervor revolucionario en muchas naciones, confundió a muchos católicos,
incluidos sacerdotes y religiosos. Además, consta
en los anales de la historia, que algunos miembros del clero que
participaron en revueltas revolucionarias perdieron luego su vocación sacerdotal, otros se alejaron de
la vida de piedad y de la Iglesia. Nadie puede negar esta realidad.
Evidentemente, el ateísmo de Marx no es
compatible con ninguna teología, pero habiendo aceptado, algunos teólogos y
miembros del clero, como un hecho científico el análisis histórico de Carlos
Marx, también adoptaban la lucha de clases para obtener sus fines.
Ellos decían que la doctrina social de la Iglesia era tan solo "reformista
y no revolucionaria" y por lo tanto la despreciaban por ser inadecuada e
ineficaz. La única solución viable para ellos era la lucha de clases.
Ya dentro del pensamiento marxista, la teología
de la liberación se ve forzada a aceptar posiciones y situaciones incompatibles
con la visión cristiana del hombre, porque el que admite una parte del sistema,
tiene que admitir la base en que este sistema se funda y el marxismo se apoya en los siguientes principios o normas:
1. Su doctrina es inseparable de
la práctica, de la acción y de la historia, que está unida a la práctica. La
doctrina y la práctica son un instrumento de combate revolucionario. Este
combate es cabalmente la lucha del proletariado contra los capitalistas. Sólo
así cumplirán su misión histórica.
2. Únicamente el que participa en
esta lucha “toma partido por la
liberación del oprimido y cumple su misión histórica”. La lucha es una "necesidad objetiva". Negarse
a participar o permanecer neutral, es ser cómplice de la opresión. En este
punto su pensamiento es clarísimo: "Forjar
una sociedad justa, pasa necesariamente por la participación constante y activa
en la lucha de clases que se opera ante nuestros ojos" (Gustavo Gutiérrez, "teología de la liberación" pág.355). "La neutralidad es imposible" (pág.355).
Clovis
Boff, por su
parte en "Teología de lo
político", pág.410, afirma: "La
teología es objetivamente parcial y clasista."
3. Como la ley fundamental de la
historia es la lucha de clases, es una ley universal y aplicable a todos los
campos: político, social, religioso, cultural, ético, etc.
Como se ve, estos postulados difieren totalmente
de las enseñanzas de la Iglesia. El amor auténtico a los pobres procede del
amor a Dios. Dios es el que hace ver, a través de los evangelios y de la
prédica de la Iglesia, las injusticias que comete el hombre que no lucha contra
su pecado. La obstinación y cerrazón del pecador que se ha encerrado en un
planteamiento que va contra la Iglesia y la doctrina que Jesucristo y busca
denodadamente acusar con indignación a los demás señalando la “paja en el ojo ajeno” sin querer limpiar “la viga” que tiene en el suyo.
Agradecemos
sus comentarios
*Continuamos
la próxima semana con: “La Teología de la liberación II”
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