Una luz en
medio de las tinieblas
ECOLOGÍA
GLOBAL, (I)
Encíclica Papal
Hace 40 años, el 26 de
Junio de 1975, falleció en Roma a las 12´,
frente a un cuadro de la Virgen de
Guadalupe, San Josemaría Escrivá de Balaguer, el fundador del Opus Dei.
Unos meses antes, al empezar el año, había
pedido que se rezara con la petición del
ciego del Evangelio: “Señor ¡que vea!”
y que además se agregara: “¡para que
todos vean!”.
El Papa Francisco nos
ha entregado el 17 de Junio su carta encíclica “Laudato si”, (“Alabado seas”) y nos ha dicho que es para todos, no
solamente para los sacerdotes o para los católicos sino para toda la humanidad.
“Necesitamos
una conversación que nos una a todos…Necesitamos una solidaridad nueva”
San Josemaría Escrivá decía: “Se han abierto los caminos divinos de la tierra” y afirmaba que
todos pueden ser santos, no solo los sacerdotes y los religiosos. “Dios
nos llama a todos a ser santos….. ¡estas crisis mundiales son crisis de santos!” Y en el primer punto de “Camino”, un libro
que ha sido traducido a 52 idiomas y que ha tenido una tirada de 4´953,550.00
de ejemplares en 492 ediciones, insta a todos a limpiar el mundo: “…
borra con tu vida de apóstol la señal viscosa y sucia que dejaron los
sembradores impuros del odio y enciende los caminos de la tierra con el
fuego de Cristo que llevas en el corazón”
San Josemaría afirmaba que era necesario “darle la vuelta al mundo como a un calcetín”
El Papa Francisco con
su nueva encíclica alienta a todos para que contribuyan a limpiar el mundo: “se necesitan los talentos y la implicación
de todos para reparar el daño causado por el abuso humano a la creación de
Dios” (Laudato si, n. 14).
Llenar
el mundo de amor
Las advertencias de San
Josemaría y del Papa Francisco no son tremendistas ni pesimistas, al contrario
están llenas de esperanza. Ellos, con una personalidad persuasiva y encantadora, cada uno en su estilo, han arrastrado a miles y a millones en todo
el mundo, hacia unas metas más exigentes y a la vez atractivas de mejora
personal. Son personas alegres, que
animan a los demás con la coherencia de sus propias vidas, yendo por delante y dando
ejemplo.
Ambos tienen una fe inquebrantable,
capaz de “mover montañas” y con un realismo, que nadie puede negar, señalan claramente las deficiencias y limitaciones
de los seres humanos: el mal
comportamiento de los hombres que genera ambientes agresivos de inseguridad y
despreocupación por la suerte de los demás.
Ninguno de los dos se
pone del lado de ideologías humanas o intereses políticos, aunque muchos, enemigos de la Iglesia, los califiquen
como sesgados hacia posturas de izquierda o de derecha. Lo mismo pasó con
Cristo que fue criticado y odiado por unos pocos, especialmente por los que
tenían el poder en sus manos, por eso fue juzgado y condenado. Así también ha
pasado con la Iglesia, que lleva el signo
de la contradicción, a lo largo de
los siglos.
San Josemaría Escrivá
decía que todos debemos amar al mundo apasionadamente porque
Dios lo ha creado bueno, somos nosotros, los
hombres, quienes lo hemos manchado con nuestros pecados, nos recordaba que
hay un Dios misericordioso que perdona y nos limpia, para que nosotros también
aprendamos a perdonar y ayudemos a que todos se limpien con la gracia de Dios
en el sacramento del perdón.
El Papa Francisco nos
dice que el mundo es nuestra casa y a todos nos toca tenerla limpia y
arreglada, orientado todo para el bien de todos. Señala sin embargo que hay
bastante desorden y que hoy la gente no es capaz de superar el individualismo y
la codicia: “mientras más vacío está el
corazón de la persona…más necesita comprar, poseer y consumir” “La
situación actual del mundo provoca una sensación de inestabilidad e inseguridad
que a su vez favorece formas de egoísmo colectivo”
El
orden en los hogares y el orden del mundo
(responsabilidad
de todos)
Para que los hogares
vayan bien es necesario un orden, una comunicación constante y un respeto mutuo
entre los miembros de la familia. Si un hijo gasta el dinero de la familia
despilfarrándolo en sus diversiones, es lógico que los demás, y especialmente sus padres, le llamen la
atención. También sería lógico que las instituciones educativas apoyen esa
censura de los padres y corrijan el desorden de los chicos. Esas llamadas de
atención no van contra las empresas que fomentan las diversiones, ni tampoco
contra la libertad de los chicos.
Si en un pueblo joven
vemos que las familias pobres prefieren gastar el dinero en la compra de un
televisor que en la educación de sus hijos, es conveniente darles algunas
orientaciones para que gasten su dinero en lo que es más importante. Los consejos
e indicaciones que se den para que se prioricen los gastos no van contra la
industria de los televisores, ni contra las casas comerciales que lo venden.
Las advertencias del
Papa sobre los gastos no son condenas al capitalismo ni luz verde para el socialismo. Son consejos que ponen el dedo en la llaga y les duele a los que
viven encerrados y ciegos en su mundo materialista, que es también egoísta. “Existe una inversión tecnológica excesiva
para el consumo y poca para resolver problemas pendientes de la humanidad” “es
insostenible el comportamiento de aquellos que consumen y destruyen más y más,
mientras otros todavía no pueden vivir de acuerdo a su dignidad humana” “es necesario reflexionar responsablemente
sobre el sentido de la economía y su finalidad, para corregir sus disfunciones
y distorsiones”
Copio una cita de Adeamus
del 4 de Octubre del 2008 advirtiendo sobre estos temas: “El hombre que se
considera seguro, que vive, o busca vivir,
con una posición económica holgada, que cree que tener dinero es suficiente
para conseguir sus aspiraciones más altas; a ese hombre equivocado, que ha
perdido la brújula, es necesario rescatarlo, para que se de cuenta que el
dinero no es Dios… Por desgracia hoy también se le llama trabajo a la
especulación, a los negociados, a las trapisondas, a los robos y al activismo
desmedido del hombre egoísta y voraz, que muerde con la boca bien abierta dando
un buen bocado para su satisfacción y deja las migajas para que sea repartida
entre muchos…..Si nos enriquecemos con trabajos que no benefician a los demás o
al país (con justicia), nos empobrecemos
como personas y terminaremos mendigos, como el rico Epulón de los Evangelios”.
Agradecemos
sus comentarios
*El
próximo artículo: “La ecología global” (II).
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