Poner
bien los acentos
SON MÁS IMPORTANTES LOS PÁJAROS QUE LA JAULA
Cuando a San Josemaría Escrivá le querían enseñar una casa, unas
instalaciones o unos edificios, solía decir, con una intención pedagógica: “Son
más importantes los pájaros que la jaula”
Esta afirmación era también una advertencia para evitar el
peligro, que existe en todas las personas, de convertir los medios en fines. No
son las personas para las casas sino que las casas son para las personas. Las
personas deben estar siempre por delante de cualquier proyecto. Se hacen las
cosas bien cuando se quiere el bien de las personas, que debe ser real y no
teórico. Para que sea real es preciso conocer a las personas y sus
circunstancias. El conocimiento correcto es el que conduce al amor. En
cualquier proyecto que tenga que ver con personas debe estar presente el amor
ordenado de quienes lo ejecutan.
Si hoy ponemos el reflector en lo que es vivienda encontramos
verdaderas maravillas: unos departamentos esplendorosos con todo tipo de
comodidades, unas casas de playa fabulosas y muy bien decoradas, una siembra de
edificios, cada día más altos y más espectaculares, clubes sociales con
piscinas y pistas deportivas de calidad, centros comerciales y tiendas muy bien
puestas. Las propagandas que salen en las revistas y el la televisión de los
inmuebles e instalaciones presentan una gran variedad y señalan un progreso
espectacular.
Como se puede ver hay jaulas magníficas, también en
sectores populares se pueden notar progresos significativos en cuanto a las
viviendas.
Y los
pájaros…..¿cómo están? La bellísima decoración de la casa ¿es un reflejo de la felicidad de las personas? Debería serlo.
También hay que reconocer que es mucho más fácil conseguir que una casa sea
bella que conseguir que una persona sea bella. En la casa el proyecto de
belleza depende del hombre que trabaja en eso. La belleza de la persona depende
del amor y de la dedicación personal que reciba y de la obediencia libre a los
proyectos que han hecho papa él.
Toda persona debería ocuparse y preocuparse más de la belleza de
las personas que de la belleza de la casa. No son preocupaciones antagónicas ni
mucho menos opuestas, caminan juntas pero es el amor a las personas lo que
motiva los medios que se deben conseguir. Primero es la criatura y después es
el vestido.
Cuando se invierten las prioridades se produce, a la larga un
descalabro o un descarrilamiento. Lamentablemente hoy muchas cosas funcionan
sin una finalidad clara, de las más elementales a las más sofisticadas. La
burocracia, atosigante e inútil, es una consecuencia de ello. Todo un papeleo
inútil, sellos y copias fotostáticas, oficinas que son para perder el tiempo,
toda una organización super complicada. Cuando falta amor al prójimo lo fácil
se hace difícil, se cae en minucias que a la larga terminan siendo corruptelas,
porque ocurre, lo que se puede preveer si se mira con perspectiva, “se cuela el mosquito y se traga el camello”
o lo que es doloroso e injusto en las relaciones humanas: “se ve la paja en el ojo ajeno y no la viga
en el propio”
Las cosas son sencillas y rápidas cuando hay un nivel alto de
amor. No hay un detenerse en minucias. Se sabe conjugar los consejos con la
responsabilidad personal, las opiniones con la verdad, la teoría con la
práctica. La mayor parte de las complicaciones que una persona puede tener
surgen del amor propio, son bolas que crecen, puras razonadas: un darle vueltas a las cosas, o sacar
“cortinas de humo” para distraer la atención, con argumentos que son
mecanismos de defensa, elaborados por la
vanidad, por el terrible miedo de quedar mal.
Cualquier regla o sistema debe ser un medio para la libertad de
las personas, no para encorsetar, o hacer pasar por el aro a alguien, porque
así está establecido en el sistema, o porque sería consecuencia de lo que
suelen decir los malos funcionarios: “la
máquina nunca se equivoca” Los
horarios son para las personas y no las personas para los horarios. Es
necesario poner el reflector en cada persona con sus particularidades
especificas para poder servirlas en lo que sea necesario.
El Papa Francisco señala claramente el rumbo que debe tomar la
Iglesia en los tiempos actuales. No hay ninguna variación en cuanto a la
doctrina, sí hay una precisión para poner prioridad a algo que posiblemente se
está descuidando, o está pasando desapercibido y es importante. El Papa
Francisco dice: “En la actual situación la Iglesia necesita transformar sus
estructuras y modos pastorales orientándolos de modo que sean misioneros. No
podemos permanecer en un estilo “clientelar”
que, pasivamente, espera “que venga el
cliente”… tenemos que estructurar el sistema para ir hacia donde nos
necesitan, donde está la gente.
Poner bien los acentos o los puntos sobre las íes, dando prioridad siempre a las personas
con las características propias de cada uno y las circunstancias que acompañan.
Es la tarea de todos los que quieren lograr puntos de unión y enlace para trabajar
en conjunto los temas más importantes para la felicidad de los seres humanos.
Los que viven en la soledad o en constante conflicto no pueden resolver los
problemas humanos que aquejan a la sociedad. Para la buena comunicación es
necesario el conocimiento y éste solo es posible con el amor. No existe otro
camino.
Agradecemos sus
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