Humildad para una disponibilidad inteligente
ESCOBITA
NUEVA, ¿barre mejor?
Los cambios o relevos
que vemos en los distintos sectores de una sociedad presentan unas
características similares que se van repitiendo a través del tiempo. Nada es
nuevo bajo el sol y por eso la historia se repite.
La noticia de un nuevo
equipo de personas para desempeñarse en unos trabajos determinados capta la
atención de la gente y motiva comentarios de toda índole que van desde los más
asombrosos y sorpresivos hasta los escépticos y dubitativos o los totalmente
indiferentes.
Todo cambio debe
apuntar a una mejora para la persona que
cambia, para el lugar que deja y para el nuevo puesto que va a ocupar.
Quienes determinan los cambios deben ver todo en su conjunto para decidir en conciencia
que es lo mejor para todos. También es verdad que los cambios obedecen a
determinadas leyes, reglamentos, o incluso costumbres, como por ejemplo la
jubilación a una edad determinada o el criterio político de la no reelección.
Los
microbios de las ambiciones humanas
Cuando el egoísmo o las ambiciones humanas se
meten para dejar u ocupar puestos o
lugares, todo se distorsiona, porque fácilmente entran ingredientes que hieren
a las personas afectadas, que muchas veces, para
evitar sufrimientos, no tienen reparo en buscar privilegios, tarjetazos, favoritismos, varas, “arreglos”, etc.
Cuando las personas fuerzan las cosas para encontrar
situaciones favorables a ellos, es muy difícil que se den disposiciones de
servicio para las nuevas tareas que van a desempeñar y al faltar éstas se
pierde la alegría y la libertad.
Lamentablemente en
todos los sectores de la sociedad se recurre a los “arreglos” de los que pueden influir para favorecer a una persona
o a un grupo determinado. Los que piensan más en su propio beneficio que en el
de los demás, no dejan de insistir para estar cómodos en un puesto que los
favorezca. Nadie quiere ir donde las
papas queman.
Buscar lo mejor para
uno, en el mundo que vivimos, podría
parecer lo más lógico y acertado. El error está cuando no se sabe qué es lo
mejor y más conveniente, o cuando no se descubre que es mejor dar que recibir.
El amor a Dios y a los demás abre un mundo de posibilidades donde los generosos
y abnegados resultan ser los más felices.
Las
presentaciones del curriculum vitae
No es lo mismo un clavo
clavado en la pared que la pintura de un hermoso clavo pintado en la misma
pared. De un clavo se puede colgar algo, de la pintura nada.
Los curriculum son como pinturas que lucen muy bien. Muchas personas son artistas para presentarse, actúan muy
bien, y también son como los candidatos políticos que ofrecen mucho más de lo
que pueden dar.
El que se presenta para
un puesto coloca en el curriculum que
envía, sus talentos y busca con sus ofrecimientos algún trabajo que se adecúe a
sus preferencias. Al “yo” lo ubica en un pedestal bastante elevado. El que lee esa
magnífica historia se preguntará impertérrito: ¿será verdad tanta belleza?
La
ayuda de los amigos
Para conseguir un
puesto siempre existen los amigos que ayudan y echan una manito, hablándole al jefe sobre
las virtualidades de su pata. Así
también se consigue ser candidato para una elección. Se hace lobby y se conversa vanidosamente exaltando las propias cualidades al amigo y éste lo
hará luego con el que toma las decisiones, diciéndole además que su amigo recomendado “nos va a ayudar a todos porque es nuestro
amigo”. Así se amarran las cosas
para que todo quede “en familia” De
este modo la lealtad queda parcializada y la amistad distorsionada. Estas
limitaciones los perjudican a ellos, a terceros por las injusticias que se
cometan contra ellos y los proyectos que se hagan, con esas complicidades, nacerán torcidos. Lo peor es que no se dan
cuenta de esas deficiencias.
El amigo leal es el que
quiere el bien honesto y procura hacerlo crecer para difundirlo entre todos. A
la hora de trabajar su amor al prójimo lo hace querer con la verdad, para que
sus amigos mejoren con él. Es un circuito de amor donde brilla la justicia y el
correcto proceder.
El
sello de la oficialidad
Los que quieren
aprovecharse de los cargos para beneficio propio también presentan las cosas de
un modo oficial y de acuerdo con las leyes, de tal modo que todo parezca legal
y justo. Así llegan muchos candidatos a ser elegidos. Ellos se presentan como
los mejores y por lo tanto “¡todo va a
mejorar!” Siempre se ve en los flamantes
elegidos las personas capaces de arreglar lo que no pudieron hacer los
anteriores: “escobita nueva, barre mejor”
Los que empiezan una
nueva gestión anuncian y pregonan cambios y reformas para contentar a los
descontentos con régimen o gestión anterior. Suelen entrar pisando fuerte con nuevos aires. Comienzan
con una luna de miel, luego empiezan
a desarrollar sus proyectos; después de muchos intentos algunos pocos consiguen
un éxito relativo con un gran desgaste
que los saca de carrera porque han caído considerablemente en las estadísticas
y deberían dar un paso al costado. Los
que no tuvieron éxito y cometieron errores podrían terminar enjuiciados y
algunos hasta en la cárcel. Es lo que sucede habitualmente con los políticos. En
las empresas puede pasar algo similar.
Los
modos correctos de proceder
Los cambios son buenos
cuando las personas lo son. La persona buena siempre está dispuesta para servir
donde haga falta, salvo que existan serias razones que lo impidan. Todo trabajo
exige sacrificio, disposición de servicio y la alegría de ser sustituido por
otro cuando las circunstancias lo aconsejen. El que llega a un nuevo puesto
debe tener la humildad de reconocer el esfuerzo y el trabajo de los que los han
precedido y tratar de continuar las obras que hicieron los anteriores. La
disponibilidad no debe ser vanidosa sino humilde y generosa. La historia nos ha
demostrado que escobita nueva, no barre
mejor.
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