jueves, febrero 24, 2011

Ambientes esclavizantes que parecen de libertad

LA RED SOCIAL DE UNA JUVENTUD DESORIENTADA

Quien no se ha quedado impresionado al ver los avances tecnológicos y la enorme expansión que tienen la redes sociales para la comunicación on-line. En instantes uno puede conectar con gente de todo el mundo y tener la posibilidad de multiplicar su lista de amigos. Así lo hacen muchos que permanecen siempre conectados y viven en una constante comunicación.

A primera vista podría parecer un sistema ideal para mejorar las relaciones humanas y conseguir un mundo donde la gente viva más unida. Además, las relaciones a través de las redes sociales suelen ser amistosas y amables. Sin embargo no todos son partidarios de este tipo de comunicación porque suelen ser, para las grandes mayorías, superficiales, ligeras y poco serias. Muchas veces son el reflejo de los estados de ánimo del momento con expresiones espontáneas, donde no existe una reflexión adecuada y conveniente, para que pueda darse una buena comunicación.

Hace unos años se notaba claramente la diferencia entre los e-mails y las cartas manuscritas que se enviaban a través del correo postal. La carta resultaba más humana y familiar que la fría comunicación electrónica, que tendía a ser siempre más escueta y ligera.

Es verdad que hoy muchas personas han cambiado su sistema de comunicarse. Han pasado de las largas y cuidadosas cartas que llegaban después de una semana o incluso pasando meses, a las frases cortas que llegan al instante. El sistema actual permite estar interconectado y ser espontáneos a la hora de conversar, también los exabruptos o errores se corrigen de inmediato, on line se puede tener la respuesta del interlocutor o de las personas que están conectadas al mismo tiempo.

A pesar de todos los avances, no todo son comodidades en estos medios modernos, también se han dado indicaciones sobre los peligros de los sistemas de comunicación abierta, cuando los usuarios dan demasiados datos que pueden ser usados para fines indebidos por personas que quieren aprovecharse de las situaciones o hacer daño.

Oteando la realidad a través del mundo virtual

Los educadores hemos encontrado en estos sistemas una herramienta más que nos permite conocer mejor a las personas y ver cómo está el panorama social de las relaciones humanas, para poder elaborar las orientaciones necesarias.

Lo primero que podemos observar es que estos sistemas son empleados fundamentalmente por gente joven. A los mayores, por falta de costumbre, les cuesta más el manejo de la tecnología moderna y cuando lo hacen es para trabajos muy puntuales y limitados. El contraste con las nuevas generaciones es enorme. Esta realidad ha hecho que la distancia generacional sea mayor. Se puede decir que el mundo de los jóvenes es muy distinto al de los mayores, no solo por los temas sino también por los sistemas y el modo de emplearlos.

Los sistemas se han convertido en un modus vivendi donde no importan mucho los criterios morales, ni que los hechos sean reales o ficticios. Lo más importante para las grandes mayorías, especialmente para los jóvenes, es estar conectados con el mundo que vive el presente con la filosofía del pasarlo bien y de no hacerse problemas. Un mundo divertido lleno de juegos y de fantasías. Un mundo virtual que se está convirtiendo para algunos jovencitos en la nueva esclavitud del siglo XXI.

Basta una simple observación de las redes sociales juveniles para darse cuenta que existe un mundo cerrado por los parámetros puestos por el consenso tácito de las nuevas generaciones que piden autonomía y libertad sin darse cuenta que con esa mentalidad fabrican una cárcel para ellos mismos, de la que les será difícil salir. Son ellos mismos los que se meten y se encierran con su computadora donde pueden estar horas casi hipnotizados con mundos superficiales, frívolos y muchas veces peligrosos por las costumbres impropias de algunas personas. A los chicos les parece que son libres y no se dan cuenta de la dependencia que padecen.

En esas redes no suelen apreciarse los valores trascendentes. Con el tiempo se comprueba que la ausencia de estos valores trae consecuencias negativas para las personas, la familia y la sociedad en general.

La esclavitud de las redes sociales

Si le sacamos una foto a las redes de los chicos podríamos observar, al margen de la brecha generacional, todo un mundo bastante artificial cargado de sentimientos y emociones que no tiene direccionalidad. No saben a dónde se están dirigiendo. Es un vivir ansioso, o un sobrevivir sorteando dificultades y evitando conflictos, sin percibir que el conflicto ya lo tienen en el modo de vivir. No es una alternativa más, son los modos permisivos de libertinaje que van degradando poco a poco a las personas al instalar en los corazones humanos la semilla de la corrupción.

Es como decirle a una persona: “si tú quieres ser animal, puedes serlo”, “si no te gusta la vida, puedes matarte” “si quieres drogarte o emborracharte, o tener sexo, tienes toda la libertad del mundo para hacerlo” Este modo de pensar es irracional y absurdo. Indica que no se ha entendido lo que es la libertad. Es lo que se percibe, junto a otras cosas muy buenas, en las redes sociales juveniles.

Está ya en cartelera una de las películas nominadas para el Oscar del presente año: “Red Social”, que ganó hace poco “El globo de oro” Esta película es como una moneda con dos caras. Por un lado se ve la inteligencia y el ingenio humano de los inventores del Facebook en los ambientes universitarios más emblemáticos de los Estados Unidos y la otra cara presenta los ambientes juveniles: cómo viven, qué hacen y cuáles son las motivaciones principales.

En el cuadro ambiental aparecen constantemente los arrumacos sensuales entre chicos y chicas, la ingesta de cervezas y bebidas alcohólicas sin mayores límites, espectáculos de strip tease entre ellos mismos, y las juergas nocturnas largas de las fiestas juveniles.

Un buen sector del mundo contemporáneo suele calificar de moralistas o puritanos a los que ven mal estos modos de vivir de los jóvenes y piensan que quieren corregirlos a base de prohibiciones: que no se diviertan y que vivan dentro de una vida ascética de absoluta austeridad. Craso error.

Se trata de hablar con sinceridad y claridad para que se sepa elegir una diversión que no destruya la moralidad de las personas. La diversión y los juegos deben ser sanos y tener su momento adecuado. Lo que no puede ocurrir es que como consecuencia de las diversiones los jóvenes caigan en una degradación moral con ausencia de virtudes. Las virtudes son necesarias para poder vivir de un modo acertado y ser feliz.

Decía el Papa Juan Pablo II que en el mundo del Internet, que permite que millones de imágenes aparezcan en un número incontable de pantallas de todo el mundo, deberá aparecer el rostro de Cristo y oírse su voz, porque si hoy no hay lugar para Cristo, tampoco hay lugar para el hombre.

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jueves, febrero 17, 2011

Pirotécnicos del saber

ESCRITORES DE LA CONFUSIÓN Y DE LA DUDA

Se han multiplicado en el mundo los libros y diversos artículos escritos por ensayistas en los distintos campos del saber, que quieren hacer sus pininos buscando popularidad y gente que les siga. Muchos de ellos se presentan como los grandes escritores e innovadores de modernas teorías antropológicas, psicológicas o sociológicas, que serían útiles para los tiempos actuales.

Existen filósofos, teólogos, literatos, periodistas y diversos ensayistas, de renombrada trayectoria y prestigiosos en temas emblemáticos del saber humano, que se sienten líderes y defensores de la libertad, al apartarse, aunque sea un poco, de la doctrina tradicional que defiende la trascendencia y una moral de virtudes.

Piensan que así, con la estrategia de jugar a ser libres en las zonas desprotegidas, donde no hay seguridad doctrinal, pueden tener éxito en la difusión de sus escritos, que serían más “comprensivos” para los seguidores, que se sienten un poco incomprendidos con las exigencias de una moral más estricta.

A otros, que no se salen de los criterios fundamentales de la doctrina tradicional, les gusta coquetear con posturas que están en el borde de lo que es peligroso para la fe y la moral. Por sus inquietudes y sesgos se presentan con una suerte de rebeldía a lo tradicional, causando confusión y duda, porque defienden poniendo más énfasis en sus teorías personales, que en la doctrina objetiva y tradicional, que deben transmitir a los demás, para que vivan de acuerdo con la verdad.

Hace unos días un centenar de “teólogos” alemanes exigían al Papa Benedicto XVI un cambio en la doctrina de la Iglesia en los temas de moral sexual y del celibato sacerdotal. No es la primera vez que unos profesionales, que se creen expertos en los temas que tocan, lanzan sus opiniones como una protesta contra la doctrina tradicional de la Iglesia.

El modo de proceder y la trayectoria de la mayoría los delata como los trasnochados escritores de la confusión y de la duda, que siempre han existido y que también suelen llevar en sus conductas, un desorden de vida tan grande como la rebeldía que exhiben.

La conducta y la vida de los conductores del saber

Los filósofos y teólogos católicos no pueden ser nunca personas que pongan en tela de juicio las verdades de la fe que enseña el Magisterio de la Iglesia. Al contrario ellos son los que deberían enseñar la verdad principalmente con el ejemplo de sus vidas. Es decir con una conducta sana y exigente que sea la correspondencia al querer de Dios.

Lamentablemente existen muchos maestros y profesores de filosofía y teología que son ensayistas de teorías confusas. Viven su existencialismo con sus pintas desaliñadas como si fueran jubilados de las exigencias morales de la vida.

Como se puede observar a simple vista hoy también se utiliza la doctrina, sacándola del contexto correcto, para alimentar originalidades filosóficas o antropológicas. Algunos, que no han encontrado respuestas satisfactorias en el mundo real, fabrican sus teorías para justificar sus posturas originales, donde ponen en tela de juicio a la verdad objetiva enseñada, desde hace siglos, por la Iglesia.

A muchos de estos trapecistas del saber humano, que buscan la virguería filosófica para encontrar la teoría de moda, les da alergia oír hablar de la doctrina tradicional. El menos agresivo esbozará una sonrisa tratando de comprender la simplicidad del que no se sale de los parámetros señalados por la doctrina, y buscará siempre la patente de corzo para sus ensayos llenos de piruetas y de saltos mortales atrevidos.

La tentación de querer construir la torre de Babel

En los primeros siglos de la era cristiana los gnósticos quisieron ensayar un intento de sabiduría tratando de acomodar la religión y el conocimiento con teorías complicadas que se alejaban de la doctrina revelada por la Iglesia. Ensayaban con el conocimiento una suerte de capricho humano que enaltecía la sabiduría de los pensadores.

En el siglo XX Edmund Husserl (1859 – 1938) inicia una corriente filosófica llamada Fenomenología que se caracterizaba por su radical fidelidad a lo dado, a lo que realmente ofrece la experiencia, para así llegar a la realidad. La fenomenología aspira al conocimiento estricto de los fenómenos. Los fenómenos son, simplemente, las cosas tal y como se muestran, tal y como se ofrecen a la conciencia. Algunos encontraron en esta corriente cierta liberalidad para desatarse de la doctrina y terminaron lejos de las enseñanzas de la Iglesia. Otros conservaron su fidelidad a la doctrina y buscaron más bien los caminos de la unidad del saber humano.

El relativismo contemporáneo, como ya lo hemos señalado en numerosos artículos, nace del deseo de autonomía del hombre que no quiere sentirse atado a nada ni a nadie. Quiere su propia independencia y un camino fácil para esos objetivos es alejarse de la verdad y no tenerla en cuenta. Así no se sentirá comprometido.

Muchos intelectuales, que teorizan sobre la situación actual del hombre, quieren rescatar de estas posturas relativistas los valores que podrían prevalecer con el paso de los años y terminan defendiendo las originalidades o peculiaridades que reflejan los distintos modos de proceder o de ver la vida de las personas en los tiempos actuales.

Los voluntarismos, caprichosos y tercos de hoy, inventan leyes autoritarias para que sean respetadas por todos. Cada hombre se convierte en un tirano que dogmatiza con sus propios puntos de vista y luego, con el tiempo, es fácil que encuentre en la vida, el descamino de la infidelidad a través de una libertad mal empleada, que fue aplaudida por sus “amigos” y por una sociedad enferma.

Nuestra sociedad necesita comunicadores y escritores ejemplares que sepan transmitir la verdad y orienten a las personas por los caminos correctos. Es hora de dejar de lado a los pirotécnicos del saber, a esos charlatanes que venden sus productos intelectuales confundiendo a la gente y haciendo perder el tiempo con piruetas y saltos mortales peligrosos, cuando hoy es necesario y urgente emplear, el poco tiempo que queda, para el conocimiento de la verdad.

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viernes, febrero 11, 2011

La gran utopía del siglo XXI

EL CÁNCER SOCIAL DE LA DOBLE VIDA PERSONAL

Pretender que una sociedad progrese sin las virtudes reales de las personas es una de las grandes utopías de los tiempos actuales.

Cualquiera que tenga doble vida tendrá en su conducta y en sus disposiciones unos modos y procedimientos que podrían parecer buenos, pero en realidad no lo son, (de allí la doble vida y el consiguiente maquillaje). Es como una persona que camina por la vida cargado con unos explosivos que al menor descuido estallan, dejando muertos y heridos por todas partes. Por muy cubierto que esté, vivir mintiendo, trae siempre consecuencias negativas y nefastas para todos. Mucho más si se trata del querer de las personas.

Lamentablemente se ha metido en muchas cabezas la idea de pensar que las cosas pueden salir adelante solo con planteamientos estratégicos y decisiones de personas que se ponen de acuerdo para arreglar asuntos laborales y sociales, sin dar importancia a la vida personal y privada de cada uno.

Se reclama mucho el respeto a la intimidad, algo que a primera vista parece loable y debe ser lo correcto. Sin embargo esos espacios íntimos de libertad son utilizados por muchos para corromperse ellos y luego corromper a los demás; de ese modo se traiciona a Dios y a la sociedad entera.

El que tiene una doble vida, solo podría hacer el bien si se arrepiente y sale de esa triste situación a través de una real conversión. Es decir, cuando se lamenta de haberse equivocado y rectifica, pidiendo perdón.

Es muy bueno respetar la privacidad de una persona y al mismo tiempo es muy peligroso que esa privacidad se utilice para la corrupción propia, implicando a otros, con una intención torcida o no muy clara. Esos actos se podrían calificar de indignos porque constituyen un peligro para las personas sanas y para la sociedad en general. Es una de las lacras sociales deplorables que todavía persisten.

El sesgo errático de los sistemas educativos emblemáticos

El camino para curar a la sociedad de estos desarreglos no es la desconfianza, sospecha o prohibición, tampoco el chuponeo, o la intromisión en la vida privada de las personas. El camino correcto está en mejorar la educación de las personas. Es allí donde se está fallando clamorosamente.

Existe una miopía tremenda en los sectores educativos que ven solo aspectos de competividad para la conquista de posicionamientos sociales y van buscando solo el éxito y la excelencia de sus alumnos. Ya lo hemos indicado en artículos anteriores. No estamos en contra de esas tareas. Lo que no se puede permitir son los grandes descuidos que hay en la formación moral de las personas.

Estamos viviendo en una sociedad donde no cuentan ya las virtudes, como hábitos operativos buenos, dirigidos hacia el bien. Hoy es urgente formar la responsabilidad moral de los hombres. Cada persona debe saber que el bien personal y el bien común se reclaman mutuamente. Debe existir, como resultado de la buena educación, una congruencia entre la perfección personal de cada hombre y el justo orden social.

Se dice de algunos hombres que han hecho un gran bien a la humanidad (por ejemplo el descubridor de una medicina). En la mayoría de los casos los descubrimientos técnicos dependen del uso que se les de y no de las disposiciones morales del descubridor.

La historia nos hace ver que muchos grandes benefactores de la humanidad han tenido un desarreglo moral en su vida privada, con infidelidades y mentiras que han hecho sufrir a los de su contorno, mientras la sociedad los premiaba por los valiosos aportes de sus talentosas obras.

Hoy es posible ser “fiel” a unos sistemas y a unas personas, por motivos de conveniencia, llevando una doble vida durante años. Suelen ser conductas formales de apariencia donde, al cabo de los años, lo que parecía sano y noble se desmorona por completo, para desgracia propia y de mucha gente inocente. A ellos les cae como anillo al dedo la cita evangélica del que “Empezó a edificar y no pudo terminar”

Inyectar las virtudes personales en las estructuras sociales

La sociedad no se puede arreglar con sistemas o procedimientos estratégicos para paliar ciertos problemas o llegar a ciertos niveles de modernidad y eficiencia. Sería como esconder la basura debajo de la alfombra. Lo que necesita la sociedad es que se inyecten en sus estructuras las virtudes reales de las personas.

El Papa Juan Pablo II señalaba con verdadera preocupación la existencia en nuestra sociedad de estructuras de pecado que habría que combatir con urgencia. Esos ambientes negativos que estarían condicionando la conducta de los hombres hacia los desvalores y por lo tanto estarían corrompiendo a muchos.

Hay quienes piensan que es imposible cambiar esas estructuras porque forman parte de la época. Otros dicen, con más ligereza, que siempre ha existido la corrupción y que todas las épocas son iguales, que cada uno debe vivir adaptándose a las costumbres y modas sociales y que luchar sería gastar energías en algo que no va a cambiar.

Hay que tener en cuenta que el hombre ha nacido con una potencialidad interna para hacer el bien y las ayudas que recibe, de la Providencia, son principalmente para poder desarrollar esas potencialidades que le llevan a ser auténtico y honesto, amante de la verdad y sincero. A no ser un bribón que vive engañando para conseguir mejores prebendas para él. Al hombre le toca resolver los problemas sociales de su entorno, pero debe empezar por arreglar su propia vida.

Para poder resolver los problemas sociales, en cualquiera de sus ámbitos es necesario acudir a las capacidades éticas de las personas y a la perpetua necesidad de una conversión interior.

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jueves, febrero 03, 2011

Los refugios del ego o del miedo

MUNDOS AISLADOS

A finales del milenio pasado un famoso narcotraficante de un país sudamericano quiso entrar a un club exclusivo para gente adinerada y no le dejaron pasar por no ser socio. Muy ufano, y resentido por la medida, mandó construir un club tan grande y lujoso como aquel, para darse el gusto de entrar y salir a su antojo, sin que nadie le diga nada.

Muchos seres humanos que no están contentos con el mundo por no encontrar un espacio para ellos, fabrican, resentidos, un mundo aparte donde quieren funcionar a sus anchas, sin ningún problema.

Existen una variedad de mundos fabricados, cada uno con características peculiares, hechos para poder vivir con una libertad que no se pudo obtener en el mundo real.

Las presiones sociales motivan aislamientos en personas jóvenes y mayores. Unos viven dolidos con sus heridas y se refugian en su propia soledad, otros crean mundos que trascienden al exterior (escriben, dibujan, corren, hacen gimnasia, cantan, viajan, juegan,“ayudan”,“navegan”). Hacen algo para curar sus heridas dejando una estela de resentimiento con sus actuaciones. Son víctimas que llevan una bandera que defienden y fabrican un mundo para poder vivir, por creer que no se tienen cabida en el mundo real. Son mecanismos de defensa, inevitables para un buen sector de la sociedad.

Las motivaciones de los mundos aislados (huidas de la realidad)

La motivación de una gran mayoría es el resentimiento. La persona resentida está herida y puede no querer saber nada con un supuesto agresor, no le dirige la palabra, se retira de su presencia, no quiere oír hablar de él, en definitiva lo tachará en su lista. Hará su mundo sin incluir a sus agresores.

Cuando alguien se ha quedado resentido con personas de su entorno (familiares, compañeros de trabajo), la tendencia de crear un mundo aparte es muy grande.

Los motivos de las heridas y de los resentimientos son variados. Algunos porque están enfermos y se sienten atacados sin que haya una agresión objetiva y real. Otros, en cambio, sí son atacados y separados en la vida social, su aislamiento tendría una mayor comprensión, no siempre una justificación.

Otras personas se aíslan por el miedo de enfrentar los inconvenientes del mundo real, que ven como agresivo y violento. Viven como resentidos contra el mundo. Reaccionan creando unos ambientes para vivir “cumpliendo” con algunos procedimientos, inventados por ellos mismos, que le darían sentido a su existencia.

En la época actual se están multiplicando los mundos aislados por falta de caridad y comprensión entre las personas. El alejamiento de Dios es el motivo principal. Las personas que se han alejado de Dios fabrican con el tiempo, aún en sus propias familias, distancias y aislamientos. Le dan a la libertad un sentido distinto (independencia, autonomía), “¡déjame en paz!”, “¡yo vivo mi vida!”.

El clima de libertad absoluta crea rebeldías precoces (cada uno fabrica su propio estuche), los afanes de independencia se dan con desapegos indebidos (ausencia de amor a los demás) y el hogar termina siendo una especie de hostal para refugiarse y para promocionar los egoísmos personales. Si uno quiere su independencia defiende también la del otro. Es un trueque tácito sin mayores planteamientos.

Con esta mentalidad se trastoca, en muchas familias, el sentido de la auténtica comprensión. Cuando se piensa que la libertad es dejar que cada uno vaya por su cuenta, se renuncia a ver la vida de los demás, “ojos que no ven corazón que no siente”, se pierde interés por lo que hace el otro, y se cae en el permisivismo total “¡que haga lo que le de la gana!, ¡ total, a mí qué me importa!”

Los grandes descuidos en la formación de los hijos ocurren en los hogares permisivos. Los padres temerosos permiten que sus hijos se autoencripten en las capsulas de su propio ego, sin que nadie los pueda tocar y mucho menos los de su propia familia.

El recordado Papa Juan Pablo II, que beatificará la Iglesia el próximo 1ero de Mayo, decía que en el mundo ha crecido considerablemente el individualismo. El hombre que se aísla y quiere ser él solo, se aleja de los suyos porque se siente agredido, se encierra en su mundo y no lo quiere dar a conocer, y termina fabricando un mundo con sus argumentos y originalidades.

Acomplejado o no, el hombre aislado termina siendo un problema para él y para todo su entorno. Los mundos fabricados por los resentidos o por las personas que no están de acuerdo con el mundo real, al que no aman, son artificiales y deterioran al ser humano en lo más profundo de su ser. Es una de las causas de los trastornos de personalidad que azotan a la humanidad en las épocas actuales.

Mundos que enriquecen al mundo real

Salir del mundo para entrar en él podría ser una solución interesante. Salirse de un mundo desordenado, violento y zafio no es lo mismo que huir de él y crear otro artificial. Salirse de mentalidades que son consensos voluntaristas que rompen las leyes morales, es lo que han hecho los santos y las personas valiosas que no quieren comulgar con la inmoralidad mundana. Se trata de trasformar el mundo con el ejemplo de la propia conducta, con gallardía y sin ningún resentimiento.

Hace años los Boys Scouts fundados por Robert Baden Powel, fabricaban para los niños exploradores un mundo de aventuras que a la vez motivaba el servicio social en los jóvenes, la buena acción de cada día, con el propósito de mejorar el mundo con chicos buenos que aprendían virtudes humanas de servicio a los demás en el mundo del escultismo.

Los conventos de religiosos son verdaderos mundos aislados que están habitados por personas que han recibido una vocación divina para la vida conventual de contemplación. Se apartan del mundo y viven encerrados en ambientes de oración. El influjo de esas vidas tonifica al mundo real. Son ambientes específicos solo para determinadas personas que han sido llamadas por Dios.

Existen muchos grupos humanos y movimientos que crean ambientes para muchas personas que aprenden a vivir más unidas y solidarias con la finalidad de mejorar al mundo, con el ejemplo de una vida limpia y el servicio desinteresado.

La familia es el principal mundo para enriquecer el mundo. De allí que el Papa Juan Pablo II exclamaba con mucha fe: ¡Familia: sé tú! Y le pedía a la familia volver a sus raíces.

Es el momento de reencontrarse con los valores familiares para que los hombres vivan unidos y no se escondan inventando mundos aislados de egoísmos y resentimientos.

Agradecemos sus comentarios.