sábado, julio 12, 2008

Los males de la curiosidad

Querer estar informado y enterado de las cosas ajenas no necesariamente es curiosidad. Hay personas que tienen el deber de estar informadas y otras tienen también el deber de dar la información necesaria (cumplimiento de compromisos, lealtad, sinceridad).
El curioso no está cumpliendo con un deber de lealtad sino que está satisfaciendo una pasión y buscando algo que le beneficia a él.

¿Quiere saber si usted es curioso?

Lea los puntos siguientes y tendrá una respuesta

Usted es curioso si:

1. se esfuerza por escuchar conversaciones ajenas.
2. se acerca para leer lo que otro está escribiendo en la computadora, sin que éste le haya autorizado.
3. procura ver con el rabillo del ojo las anotaciones en las agendas de otras personas.
4. se pone detrás de una puerta para oír lo que están hablando.
5. le interesa mucho saber lo que hay dentro de la casa, en la habitación, en la oficina o en la vida de una persona cercana a usted por ser familiar o por tener relaciones de trabajo, sin que existan motivos de fondo que podrían justificarlo.
6. se queda en el anexo del teléfono para enterarse con quién está conversando una persona de su casa o de su trabajo.
7. abre los cajones o armarios ajenos.
8. sigue a alguna persona para espiarla (ver a dónde se dirige o enterarse de lo que está haciendo).
9. exige información, sin que existan motivos de fondo, de las particularidades ajenas (donde fue, con quién salió, que dijo, como lo hizo).
10. piensa que algunas de la razones expuestas en los puntos anteriores no es curiosidad.


Motivaciones de la curiosidad:

1. Egoísmo y afán de posesión: Querer dominar a los demás y tener todo bajo control.
2. Envidia: no permitir que los demás sobresalgan y opaquen “mi imagen”.
3. Desconfianza: Sospechar del prójimo, pensar habitualmente mal de los demás, hacer conjeturas sobre las intenciones de otros.
4. Ambición: obtener beneficios y ganar siempre. Querer derrotar al adversario sorprendiéndolo en sus errores o equivocaciones.
5. Malicia: tener placeres impropios mirando lo que no se debe ver. Ensuciar acciones del prójimo que puedan ser limpias dándoles una intencionalidad diferente y sucia.



La curiosidad es siempre un mal y no es camino para conseguir un bien.
• Para conocer a los demás y poder ayudarlos no es necesario emplear ninguno de los puntos señalados en los párrafos anteriores.
• Cuando no se combate la curiosidad se cae en: el “chuponéo”, la invasión de la intimidad ajena, la falta de respeto, la desconfianza, el atropello, la falta de categoría humana, la ausencia de perdón, el desprecio de las virtudes.
• Todos terminan alejándose del curioso. Nunca podrá ser el amigo leal que inspira confianza.



¿Cuál es camino correcto para conocer bien a los demás?

El Amor al prójimo. (no hay otro camino) El que realmente ama va directamente, es sincero, cuenta con la sinceridad de los demás, siempre tiene confianza (aún cuando el otro le engañe), no pone trampas, dice las cosas a la cara y con delicadeza. Piensa bien, ve los aspectos positivos, sabe comprender, perdona siempre, tiene paciencia, cuenta con todos, no hace preguntas incómodas, respeta la libertad de los demás, actúa con tino, no rechaza a nadie, no deja que alguien le cuente lo que no tendría que saber, respeta siempre la intimidad de los demás, no divulga a otros lo que los demás le confían, es discreto, no se le va la lengua en comentarios peyorativos del prójimo. Piensa siempre que las personas pueden mejorar.

El que ama a los demás está enterado de todo y no es curioso. Consigue también persuadir a los demás para que sean mejores.

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