sábado, octubre 31, 2009

Realidades y exageraciones

LA EXTENSIÓN DE LA CORRUPCIÓN

Las estadísticas sitúan al Perú entre los países más corruptos de Latinoamérica. La televisión y los periódicos peruanos presentan todos los días distintos casos de corrupción (autoridades, empresarios, políticos, futbolistas, farándula, etc). Parece que en nuestro país todos son corruptos a no ser que se demuestre lo contrario. Esta última afirmación ¿es un cuento o una realidad?

Hay gente que ¡vale un Perú!

Para empezar nuestro análisis tendríamos que partir de la realidad de la existencia de muchos peruanos buenos y valiosos que están esforzándose y dando lo mejor de sí por el Perú. Nuestro país ha sido tierra de héroes, de santos y de extraordinarios profesionales que han destacado con fama nacional e internacional.

La inmensa mayoría de peruanos son personas honradas que procuran salir adelante con el esfuerzo de su trabajo y el cariño de su familia. La admiración y valoración del buen trabajador junto al calor del hogar sigue siendo la estampa tradicional de la familia peruana a la que se agrega un toque de religiosidad y devoción por los santos. No hay más que ver en Lima el ambiente en Octubre en torno al Señor de los milagros.

La otra cara de la moneda

Si le preguntamos a los peruanos ¿cuál es el problema principal del Perú? Seguramente la mayoría nos diría: la corrupción. Y si preguntamos ¿dónde se encuentra? Nos dirían sin duda: en el Estado y en los políticos. Sería muy vergonzoso para nuestro país si esta afirmación fuera cierta en toda su extensión y proporción.

Sin embargo no podemos negar que en los sistemas estatales hay mucha corrupción porque hay corruptos introducidos en algunos puestos claves y otros corruptos que vienen de fuera, (y son la mayoría), que tienen poder para obtener sus prebendas y junto al poder mediático, que quiere fiscalizarlo todo sin ningún tipo de limitación y en nombre de la libertad de expresión, terminan desprestigiando a todo el sistema estatal. Con este modo de proceder la mayoría parecen corruptos o al menos corruptibles.

La persecución de los corruptos

Las entidades estatales para defender su prestigio nombran comisiones investigadoras para coger a los corruptos y expulsarlos del sistema con el debido castigo y sanción correspondiente. Estos organismos se reúnen para estudiar los procedimientos más rápidos con una investigación que pueda ser exhaustiva, eficaz y veraz. Muchas veces se encuentran con un mar de información y elaboran expedientes minuciosos y extensos, que exigen un trabajo burocrático de polentas. Así intentan descubrir y perseguir a los corruptos hasta hacerlos caer.

La corrupción de todos los días

Una sociedad informal y desordenada se presta fácilmente a que la gente, la gran mayoría, caiga en la corrupción, sin tener demasiada conciencia de estar implicados en esa situación. Un mendigo que se agarra para sí el doble de lo que se le está donando, haciendo trampa al donador, ha hecho un acto de corrupción. Esa viveza en beneficio propio, usando la mentira, es una corrupción. El trabajador que hace trampa al marcar la tarjeta de ingreso y le roba sistemáticamente horas al trabajo, también es un corrupto.

Si la sociedad y las autoridades hacen la vista gorda y dejan que la gente haga sus “negocios” fuera de lo que debe ser correcto, se está fomentando la corrupción. Si se permiten negocios sin licencias, piraterías, locales que venden cosas robadas, las coimas de los policías de tránsito, cobros indebidos, etc., nos encontramos con una sociedad enferma de corrupción.

Las batallas contra la corrupción

Todos los gobiernos e instituciones públicas y privadas han batallado contra la corrupción sin tener mucho éxito y ésta, en vez de disminuir está aumentando con cifras alarmantes.

La corrupción se da en todos los niveles, también en la sociedad civil. Muchas empresas privadas son proclives a ella. Con dinero de por medio se compran licitaciones, se dan preferencias a las amistades, (aunque se haga un concurso de rigor), consiguen dinero para proyectos con beneficios sustanciosos para el gestor, utilizan la usura jugando con las necesidades de la gente, hasta las donaciones se hacen haciendo firmar el doble de lo que se da y así se evaden los impuestos.

Muchas personas, si no pueden engañar, buscan privilegios o exoneraciones a través de amistades, hasta por cosas nimias e intrascendentes (no pagar una entrada, comer gratis…etc).

El ciudadano de a pie suele pedirle a las autoridades que resuelvan el problema de la corrupción del país, le molesta mucho que existan corruptos y no se da cuenta que él, que vive en desorden utilizando astucias para evadir reglamentos y aprovecharse al máximo de las “oportunidades” en beneficio propio y de su familia, es también un corrupto. El criollo astuto fomenta con su mentalidad situaciones constantes de corrupción.

Educación para la honradez y el orden

Cada día es más urgente ir hacia un cambio de mentalidad a través de la educación que se de en los colegios. Todas las personas deberíamos tener voluntad de luchar contra todo tipo de corrupción.

Eso solo se logra educando las virtudes en cada uno, de tal modo que las personas amen la verdad y detesten la mentira, sean honradas y trasparentes. Sepan servir a los demás y no busque servirse de los demás.

El caos, el desorden y la suciedad que vemos en las calles, por los descuidos o desgana de la gente, es una foto clara de la mentalidad de informalidad que reina en casi todos los ambientes. Los bajos sueldos, la miseria y el afán codicioso se juntan para seguir creando corruptos o corruptibles en potencia.

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