sábado, noviembre 28, 2009

“Congelamientos” irresponsables

CUMPLO Y MIENTO

(dejar que la vida siga igual cuando hay algo que no está bien)

San Josemaría Escrivá, que tenía una extraordinaria capacidad para darse cuenta de la rectitud de las intenciones, nos advertía del peligro latente de cumplir oficialmente con las cosas sin poner el alma y la voluntad para hacerlas bien y a conciencia. Detestaba la oficialidad del que hace todo solo por cumplir, porque esa actitud no sería sincera, se estaría faltando a la verdad.

Estamos en la época de la imagen, de las cortinas de humo y de los encubrimientos. Muchos actúan sin que los demás se enteren, trabajan dando las espaldas y cubren lo que no les interesa enseñar. No quieren ojos fiscalizadores que podrían arruinar los “trabajos”, ni ojos curiosos que originen envidias, tampoco ojos competitivos o ambiciosos.

Con esas presiones o temores enseñan, para cumplir, lo que el sistema les exige y nada más. Están dispuestos a decorarlo todo para que quede bien presentado y así conseguir ser aprobados de acuerdo a las expectativas del sistema. Es un modo de proceder que facilita la presencia del disimulo, la trampa y la mentira.

Urge iniciar, cuanto antes, una etapa donde predomine la transparencia y la confianza, espacios donde se hagan las cosas a conciencia, sin miedo al qué dirán y donde se pueda contar con todos porque se valoriza más a las personas, respetando la autonomía individual y la capacidad de cada uno, para la realización de los trabajos.

Poner demasiado énfasis en lo formal puede dar paso al cumplo y miento

En los últimos años han aumentado los modos de cumplir mentirosos, donde se prefiere quedar bien con los requerimientos de un sistema establecido, antes que hacer el bien con la verdad a las personas.

En los ámbitos educativos es penoso observar que algunos educadores se preocupen más de los registros de notas o de los controles, que de formar bien a sus alumnos. Con estos desarreglos muchas instituciones han creado, entre sus trabajadores, un ambiente de “eterna” desconfianza que lo paraliza todo.

En algunos trabajos se ha puesto de moda un gran aparato burocrático, que mide la eficiencia del trabajador por el cumplimiento de una serie de procedimientos que dicta el sistema. El trabajador podría responderle al sistema quedando bien con sus jefes y al mismo tiempo, podría inhibirse de las responsabilidades, que debería tener como persona, de servir correctamente a los demás haciendo bien su trabajo. La formalidad de los sistemas puede quitar el alma que cada trabajador debe poner de un modo personal y que es más importante que el “cumplo” y “miento” de todo lo demás.

Los dueños o jefes que vigilan para que funcione el sistema, pueden no enterarse de lo que pasa en realidad y encontrarse un tanto distanciados. Contentarse con que el sistema camine es un error. El que camine y que sea exitoso, no significa necesariamente un bien para las personas que dependen de ese sistema. El acento hay que ponerlo siempre en la totalidad de las personas (vida, ambiciones, intereses, capacidades, problemas) y conseguir que puedan desempeñarse con libertad y responsabilidad.

La inacción de no cambiar puede generar corrupción y crisis.

Si hacemos un análisis más minucioso encontramos que hoy existen muchos sistemas establecidos que congelan la posibilidad de hacer el bien y se convierten a la larga en puntos de corrupción por la inacción de sus dirigentes que prefieren “no mover las piezas” y dejarlo todo tal como está, para no causar problemas.

Son puntos de corrupción porque, si no mejoran las personas, se van deteriorando en sus virtudes y van perdiendo sus capacidades y posibilidades. Si no se hace el bien continuamente, en un ambiente de unidad y comprensión, es muy fácil quedarse en la comodidad de un congelamiento que puede tener repercusiones negativas en terceros. El querer verdadero llama a poner medios extraordinarios y muchas veces heroicos, para evitar el deterioro de las personas y por lo tanto hacer los cambios oportunos a tiempo.

Es muy fácil observar que donde hay intereses creados la inamovilidad es impresionante. No quieren perder lo que aparentemente conquistaron, dirían que es mejor lo malo conocido que lo bueno por conocer. Es entonces cuando los responsables de esos sistemas, cuando comprueban que las cosas no caminan, se ven obligados a maquillar y cambiar de decoración, para que se vea que se está haciendo algo, o para tapar lo que no se debería ver. Nada se cambia de verdad como debería ser.

También se puede constatar, de modo habitual, que a muchas autoridades les gusta poner la placa con su nombre cuando han hecho alguna obra y caen el la ridiculez de hacer toda una ceremonia, con discursos y reconocimientos, para inaugurar y trocito de vereda o una puerta más grande.

Existe también los caras duras que inauguran como nuevo algo que ya existía, solo porque lo pintaron o le cambiaron de color. Y peores son los que se llevan las flores y las felicitaciones del trabajo que hicieron otros.

Cuando se disputan una autoría, suelen colocar sus razonamientos y argumentaciones en sendos artículos o en avisos pagados con muchas firmas.

¿Quién tiene la razón? , ¿quién es el verdadero dueño? Solo Dios lo sabe. Parece que el hombre cumple con mentir y amarra lo que le conviene. Luego busca mil motivos para tranquilizar su conciencia.

No es lo mismo un clavo en la pared que el dibujo de un clavo en la pared. Del clavo se pueden colgar cosas, del dibujo no, por muy bello que sea. ¡Muchos están pintados!

Hoy abundan los dibujos “bellos” y los cuentos “chinos”. Con tantas mentiras hay quienes nos quieren vender la plaza de armas, o nos cuentan de las bondades de alguna empresa, que no muestra con sinceridad lo que realmente es y pretende.

Con facilidad nos cuentan el cuento del pulmón robado o nos regalan algo porque luego nos quieren utilizar. San Josemaría, que nos advertía del “cumplo” y “miento”, nos decía que “también se engorda al buey para llevarlo al matadero”

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viernes, noviembre 20, 2009

El origen de una traición

Los Judas del S. XXI

TRAICIÓN A DIOS Y A LA PATRIA



La grandeza de la lealtad a los valores más grandes

Quienes estudiamos en La Recoleta recordamos con añoranza el lema de nuestro colegio Dios, Patria y Familia, que estaba escrito en el escudo y en el himno del colegio. En algunas oportunidades los religiosos, glosando las estrofas del himno, nos hacían considerar los grandes valores que se encerraban en ese lema y nos instaban a defenderlos con verdadera lealtad.

Era fácil aprender a ser leales a valores tan entrañables que queríamos y respetábamos noblemente como algo natural donde no cabía ningún tipo de cuestionamiento. En esas circunstancias, a nadie se le podía pasar por la cabeza algún pensamiento de rechazo hacia esos valores que formaban parte de nuestro ser y queríamos con toda el alma.

Vivíamos con alegría, entusiasmo y devoción las fiestas religiosas. El espíritu patriótico de los principales aniversarios, en memoria de nuestros héroes, creaba en nosotros sentimientos de unidad y grandeza, muy ajenos a resentimientos revanchistas de venganza y odio.

Era fácil querer al Perú y sentir admiración y simpatía por los demás países. El amor a la familia era incondicional y fuerte. En la mayoría de las casas de nuestros amigos se respiraba un ambiente de hogar donde todos se querían y se respetaban. Había un mejor funcionamiento de la familia en la línea de la lealtad y de la fidelidad.

Era indudablemente una educación bien llevada que ha mantenido en la gran mayoría de nosotros su vigencia como acertada y de buena calidad. Cuando se educa con amor y se persevera en el amor, queda el amor. La comunicación que el hombre necesita recibir para ser persona es la que lo hace leal a los valores más altos. Quién asimila bien esos valores luego estará dispuesto a dar la vida por ellos.

Si nos asomamos a la historia descubriremos que en todas las épocas existieron personas leales y fieles que dieron sus vidas y se inmolaron por Dios, por la Patria y por la Familia. La sociedad entera los reconoce y los valora. La Iglesia canoniza a sus santos, los estados rinden homenaje a sus héroes y los hijos coronan la vida sacrificada y amorosa de sus padres y la tienen como valiosa y ejemplar. La lealtad y la fidelidad suelen ser premiadas por la mayoría, de inmediato o al cabo de los años.


El ataque irracional a los valores más altos (el fondo de las traiciones)

Parece increíble que un ser humano pueda atacar a los valores nobles y entrañables que forman parte de su ser y de su historia. El hombre que se aleja de los valores se convierte en el destructor de esos valores y de sí mismo. El ataque a los valores de la vida es el ataque a la Vida (a todo lo noble, sano y bello que tiene la existencia), para defender bagatelas efímeras, en contiendas desleales que son verdaderas traiciones. Luego los resultados son el caos y las crisis, una terrible y triste cultura de la muerte.

La única explicación que puede aclarar cual es el origen de estos ataques es la que acepta, sin ambages, la existencia del pecado como un mal arraigado en la naturaleza humana que se debe combatir.

Como es posible que Judas, un hombre con vocación elegido por el mismo Dios, traicione a su maestro que había puesto tanto cariño y dedicación en él. La bagatela efímera era el “mugriento” dinero, empleado para la “matanza” de Dios (contra el valor más grande). Judas queda como el traidor más grande de la historia. Muchos otros han seguido sus pasos y les espera un final triste y trágico.

Los traidores de la Patria son desleales e infieles por el pecado de ambición. Están buscando un beneficio personal que es el “botín” que los haría “felices”. Han roto su conciencia por la tentación y no les importa romper los compromisos y ser infieles y desleales.


Una sociedad donde abundan los traidores
(la sociedad relativista)

La sociedad relativista que pone lejos a la verdad (no le interesa demasiado) y se acerca a los sentimientos sujetivos de las ambiciones individuales, desea que cada uno pueda conquistar lo que pretende con la libertad absoluta y sin dar cuenta a nadie. La conquista de esta autonomía e individualidad los hace como reyes con imperio propio, (la tiranía del relativismo) donde todo vale, también la traición, para salir adelante.

El relativismo es también el culpable de la multiplicación de los traidores que se han extendido por el mundo entero. Los defensores de esta corriente quieren minimizarlo todo, como si no pasara nada. A los que rompen con la religión no los llaman apóstatas o herejes, sino personas que han optado por un camino diferente, a los que rompen su matrimonio, por amistad con otra persona, no los llaman infieles o traidores, sino personas que libremente han optado por una opción distinta en su vida sentimental.

Cuando alguien traiciona a la Patria, por revelar un secreto militar, saltan pronto las condenas y al mismo tiempo se oye decir que es normal el espionaje, que todos los países lo hacen, que lo importante es cuidarse para que no los cojan. Los grandes héroes de las películas son ingeniosos espías que utilizan traidores que se venden por dinero. ¿es moral esta práctica?, ¿es justificable?


Otras formas de traición

Acaso no traicionan a la Patria los terroristas, los narcotraficantes, los que roban el dinero del Estado, los que no pagan impuestos, los corruptos, los inmorales que corrompen la vida sana de las personas prostituyéndolas.

El mundo está lleno de traidores, de gente que da las espaldas a pesar de haber recibido grandes beneficios. Hay tránsfugas a todos los niveles y la mayoría por un móvil económico o por una satisfacción pasional. Así es la sandez y la miseria humana que los educadores debemos corregir.


Nueva llamada a la educación

Cada caso que sale se convierte en una nueva llamada o toque de alarma para poner a la educación en un lugar más relevante. Urge formar a las nuevas generaciones con la verdad y curar los resentimientos producidos por las limitaciones humanas. Quitar las envidias, los resentimientos y los sentimientos de venganza. Ahogar el mal con abundancia de bien.

Para evitar las traiciones hay que curar los corazones y poner bien clara la Jerarquía de valores que siempre se debe respetar Dios, Patria y Familia. Si somos leales con Dios lo seremos también con la Patria y con la Familia.

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jueves, noviembre 12, 2009

El relajo es esclavitud

¿Libertad o esclavitud?

RELATIVISMO Y RELAJO (sistema caramelesco)

Los status de comodidad que se han extendido en nuestras sociedades han creado en el hombre un modo de ser pasivo y desinteresado, una suerte de modorra placentera, edulcorada con música y una disposición para la tolerancia, reflejada en la sonrisa del que no se hace problemas con nada.

Es una especie de sueño dulce del que intenta hacer las cosas para no caer en el stress y no complicarse la vida. Es también el facilismo imperante que rompe los moldes de los deberes impuestos y lo cambia por un intento de vivir sin sufrir y sin que nada llame con urgencia al deber. “Lo hago si puedo y si no lo hago no pasa nada”

Dentro de este cuadro, propio de una sociedad relativista, se encuentran, sin ser conscientes, una importante mayoría. No se dan cuenta de la situación en la que están porque el mismo ambiente los desorienta. El sistema les da el caramelo del presente y así los distrae de la realidad de un futuro que no pueden vislumbrar, tampoco les interesa.

El dulce brillo de lo efímero

Importa solo el presente con una connotación caramelesca que arrastra voluntades y las conquista para estar presentes en los negocios inmediatos y las diversiones del momento, que suelen ser largas y nocturnas. Cómo habrán cambiado las cosas en el mundo que los participantes de estas actividades suelen pensar que han conquistado la libertad y no que han caído en la esclavitud.

Si seguimos analizando las características de la sociedad actual nos encontraremos con una interesante paradoja: la existencia de una sociedad light, y el aumento considerable de la violencia (delincuencia, asesinatos, terrorismo, violencia familiar, excesos de alcohol, etc).

Los grandes pacificadores (autoridades, políticos), rechazan y condenan en sus discursos la violencia, sin embargo ésta sigue creciendo con atrocidades de mayor calibre. El hombre vive engañándose continuamente, prefiere la droga de sistema caramelesco que le distrae, que vivir de acuerdo con la verdad. La verdad les parece agresiva y retrógrada.

Aunque las cosas sean así, un significativo sector de la sociedad no está de acuerdo con los sistemas de vida vigentes. Se sienten incómodos con lo que está pasando. Sin embargo la gran mayoría (de este sector) se han contagiado, tal vez por cansancio, de los microbios del relativismo y padecen de un cierto inmovilismo, como si hubieran perdido las pilas. Viven una suerte de conformismo, defendiendo lo suyo, opinando con un débil espíritu crítico y queriendo llevar la fiesta en paz, para no complicarse la vida. Han alcanzado del mundo materialista, (que critican), las comodidades para vivir.

Tibieza institucional (“mejor no hacer para no complicarse la vida”)

Mirándolo todo desde el mundo institucional podemos advertir que en muchas instituciones se observa este tipo de comodidad en personas que tendrían que funcionar de otra manera. Parece que el ambiente los ha anestesiado y viven como dormitando, entre la vigilia y el sueño, con líneas de depresión y coletazos esporádicos de alguna reacción, que es más de fastidio y disconformidad, que de entusiasmo por una meta de valores.

Los entusiasmos se han quedado para los que viven de un modo ideal un romanticismo quijotesco que está lejos de la realidad.

Muchas instituciones están decoradas con proyectos de ayuda social donde hay una mayoría que viven dormitando, refugiados dentro de un sistema que funciona de un modo automático y sin mayor responsabilidad, y una minoría, que es la que trabaja y la que lleva realmente el peso de los pocos logros que se pueden conseguir (los que son más fieles a la verdad que al sistema).

Muchos sistemas institucionales que no funcionan se convierten en verdaderas trabas para que las cosas caminen bien (burocracia, peleas internas). Las dificultades de las instituciones crean independientes, que prefieren ir por su cuenta, para poder hacer algo que valga la pena.

Por estos factores y otros más se produce una disgregación en la sociedad, con individualistas autónomos (unos han renunciado a los deberes y a la verdad porque prefieren una vida cómoda y liberal y otros que han surgido por un rechazo al sistema porque encontraron corrupción, o relajo de sus miembros (porque nadie hacía nada). Ambos son rebeldes y se encuentran en una situación peligrosa.

La Caridad: es lo único que puede unir a los hombres

El hombre es un ser social que necesita relacionarse bien con los demás. Su relación no puede ser económica (oferta y demanda) sino de amor: querer a los demás y ser querido (Caridad). Los individualismos y las independencias suelen ser rompimiento. Todo hombre debe buscar unirse y la verdad es el pegamento de la verdadera unión de unos con otros.

No puede ser que a la sociedad se la eduque para la diversión y la comodidad. Es un grave error. Es penoso ver que hoy muchos niños prefieren tener en sus manos aparatos electrónicos con juegos que salir a corretear al jardín con sus amiguitos, o adolescentes que no les interesa hacer excursiones que exigen esfuerzo y prefieren quedarse oyendo música o jugando en la computadora.

Apostemos por una sociedad diferente y cambiemos nosotros para que los demás también cambien. El relajo no es libertad sino esclavitud y un peligro grande para el futuro de la humanidad.

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martes, noviembre 10, 2009

12 razones por las que el crucifijo no viola la libertad
Y el espejismo de un Estado neutro en la confrontación de valores

VIENA, martes 10 de noviembre de 2009 (ZENIT.org).- La verdadera libertad religiosa no es la libertad de la religión, afirma el historiador Martin Kugler en respuesta a la decisión del Tribunal europeo para los Derechos Humanos de eliminar los crucifijos de las aulas de las escuelas italianas.

Kugler, director de la red de defensa de los derechos humanos Christianophobia.eu, con sede en Viena, ha ofrecido doce tesis que muestran el pensamiento equivocado del Tribunal que ha decidido a favor de una madre atea que protestó por los crucifijos colgados en la escuela de sus hijos.

“El derecho a la libertad religiosa puede significar sólo su ejercicio, no la libertad de confrontar; el significado de “libertad de religión” no tiene nada que ver con la creación de una sociedad “libre de la religión”, explica.

“Sacar a la fuerza el símbolo de la cruz es una violación, como lo sería obligar a los ateos a colgar ese símbolo”.

“La pared blanca también es una declaración ideológica, especialmente si en los primeros siglos no podía estar vacía”, afirma.

“Un Estado neutro respecto a los valores es una ficción, a menudo utilizada con un objetivo propagandístico”.

Para Kugler, decisiones como la del Tribunal europeo atacan realmente a la religión, en lugar de luchar contra la intolerancia religiosa.

“No se pueden combatir los problemas políticos luchando contra la religión -indica-. El fundamentalismo antirreligioso se hace cómplice del fundamentalismo religioso cuando provoca con la intolerancia”.

“La mayor parte de las personas afectadas querría mantener la cruz -declara-. Es también un problema de política democrática, dando desvergonzadamente prioridad a los intereses individuales”.

Retomando los argumentos propuestos por el Gobierno italiano en defensa de los crucifijos en las aulas, Kugler señala que “la cruz es el Logos de Europa; es un símbolo religioso, pero también mucho más que esto”.

Un espejismo

En un debate con Die Presse, Kugler destaca otros dos elementos del debate Iglesia-Estado.

Hablar de un “Estado neutro en la confrontación de los valores” es “simplemente ingenuo, y el resultado de un espejismo (···). Es como una broma”.

“¿Un Estado neutro hacia los valores? ¿Contra el fraude y la corrupción? ¿Contra la xenofobia y la discriminación? ¿Ante los pecados contra el medio ambiente y los logros sexuales en el puesto de trabajo?”, se pregunta.

Y continúa: “¿Un estado que bendice a los neonazis, permite la pornografía, favorece ciertas formas de ayuda al desarrollo y otras no,... todo por valores neutrales? Alguien está intentando que nos demos la vuelta”.

El experto también destaca un segundo punto que merece más atención: la idea según la cual una esfera pública sin presencia alguna de la vida religiosa o de los símbolos religiosos sería más “tolerante” o más apropiada para la libertad de conciencia que una que permite o incluso fomenta declaraciones de creencia religiosa.

“Obviamente, los padres ateos pueden sentir que su hijo/a es molestado/a por la cruz en clase, pero es inevitable”, explica.

“Puede molestarme también, al entrar en una oficina de correos, ver una fotografía del Presidente federal al que no he votado (···) -continúa-. La influencia, los signos ideológicos, las presencias visuales -incluso sexistas- existirán siempre y en todas partes”.

“La única pregunta es cómo y qué contienen”.

En este sentido, Kugler afirma que el Estado “debe intervenir sólo de manera muy moderada, y si lo hace, no debe ser sólo con prohibiciones que encierran la religión en un gueto”.


viernes, noviembre 06, 2009

Errores pedagógicos

Errores pedagógicos

¿MIEDO O RESPETO?

La educación antigua y la moderna

Un profesor joven que disertaba sobre las bondades de la educación moderna decía que hoy a los niños y a los adolescentes se les ha quitado el miedo, ya no tienen las timideces o complejos que se observaban en los chicos de las décadas anteriores.

Convencido del acierto de los sistemas modernos tildaba a la educación tradicional como impositiva, disciplinar y creadora de traumas. Pensaba que ahora los jóvenes son más libres y son más sueltos en sus conductas.

Qué fácil es confundirse cuando se canoniza un sistema y se condena otro, o cuando se tiene en la mente que las cosas son buenas o malas porque son modernas y están de moda, o al contrario: cuando se piensa que son buenas o malas porque son antiguas y tradicionales.

Un buen maestro no es el que hace alergias a las cosas antiguas o hace comentarios descalificantes a lo pasado porque “¡ya estamos en otros tiempos!”. El afán de sentirse de la época puede tener matices de complejo en los que no han sabido valorar y amar bien el legado de la historia, o a su propia familia.

Tampoco es buen maestro el que sataniza todo lo moderno porque no está de acuerdo con la época presente. Hay que saber aceptar lo antiguo y lo moderno de acuerdo a los valores que traen y enseñar a los alumnos de acuerdo con la verdad.

Les quitó el miedo y también el respeto y los buenos modales

Es un acierto que la educación logre que las personas sean desinhibidas y sencillas, que no tengan miedos y complejos. Pero es erróneo pensar que los miedos y complejos son consecuencia de un sistema disciplinar de educación.

Si nos fijamos en los resultados de los sistemas modernos vigentes, nos encontraremos con jóvenes (y no son pocos), que efectivamente no tienen miedo, pero, al mismo tiempo, suelen ser muy atrevidos en sus conductas y ligeros en sus expresiones. Parece que han olvidado, o no consideran (porque nadie les enseñó) las normas elementales de la buena conducta. Si algún chico las observa, porque así fue educado en su casa, es calificado de neard por el resto y será dejado de lado.

¿Educar o quedar bien?

Esa desinhibición casi general de los jóvenes no puede ser considerada todavía como un acierto educativo, al contrario la imagen que dejan muchos es preocupante y penosa. La calificación que estamos haciendo no es gratuita ni exagerada, es la queja de muchos padres que ven con angustia la inmadurez de sus hijos en los temas elementales de la vida y en sus maneras de expresarse ante el mundo.

Ni los padres ni los maestros deben renunciar a su papel de educadores. Parece que ha habido una renuncia general en todo el mundo, a transmitir y enseñar las normas elementales de la buena educación que deben tener los chicos para sus relaciones con los demás, especialmente con sus padres y maestros.

Este descuido va unido a una pérdida de la autoridad. En muchas casas ya no mandan los padres, han sido sustituidos por sus propios hijos. Ellos imponen sus caprichos y sus estilos de vida y obligan a que sus padres los acepten. Si sus padres no están de acuerdo son tildados como retrógrados, duros, autoritarios, déspotas y tiranos.

Los consejeros radiales

No faltan programas de radio que alientan a los jóvenes a librarse de la “tiranía” de los padres y a los padres los hacen permisivos, como si en esa actitud estuviera el éxito de ser padre o madre: “no te metas, ¡deja que tu hijo haga lo que le de la gana!”

Como podemos darnos cuenta, por el sentido común, esa frase no la podemos generalizar para aplicarla en todos los casos. Los que saben amar a sus hijos saben conjugar perfectamente la libertad con la educación y la dedicación a ellos, con las metas que deben poner en casa para que el hijo se esfuerce y mejore. Esas medidas no son una imposición de los papás, ni tampoco existen (como algunos dicen) para la satisfacción de los propios padres. Son medidas para educar bien a los hijos.

Los consejos que se oyen en algunas radios suelen ser ligeros, superficiales y muchas veces irresponsables. Los padres deben estar atentos para no dejarse desplazar del papel que deben cumplir en la educación de sus hijos.

Los autobombos educativos

El hecho de que los colegios se hayan multiplicado y estén en continua competencia les motiva a crear unas propagandas cargadas de autobombo. Esa suerte de vanidad es tan contagiosa que sus integrantes están convencidos que son la divina pomada. Hablan constantemente del éxito de sus alumnos y hasta sacan avisos en los periódicos de los más destacados. Sin embargo no dicen nada de los desarreglos que ocasionaron sus egresados en sus familias y en sus trabajos (si es que lo tienen), y que la sociedad tanto lamenta. Ya nadie se acuerda de los desatinos educativos, que en su momento tuvieron, el hogar y el colegio.

Sinceridad en la educación

Es necesario hacer un esfuerzo para educar de acuerdo a la verdad, sin maquillajes, ni imágenes, ni lemas presuntuosos, ni autobombos. Los temores y las angustias se quitan con el amor auténtico, diciendo siempre la verdad. Con este mismo sistema se consigue que los jóvenes sean respetuosos en sus manifestaciones y disciplinados en sus conductas.

Los que piensan que educar es conseguir que los chicos sean sueltos y desinhibidos, se han quedado muy cortos y corren el peligro de perder la autoridad con sus propios hijos. Estas personas son las que luego no creen en la educación y abandonan a la gente. Les da miedo enfrentarse y no tener éxito. Han perdido la batalla de la educación y pueden perder los papeles con las personas agresivas y desinteresadas que no consiguieron formar.

Los logros más importantes de una educación de calidad son las virtudes que la persona adquirió para ser educada y respetuosa, capaz de reconocer y valorar lo objetivamente bueno. Para lograr que sean líderes y emprendedores es importante conseguir antes que sean personas educadas y respetuosas, si esto no se consigue la sociedad se ira destruyendo cada día más, con la animalidad del hombre irrespetuoso, zafio y procaz.

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