jueves, julio 08, 2010

Un camino de la santidad en medio del mundo

UN RECUERDO Y UNA ESPERA


Los recuerdos de una realidad histórica


El 9 de Julio de 1953 llegó a Lima el padre Manuel Botas para empezar el Opus Dei en el Perú, con la bendición de San Josemaría Escrivá y 21 años después el 9 de Julio de 1974, aterriza en Lima el Fundador del Opus Dei, acompañado del P. Alvaro del Portillo, que era en esos años secretario del Opus Dei y después, cuando falleció San Josemaría fue su primer sucesor y el primer obispo Prelado del Opus Dei. También le acompañó el P. Javier Echevarría, actual Obispo Prelado del Opus Dei.


La estancia de San Josemaría en el Perú fue de sumo provecho para darle un impulso a la difusión del mensaje que San Josemaría repetiría por todo el mundo, “un secreto a voces: estas crisis mundiales, ¡son crisis de santos!” El mismo Arzobispo de Lima, que a la sazón era el Cardenal Juan Landázuri reconoció y agradeció la labor apostólica que el Opus Dei estaba haciendo en el Perú en beneficio de la Iglesia, para que muchas personas pudieran buscar la santidad en medio de sus quehaceres cotidianos.


Un dato significativo es que en julio de 1974, San Josemaría Escrivá se reunió en Lima con un grupo de sacerdotes para animarles a que impulsaran el apostolado para que creciera el número de vocaciones sacerdotales en el Perú. “El Perú no puede quedarse sin sacerdotes”, les decía. Los sacerdotes y obispos que pusieron en práctica, con mucha fe y esperanza, aquellos consejos de San Josemaría, cosecharon en las dos décadas siguientes, los frutos esperados: promociones numerosas de sacerdotes peruanos, que hasta la fecha siguen aumentando, a pesar de los inconvenientes y las dificultades que nunca faltan.


El año 1996 volvió a Lima Mons. Javier Echevarría, esta vez como Prelado del Opus Dei, y al constatar el crecimiento de los frutos apostólicos en el Perú no dejaba de agradecer al Señor y a la intercesión de San Josemaría esos milagros de conversiones y vocaciones que se habían multiplicado.



Una espera con gran esperanza


Siguen pasando los años y ahora estamos en el umbral de otra visita del Prelado del Opus Dei al Perú. Como hace 14 años se han previsto unos encuentros familiares con grupos pequeños y otros más numerosos de personas que desean escucharle para mejorar y reforzar sus compromisos cristianos. Es un tiempo de gracia y esperanza que se prepara con mucha oración. Es también la oportunidad para agradecerle al Prelado del Opus Dei su amor a la Iglesia y a nuestro país.


Los recuerdos, tan gratos de los años anteriores, y del influjo grande de santidad que trae la visita del Prelado del Opus Dei, “el bien de por sí es difusivo”, decía Santo Tomás de Aquino, nos dispone a prepararnos bien para poder recibir esos tesoros que enriquecen nuestra interioridad haciéndonos mejores cristianos y mejores instrumentos de Dios en esta tarea universal de la evangelización.


El mundo necesita de Dios. Con esta urgencia estamos esperando la visita del Prelado del Opus Dei con la certeza del influjo de un gran bien espiritual para miles de personas que será, en palabras de San Josemaría, como “una inyección intravenosa en el torrente circulatorio de la sociedad”


Esta visita se da en Julio, cuando se va a cumplir un aniversario más de las Fiestas Patrias. Es un regalo de muchos valores trascendentales para nuestro país, que puede hacer feliz a muchísimas personas y a familias enteras.


Les encomendamos especialmente a todos ustedes para que no se pierdan la oportunidad de estar, aunque sea unos minutos con el Prelado del Opus Dei en esos encuentros familiares. Lo van agradecer toda la vida. Vale la pena superar cualquier dificultad para asistir.

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