jueves, mayo 26, 2011

Razonadas para escapar de la verdad

LA MENTIRA EN SU LABERINTO

La experiencia de la vida nos hace ver que la persona mentirosa se va metiendo poco a poco en un laberinto que termina en un callejón sin salida. Lo penoso es cuando en todo ese proceso de maquillajes, disfraces y escenografías, que ocultan la verdad, enganchan a incautos, cándidos o imberbes, que están buscando algo mejor para ellos.

Quién no ha visto en su vida caer en la trampa del engaño a muchos entusiastas ingenuos que, al confiar en algún sistema financiero que ofrecía grandes intereses para sus ahorros, terminaron perdiéndolo todo; o el arte que utilizan los grandes estafadores para conseguir su clientela, visten bien, tienen oficinas bien montadas, hablan bonito persuadiendo a la gente y resulta que detrás de todo ese aparato convincente, aparecen las artimañas malévolas y perniciosas del engaño y la estafa.

La mentira como “camino” fácil y rápido

La mentira la utiliza la persona que está lejos de la verdad y quiere defender sus intereses. Asegura como verdadero lo que no es cierto, con la ilusión de un beneficio propio. Es el modo fácil y cómodo para obtener algo cuando el camino de la verdad exige esfuerzo y sacrificio, o una renuncia por el bien de otros, o el reconocimiento de que es mejor lo que presenta otro, que lo uno ofrece.

La inseguridad de no tener la verdad produce en el mentiroso una suerte de habilidad para fabricar teorías con retazos de verdades que, salidas de su contexto original, son colocadas a gusto de la mentira que se quiera inventar. En esas ocasiones insiste y subraya el aspecto convincente, de lo que está diciendo, para que los que escuchan, crean. Pasa rápido la página de los puntos débiles que podrían descubrir la verdad, colocando encima cortinas de humo para distraer y desviar la atención.

Los modos burdos y bruscos del mentiroso

El hombre que no tiene la verdad hace unos esfuerzos titánicos para sustentar una mentira. Se le nota tenso y cuentista en sus argumentos, carga las tintas para reforzar su postura. Es un cuadro desagradable en el que se percibe fastidio y desprecio. Saltan heridas hirientes, con mecanismos de defensa artificiales y una inquietud nerviosa para asegurarse que la mentira quede y no se vea la verdad.

Al mentiroso se le puede descubrir también por sus reacciones de ira o por las diatribas que lanza exagerando y satanizando a personas, que ve peligrosas para él. No suele tener argumentos razonables, hace más bien conjeturas y juicios temerarios expresándose de un modo vehemente, con una intranquilidad que lo puede delatar.

¿Quién no recuerda los comunicados oficiales de los regimenes totalitarios que, para aplicar las decisiones inhumanas del sistema de represión, calumniaban a los adversarios como antipatriotas y peligrosos enemigos del Estado? Así podían justificar las persecuciones, torturas y matanzas.


Los sistemas de la mentira

La experiencia de la historia ha hecho ver el fracaso rotundo de los sistemas nazistas, fascistas y marxistas junto a los socialismos estatistas que respiraban por la misma herida. Fue un fracaso advertido innumerables veces por la Iglesia, que es experta en humanidad, y que afirmaba que esos regímenes iban contra el hombre, aunque dijeran que iban a favor. Allí estaba el engaño. Eran regímenes que perseguían la libertad de las personas y atacaban a la Iglesia porque la consideraban peligrosa para el logro de sus objetivos.

En todos los países donde hubo regímenes totalitarios se suprimió la libertad y se tejió todo con mentiras camufladas: enseñaban lo que se quería que se viera y se tapaba lo que no se debía ver. Además, especialmente los marxistas, prometían al hombre un paraíso que nunca llegó.

Decir la verdad sobre ideologías, que van contra el hombre, no es hablar de política sino de moral y religión. Es defender la dignidad de la persona y su libertad.

Dice el refrán: “aunque la mona se vista de seda, mona se queda”. Siempre los regímenes totalitarios han intentado limpiar la cara para dar una imagen de justicia, honradez y verdad. Ahora lo siguen haciendo los movimientos trasnochados que conservan retazos de ideologías fracasadas. Continúan perjudicando a los más débiles con sus manotazos de ahogado.

La “tarjeta de presentación”, decorada para el pueblo, ha sido siempre falsa y engañosa. Lo estamos viendo en los países en los que todavía hay resquicios de marxismo. Existen aún manifestaciones de protesta de pobladores, que después de haber sufrido, a veces durante años, los engaños del socialismo, buscan con ansias la libertad. Quieren apartarse de esos regímenes que se enquistaron en el poder, colándose con artificios engañosos y amparándose en una “democracia” también engañosa, (porque abandonaron la verdad), y que ha perdido la garantía de ser una verdadera democracia.

La violencia es un camino equivocado

Por otro lado nos encontramos también con la realidad de muchos pobres que quieren romper un sistema por considerarlo injusto, y ven en los que anuncian estas ideologías, las combas y cachiporras destructoras, como instrumentos oportunos para acabar rápidamente con lo establecido.

Es el resentimiento que quiere destrucción; después se verá lo que pueda pasar, en río revuelto ganancia de pescadores. Ocurrirá lo de siempre: los dueños de las combas se convierten en los dueños del poder y el círculo vicioso continuará (la violencia solo engendra violencia).

Cuando persisten situaciones de injusticia y de violencia los que vienen detrás también piensan que les toca ahora a ellos hacerse con el poder, para disfrutar como los anteriores, de los beneficios que puedan obtener del Estado. Utilizarán los discursos, convincentes y engañosos, que hablan de servir al pueblo, prometiéndoles el oro y el moro, solo para ganar adeptos y llegar a esos escaños de poder.

Un clavo clavado en la pared es distinto que la pintura de un clavo en la misma pared. De la pintura, por muy bonita que sea, nada se puede colgar. Los mentirosos de turno son artistas para pintar cuadros donde parece que todo va a tener sustento.

Solo la verdad nos hará libres

La solución contra este laberinto solo llega cuando se busca la verdad y se vive con ella. La persona que se empeña en ser como debe ser, encontrará la verdad en su camino y tendrá que cambiar de vida. La verdad no se obtiene con la inacción, no llega sola, es necesario conquistarla y cuando se la tiene se notará en la sujeción y no en la independencia absoluta. La sujeción, obedeciendo a unas leyes, se percibe en la comunión con el prójimo y en el deseo firme de cumplir una misión, también a favor del prójimo. El que saca el pie del plato no puede tener la verdad aunque abunde en criterios, teorías o ideologías.

La explicación de la vida de muchos pensantes que no buscan la verdad no es más que la descripción de un laberinto donde se les ve buscando su patente de corzo para justificar actuaciones impropias, con el fin de que sean aceptadas como verdades honorables y respetuosas. Quienes actúan así, están lanzando un bumerang que tarde o temprano caerá sobre ellos mismos para dejarlos en una deprimente soledad y amargura. ¡Que triste es el camino de la mentira! y ¡que final tan desastroso!

Agradecemos sus comentarios.

jueves, mayo 19, 2011

Cuando entra “veneno” en el corazón. (desaprobaciones desatinadas)

ERRAR POR ODIAR

Cuando la cabeza está caliente, por conservar odios o resentimientos en el corazón, no puede pensar bien y mucho menos juzgar o decidir algo importante. Cuando se siente indignación por alguna persona o por algún comentario contradictorio, urge el sosiego y la serenidad, calmar los ánimos, para no cometer atropellos o desatinos que empeoren las cosas. El que se calienta pierde.

Si en el fragor de una contienda se producen exabruptos hay que saber rectificar cuanto antes, aunque se tenga la razón en los temas de fondo. Se debe pedir perdón por la reacción desatinada y hepática, sin atender al contenido de lo que se discute. Los temas de fondo son para los momentos de serenidad, cuando se pueden esgrimir los argumentos, sin herir y sin hacer aspavientos.

En los eventos deportivos el que más se calienta, poniéndose agresivo y amenazante, no suele ser el mejor. Los de su mismo equipo lo rodean para que no empeore las cosas procurando apartarlo de esa discusión y le piden que se calle, hasta que se serene.

La inteligencia del perdón

Hablar con ira es tan desatinado como conservar odios contra alguna persona. El odio se cura con el perdón y el que perdona olvida y sabe dar oportunidades a las personas. El que perdona ve al agresor como una persona digna de compasión.

El que no sabe perdonar vive con la amargura del resentimiento. El odio y los sentimientos de venganza envenenan la vida. La persona resentida sufre de una intoxicación en el alma, se ha quedado atrapada en un pasado malo, que cuando lo recuerda, se enciende en cólera y tristeza. Esas heridas no curadas reducen la libertad del que las padece y pueden complicar la libertad de los otros.

Un ataque de ira por un resentimiento, puede herir a terceros y producir en ellos una primera reacción de desconcierto y luego, poco a poco, un rechazo total. El resentido termina quedándose solo con su herida abierta y furioso al no encontrar respaldo.

No es bueno quedarse con las heridas del pasado. La memoria puede ser un cultivo de frustraciones que desvían la trayectoria de vida de una persona, aunque haya cultivado con éxito un campo del saber. Hay muchos inteligentes que no saben pensar en los temas trascendentes y cometen un error tras otro por no saber perdonar. No yerran por la inteligencia sino por los odios y resentimientos anidados en un corazón rebelde y vengativo.

El valor profundo y extensivo del amor ordenado

El amor ordenado es lo más importante de la vida. Si la inteligencia no apunta a la vida ordenada, se sale de la verdad y entrará en errores de apreciación con desatinos desafortunados que terminarán en el fracaso y en la soledad.

Cuando no se tiene en el corazón el perdón y la comprensión de un modo habitual, el ego se vuelve aplastante contra todo lo que pueda herir al amor propio. La arrogancia de la rebeldía que expulsa a la verdad, coloca en su lugar la subjetividad del voluntarismo, que es “amor” con veneno, es decir: una teoría tejida con una moral personal y autónoma sin haber renunciado a sentimientos de odio y de venganza. La voluntariedad de querer abrir un camino sin querer perdonar a los enemigos y haciendo, como algo normal, acepción de personas, de acuerdo a los antojos y gustos particulares, es un error garrafal.

Perdonar significa renunciar a la venganza y al odio. Todo ser humano es mucho más grande que su culpa, cada persona está por encima de sus peores errores. Nadie está totalmente corrompido, en cada uno brilla una luz.

Descalificar por no querer (buscando razones para justificar posturas)

Toda una sociedad puede caminar a ciegas con sentimientos de odio que han sido elaborados con sesgos que tienen visos de moral. Los sembradores impuros del odio lo saben hacer muy bien: es fácil señalar errores humanos y etiquetar a las personas de por vida, quitándoles el honor y la honra. “¡Ese, no sirve, que se vaya!” El profundo deseo de no querer ver a alguien trabajando codo a codo, porque se tiene la certeza de que no vale. No vale el que piensa y actúa de ese modo, aunque haya cosechado cartulinas y medallas.

Las etiquetas también pueden ser oficiales por el consenso de los que mandan. Así ocurrió con Jesucristo. Fueron las autoridades los que quisieron quitarle el prestigio que se había ganado con los primeros cristianos. Lo señalaron como el peor de los hombres. No era la razón ni la verdad el motivo de la condena sino el odio y el resentimiento que tenían en sus corazones.

Todos los hombres tenemos el deber de amar a los demás. Una persona amada es una persona aprobada. El perdón no es aprobar las cosas malas de una persona sino aprobar a la persona como persona. Si falta el perdón y la comprensión se podría “matar” a alguien (“no existes para mi”). Perdonar es tener la firme convicción de que en cada persona, detrás de todo el mal, hay un ser humano vulnerable y capaz de cambiar.

Si llevamos la cuenta de los fallos de una persona buena la podríamos transformar en monstruosa y de intenciones torcidas.

El perdón es un acto de fuerza interior y no de voluntad de poder. El que perdona debe ser humilde y respetuoso. Con el perdón no se debe humillar. Todos necesitamos del perdón para deshacer los nudos del pasado y comenzar de nuevo.

El flamante Beato Juan Pablo II perdonó de corazón a su agresor y llenó de paz el mundo. Si logramos crear una cultura del perdón podremos construir un mundo habitable donde reine la unidad y la felicidad.

Agradecemos sus comentarios

viernes, mayo 13, 2011

Boda Real, Beatificación y ejecución

LAS DISTINTAS CARAS DEL MUNDO ACTUAL

En 3 días consecutivos la televisión mundial mostró tres escenarios completamente distintos que reflejan vivencias multitudinarias impactantes de mundos diferentes y distantes. Los 3 acontecimientos captaron a millones de seguidores a través de los medios de comunicación y ocuparon los principales titulares de los periódicos, revistas y programas noticiosos. Se trata de la Boda Real celebrada en Londres, de la Beatificación del Papa Juan Pablo II en la Ciudad del Vaticano y de la matanza de Bin Laden, el líder terrorista más buscado del mundo.

Tres acontecimientos que reflejan mundos actuales y variados, muy interesantes para la cultura mediática, que no escatimo esfuerzos en hacer llegar los detalles de todo lo acontecido hasta el último rincón de la tierra.

Análisis, enfoques y consideraciones

Estos eventos mundiales merecen un análisis especial porque son objeto de distintos enfoques y consideraciones por parte de los seres humanos. Reflejan criterios sobre estilos de vida, tradiciones, ideologías; proyectan distintas valoraciones y despiertan sentimientos enfrentados de admiración y rechazo, amor y odio. Se puede decir, de estos acontecimientos, que han sido como una ventana abierta para ver el mundo con sus distintas caras, y percibir las ilusiones y los temores de millones para lo que venga después.

No se puede negar que cada vez se relacionan más los poderes políticos, económicos y culturales. Se encuentran más lazos para poder unir, pero al mismo tiempo las habilidades del hombre para destruir también han crecido notablemente. Aunque parezca paradójico, al crecer la seguridad de los poderes económicos y culturales, ha crecido también la inseguridad urbana y rural en la mayoría de los países.

A través de la televisión podemos ver los éxitos mundiales de la ciencia y de la tecnología de punta, que veneran y aplauden las grandes mayorías, y también podemos observar al mismo tiempo, las salvajadas más violentas y destructivas, de sistemas que causan indignación y terror.

Sin embargo, a pesar de las distancias, que parecen insalvables, entre estos mundos antagónicos, se vislumbran los fundamentos éticos, como perennes, en lo más íntimo de la naturaleza humana. Huelga decir que estos fundamentos relevantes no son de los sistemas impuestos por los hombres, sino los que colocó sabiamente en la naturaleza humana, el creador del hombre.

Tres visiones distintas del mundo actual

A primera vista los acontecimientos de marras reflejan 3 visiones distintas del mundo en el que vivimos. Son tres realidades proyectadas por la seudo cultura mediática, que no deja de ser superficial y deficiente, con respecto a lo que se debería enseñar y conocer para que esas realidades aproximen más a los hombres entre sí y se pueda llegar, de verdad, a la ansiada fraternidad universal, que el Beato Papa Juan Pablo II calificaba como la nueva civilización del amor.

Continuando con nuestro análisis podemos afirmar que la coincidencia en el tiempo de estos tres acontecimientos no son algo fortuito que se deba a la pura casualidad, se presentan así para que podamos establecer una comparación que de un poco de luz en el tema de las relaciones humanas.

  • La boda Real, calificada por algunos medios como un cuento de hadas en el siglo XXI, refleja el mundo de la pomposidad y ostentación, que es liberal y tiende al materialismo. Es un mundo que respeta las tradiciones culturales con un estilo de vida formal y disciplinado, que es emulado en muchos países; un ejemplo claro lo tenemos en el cine más emblemático, que procede del mundo anglosajón.
  • La beatificación de Juan Pablo II, el Papa que vino de lejos, de ambientes persecución y de guerra y que a pesar del atentado que sufriera en la Plaza de San Pedro, por transmitir al mundo un mensaje de paz y esperanza, no escatimó esfuerzos para viajar por todos los rincones de la tierra señalando los caminos correctos por los que se debería andar. Esta beatificación refleja el camino de la esperanza en Dios y en los valores espirituales del cristianismo, propagados por la Iglesia desde su fundación y a lo largo de los siglos.
  • La captura de Bin Laden nos trae a la mente el complejo mundo de los árabes con sus costumbres, donde se conjugan sectores de profunda religiosidad con otros de fanatismo y odios; mundos de guerras y enfrentamientos continuos que invaden casi a diario los titulares de los periódicos con sangre y muertes a mansalva que claman al Cielo. Un mundo tan incomprendido como desconocido por Occidente, que cuando se habla de él se le asocia fácilmente al terrorismo y al atraso.

El reflejo de tres poderes

Mirando los 3 acontecimientos encontramos tres poderes: un poder económico bastante exitoso que se extiende por el mundo para beneficio, todavía, de unas minorías; un poder espiritual que intenta conquistar los corazones de las personas para que se encuentren con quien les puede dar la libertad y la auténtica felicidad: Jesucristo; y un poder del miedo y del terror que ha crecido en todo el mundo y se ha enquistado en algunos lugares donde siempre hay muerte y destrucción.

Nadie quiere, en su sano juicio, el poder del terror, pero éste suele proceder de poblaciones que se sienten oprimidas por la arrogancia de los poderosos que, según ellos, se creen dueños del mundo y establecen sistemas injustos. Dicen que las leyes son favorables a los privilegios de unos pocos y no a las grandes mayorías. Es por eso que se rebelan justificando defender una tradición religiosa frente a la impiedad y el ateismo de una sociedad agresiva para ellos.

Mundos diferentes y opuestos (rivalidades, resentimientos y odios)

Se está dando un enfrentamiento entre el poder económico y el poder del terror. Esta rivalidad cargada de amenazas puede tener su origen en las desviaciones del poder económico, del mundo occidental agnóstico, que quiere hacer hombres en tubos de ensayo, desafiando al don de la vida del creador, propósito que no deja de ser una majadería que pueden costar caro para la paz del mundo.

Cuando Occidente se aleja de los valores trascendentes, se corrompe y empieza a manipular buscando el hombre adecuado para la modernidad. Hitler quiso encontrar la raza adecuada eliminando, como basura, a seres humanos que no reunían condiciones para tan nefasto plan.

Hoy también hay muchos que, en nombre de la ciencia, quieren convertir al hombre en un producto del propio hombre y de sus sistemas, no se dan cuenta que de ese modo van contra el hombre. Dadas las cosas así, la conciencia ética de la humanidad, no sería nunca el resultado de los debates científicos. Lo que ha de prevalecer no es el derecho del más fuerte sino la fuerza del derecho. El derecho debe convertirse en un vehículo de la justicia, que empieza por respetar las leyes que se encuentran en la misma naturaleza humana.

Oriente y Occidente no son solo dos mundos distintos, están también enfrentados por muchas incomprensiones. Se ha sembrado mucho odio con injusticias y desprecios que ha dejado en los corazones de la mayoría un fuerte resentimiento, difícil de curar.

La comunicación del poder espiritual

La comunicación entre los dos mundos solo es posible con el poder espiritual que busca la unidad a través del conocimiento y la comunicación que apuntan a la verdad. Para lograr la fraternidad universal es necesario conocer bien esos mundos distintos de los seres humanos, con sus historias y tradiciones. Un conocimiento profundo que no termina en la tolerancia sino que continúa hasta el amor.

Cuando Juan Pablo II vino al Perú, dijo en la plaza de armas de Lima: un humanismo sin Dios va contra el propio hombre” eso es lo que estamos viendo ahora. Es necesario poner a Dios en los corazones de las personas y en las estructuras de la sociedad para que se produzcan esos acercamientos que construyen la paz del mundo con la fraternidad universal de todos los hombres.

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jueves, mayo 05, 2011

Investiduras que tapan la verdad (vestirse para beneficiarse)

LOS DISFRACES DEL FUNCIONARIO

Un día muchos chicos jóvenes hacían cola para entrar a un club y poder asistir a una fiesta de disfraces con motivo de los carnavales. Mientras esperaban hacían bromas entre ellos por la originalidad de sus disfraces.

Por casualidad pasaba por la vereda un sacerdote joven con sotana, que se dirigía a visitar a un enfermo. Los chicos pensaron que se trataba de un joven disfrazado de sacerdote que venía a la fiesta. Lo abordaron para hacerle una broma y se sorprendieron al ver que era un verdadero sacerdote. A los que no querían saber nada con el clero y la Iglesia les parecía mejor ver a un joven disfrazado de sacerdote que a un sacerdote de verdad.

La investidura y el hombre que la lleva

Las investiduras, los vestidos y los disfraces llevan siempre un mensaje. Depende de quién los use, de cómo se usen y de las ocasiones. Las personas cuando se ponen o se quitan una ropa o un distintivo, están expresando algo. Algunos son investidos por la autoridad, otros se autoinvisten ellos mismos y hay también quienes utilizan sus investiduras para hacer lo que les da la gana perjudicando a otros.

Es necesario advertir que así como en el lenguaje encontramos personas que no sabe lo que dicen, también a la hora de los atuendos hay gente que usa ropa por pura monería, y no saben lo que están dando a entender con sus vestidos, o colocados en unos puestos que no son para ellos. Otros necesitan vestirse de una manera para expresar una personalidad que no tienen, o dicho en otras palabras: sus atuendos o sus cargos son su seguridad. Sin esas investiduras se sienten totalmente inseguros, o no son nadie.

En cambio hay gente que se presenta a los demás de un modo adecuado y acertado: el que viste bien para ir a trabajar, el deportista que viste con orgullo los colores de su equipo, el militar que va correctamente uniformado, el sacerdote que usa su vestimenta sacerdotal. Cuando se trata del vestido también podemos decir que un escoses estará orgulloso de llevar su falda que lo une a su país y a su historia, un indígena se pone feliz su túnica y se pinta la cara, o una mujer árabe se cubre religiosamente con su burka. En nuestro país hay un contraste muy grande entre la pollera de la mujer serrana y el jean roto de un chico limeño. Cada uno cree reflejar su identidad a través de sus atuendos.

Los modos de vestir son diversos y hay que respetarlos, siempre que no sean una ofensa contra la sociedad y sus valores morales.

Los malos usos de los vestidos o investiduras

Si bien muchas personas quieren expresar su identidad a través del vestido, encontramos otros que utilizan sus atuendos para llamar la atención (pura vanidad) o para fines indebidos (influir en otros para sacar beneficios), o se aprovechan de la investidura abusando y perjudicando a terceros.

Cuando vemos a los políticos colocarse chullos y ponchos para dirigirse a la población andina, o ponerse el hábito del Señor de los Milagros para cargar el anda, ¿qué pensamos de ellos? ¿nos transmiten algo que realmente valoran? o son meras estrategias, que no dejan de ser una hipocresía, porque ellos realmente no son así.

Muchos sectores de nuestra sociedad contemporánea se han convertido en una suerte de fiesta de disfraces y resulta que los mejores disfraces son los que usan los funcionarios. Primero hacen un esfuerzo grande para aparentar lo que no son y luego se esconden tras la investidura como si fueran grandes o gigantes, o los dueños de todo y de todos.

Los riesgos del que se acostumbró a “mandar”

Es distinto mandar con autoridad para servir a las personas en una misión noble y honrada que aprovecharse de una investidura para hacer y deshacer atendiendo a intereses propios o de grupos partidarios. Los investidos que calculan su protagonismo para continuar en el poder, se convierten en mandones rodeados de ayayeros que buscan también tener parte en el convite. Si se juntan muchos terminarán construyendo un poder que puede perdurar per secula seculorum, y convertirse en una auténtica mafia, pintada de blanco, para que parezca que todo es correcto.

Es impresionante ver los efectos publicitarios de los disfraces. La gente cree en los cuentos que le cuentan sus líderes mediáticos y pueden vivir años incensando al “dueño” de un poder, que puede ser un encantador de serpientes, coludido con mafias, que los allegados, interesados en sus propios beneficios, han adornado con flores, para que parezca el mesías necesario, que no debe irse.

El desprendimiento de un líder (saber retirarse a tiempo)

Es interesante observar que en política muchos piensan que no debe haber reelección. Uno de los criterios para sustentar esta medida es que el hombre que se acostumbra a mandar puede sufrir un deterioro en su personalidad y termina siendo un tirano o un dictador.

Todos debemos estar atentos para cuidar que a nadie se le suban los humos a la cabeza creyéndose el mesías elegido para resolver los problemas de una sociedad o grupo de personas. Es importante advertir a los sectores educativos para que se forme a la gente de tal manera que nadie se sienta nunca imprescindible. Promocionar y alabar a las personas puede originar la degeneración de los que mandan y la desorientación de la sociedad para las decisiones que deba tomar.

La sociedad desorientada, al no valorar debidamente las virtudes más importantes de las personas, termina escogiendo lo peor, motivada por escenografías de colorinches vistosos, cuentos de hadas, músicas atrayentes y la edulcoración de las personas que aparentan lo que no son. Y todo eso es permitido y aceptado por las grandes mayorías.

No estamos hablando de política, ni eligiendo alguna preferencia en la coyuntura actual, estamos señalando, con ocasión de lo que todos estamos viviendo, la ausencia de valores en los requerimientos de las personas, que llevan luego a situaciones de desencanto por las consecuencias que pueden derivarse de esas motivaciones superficiales y frívolas, de un pueblo muy poco instruido.

Las intenciones de fondo y la calidad de las personas

¿Qué hay dentro del hombre? ¿cuáles son sus verdaderas intenciones? ¿Se utilizan las investiduras para engañar?, ¿para el beneficio propio?, ¿para mangonear?

¿No estamos acaso ante muchos que se disfrazan para aparentar lo que no son? Nuestra sociedad ¿no acaso es como la Caperucita roja, que cree que está junto a la abuelita sin darse cuenta que tiene delante al lobo feroz?

La gracia de estado para dirigir

(una enseñanza de la Iglesia que vale la pena conocer)

La Iglesia nos enseña que Dios le envía al hombre una gracia especial para orientar y dirigir a otros hombres. (Por ejemplo el don de la paternidad que reciben los padres en el matrimonio para educar a los hijos, o el mandato de Cristo que recibe el sacerdote para predicar la Palabra de Dios que ordena la vida de las personas).

Los elegidos que reciben como misión educar y formar, deben ser personas que renuncian a beneficios personales, se educan para servir con generosidad y sin buscar recompensa. Luchan para vivir desprendidos con austeridad y abnegación. No obstante, aunque reciban las gracias convenientes, también corren el peligro, como seres humanos, de desviarse y corromperse. Es por eso que la Iglesia reza frecuentemente para que los Pastores sean fieles y luchen para ser santos. Los que tienen esa misión deben dejarse ayudar y no creerse nunca seres superiores con un poder para hacer y deshacer.

Cuando se trata de un mandato divino, dentro de la Iglesia, el que manda debe identificarse con Cristo, colocándose en el último lugar, como servidor, llevando las cargas y los pesos, sin buscar nada para él.

Recordemos por un instante el liderazgo y la autoridad del Papa Juan Pablo II, que acaba de ser beatificado. Todos pudimos darnos cuenta que su corazón era el de un hombre enamorado de Dios que estaba empeñado en cumplir con la misión divina le habían encargado. Por eso la humanidad entera le decía cuando pasaba por las calles: ¡Juan Pablo II te quiere todo el mundo!

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