viernes, julio 29, 2011

La endeble lógica humana

LAS “VERDADES” DE LOS HOMBRES

Cuando la verdad no está clara y diáfana el hombre con su imaginación la inventa y fabrica teorías que pueden ser convincentes cuando el clima está infectado por la mentira y cubierto por la ficción.

La personas, encerradas en un mundo de “verdades” que no son la verdad, pueden defender, con el voluntarismo, la endeble lógica humana para no contristar, o para estar del lado de las grandes mayorías, o porque la verdad aparece dibujada como dictatorial y sectaria, entonces se rechaza, a priori, con la certeza de estar en el sentido común de los tiempos.

En los asuntos menos trascendentes es fácil descubrir las falacias de estas presiones sociales que son esclavizantes porque no están sustentadas en la verdad. Por ejemplo en una ciudad como la de Lima, que tiene más de 8 millones de habitantes, no tiene sustento ninguna teoría o informe técnico que diga que no es conveniente y necesario la construcción de un Metro para solucionar el problema del transporte de la gente; sin embargo abundan teorías e informes técnicos que convencen a algunos especialistas para no construirlo. No es nuestra pretensión entrar en un tema que no nos compete, sin embargo por sentido común y por la experiencia en el conocimiento de los manejos técnicos, sabemos distinguir las razones políticas que influyen en esas decisiones.

Cuando Malthus predijo la escasez de alimentos

En otros caso también se pueden cometer errores, cuando los especialistas se sesgan en los conocimientos de su especialidad y no escuchan los argumentos que les podrían alcanzar otros expertos en temas relacionados con lo que ellos están investigando.

Algo parecido sucedió, años atrás, con Malthus cuando su teoría se convirtió por un tiempo en una ley, al afirmar que la población crece a más velocidad que los alimentos y por esta razón era lógico convencer a la sociedad para que se iniciara un control urgente de la natalidad. A los que se convencieron de esos argumentos “científicos” les faltó escuchar los consejos u orientaciones de quienes, por estar formados con los criterios de la fe en la revelación, les pedían prudencia y mayor investigación antes de anunciar como verdad una hipótesis. Hoy los más notables economistas han afirmado que la ley de Malthus no tiene un sustento científico serio.

Los teóricos de las “verdades” forzadas que no responden a la verdad

Hoy también se han multiplicado teóricos con “leyes” convincentes, llenas de argumentos explicativos, con “verdades” creadas que penetran en las mentes con carácter de auténtica ley y criterio a seguir en conciencia.

Lamentablemente las conciencias de las mayorías no están formadas con la verdad sino con retazos de criterios políticos, adornados con una ética de la situación, donde tienen más peso las circunstancias que la finalidad.


El lenguaje, la imagen, las formas y el fondo

El camino fácil y equivocado que busca lograr un convencimiento masivo es la ruptura de la auténtica ley para conseguir una sociedad informal, con un lenguaje “abierto” y desinhibido, que también suele ser zafio y agresivo, donde campea más la irreverencia y el “cochineo” que el respeto y la delicadeza. Eso es lo que está ocurriendo.

Ojala todo se quedara en los lenguajes y en los modos o modas, lo terrible es que termina malogrando las vidas de las personas y destruyendo a las familias. No hay más que mirar lo que ocurre en nuestra sociedad. Cuantas personas están convencidas de estar en la verdad con criterios que se han puesto de moda y que esconden oscuros negocios para unos cuantos bolsillos. Sin ir muy lejos está la píldora del día siguiente o la difusión masiva de preservativos, que tanto daño hacen a nuestra sociedad.

Cuando se dogmatizan las opiniones y se relativizan los dogmas

La arrogancia del hombre presuntuoso está llena de un voluntarismo que convierte cualquier opinión personal en un dogma. El hombre seguro de la “verdad” que ha inventado pretende imponerla para que quede, al mismo tiempo ha despreciado y rechazado con vehemencia la auténtica verdad.

Los lenguajes desinhibidos e informales que manejan muchos ayudan a romper los esquemas morales, que van más con un lenguaje formal y respetuoso. Los difusores de esas corrientes, pensando también en sus pingues ganancias, presentan a los que defienden las buenas costumbres como retrógrados y moralistas cavernarios. Quieren reflejar un mundo liberal libre de prejuicios donde los hombres puedan escoger a su antojo lo que les da la gana, sin dar cuenta a nadie y sin ningún tipo de reglamento. Así actúa el liberalismo contemporáneo que respalda la frivolidad y una autonomía que quiere hacer de la conciencia una ley.

Estas “verdades” fabricadas por los hombres y que circulan como si fueran los signos de los tiempos son venenos que están intoxicando las conciencias de las personas para volverlas agresivas y desafiantes. De allí el crecimiento de la violencia y la falta de seguridad en todos los ámbitos de la sociedad.

Urge desenmascarar estas falacias en nombre de la verdad. La moral no es un reglamento, es una vida que responde a la verdad y por consiguiente a la responsabilidad del hombre leal y honesto que sabe llamar a las cosas por su nombre y no se anda con hipocresías y medias tintas haciendo la vista gorda, para vivir más cómodo y sin responder a nadie.

Todos tendremos que responder por nuestra vida y por cada uno de nuestros actos. Ir de acuerdo con la verdad trae también para cada uno el premio más grande que se pueda recibir.

Queremos para nuestro país peruanos sinceros y leales. El verdadero amor a la Patria es el amor a la verdad que se hace vida en cada uno y es para beneficio de todos.

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jueves, julio 21, 2011

La Cruz de Motupe y la copa América

AGRAVIOS Y DESAGRAVIOS A LA CRUZ

El robo de la Cruz del Chalpón (en Lambayeque)

Algunos pobladores estaban dispuestos a linchar a los ladrones de la Cruz de Motupe por el agravio que habían hecho a la fe y a la tradición del pueblo que venera su sagrada imagen con una profunda devoción. Estaban además en las vísperas de las fiestas que recuerdan la aparición de la milagrosa cruz. La intervención oportuna del obispo para calmar las iras y la aparición del sagrado madero apaciguaron al pueblo que ahora ve la forma de restaurar la imagen profanada para devolverla al culto. Mientras la cruz estuvo ausente el párroco de Motupe organizó Misas y jornadas de oración y desagravio pidiéndole a Dios el retorno del sagrado madero. El país entero se sumó al desagravio y mostró así su amor y veneración a la Santa Cruz.

La Cruz en la copa América

Paralelamente en Argentina se llevaba a cabo un importante torneo de fútbol internacional: la copa América. En todos los partidos la mayor parte de los jugadores sudamericanos se santiguaban al entrar a la cancha antes del partido, muchos entrenadores hacían lo mismo y de vez en cuando, cuando las cámaras ponchaban al público, en los momentos más intensos, se veía también que se santiguaban tres o cuatro veces y algunos hasta se persignaban.

En el último mundial los organizadores de este emblemático deporte prohibieron a los jugadores que llevaran signos religiosos o que hicieran gestos o manifestaciones piadosas en la cancha de juego. Los jugadores no cumplieron con esa disposición y, gracias a Dios, no pasó nada. En la copa América de este año, los gestos religiosos o las referencias a Dios se multiplicaron. También vimos que el arquero de la selección peruana, Raúl Fernández, se arrodillaba con los brazos en cruz, en medio de la cancha y delante del público, sin ninguna vergüenza, para pedir y para agradecer.

La Cruz en la Tradición del pueblo

La cruz siempre estará presente en la vida y en la tradición de las personas con la Santa Misa que es la renovación del sacrificio de la Cruz. El suceso de la Pasión, muerte y Resurrección de Jesucristo, estará siempre actualizado en la Iglesia y en cada cristiano unido a Cristo través de los Sacramentos. Es por eso que tocar la cruz es tocar algo sagrado que tiene un profundo significado.

El pueblo a través de los signos se va acercando a los significados, a lo que le da sentido a todo. Un crucifijo representa la escena dramática de la entrega de Dios por los hombres, para salvar a los hombres. La Sagrada Escritura dice al respecto que “nadie tiene más amor que el que da la vida por sus amigos”, refiriéndose a Jesucristo que se entregó y murió por nosotros.

Los pobladores encuentran en el sagrado madero el signo de lo que hay que llevar para compartir con Jesucristo los momentos de dolor que sufre por los pecados de los hombres. Jesucristo, antes de morir, cargó con la cruz en medio de los azotes, insultos y maltratos. Los cristianos queremos acompañarle haciendo sacrificios y ofreciendo lo que nos cuesta. Ese mismo sentido tiene devoción al Señor de los milagros en Lima.

En las procesiones que se realizan con motivo de las fiestas de la cruz, en todo el Perú y en el mundo entero, se ve, en las disposiciones de las personas, la voluntad y el deseo de querer compartir el dolor de Jesucristo sufriente.

Así como Jesucristo subió al calvario, los devotos de la Cruz del Chalpón suben en peregrinación hasta el Zapote, donde se encuentra esa cruz venerada. Los gestos de los peregrinos responden a una invitación que hace Dios para que todos los cristianos sean corredentores llevando la Cruz. “El que quiera venir conmigo, niéguese a sí mismo, tome su Cruz de cada día y sígame”

Las promesas del que se santigua con amor

Los jugadores de fútbol cuando se persignan se sienten protegidos por la Cruz. Ellos, en su interioridad, no solo le piden a Dios para ganar el partido sino que le prometen también ser buenos cristianos. Durante el partido le ofrecen sus buenas jugadas y cuando llega el gol señalan con alegría al Cielo, donde está el Dios que los protege y los quiere. A través de gestos y actitudes se puede apreciar el respeto, la delicadeza, la fe y el sentirse acompañados y protegidos por un Amor superior en las grandes contiendas.

A los que no tienen fe les podría parecer un fanatismo o una superstición estos gestos o manifestaciones piadosas, sin embargo es fácil distinguir el amor del fanatismo y la superstición.

Las manifestaciones que surgen de una interioridad que aprecia y ama de verdad, son propias de un corazón amante que señala a quien lo quiere mucho. Cuando uno se siente querido se siente también protegido y ayudado, al margen de sus propios defectos o miserias.

El fanatismo, en cambio, es un voluntarismo, es un querer impuesto por el yo, que sale del amor propio con afanes de posesión y coletazos de odio. El fanatismo es una terquedad ciega de apoyo irracional. El fanático lanza gestos de “seguridad” en un ideal que puede parecer de sometimiento. Es más bien un gesto “político” de apoyo incondicional para lograr el triunfo que se ha propuesto a costa de lo que sea.

Los gestos religiosos que se ven en los campeonatos deportivos son expresiones de algo que se quiere y valora. Podríamos afirmar, sin temor a equivocarnos, al menos en la mayoría de los casos, que estos gestos dirigidos a Dios vienen acompañados de propósitos interiores de ser más buenos. El cumplimiento de estas promesas podría fallar luego, tal vez porque permanecen circunstancias que todavía no se han combatido; sin embargo esto no quita el deseo grande de mejorar, que suele ser honesto y real.

A los futbolistas y a quienes se encuentran en esas situaciones apremiantes que exigen mirar a lo sobrenatural es bueno recordarles, que en los otros momentos, cuando se acaba la euforia y los sentimientos están más apaciguados, es cuando se debe luchar para cumplir con esos propósitos de mejora personal. Son además propósitos de dejarse conducir por Dios: ir a la iglesia, confesar los pecados, asistir a la Misa, rezar, trabajar con honradez, querer a la familia y ayudar al prójimo. Dios no pide cosas extraordinarias sino lo ordinario hecho con amor.

Es un error histórico y una torpeza descomunal querer quitar los crucifijos de los lugares públicos: tribunales, oficinas, hospitales, universidades, colegios, estadios, etc. Es antidemocrático porque va contra el sentir popular de las mayorías y antihumano porque es expulsar a Jesucristo, que es quien nos libra de todo mal y nos consigue la auténtica libertad.

La tradicional cruz del cerro San Cristóbal y la que se colocó en el Morro Solar fabricada con los hierros de las torres voladas por los terroristas, recordando al Beato Papa Juan Pablo II, son los signos de una ciudad que tiene devoción a la Cruz y que es bendecida una y mil veces por Dios con la señal de la Cruz. Por algo el Papa Juan Pablo II decía que en el Perú había visto la Teología de la Bendición.

¡Felices Fiestas Patrias! con la Bendición de la Cruz, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

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jueves, julio 14, 2011

Conocer y amar al que sufre

PREOCUPACIONES DE LOS QUE AMAN

Cuando se quiere realmente a una persona nos preocupan sus preocupaciones, aunque estas muchas veces no tengan una base o sustento objetivo. Muchas preocupaciones, y tal vez la mayor parte de ellas, suelen ser subjetivas.

La mejor manera de entender a las personas es comprenderlas. La comprensión procede de la caridad que nos hace renunciar, en una primera instancia, a querer solucionar las cosas dando explicaciones racionales, para poder aceptar a las personas con sus heridas y recibirlas con los brazos abiertos escuchando lo que nos digan, aunque tengan errores de consideración. Ese desahogo inicial que ocurre, en la mayoría de los casos, cuando encuentran un ambiente de auténtica comprensión, es el primer paso para poder ayudar a resolver los conflictos o dificultades existentes.

Comprender y acoger al equivocado sin aceptar sus errores

Comprender no quiere decir necesariamente aceptar lo que la persona está diciendo en esos momentos, es más bien esperar y entender al que, por las circunstancias que sean, está pasando un mal momento y necesita nuestro apoyo. El que ama tendrá el arte darle el apoyo recogiendo sin empachos al herido. No es una actitud hipócrita, sino el recibimiento cariñoso y afectuoso para la persona que realmente lo necesita, al margen de los errores o agravios que haya cometido. Es una actitud cristiana que siempre tiene en cuenta el perdón y la reconciliación.

Necesitan comprensión las personas que se sienten debilitadas por alguna circunstancia adversa, en las relaciones humanas, o en los aspectos físicos o biológicos por la presencia de alguna enfermedad.

Querer bien es la mejor compañía para en que necesita comprensión

Dicen muchos médicos que no existen enfermedades sino enfermos. Cada persona cuando enferma tiene sus características propias y específicas. Para conocerlas no es necesario ser médico ni especialista en ninguna ciencia, solo se requiere amar con orden. No se ama a los enfermos en general, se está amando a una persona concreta que tiene un modo de ser determinado y que le da a su enfermedad unos matices específicos.

Las personas que saben amar tienen una sabiduría para conocer cómo es la enfermedad de ese enfermo concreto y cómo la está llevando, de qué modo se está dando su relación con el entorno y con la sociedad. Muchos enfermos se sienten incomprendidos porque los que están cerca no conocen, y a veces ni siquiera tienen capacidad de conocer, los aspectos de su enfermedad que ellos consideran esenciales y sufren porque los tratan con esquemas rígidos y pre establecidos al creer que todos los enfermos son parecidos. Muchas personas tienen en sus mentes teorías fijas sobre enfermos y enfermedades que acomodan a cualquier enfermo sin salir de esos parámetros.

En cambio la persona que sabe amar hace maravillas y llega a unas profundidades asombrosas. Ni los médicos especialistas pueden llegar a tanto. La presencia del auténtico amor cerca del enfermo es fundamental para que pueda vivir contento y con dignidad. El mejor cuidador de un enfermo es el que tiene limpio su corazón y vive una unidad de vida constante. El enfermo necesita de la fidelidad de una persona que ama de verdad, no de un cumplidor de disposiciones que está cubriendo un turno.

El amor incondicional de la madre

Cuando se ha querido explicar cómo tiene que ser la intensidad del amor se ha recurrido rápidamente al amor de la madre. Una mamá está en todo: acompaña todo el tiempo que haga falta y no le parece que está perdiendo el tiempo, se quedaría noche y día al lado de su hijo enfermo, se entera de todo: sabe qué enfermedad tiene, cuándo le duele (está a su lado para aliviarlo), cuándo debe de tomar sus medicinas, cuándo le toca ir al médico. A su hijo enfermo le facilita todo.

Si no se es madre es muy difícil, por no decir imposible, llegar a las profundidades del amor materno que es prácticamente insustituible, y peor si no se trata de un hijo. Quien ha tratado de imitar el amor de una madre se ha quedado muy lejos, aunque haya puesto muy buena voluntad.

Solo hay una manera, que incluso podría superar al amor de madre, es cuando se ha sido merecedor de la virtud infusa de la caridad, en toda su magnitud y grandeza. En otras palabras, es cuando Dios nos entrega su amor para amar porque ha visto en nosotros el mérito de la humildad: reconocer lo que realmente somos y pedirle a Dios el amor que necesitamos para amar.

Si es difícil amar como ama una madre es mucho más difícil amar como ama Dios. No se trata del esfuerzo humano para lograr una imitación, o algo parecido. No es fijarse en un modelo para tratar de imitarlo sin más. Para tener la caridad se requiere la humildad, que es otra virtud difícil de conseguir y de conservar. Es que el hombre tiene su naturaleza dañada por el pecado y éste no es una falla técnica, tampoco una limitación pasiva, es nada menos que el mal que tiene efectos negativos y destructivos. El hombre pecador es un ser peligroso, por eso condenó y mató a Jesucristo, (la locura más grande y torpe que el hombre pudo hacer).

El pecado más grande que se opone a que el hombre reciba el amor de Dios es la soberbia, de allí que muchos son incapaces de cuidar a los enfermos con la comprensión y el cariño que el enfermo necesita. Se podría decir que buena parte de enfermos que hay en el mundo están rodeados de soberbios y por lo tanto se sentirían siempre incomprendidos. Es fácil imaginarse estos cuadros de incomprensión en diversos ambientes familiares. La enfermedad más grave no es la que lleva el enfermo sino la soberbia de los que tiene al lado que lo tratan con un desapego hiriente o con un sentimentalismo desatinado: no aguantan ver a alguien que esté enfermo, (una falta de fortaleza que es falta de amor). Empeoren las cosas cuando el enfermo no lucha contra su soberbia y se esfuerza, aún en esas condiciones, de ganar en humildad. Aunque esto pueda ser así la caridad exige que al enfermo se le comprenda todo.

El falso “arreglo” de los cumplidos

La incomprensión y el desinterés son compatibles con frases de “apoyo” y de “preocupación” por la salud. El enfermo las escucha conociendo que son pura pose. Muchos quieren ser aprobados como buenas personas y hacen los méritos de una actuación decorosa con un regalito que le alcanzan o con una perorata que “arregla” todas las situaciones. Muchas veces el enfermo tiene que cargar con las hipocresías de los que no saben amar. No es igual la sonrisa del que se presenta como bueno a la sonrisa del que es realmente bueno.

El que es bueno sabe mucho por su amor, es muy interesante lo que dice cuando está con el enfermo, en cambio el que aparenta bondad y se dedica a cumplidos va tejiendo frases con flores usadas que en menos de una hora se marchitan.

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jueves, julio 07, 2011

Una necesidad que viene con el progreso

EL MÉDICO DEL CUERPO Y EL MÉDICO DEL ALMA

El progreso cultural del hombre le hace ver en la actualidad la urgencia de tener un médico del cuerpo y otro del alma siempre al lado; sin embargo conforme avanzan los tiempos se da en la práctica una interesante paradoja: el afán de autonomía del hombre y la necesidad de que otros vean por él.

El progreso de la ciencia médica para la curación del hombre

En los aspectos de la salud ha sido notable el progreso. Diagnósticos precisos y nuevas medicinas de gran calidad están al alcance de todos, igualmente se ha multiplicado, como práctica habitual, el hecho de que mucha gente recurra a especialistas competentes. Cada vez son más las personas que hacen su chequeo periódico de salud para evitar enfermedades y alargar la vida. No nos estamos refiriendo a personas hipocondriácas, (las que siempre piensan que están enfermas y persiguen a los médicos por todas partes), sino a personas normales que han adquirido la cultura de la salud y de un modo responsable se cuidan ellos y cuidan a su familia.

Se puede decir que ya existe en el mundo una generación que tiene habitualmente un médico al lado que los orienta, según los diagnósticos, con los procedimientos necesarios para tener y conservar la buena salud. Estas personas contrastan con la mentalidad de otras que, siguiendo viejos y obsoletos esquemas, ponen distancia con los médicos y no quieren ir a los chequeos, porque les parece que los médicos no son seguros, o tienen miedo, o les da la impresión de que pierden el tiempo y piensan que las personas que se dedican a cuidarse demasiado son unos exagerados, o están obsesionados con su salud. Sin embargo; estos criterios van quedándose atrás porque poco a poco el hombre está adquiriendo, gracias a los avances de la medicina, la cultura de la salud.

El psiquiatra y el psicólogo para la salud espiritual de los pacientes

También es interesante comprobar que cada vez son más las personas que acuden al psicólogo o al psiquiatra. Según una antigua concepción, que ya está superada, solo deberían acudir a estos especialistas los locos o los que tienen serios trastornos mentales, sin embargo hoy por hoy se ve claramente la conveniencia de estos especialistas para resolver los conflictos de las personas normales. Sobre esto debemos recordar que el hombre no solo es un conjunto de órganos físicos o el resultado de una biología compleja; hay en el cada persona aspectos espirituales que no se pueden obviar y que son fundamentales para el desarrollo normal de cada uno.

El gran aporte de la religión para la salud espiritual de las personas

En el campo espiritual del hombre deben entrar la psicología la ciencia y también la religión. El hombre que se maneja bien en estos tres campos tiene asegurada su estabilidad como persona. Son campos distintos que tienen una íntima relación que los hace necesarios. Es fácil advertir cuando se da la ausencia de uno de ellos.

Si falta la atención de la ciencia médica y las personas no hacen su chequeo constante, los otros dos campos no podrán suplir las deficiencias que se presenten. Tampoco la religión sola, que trae la gracia de Dios, podría ayudar a la persona que se descuida en sus aspectos médicos o psicológicos. No son pocas las veces en las que el director espiritual recomienda a un fiel para que busque a un psiquiatra competente. Tampoco el psiquiatra solo o el psicólogo solo podrán orientar a una persona en los aspectos espirituales sin la ayuda del sacerdote que trae gracia de Dios y sin la colaboración de la familia del paciente, que es esencial para la recuperación de la salud.

La necesidad de la fe para el desarrollo del ser humano

Ningún hombre puede desarrollarse, de un modo completo como persona, sin los aspectos espirituales que la Iglesia le entrega a través de los sacramentos de un modo gratuito. En el campo de la fe el hombre también necesita de la ayuda de los demás. El que está cerca de Dios tiene gente que le orienta y le ayuda con sus consejos toda la vida. La experiencia de la religión da el conocimiento certero de la necesidad de un director espiritual para el alma. Una persona que ha madurado en su fe no descuidará el acudir periódicamente a la dirección espiritual personal.

La desconfianza en uno mismo es un signo de madurez espiritual, no es un complejo de inferioridad, al contrario es constatar que se tiene un poder con la obediencia al consejo de otra persona que Dios ha puesto para que nos oriente. El hombre de fe agradece oír voces que le corrijan para que sea mejor; se siente feliz cuando comprueba que esas voces proceden de personas buenas que lo quieren de verdad y buscan lo mejor para él. Un hombre de fe no se fía de sí mismo.

Es absurdo y denigrante ver en el mundo a personas que rechazan los consejos y preocupaciones de quienes más le quieren porque consideran que su propio criterio es mejor y el que deben seguir. Son los que creen que la confianza en uno mismo y la autoestima forman parte del camino de la libertad y por lo tanto del bien. Es un error de consideración que luego traerá consecuencias lamentables para la propia vida, como lo vemos en la mayoría de los casos. El peor enemigo lo tenemos en nosotros mismos.

¡Qué importante son los médicos, tanto del cuerpo como del alma! para que el hombre funcione con normalidad. Este descubrimiento es también una invitación a la docilidad, que es dejarse conducir por el buen consejo y no pensar que es una imposición de alguien que quiere encorsetarnos y quitarnos la libertad.

Aunque no guste la medicina amarga o nos duelan las curaciones que nos hace el médico, sabemos que son para nuestro bien y las aceptamos con agradecimiento.

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