sábado, julio 13, 2013

Selección de personas
Para las distintas actividades y trabajos humanos es necesario elegir personas. Son diversos los factores y motivaciones que intervienen en la selección de un personal adecuado.
No existe una selección humana perfecta, siempre hay deficiencias a la hora de escoger a alguien. La objetividad absoluta no es posible por la presencia de elementos subjetivos con más o menos peso en cada elección y circunstancias diversas.
El único que puede elegir sin equivocarse es Dios. Cuando interviene el Espiritu Santo las elecciones o selecciones de personas tienen una connotación distinta. No suele haber una lógica humana donde hay una intervención divina. El hombre se queda asombrado frente a esas elecciones que han ocurrido en todas las épocas a lo largo de la historia. También se ven con frecuencias las argucias y obstáculos que pone el enemigo de Dios para cuestionar e impedir las elecciones divinas.
La idoneidad del elector
Es evidente que el hombre necesita para sus trabajos seleccionar gente. En muchas actividades humanas es necesaria la selección: en la milicia, en las disciplinas deportivas, etc. La selección tiene en cuenta las capacidades, la preparación y también la disposición de cada uno. Cuando no se cumplen ciertos requisitos las personas no son seleccionables. Una persona con determinados vicios no es idónea para ciertas actividades. Una persona con trastornos morales no debe ser elegida para conducir a otros. Un mal deportista (de conducta censurable) no será elegido para el equipo. No todas las personas sirven para todo.
 En el mundo intervienen factores impropios para seleccionar a las personas: varas, nepotismo, beneficios personales, mafias, argollas, etc. La política está cargada de esos factores distorsionadores. Muchas personas utilizan trampas para que los elijan: fraudes, astucias, estrategias ocultas… y poder subir su status .
 En las presentaciones de los candidatos se ve el afán de protagonismo y de oportunismo. El beneficio propio resalta y las mayorías aceptan porque piensan que son los gajes del oficio. Los electores se conforman con candidatos que van a lo suyo pidiendo una oportunidad para “crecer”, conseguir, y poder brindar a los que lo apoyan un botín similar. Muchas elecciones se convierten en concursos para ver quién se lleva más, en otras parece que se turnan alternativas de grupos similares, que anuncian que podrían conseguir algo nuevo, y terminan siendo un poco más de lo mismo.
 Cuando las elecciones son a dedo  y proceden de los jefes, con qué facilidad se cuelan intereses personales o criterios cargados de subjetividad. Muchas veces no eligen al mejor sino al que conviene más, al que podría ser más leal al sistema o al que acepta lo que se le propone. Algunos optan por venderse a una causa por necesidad económica o para empezar a trepar utilizando favores que luego los tendrá que devolver en otras circunstancias, apoyando siempre a los amigos. Todos estos procedimientos se dan habitualmente en la vida, son acuerdos tácitos que persisten en la sociedad, acompañados de inevitables injusticias y envidias.
Nuestro análisis no debe quedarse en la observación de hechos que parecen congelados, como situaciones inamovibles dentro de la sociedad. Es urgente advertir que ese modo de proceder hay que cambiarlo radicalmente, como muchas otras cosas en la vida.
 Antes habría que demostrar que ser justo y honrado trae muchas ventajas y buenos resultados. En cambio quien es proclive a manipulaciones y favoritismos se mete en unos laberintos que terminan quitándole la libertad y la paz.
 La suerte del que no es elegido
 No ser elegido no significa ser malo o ineficaz. Toda selección responde a mil circunstancias distintas. También habría que decir que los puestos más altos no son necesariamente los mejores, pueden haber otros lugares más estratégicos o más tranquilos y sin mayores riesgos, que pueden permitir desempeñarse en otras labores que a la larga pueden ser más significativas e importantes. El que no es elegido puede tener más suerte y ser mejor considerado en la vida que el elegido. En algunas circunstancias habría que felicitar al no elegido y decirle: te libraste de los problemas que hubieras tenido. Es entonces cuando se puede hablar de la gran elección del que no es elegido y hay muchos en la historia que han podido destacar por esa circunstancia inaudita.
 La Sagrada Escritura dice: “La piedra que desecharon los arquitectos viene ha ser la piedra angular del edificio”
 En conclusión podemos decir que los seres humanos cuando seleccionamos a otros seres humanos no podemos dejar de lado elementos subjetivos que relativizan la importancia de la selección. El buen funcionamiento de las personas no depende de la elección que se haga de ellas. “Todo árbol bueno da buenos frutos” (….) “por sus frutos lo conocerán”  El sentido común nos dirá que se debe elegir lo que es bueno.

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