martes, noviembre 17, 2015

Corazones enteros o torcidos
ENCUBRIR O PROTEGER

Cuando se capturó a Abimael Guzmán la policía le colocó un chaleco antibalas y varios le acompañaban resguardándolo y protegiéndolo de cualquier agresión que pudiera recibir. Esa protección no es un encubrimiento. El encubrimiento es esconder a alguien y tapar sus faltas para que no lo descubran y quede impune. Es una complicidad motivada por algún beneficio o por el miedo a ser acusado por el acusado. Como los cómplices participan de la mala acción pueden tener también “historias” ocultas. La complicidad de muchos consiste en taparse las cosas exigiendo una férrea “lealtad”: “nos callamos todos, nadie habla”

En otros asuntos el cubrirse no es ocultar un delito sino defender un valor. El callarse y no delatar puede ser heroico, como el de los mártires que han dado su vida por la fe y no han entregado datos relevantes a sus perseguidores aunque esa conducta les cueste la tortura y la vida. En las acciones heroicas de guerra se han visto conductas de personas honradas, fieles y leales, que han defendido los honores de un país a costa de vejaciones, que muchas veces terminaron en la muerte.

La protección de un familiar
Es natural proteger a la familia o a las personas que se quiere. Si el hijo comete un grave delito su madre lo protege y trata de justificar o de minimizar la falta que ha cometido para que lo perdonen y no lo castiguen. Los familiares de un preso pondrán todos los medios para que salga cuanto antes del penal y mientras esté allí buscarán que tenga seguridad y protección. Quizá ese delincuente merezca el calabozo pero la mamá le llevará lo que sea necesario para que esté cómodo. No es un encubrimiento es una protección natural y buena.
Es natural querer para los amigos lo mejor, cuando son amigos de verdad, o sea cuando existe amor de amistad, no una simple complicidad o el trato que se puedan tener unos colegas de trabajo. El aprecio por una persona lleva consigo una suerte de protección cuando esa persona que se quiere es amenazada por terceros que quieren castigarlo. Esa protección humana, o el deseo de que lo protejan y no le hagan daño,  no es encubrimiento, siempre y cuando se esté de acuerdo con el castigo que merece y ese amigo se ponga de acuerdo a la ley.

¿Quiénes son los malos?

En la política los candidatos se presentan como buenos y talentosos, en cambio sus adversarios quieren demostrar que son incapaces y hasta corruptos. ¿A quién hacer caso?

En la vida de los santos pueden darse los dos extremos, malo y bueno, en una misma persona. Por ejemplo San Pablo era Saulo de Tarso perseguidor de los cristianos, él mató gente y después se convirtió en el apóstol de las gentes. ¿Habría que desacreditarlo por todo lo que hizo en el pasado? ¿Habría que desprestigiar y desacreditar a San Agustín porque de joven fue libertino y lujurioso?  Santa Mónica, que sufrió mucho por su hijo díscolo, lo protegió, siguió rezando por él y consiguió el cambio.



La mentira y el extremismo del relativismo

En estos tiempos de relativismo el que odia dice que no odia, el que miente dice que no miente, el hipócrita dice que es sincero, sin embargo todo lo que se ve es pura manipulación. Los mismos abogados juegan con las leyes con un legalismo inhumano. Solo se preocupan  si los procedimientos están de acuerdo a la ley o no, para conseguir el éxito del cliente y poder cobrar sus honorarios. Con esos procedimientos se cometen grandes injusticias. El cinismo se ha extendido como una plaga que invade el mundo.

Otro asunto preocupante que debemos admitir es la existencia de cómplices encubridores, y no son pocos, que entre ellos se tapan las cosas: “si tú me acusas yo también te acuso”  y entonces ambos “se callan e 7 idiomas”.

Es que la mentira está presente en el diario trajinar, con el tiempo se puede descubrir que una persona “no es trigo limpio” y en algunos casos se hace necesario prescindir de ella. Estas situaciones, por desgracia, son el pan de cada día; pero luego resulta que todos mienten y cada vez se hace más difícil encontrar a una persona que diga siempre la verdad.

¿Cuántas justificaciones se tejen con la mentira?: “no pongas ese dato en el formulario…. dí que tienes un año menos… pídele al médico que te de un descanso para faltar a tu trabajo…. Te doy mil pero me firmas dos mil….por una cantidad mayor en la boleta…

Hoy se hace urgente una educación que tenga como norte la virtud de la veracidad, que va unida a la honestidad y lealtad. Es necesario formar personas íntegras y coherentes, en quienes se pueda confiar porque no mienten.

Se puede proteger al amigo herido o equivocado pero siempre con la verdad por delante. La protección es una consecuencia del corazón ordenado que está lleno de misericordia y de perdón, con el deseo lógicamente de que se arrepienta y cambie.

Agradecemos sus comentarios


1 comentario:

Manuel dijo...

Este artículo se escribió y se publicó antes de recibir las críticas del artículo anterior "Las campanas de los acusadores". También hice unas pequeñas modificaciones. No quisiera herir a nadie, al contrario quisiera aliviar a las víctimas que injustamente fueron heridas.