sábado, setiembre 27, 2008

La crisis financiera Las tragedias del economicismo

LOS ESTRAGOS DE LA CODICIA La ética en los gastos personales.


La codicia o el deseo desordenado de riquezas es una de las causas principales de los desarreglos de personalidad (angustias, depresiones, suicidios) y un modo equivocado de conducirse por la vida.

En recordado Papa Juan Pablo II decía: “No es malo el deseo de vivir mejor; pero es equivocado el estilo de vida que se presume como mejor, cuando está orientado a "tener" y no a "ser", y que se quiere tener más no para ser más, sino para consumir la existencia en un goce que se presupone como fin en sí mismo” (Centesimus Annus, n. 36).

La codicia y el deseo de disfrutar (de pasarla bien, con comodidades), están juntos en el hombre, y éste se encontraría sumergido en un estilo de vida que le podría parecer natural (más dinero, una buena comida, unos cuantos tragos, con gastos innecesarios y querer tener más que el otro).

El hombre de hoy, presionado por un ambiente economisista, vive en una suerte de competencia creyendo que será mejor y le irá mejor si tiene más. El dinero, se ha convertido, para muchos, en la meta principal para tener éxito y ser feliz en la vida. “La llamada "calidad de vida"se interpreta principal o exclusivamente como eficiencia económica, consumismo desordenado, belleza y goce de la vida física, olvidando las dimensiones más profundas -relacionales, espirituales y religiosas- de la existencia” (Juan Pablo II).


En los lugares donde hay más materialismo y el hombre vive rodeado de comodidades es donde hay más tristeza y depresión. Las cosas materiales producen hartazgo y no satisfacen al corazón humano.

  • (Para botón de muestra, Matti Juhani Saari, el joven de 20 años que acaba de suicidarse después de asesinar a 10 compañeros suyos, era del único país del mundo que no tiene pobres: Finlandia).

Nadie podrá negar que un hombre voraz que quiere tener más que los demás, suele vivir angustiado y se encuentra metido dentro de un torbellino que no para y que lo va deteriorando poco a poco, hasta eliminarlo como persona. Entra un círculo vicioso que suele terminar en tragedia. Lo mismo le ocurre al que tiene de todo, siempre quiere más y está viendo la forma de conseguir más cosas. Es como el drogadicto que sigue buscando compulsivamente la droga.

La perseverancia del hombre vicioso no es una virtud, es el enquistamiento en algo lamentable (sus seres queridos desean que deje ese vicio). Esa continuidad deteriora su personalidad (el jugador vicioso parece que no molesta a nadie y que se encuentra muy bien, sin embargo va “envenenándose” poco a poco hasta que de pronto se encuentra en una situación depresiva y con alteraciones en su personalidad).


Algunos desordenes personales y sociales relacionados con la codicia

1. Compulsividad para las compras: Afán de salir de compras sin que exista una verdadera necesidad. Gastar el dinero con mucha facilidad y sin responsabilidad. Algunos suelen ser manirrotos y dadivosos sin criterio.

2. Economía de casino: Hacer depender los asuntos económicos de las estrategias del juego, de movidas de dinero, de la suerte o del riesgo. (gastar en loterías, apuestas, concursos, etc.)

3. Deseo de mantener un status social: Gastar más de lo que se tiene en reuniones sociales, ir a comer a sitios caros, comprar ropa cara, tener una movilidad de lujo para indicar un nivel social alto, buscar a las personas de mayor nivel económico. Rechazar o ponerse a distancia de personas que se consideran de un nivel inferior. Algunos viven angustiados por mantener el nivel.

4. Deseo de comprar el último producto que ha salido: teléfono, computadora, carro. Usar la marca más representativa o la que está de moda.

5. Metas e ilusiones de tener: Soñar en tener algo material como si fuera la meta más importante. Vivir para tener, trabajar para tener. Poner las cosas como fin y no como medio. Deseo fuerte de posesión, apegarse a las cosas materiales. Sufrir mucho porque se perdió algo material.

6. Ser egoísta o abusivo con el dinero y las cosas: El que no quiere compartir y no desea ni que le toquen sus cosas (tacaño). El que no presta nada y acapara todo para él (avaro). El que presta pero cobra unos intereses elevados (usurero). El que quiere hacer negocio con lo sagrado (simonía).

7. El que se llena de cosas y vive pendiente de ellas: Tiene cosas superfluas: guarda ropa que no va a usar, se llena de cachivaches, tiene la manía de coleccionar curiosidades. Su cuarto, su closet y sus cajones están siempre llenos y desordenados. Prefiere gastar el dinero en mascotas que en su propia familia. Vive dependiente de sus cosas o mascotas. (por ejemplo: no podría vivir sin las cosas a las que está acostumbrado: juegos, televisión, computadora…etc. Si se le malograra algo tendría que arreglarlo enseguida).

8. El jugador compulsivo o ludópata: Pierde mucho tiempo y gasta mucho dinero en el juego y en las apuestas. Está muchas horas en los casinos o en el hipódromo. Empieza a perder el sentido de sus compromisos familiares (se vuelve pasivo o insensible), piensa que es normal lo que está haciendo y no se da cuenta de la enfermedad que está padeciendo y que puede traer luego consecuencias muy penosas. (Es uno de los problemas principales de ésta época).


EDUCACIÓN PARA EVITAR LA CODICIA

1. El hombre debe saber que su finalidad es trascendente: es un ser que debe llegar a metas muy altas.

2. La libertad y la felicidad se tienen cuando se es mejor y no cuando se tiene más.

3. El hombre no es para las cosas sino que las cosas son para el hombre. Debe aprender a escoger cuáles son las mejores para que pueda crecer y desarrollar como persona.

4. El hombre debe aprender a vivir desprendido de las cosas y para lograrlo tendrá que luchar contra sus tendencias desordenadas de querer todo para él.

5. El hombre aprende a desprenderse de las cosas y a no sobrevalorarlas cuando se le enseña a ser generoso con los demás.

6. El hombre generoso desea servir a los demás. Vive feliz ayudando a su prójimo y sin buscar recompensas.

7. El hombre que no busca su propio beneficio está capacitado para ver con más nitidez la realidad y encontrar las cosas más valiosas que liberan y hacen feliz al hombre. Está en esas dimensiones más elevadas de los valores trascendentes.

8. La educación para evitar la codicia debe darse desde la infancia. Los padres no deben permitir que sus hijos sean engreídos. No es bueno darles todo lo que pidan (juguetes, ropa, permisos…). Se les debe enseñar a valorar las cosas y que ellos mismos se las ganen con su esfuerzo personal.

9. Se equivocan los padres cuando les facilitan todo a sus hijos y los llenan de regalos y abundantes cosas materiales. Luego estos se convierten en pequeños reyezuelos y en temibles tiranos. El chico que tiene más cosas cree que tiene derecho a hacer de su vida y de su tiempo lo que él quiere y pensará que la libertad es la independencia para ejercer su poder, sin que nadie le ponga obstáculos.

10. La persona que ha sido motivada, desde la infancia, con los bienes materiales y con aquellos otros que le benefician exclusivamente a ella por encima de los demás, no se dará cuenta de la gravedad de su codicia. En otras palabras: si promocionamos demasiado a las personas (para lo que van a conquistar o recibir) y no les enseñamos que es más importante servir y querer a los demás, nos hemos equivocado en su formación.

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sábado, setiembre 20, 2008

La crisis financiera


LA ÉTICA DE NO APROVECHARSE (en la conciencia de cada uno)


Es fundamentalmente un problema moral

1. A lo largo de la historia hemos visto la caída de grandes estructuras de poder en el mundo: el imperio de Napoleón, los Zares en Rusia, la Alemania de Hitler, la muralla de Berlín, la China de Mao, etc. Estructuras que parecían muy poderosas e imbatibles se desplomaron como castillos de naipes y desaparecieron.

2. A finales del siglo XX hemos asistido a la desaparición de grandes empresas comerciales y otras que han sido compradas por otras más grandes. Y ahora en el siglo XXI estamos en los inicios de una crisis financiera de gran magnitud, que está derrumbando algunos Bancos y otras empresas económicas de gran poder e influencia en el mundo: Lehman Brothers, la aseguradora American Internacional Group, (AIG), etc.

3. Los efectos de estas caídas a nivel mundial podrían perjudicar a muchos países. Aún no se sabe la magnitud de los alcances de esta crisis financiera. Nosotros lo vamos notando en la subida de los precios, los escasos sueldos y el poco poder adquisitivo de la mayoría, aunque se den, al mismo tiempo, otros signos positivos de progreso y desarrollo.

4. En esta página no vamos a referirnos a los criterios técnicos de la economía. Vamos a poner el acento en algo más trascendente: la conducta de cada persona y demostrar que ésta es muy importante para el progreso y desarrollo de un país y del mundo. También queremos decir que los problemas más graves en el área financiera tienen su origen en los aspectos morales de cada persona y no solo en las fórmulas técnicas de la economía.

5. El fuerte economicismo de la época nos podría llevar a pensar que los problemas financieros se han debido a errores de cálculo o haberse quedado dormidos en el empleo a tiempo de los procedimientos adecuados. La lupa habría que ponerla más bien en la conciencia de cada persona, para descubrir los infinitos puntos de corrupción que se dan en las actuaciones humanas, que inciden en los procedimientos económicos y en todos los niveles de la sociedad.


Puntos de corrupción en los criterios y mentalidades de las personas

1. En la mentalidad y en los criterios de la mayoría se encuentran encerrados algunos puntos de corrupción que se deberían eliminar cuanto antes, porque son como un cáncer que está atacando y destruyendo, poco a poco, a cada persona y a la sociedad entera.

2. Los puntos de corrupción podrían resumirse en un afán desmedido o apetencia voraz de beneficio personal que hay en las personas, que les lleva a querer aprovecharse de cualquier circunstancia que le sea favorable.

3. Como contrapartida podemos decir que lo ideal sería que exista en cada persona una gran moderación en las apetencias y un crecimiento en el espíritu de servicio, desinteresado, a favor de terceros. O dicho en otras palabras: que las motivaciones principales de las personas sean trascendentales. Es un problema de educación.


Algunos puntos de corrupción significativos

• Coger como propios los útiles o medios de la empresa en la que se está trabajando (útiles de escritorio, uso del teléfono, movilidades, etc). Hacer que la empresa (privada o pública) pague los gastos personales, aunque sean asuntos de poca monta.

• Apropiarse de algo con la esperanza de que con el tiempo se pueda legalizar la propiedad a favor de uno (invasión de terrenos).

• Organizar donaciones y quedarse con parte de lo donado, o hacer negocio para ganar dinero tratando de justificar algunos gastos que se han hecho (cuando la intención verdadera era el aprovechar la oportunidad para ganar algo).

• Buscar habitualmente atajos o trucos para poder ganar dinero sin tener que trabajar o quitándole el trabajo a otro que tiene más merecimientos, con procedimientos desleales: no respetar los derechos de autor, piratería…(astucias que podrían dañar a terceros).

• Vivir del trabajo o del dinero ajeno (particular o estatal) con malversaciones o procedimientos informales de riesgo: jugar con los intereses, prestamos que están en el límite de la usura, ocupar un puesto sin merecerlo, cobrar sin trabajar, engañar a los dueños, modificar los papeles (mintiendo) para obtener un beneficio económico.

• Acaparar algún producto para venderlo más caro en tiempo de escasez. Subir los precios aprovechando la urgencia y necesidad de las personas. Hacer negocio a costa del sufrimiento de los demás. (comida, pasajes..)

• Ofrecer ventajas económicas o donaciones con dinero de dudosa procedencia u obtenido de inocentes incautos a quienes se les ha prometido un beneficio personal: blanqueo de dinero mal habido, pirámides que en algún momento se desploman haciendo perder a los que están en la base (que suelen ser la mayoría). En estas organizaciones siempre hay unos pocos “vivos” (corruptos) y muchos incautos, con ambiciones de ganar, que lo pierden todo, aunque no dejan de tener algún punto de malicia en sus intenciones: aprovecharse sin más. (“Clay”).


La ética de no aprovecharse

1. A la educación le corresponde enseñar “La ética de no aprovecharse” para evitar el pillaje, las apetencias personales, las injusticias del compadreo o los tarjetazos, los errores de las altas calificaciones para los bonos “basura” con el fin de ganar más dinero, las invasiones, el vivir del trabajo de los demás (medrar), el apropiarse de las cosas (aunque sean regaladas), el buscar negociados por caminos “fáciles” con riesgos o daños a terceros.

2. Las personas deben aprender que lo correcto es “ganarse el pan con el sudor de la frente” y que en el trabajo personal debe tener prioridad el servicio desinteresado a los demás y a la sociedad. No es un buen trabajador, ni es tampoco una buena persona el que se aprovecha de su empresa , del Estado, o de la Iglesia, para su beneficio personal, o el que va haciendo trampas por la vida para aumentar sus ingresos.

3. El pagar un servicio no da derecho siempre a ejecutar lo que ese servicio ofrece. Si un restaurante le dice al cliente que pagando un precio puede comer todo lo que quiera, el cliente sabe en conciencia que debe comer con moderación (aunque pague el precio o le regalen la comida).

4. Las invitaciones o regalos no deben ser condicionamientos para tener que aceptar lo que se ofrece. Algunas veces habrá que decir que no (o para no inmiscuirse en algo que puede afectar a la moralidad o porque uno ve que no le corresponde aceptar, aunque no le cueste nada). Por ejemplo: una invitación a tomar hasta emborracharse, o la asistencia a una fiesta sabiendo que el ambiente está subido de tono, o aceptar un cargo cuando uno sabe que no le corresponde.

5. Las personas que actúan aprovechándose de situaciones (económicas o afectivas) para el goce o el beneficio propio, no suelen ser las mejores y es muy difícil que contribuyan a que exista en el país un verdadero progreso para la felicidad de todas las personas.

6. La educación se debe esmerar en formar personas honradas que no busquen con malicia un aprovechamiento indebido para beneficio propio, porque luego las repercusiones serán negativas para ellos mismos y para toda la sociedad.

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domingo, setiembre 14, 2008

Una dificultad grande para la convivencia

LAS MANÍAS Idea fija, obsesiva, preocupación caprichosa, costumbre injustificada, ojeriza.

¿Quiere saber si tiene manías?

Aquí tiene algunos síntomas:

Quiere limpiarlo todo con vehemencia y muchas veces porque le parece que todavía continúa sucio.
• Se sienta siempre en el mismo lugar (sitio fijo) y le incomoda mucho cuando no lo puede hacer.
• Abre o cierra ventanas o cortinas solo porque tiene la certeza de que deben estar abiertas o cerradas.
• Junta o acumula cosas porque le parece que las puede necesitar en algún momento, sin saber realmente cuándo.
• Rompe y bota todo lo que le llega a su escritorio porque teme la falta de limpieza o el desorden.
• Exagera en sus relatos cargando las tintas teniendo como base unas pocas conjeturas.
• Es compulsivo en las compras y manirroto a la hora de los pagos.
• Nunca se decide a la hora de comprar y es sumamente escrupuloso en las cuentas.
• Es demasiado estricto y exagerado en sus horarios sin permitir ninguna excepción.
• Tiene ideas fijas y compulsivas sin que exista una fundamentación seria.


La manía se caracteriza por un estado de ánimo acelerado: euforias, verborrea, querer hacer demasiadas cosas, exageraciones, vehemencia, afán compulsivo de actividad, repetir muchas veces un hábito o costumbre, crear leyes personales de conducta sin mayor fundamento, querer estar atento a muchos temas a la vez o perseguir con insistencia un solo tema.

La hipomanía tiene las mismas características pero es más suave en intensidad que la manía. Su duración puede ser unos días o semana, se nota un cambio en la vida normal de la persona (cierta euforia o exaltación). En cambio en la manía la conducta alterada puede ser constante.


Génesis de la manía

1. Cualquiera de nosotros puede generar manías si se altera su capacidad para conocer la realidad. Es más fácil que se den en los temperamentos anancásticos (obsesivos), o cuando hay algún trastorno en la personalidad, como el bipolarismo por ejemplo. También existen problemas que podrían generar hipomanías (manías leves que se pasan con el tiempo) y que desaparecen cuando se aleja o se soluciona el problema.


2. Si una persona que tiene hábitos buenos de conducta se descuida y no actualiza su amor, podría crear un sistema formal y automático en su modo de actuar, que no tenga en cuenta ni a las personas ni a las circunstancias del presente. (horarios rígidos, modos de trabajar exagerados, palabras precisas pero fueras de lugar, dureza de criterio, demasiado legalista). Se podría caer en la crueldad.

3. Los mismos sistemas creados para vivir de acuerdo con las buenas costumbres necesitan siempre de las virtudes actuales de las personas. Si las virtudes fallan, los comportamientos resultan forzados, poco naturales, rígidos (pegados a la letra), poco humanos y podrían convertirse en verdaderas manías con repercusiones negativas en el prójimo.

4. El relativismo que debilita las nociones del bien y del mal, crea voluntaristas: personas que actúan con vehemencia sin un sustento racional adecuado. En el voluntarista se dan decisiones drásticas que responden más a ideas fijas: “hay que hacerlo porque hay que hacerlo”, se encierran en una terquedad y les parece que las explicaciones están demás, (los temas opinables no merecen una interpretación rígida por ninguna de las partes).

5. Las exigencias de la fe de un cristiano normal no son manías, ni voluntarismos irracionales. El ritmo que pone una persona con fe está impregnado de mucho amor. Es una vida sana, que tonifica, edifica y levanta. El que tiene fe se apoya en unas realidades sobrenaturales que lo sustentan, hay una coherencia en su vida y en su conducta. “La fe mueve montañas”


Algunas nociones para evitar las manías:

1. Que esté claro, en el presente, el motivo por el que se hacen las cosas: cierro la ventana porque ahora hace frío (y es verdad), cierro las cortinas para que no me vean los vecinos (y es cierto que hay unos vecinos con posibilidad de mirar). No acostumbrarse a hacer las cosas de un modo automático o rutinario.

2. Conocer las posibles alteraciones que puedan haber en la propia personalidad: traumas, frustraciones, fobias, complejos, etc. (Por ejemplo: una persona que tiene fotofobia buscará forzosamente los ambientes oscuros). Una persona con fobias suele tener manías y ser exagerada en sus apreciaciones.

3. Conocer los temperamentos y las opiniones de las otras personas. Tener confianza en los demás. La persona con manías suele desconfiar en todo el mundo. Siempre es mejor confiar que desconfiar (aunque nos engañen). Es más fácil engañar al desconfiado (como nunca confía no sabrá quién es realmente el bueno).



Malicia moral de las manías:

1. En primer lugar hay que saber distinguir entre el que tiene manías por una complicación de su personalidad, del que tiene manías por una vida desordenada moralmente.
2. El primero tiene una enfermedad que le hace daño a él y a los demás y debe tratarse como tal. El segundo necesita una ayuda que va más en la línea de su conversión (cambio de vida).
3. Ambos necesitan docilidad. Una meta importante es que reconozcan sus manías como debilidades que necesitan tratamiento.
4. Una persona con manías está como predispuesta a faltar a la Caridad: es facil que atropelle a los demás con sus exigencias y exageraciones, podría también faltar a la justicia y hacer muy dura la vida de convivencia.

Hoy es más urgente que nunca evitar que las manías crezcan porque destrozan el trato, delicado y fino, que las personas deben tener en sus relaciones humanas, sobre todo a nivel familiar. El que no cura sus manías puede quedarse aislado del resto. Los demás lo pueden tolerar (eufemismo de aprobación) pero nunca se va a sentir querido o va a querer de verdad a los demás, como debe ser.

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sábado, setiembre 06, 2008

Vida después de la Vida (Resumen en una sola página)
Resurrección: ¡sí!
Reencarnación: ¡no!

• Con el nombre de resurrección de los muertos se designa en la terminología cristiana al acontecimiento final y culminante de la historia: el final de los tiempos, cuando Dios intervendrá con todo su poder y Cristo vendrá en gloria y majestad para juzgar a todos los hombres, los cuerpos resucitarán y las almas se unirán de nuevo a sus cuerpos estableciéndose en el estado en que permanecerán por toda la eternidad. Esta verdad revelada es uno de los artículos básicos de la fe y objeto de la esperanza cristiana.

La reencarnación es la creencia no cristiana de que el hombre después de muerto podrá reencarnarse en otra persona y volver así a la existencia. Según esta teoría el hombre se salvaría por su propio esfuerzo, ya no tendría necesidad de un Redentor. Ellos dicen que después de una serie de siglos la humanidad volvería al Absoluto.


Historia

En los escritos más antiguos de la historia encontramos afirmaciones que declaran sencillamente la verdad de la resurrección. En la patrística tardía y los siglos posteriores, la noción de la inmortalidad del alma llega a ocupar un lugar central en la reflexión sobre la resurrección.

• En la Iglesia el artículo de la resurrección de los muertos se haya en las Sagradas Escrituras, en la Tradición, en los símbolos más antiguos y en las enseñanzas de su Magisterio.



Si hacemos un repaso histórico, podemos distinguir dos derroteros:

1. Explicación del “cómo” de la Resurrección; y
2. La unión del hombre con Cristo



1. El “cómo” de la Resurrección:

El alma es inmortal. Al morir el hombre el alma, después del juicio particular, puede ir al Cielo, al Infierno o al Purgatorio.

• El cuerpo que es mortal se descompone con la muerte, y luego, cuando llegue el momento de la Resurrección, es recompuesto a base de la recuperación milagrosa de las partículas originales; es por lo tanto numéricamente idéntico al poseído en la vida mortal; sin embargo será un cuerpo transformado, un cuerpo glorioso. El cuerpo se volverá a juntar con el alma.



2. La unión del hombre con Cristo:

“La Resurrección de los hombres es el desarrollo máximo de la unión del hombre con Cristo” (Schmaus). Cristo incorpora la realidad humana a su propia persona. Esta conexión con la persona de Jesús es Obra del Espíritu Santo, comienza con el Bautismo y termina con la Resurrección Universal. La Tercera Persona es quien transforma nuestras personas, cristificándolas.

• En la Resurrección final, el Espíritu obrará en nosotros, como parte vital de Cristo, lo mismo que obró en Jesús el día de su resurrección: vivificará nuestra carne mortal y la convertirá en gloriosa e imperecedera.

• Los hombres se insertan en un único y mismo misterio de resurrección. La humanidad resucitará en el último día no independientemente de Cristo, sino en cuanto colectividad que integra el Cristo Total en la gloria.

• Creación, encarnación y resurrección son tres misterios de la historia de la salvación que constituyen una progresiva revelación sobre el proyecto divino que es el hombre.

• Más interesante que el “como” vamos a resucitar es la idea de la resurrección como conexión humana con Cristo e inserción en su vida intratrinitaria.

• Dios ha creado al hombre para la Vida y no para vivir unos años… lo ha creado para que pueda vivir eternamente.

La esperanza cristiana no debe desfondarse frente al sufrimiento físico o moral, sino que debe contemplarlo como algo permitido por Dios e integrado en el plan de salvación del género humano. Desde la llegada de Cristo a la tierra, los acontecimientos históricos, dolorosos o no, tienen una lectura distinta para los que creen en Él.

Bibliografía: José Alviar, “Dimensión salvífica de la resurrección de los muertos”. Justo Sánchez, Jorge Molinero, “El más allá”.

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