sábado, setiembre 06, 2008

Vida después de la Vida (Resumen en una sola página)
Resurrección: ¡sí!
Reencarnación: ¡no!

• Con el nombre de resurrección de los muertos se designa en la terminología cristiana al acontecimiento final y culminante de la historia: el final de los tiempos, cuando Dios intervendrá con todo su poder y Cristo vendrá en gloria y majestad para juzgar a todos los hombres, los cuerpos resucitarán y las almas se unirán de nuevo a sus cuerpos estableciéndose en el estado en que permanecerán por toda la eternidad. Esta verdad revelada es uno de los artículos básicos de la fe y objeto de la esperanza cristiana.

La reencarnación es la creencia no cristiana de que el hombre después de muerto podrá reencarnarse en otra persona y volver así a la existencia. Según esta teoría el hombre se salvaría por su propio esfuerzo, ya no tendría necesidad de un Redentor. Ellos dicen que después de una serie de siglos la humanidad volvería al Absoluto.


Historia

En los escritos más antiguos de la historia encontramos afirmaciones que declaran sencillamente la verdad de la resurrección. En la patrística tardía y los siglos posteriores, la noción de la inmortalidad del alma llega a ocupar un lugar central en la reflexión sobre la resurrección.

• En la Iglesia el artículo de la resurrección de los muertos se haya en las Sagradas Escrituras, en la Tradición, en los símbolos más antiguos y en las enseñanzas de su Magisterio.



Si hacemos un repaso histórico, podemos distinguir dos derroteros:

1. Explicación del “cómo” de la Resurrección; y
2. La unión del hombre con Cristo



1. El “cómo” de la Resurrección:

El alma es inmortal. Al morir el hombre el alma, después del juicio particular, puede ir al Cielo, al Infierno o al Purgatorio.

• El cuerpo que es mortal se descompone con la muerte, y luego, cuando llegue el momento de la Resurrección, es recompuesto a base de la recuperación milagrosa de las partículas originales; es por lo tanto numéricamente idéntico al poseído en la vida mortal; sin embargo será un cuerpo transformado, un cuerpo glorioso. El cuerpo se volverá a juntar con el alma.



2. La unión del hombre con Cristo:

“La Resurrección de los hombres es el desarrollo máximo de la unión del hombre con Cristo” (Schmaus). Cristo incorpora la realidad humana a su propia persona. Esta conexión con la persona de Jesús es Obra del Espíritu Santo, comienza con el Bautismo y termina con la Resurrección Universal. La Tercera Persona es quien transforma nuestras personas, cristificándolas.

• En la Resurrección final, el Espíritu obrará en nosotros, como parte vital de Cristo, lo mismo que obró en Jesús el día de su resurrección: vivificará nuestra carne mortal y la convertirá en gloriosa e imperecedera.

• Los hombres se insertan en un único y mismo misterio de resurrección. La humanidad resucitará en el último día no independientemente de Cristo, sino en cuanto colectividad que integra el Cristo Total en la gloria.

• Creación, encarnación y resurrección son tres misterios de la historia de la salvación que constituyen una progresiva revelación sobre el proyecto divino que es el hombre.

• Más interesante que el “como” vamos a resucitar es la idea de la resurrección como conexión humana con Cristo e inserción en su vida intratrinitaria.

• Dios ha creado al hombre para la Vida y no para vivir unos años… lo ha creado para que pueda vivir eternamente.

La esperanza cristiana no debe desfondarse frente al sufrimiento físico o moral, sino que debe contemplarlo como algo permitido por Dios e integrado en el plan de salvación del género humano. Desde la llegada de Cristo a la tierra, los acontecimientos históricos, dolorosos o no, tienen una lectura distinta para los que creen en Él.

Bibliografía: José Alviar, “Dimensión salvífica de la resurrección de los muertos”. Justo Sánchez, Jorge Molinero, “El más allá”.

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