domingo, agosto 09, 2009

La debilidades de la "diosa" democracia

La ética en la elección de los que mandan

LAS DEBILIDADES DE LA “DIOSA” DEMOCRACIA

Para algunos que no tienen Dios y para los que lo han olvidado, -y viven al margen de sus designios y voluntad,- el sistema democrático se ha convertido en una suerte de teocracia donde los parámetros establecidos son preceptos infranqueables.

La democracia no es más que un sistema de gobierno que ha tomado fuerza en el mundo contemporáneo y que consiste en la libre elección que cada uno hace de sus gobernantes a través del sufragio electoral. En virtud de esta elección los gobernantes recieben del pueblo el poder para decidir los destinos de un país.

La democracia como teoría es un sistema claro y justo: el gobierno elegido por el voto libre de los ciudadanos, tiene unas credenciales para el ejercicio del poder que duran el tiempo establecido por la constitución (cinco años). Los gobernates elegidos juran cumplir con los deberes del cargo y prometen servir al país con una actitud generosa de entrega y desprendimiento. Se les llama “los padres de la Patria”.


Diferencias en los electores y en los candidatos

Es necesario advertir que los procedimientos del sistema democrático no evalúan ni establecen criterios sobre las diferencias que puedan existir entre los electores en cuanto a sus conocimientos y capacidades, (solo la mayoría de edad), ni tampoco las diferencias de los candidatos en cuanto a sus facultades y a las ideologías que representan (solo ser peruano y no ser reelegido).

Esas mediciones las suelen hacer, con fines políticos, los partidos que presentan a sus candidatos o los mismos candidatos que se autoproclaman idóneos y de gran capacidad para resolver con un equipo “maravilloso” los grandes desafíos del país. Es una suerte de vanidad que suele ser aceptada por las mayorías democráticas, acostumbradas a ser embelezasas por los cantos de sirena y las promesas utópicas de los candidatos de turno.

Todo este aparato de promoción partidaria utiliza el poder mediático, los trabajos de las encuestadoras, o los estudios hechos por alguna universidad, donde también hay intereses partidarios. Es un diálogo de intereses donde ganan los más poderosos y el resto queda invitado a unirse a una oposición sistemática que buscará su oportunidad cuando las coyunturas sean favorables.

Los datos que se manejan y publican en las campañas, están matizados por intereses de grupo que juegan a favor o en contra de los candidatos. Los que son idóneos para unos son desastrosos para otros.

Es entonces cuando suelen darse en los sistemas democráticos situaciones de tirantez y de tensión que no permiten que el que debe elegir vea las auténticas virtudes y cualidades de los candidatos. La informaciones y desinformaciones en conflicto crean una constante incertidumbre en el electorado.

El estudio de los electores se hace solo en función del voto que puedan dar y no de la preparación o capacidad de estos para elegir los mejores gobernantes para el país. No se procura la mejoría del elector sino más bien el aprovechamiento de él. Así se orientan las campañas en los países democráticos, donde los candidatos son mucho mejores que los gobernantes.

El sistema democrático exige, como preceto divino, respetar la elección de las mayorías. Si la mayoría lo ha elegido, aunque la elección sea mala, desde cualquier punto de vista, se debe respetar esa elección. Esta es una de las debilidades de la “diosa” democracia que se agrava en una sociedad relativista donde la verdad no es el criterio fundamental.


La elección del mal menor

Esta debilidad ha traído serios problemas a no pocos países democráticos que se han encontrado, de pronto, entrampados con unos gobernantes incapaces o corruptos que impiden el desarrollo y progreso de los pueblos. La tragedia es más grande cuando se vislumbra en los próximos candidatos una suerte similar. Algunas veces los pueblos se han visto obligados a votar por el mal menor, o escoger al menos malo para que no salga alguien desastroso.

¿Es que no pueden ser candidatos los mejores? Cuando se renuncia a la verdad (virtudes de las personas, honestidad de vida, coherencia de las ideologías), y se coloca todo dentro del mismo saco, se está facilitando la corrupción. Si en un vaso de leche hay una gota de veneno, ya no es leche, es veneno.


Ausencia de la verdad y caída en la oclocracia

La democracia sin verdad y por lo tanto sin personas idóneas se convierte en oclocracia (el gobierno de los peores). Los narcotraficantes podrían ganar las elecciones de un país engañando al pueblo.

Para poder elegir es necesario conocer (darle a elegir a un niño en un tema importante sería una grave irresponsabilidad). Es necesario un cierto nivel de cultura para poder entender los objetivos de las ideologías y las cualidades y motivaciones de los candidatos (trayectoria de vida, honradez, responsabilidad, amor al país).


El sesgo de los que se aprovechan de la democracia

La educación debe orientar a las personas para que éstas sepan asesorarse bien y no caer en las manipulaciones políticas o mediáticas de quienes juegan con la democracia para defender sus propios intereses, o simplemente defender el sesgo de una ideología que es presentada como única alternativa, descalificando otras opciones e incluso poniendo en tela de juicio la idoneidad de personas valiosas y nobles que presentan otra opción.

Se suele decir que a nadie se le debe perseguir por sus ideas, sin embargo la sociedad relativista descalifica, sin más, a quienes pretenden defender la verdad, que es para todos y utilizan a la democracia para establecer los criterios “morales” que deberían prevalecer. Para ellos las cosas serían buenas si la mayoría las elige.


La tiranía del relativismo

La misma experiencia nos hace ver que el hombre soberbio, que cree que su criterio debería prevalecer sobre el de los demás, tiene alterada su capacidad de decisión. Se convierte en un voluntarista que dogmatiza sus opiniones. El Papa Benedicto XVI calificaba a esta situación como la tiranía del relativismo.

El hombre que se aleja de la verdad y da crédito a su propia voluntad se convierte en un tirano que defiende sus “derechos” con las uñas y siempre encuentra opositores. Vive en una contínua confrontación y busca consensos para seguir avanzando. El diálogo de los relativistas no es entre personas que se quieren y se apoyan, es entre opositores y peleados que buscan una “paz” tan relativa como falsa, porque no buscan la verdad sino la defensa de sus posturas (llena de intereses egoístas). Las manifestaciones de consenso (diálogos de acercamiento, fotos de dirigentes saludándose amablemente) son solo una máscara y unos disfraces para unos días de carnaval.

La democracia tendría que darse un baño en la piscina de la verdad para que los gobernantes no nos den gato por liebre y los gobernados no estemos en callejones sin salida, entrampados en unos laberintos donde todo es mentira y chanchullo, porque la cutra, el chantaje y las acusaciones injustas, son el pan nuestro de cada día.

Hoy habría que decir: ¡Viva la libertad!, ¡Viva la verdad!, ¡Viva la honestidad y lealtad de los seres humanos! para conseguir los logros en una sociedad que se llama democrática.

Agradecemos sus comentarios

1 comentario:

Anónimo dijo...

Los narcotraficantes podrían ganar las elecciones de un país engañando al pueblo.


Y LOS CURAS QUE ENSEÑAN? LLEVAN CASI 2000 AÑOS VIVIENDO DEL CUENTO CON UN JEFE TAN DICTADOR QUE NI SIQUIERA PAGA A SUS EMPLEADOS ELEGIDO A DEDO Y HASTA QUE LA PALME. ¿SI TANTO AMAIS A JESUCISTO PORQUE NO ESTA LA CIUDAD-ESTADO DEL VATICANO EN BELEN, EN JERUSALEN O EN NAZARET EN VEZ DE EN ROMA? ¿Y LODE EL VOTO DE POBREZACASTIDAD Y EL OTRO QUE HA SIDO DE ELLOS? PORQUE UNOS TIPOS QUE ESTAN EN LA BLOSA NO ES PRECISAMENTE POR SER POBRES. VAMOS QUE DE APOSTOLES DE CRISTO SOLO TENEIS EL NOMBRE Y PORQUE OS LO HABEIS AUTOIMPUESTO PORQUE PARA LA GENTE DE LA CALLE EL INFIERNO ESTÁ LLENO DE CURAS VAMOS QUE ES SU FEUDO Y SOLO ELLOS Y LOS DICTADORES ESTAN A SUS ANCHAS EN EL.