jueves, abril 21, 2011

La más sonora, profunda y elocuente

LA VOZ DE DIOS (en la Semana Santa)

Antes de irse Jesucristo de este mundo les encarga a sus apóstoles que vayan por todas partes y prediquen la palabra de Dios. Estos pobres pescadores, que todavía estaban consternados por todo lo que había sucedido, tenían la misión y la responsabilidad de propagar la Iglesia por todo el mundo.

Desde el punto de vista humano no parecía que iban a ir muy lejos, dadas las precarias y escasas condiciones que tenían, sin embargo se trataba de una misión divina con la asistencia del mismo Dios; o dicho de otra manera: era la actuación de Dios a través de unos pobres seres humanos.

La voz de Dios es la más clara en el mundo y en la conciencia de cada uno.

La voz de Dios se sigue oyendo en toda la humanidad, no ha parado nunca. Él es el Señor de la historia porque ha intervenido e interviene en todas las épocas y con cada persona en particular. Tiene muchos sucesores y seguidores que procuran ser fieles a su Palabra y otros, rebeldes e irreverentes, que no quieren seguirle y se oponen a Él.

El error más grande del hombre es ir contra Dios

El hombre que se cree Dios, por su soberbia, es el que se va contra Dios, utilizando ideologías, malas costumbres, políticas, seudociencias, etc. para decir que Dios no existe y para que los hombres no se fijen en Él y se alejen de su doctrina. Pretenden taparle la boca a la Iglesia, que es de Dios, pidiéndole que se repliegue a la sacristía y que se retire de la sociedad.

Los chillidos de un secularismo agresivo e irreverente son como los ladridos de los perros, (dice el refrán: perro que ladra no muerde), y hacen bulliciosos escándalos para atacar, pero nunca pueden contra la Iglesia, simplemente porque es de Dios.

Los ataques a la Iglesia y la los católicos continúan en el mundo desde los tiempos de Cristo. Hoy, con el avance de la tecnología de la comunicación, se expanden a través del cine, con películas inmorales y blasfemas, dirigidas por mentalidades mediocres y torcidas, que buscan enriquecerse más, echando lodo sobre lo sagrado, como hicieron con Jesucristo en la Pasión. Entran en sintonía con el consenso irreverente de ayayeros que aplauden y defienden una “libertad” que los corrompe y los arroja a las cloacas de la inmoralidad, para sepultarlos luego, con pena y sin gloria, en la más dramática soledad. En esas circunstancias ya no podrían decir: “¡viva la libertad! porque llamaron libertad a lo que los hundió en la miseria. En esta pobre y triste situación renegarán de su condición, amargados por la vida, o se esconderán avergonzados por su pasado indigno.

El que sabe escuchar a Dios también lo sabrá seguir

La potente voz de la Iglesia, que es la de Dios, penetra en cada conciencia para recordarle al hombre las verdades más profundas. Cuando pasen, el tiempo y los años, se verá claramente la razón de esa voz, abrasadora y segura, que consuela o inquieta al hombre. Quienes han sabido seguirla se encontrarán mucho mejor que sus desertores. Y quienes la utilizaron, siendo instrumentos de Dios, tendrán la gran experiencia de los efectos de su contenido: la verdad que llega y remueve a las gentes para que caminen bien, por la senda de la felicidad y no se pierdan.

¡Cómo se nota la asistencia del Espíritu Santo que entrega al instrumento de Dios el don de lenguas! Fue maravilloso en Pentecostés cuando los apóstoles, por el influjo del Paráclito, pudieron hablar con una gran fluidez y capacidad de persuasión, como si fueran grandes oradores, siendo ellos rudos pescadores con muy escasa cultura.

La experiencia del instrumento que le presta su voz a Dios es inolvidable y entusiasmante en sus grados más elevados. No es de una sola vez. Son muchas las ocasiones en que Dios utiliza a sus instrumentos para transmitir su Palabra y hacer verdaderos milagros con las personas. El instrumento debe ser fiel (limpieza, honradez, lealtad, amor) y auténtico (sinceridad, unidad de vida, humildad, sencillez) para que se den las condiciones de su idoneidad, como portador de la Palabra y de la gracia divina.

Jesucristo viene para rescatar a todos

Jesucristo viene para rescatar al hombre perdido, al que está alejado, al no cree, al dubitativo, al distraído con afanes materialistas, al que se apegó a un falso valor, al que reniega de su condición, al resentido que se siente abandonado, al que no tiene quién le defienda, al que se siente agobiado por sus achaques, al que se quedó en la soledad, al que se encuentra en la agonía, al pobre y al indigente, también al equivocado que escoge un camino de violencia. Vine por todos y les habla con el idioma de la Cruz, les invita a seguirle para que pierdan la miseria humana, se conviertan, y ganen la fuerza espiritual que los libera y los hace felices de verdad.

Escuchemos la voz de Dios que es la más importante y urgente. Rechacemos la actitud de esquivar las prédicas que nos hablan de Él. No tener tiempo para Dios y postergarlo es un grave error que luego puede traer consecuencias irreparables. Dios debe ocupar los primeros lugares en nuestra vida y su voz debe ser escuchada siempre.

*Les deseamos un fin de semana acompañando a Jesús en la Eucaristía y en la Cruz para gozar luego, con el y la Virgen María, en la gloria de la resurrección.

¡Felices Pascuas de Resurrección!

Atentamente

P. Manuel Tamayo

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