jueves, julio 21, 2011

La Cruz de Motupe y la copa América

AGRAVIOS Y DESAGRAVIOS A LA CRUZ

El robo de la Cruz del Chalpón (en Lambayeque)

Algunos pobladores estaban dispuestos a linchar a los ladrones de la Cruz de Motupe por el agravio que habían hecho a la fe y a la tradición del pueblo que venera su sagrada imagen con una profunda devoción. Estaban además en las vísperas de las fiestas que recuerdan la aparición de la milagrosa cruz. La intervención oportuna del obispo para calmar las iras y la aparición del sagrado madero apaciguaron al pueblo que ahora ve la forma de restaurar la imagen profanada para devolverla al culto. Mientras la cruz estuvo ausente el párroco de Motupe organizó Misas y jornadas de oración y desagravio pidiéndole a Dios el retorno del sagrado madero. El país entero se sumó al desagravio y mostró así su amor y veneración a la Santa Cruz.

La Cruz en la copa América

Paralelamente en Argentina se llevaba a cabo un importante torneo de fútbol internacional: la copa América. En todos los partidos la mayor parte de los jugadores sudamericanos se santiguaban al entrar a la cancha antes del partido, muchos entrenadores hacían lo mismo y de vez en cuando, cuando las cámaras ponchaban al público, en los momentos más intensos, se veía también que se santiguaban tres o cuatro veces y algunos hasta se persignaban.

En el último mundial los organizadores de este emblemático deporte prohibieron a los jugadores que llevaran signos religiosos o que hicieran gestos o manifestaciones piadosas en la cancha de juego. Los jugadores no cumplieron con esa disposición y, gracias a Dios, no pasó nada. En la copa América de este año, los gestos religiosos o las referencias a Dios se multiplicaron. También vimos que el arquero de la selección peruana, Raúl Fernández, se arrodillaba con los brazos en cruz, en medio de la cancha y delante del público, sin ninguna vergüenza, para pedir y para agradecer.

La Cruz en la Tradición del pueblo

La cruz siempre estará presente en la vida y en la tradición de las personas con la Santa Misa que es la renovación del sacrificio de la Cruz. El suceso de la Pasión, muerte y Resurrección de Jesucristo, estará siempre actualizado en la Iglesia y en cada cristiano unido a Cristo través de los Sacramentos. Es por eso que tocar la cruz es tocar algo sagrado que tiene un profundo significado.

El pueblo a través de los signos se va acercando a los significados, a lo que le da sentido a todo. Un crucifijo representa la escena dramática de la entrega de Dios por los hombres, para salvar a los hombres. La Sagrada Escritura dice al respecto que “nadie tiene más amor que el que da la vida por sus amigos”, refiriéndose a Jesucristo que se entregó y murió por nosotros.

Los pobladores encuentran en el sagrado madero el signo de lo que hay que llevar para compartir con Jesucristo los momentos de dolor que sufre por los pecados de los hombres. Jesucristo, antes de morir, cargó con la cruz en medio de los azotes, insultos y maltratos. Los cristianos queremos acompañarle haciendo sacrificios y ofreciendo lo que nos cuesta. Ese mismo sentido tiene devoción al Señor de los milagros en Lima.

En las procesiones que se realizan con motivo de las fiestas de la cruz, en todo el Perú y en el mundo entero, se ve, en las disposiciones de las personas, la voluntad y el deseo de querer compartir el dolor de Jesucristo sufriente.

Así como Jesucristo subió al calvario, los devotos de la Cruz del Chalpón suben en peregrinación hasta el Zapote, donde se encuentra esa cruz venerada. Los gestos de los peregrinos responden a una invitación que hace Dios para que todos los cristianos sean corredentores llevando la Cruz. “El que quiera venir conmigo, niéguese a sí mismo, tome su Cruz de cada día y sígame”

Las promesas del que se santigua con amor

Los jugadores de fútbol cuando se persignan se sienten protegidos por la Cruz. Ellos, en su interioridad, no solo le piden a Dios para ganar el partido sino que le prometen también ser buenos cristianos. Durante el partido le ofrecen sus buenas jugadas y cuando llega el gol señalan con alegría al Cielo, donde está el Dios que los protege y los quiere. A través de gestos y actitudes se puede apreciar el respeto, la delicadeza, la fe y el sentirse acompañados y protegidos por un Amor superior en las grandes contiendas.

A los que no tienen fe les podría parecer un fanatismo o una superstición estos gestos o manifestaciones piadosas, sin embargo es fácil distinguir el amor del fanatismo y la superstición.

Las manifestaciones que surgen de una interioridad que aprecia y ama de verdad, son propias de un corazón amante que señala a quien lo quiere mucho. Cuando uno se siente querido se siente también protegido y ayudado, al margen de sus propios defectos o miserias.

El fanatismo, en cambio, es un voluntarismo, es un querer impuesto por el yo, que sale del amor propio con afanes de posesión y coletazos de odio. El fanatismo es una terquedad ciega de apoyo irracional. El fanático lanza gestos de “seguridad” en un ideal que puede parecer de sometimiento. Es más bien un gesto “político” de apoyo incondicional para lograr el triunfo que se ha propuesto a costa de lo que sea.

Los gestos religiosos que se ven en los campeonatos deportivos son expresiones de algo que se quiere y valora. Podríamos afirmar, sin temor a equivocarnos, al menos en la mayoría de los casos, que estos gestos dirigidos a Dios vienen acompañados de propósitos interiores de ser más buenos. El cumplimiento de estas promesas podría fallar luego, tal vez porque permanecen circunstancias que todavía no se han combatido; sin embargo esto no quita el deseo grande de mejorar, que suele ser honesto y real.

A los futbolistas y a quienes se encuentran en esas situaciones apremiantes que exigen mirar a lo sobrenatural es bueno recordarles, que en los otros momentos, cuando se acaba la euforia y los sentimientos están más apaciguados, es cuando se debe luchar para cumplir con esos propósitos de mejora personal. Son además propósitos de dejarse conducir por Dios: ir a la iglesia, confesar los pecados, asistir a la Misa, rezar, trabajar con honradez, querer a la familia y ayudar al prójimo. Dios no pide cosas extraordinarias sino lo ordinario hecho con amor.

Es un error histórico y una torpeza descomunal querer quitar los crucifijos de los lugares públicos: tribunales, oficinas, hospitales, universidades, colegios, estadios, etc. Es antidemocrático porque va contra el sentir popular de las mayorías y antihumano porque es expulsar a Jesucristo, que es quien nos libra de todo mal y nos consigue la auténtica libertad.

La tradicional cruz del cerro San Cristóbal y la que se colocó en el Morro Solar fabricada con los hierros de las torres voladas por los terroristas, recordando al Beato Papa Juan Pablo II, son los signos de una ciudad que tiene devoción a la Cruz y que es bendecida una y mil veces por Dios con la señal de la Cruz. Por algo el Papa Juan Pablo II decía que en el Perú había visto la Teología de la Bendición.

¡Felices Fiestas Patrias! con la Bendición de la Cruz, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

Agradecemos sus comentarios

1 comentario:

Anónimo dijo...

La devocion del pueblo peruano a la Cruz es parte de su esencia e idiosincracia, igual a la que se pone en las cumbres de los cerros mas importantes de la cultura andina. Pero no podemos negar las campanas sistematicas de fuerzas politicas que organizan el saqueo de templos y la violacion de reliquias a lo largo y ancho del Peru y el mundo como la violacion de tumbas judias en Europa o los ataques a iglesias cristianas en Egipto. Debemos legislar para castigar estas violaciones al patrimonio de nuestro Peru.