viernes, octubre 21, 2011

Para el alimento del cuerpo y del alma

LA MULTIPLICACIÓN DE LAS DIETAS

El desarrollo de la ciencia médica para la prevención de enfermedades ha traído una nueva cultura que está cambiando mentalidades a unas velocidades increíbles. La gente está aprendiendo a cuidarse con dietas inteligentes que combinan una enorme variedad de alimentos sanos con el buen gusto de los comensales.

Hace unos años era imposible, y lujo para unos pocos, tener la dieta adecuada y precisa para la buena salud. Existían dietas globales que se aplicaban por igual a las personas que debían restringir sus comidas por algún motivo. Las dietas eran prácticamente iguales, las variaciones eran muy pequeñas y en algunos casos consistía solo en comer menos. Algunos médicos aconsejaban: “coma usted la mitad de todo” y el que tenía mal el estómago debía contentarse con un caldito de gallina y una gelatina, lo que siempre se llamó dieta blanda.

Ahora son otros tiempos

Impresiona ver ahora en los mercados las distintas posibilidades para poder hacer dietas individuales para todos los gustos. Cada vez se ve en la mesa más variedad con una multiplicación de dietas que ha crecido en los últimos años una manera impactante.

Los adultos mayores, que vivieron situaciones duras de escasez de alimentos y de pocos recursos económicos, podrían escandalizarse al ver hoy tanta variedad y sobre todo tanta “exigencia” por parte de los pacientes comensales más jóvenes. Les puede parecer que las nuevas generaciones exageran y que existe ahora una peligrosa permisividad para los engreimientos y antojos. Muchos de ellos no están dispuestos a entender que los tiempos han cambiado y que las situaciones de hoy son distintas a las de ayer.

En los tiempos actuales se puede tener una gran variedad de dietas sin causar trastorno alguno. Es más estamos frente una nueva cultura. Siempre se ha dicho que los niños comen con los ojos, los mayores con el estómago y los adultos con la cabeza. Hoy los niños empiezan a comer también con la cabeza porque son educados desde muy pequeños con las ciencias y las técnicas nuevas, para que el dietista de turno pueda establecer lo que cada uno debe comer para su salud y de acuerdo su gusto.

Tal como van las cosas, dentro de poco se le dirá a cada persona el tipo de comida y la cantidad que debe ingerir para que su organismo funcione correctamente y sin ningún peligro. Las grandes comilonas, a ojos cerrados, se recordarán como un atraso que quedó en el pasado. En un futuro no muy lejano, con las mismas dietas individuales se podrá disfrutar de la comida sin que existan mayores riesgos y con la facilidad de poder encontrar todo tipo de variantes en cualquier mercado y en cualquier restaurante.

Las recetas espirituales

La variedad y el progreso llegan a persona entera, a los aspectos materiales de su cuerpo y a los espirituales de su alma. Hace unos años los consejos espirituales se recibían a modo formulario o recetario, a los que había que someterse para poder encajar dentro de unos patrones de conducta establecidos. Algunos calzaban bien y otros encontraban muchas dificultades y tropiezos. No estaba bien visto que las personas se salieran de los parámetros establecidos por los criterios de los moralistas o educadores de turno.

Con el paso de los años la experiencia y la ciencia fueron cambiando los enfoques. Siempre se dijo que había que respetar la personalidad y la libertad de las personas para que cada una pueda decidir el camino y el sistema de vida que crea conveniente, y así, dentro del camino del bien, existían muchos modos de andar y muchos estilos de vida. Sin embargo los caminos estaban diseñados con unos parámetros tan estrechos que no permitían una mayor variedad en los modos de andar o de concebir la realidad.

Hoy, gracias a Dios, existe una mayor amplitud y comprensión, para respetar, entender y querer los distintos enfoques y estilos de las personas. La uniformidad, un tanto forzada, por las naturales limitaciones de las épocas anteriores, se ha dejado de lado para dar paso a una enorme versatilidad de modos y enfoques de la realidad que traen los tiempos actuales.

Habría que afirmar también que esta gran variedad y multiplicidad de estilos y procedimientos puede darse dentro de una congruente y acertada ortodoxia. Se perciben y se aceptan, con la apertura de un corazón sincero y limpio, los matices valiosos de muchas vidas, que ahora se tienen en cuenta para querer más a las personas.

Es evidente que no pueden cambiar los planteamientos de fondo, que son esenciales para que la persona humana cumpla con su fin. A la verdad sobre el ser humano se suma la enorme variedad de modos y planteamientos, y como es lógico, los consejos que se den, tendrían que ser específicos, concretos y distintos para cada persona, son como las dietas individuales para la salud del espíritu de cada uno.

Las diferencias que existen entre las personas multiplican las posibilidades de amar. El buen consejero, que sabe amar, no tendrá recetas generales y globales, sino consejos y recetas para cada uno, que elabora con la ciencia de la Caridad. La receta individual no es una exigencia del engreimiento o antojo, sino un mandato de la propia vida, que exige tener una nueva cultura que combina bien lo antiguo con lo nuevo, para el bien de todos y de cada uno.

Los apóstoles de hoy deben preparar la dieta individual y tener los elementos indispensables para hacer las combinaciones que sean necesarias: estar al lado de las “ovejas”, vivir con ellas, conocerlas muy bien, saber moverse por la gran variedad de caminos viables. No debe desplazarse con recetas antiguas ni con medicinas que ya pasaron su fecha de vencimiento, porque eso llevaría a la inmovilidad y al aislamiento total.

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