jueves, enero 26, 2012

Solo puede ser amigo el que sabe amar

LA INTELIGENCIA DE LA AMISTAD

La mejor forma de emplear la inteligencia es en el amor de amistad y conseguir querer bien y de verdad a los demás, con honestidad. Pascal decía: “el corazón tiene razones que el entendimiento no capta” No es un desprecio a la inteligencia sino saber que ésta se tiene fundamentalmente para amar y en el amor es muy importante acertar, descubriendo lo que se debe amar.

Todas las tendencias del ser humano están potencialmente orientadas hacia el amor, por eso se dice que el hombre busca siempre la felicidad, que se encuentra en el amor. El ser inteligente que ama experimenta una brillantez en su inteligencia y al ver el orden le da prioridad al corazón, para que se extienda todo lo que pueda sin atender a razones formales, que lo podrían limitar. La inteligencia no encasilla al corazón sino que le da libertad para que se expanda. Es una inteligencia que sabe que el corazón debe ser más grande. Es como fiarse de alguien que tiene más capacidad para dar felicidad a uno mismo y a todas las personas.

No emplea bien la inteligencia el que instrumentaliza la amistad buscando beneficios propios o estrategias para sacar adelante proyectos. Buscar un amigo para conseguir algo, o hacer amistad para perseverar en un trabajo, o para dar una buena imagen y tener buenos apoyos en la vida, no es honesto y mucho menos virtuoso.

La amistad se cultiva con el amor a los demás. Es un amor a la otra persona por ella misma. La reciprocidad, propia de la amistad es la correspondencia. Si se quiere que alguien sea bueno es porque se le quiere y la correspondencia está en la conquista de esa bondad que se estaba buscando (esa es la reciprocidad: me está pagando con lo que realmente me hace feliz). No es una paga a un servicio, es la satisfacción del amor. Solo me interesa que sea bueno para que sea feliz y no para recibir algo de él.

El enamoramiento del que sabe amar a Dios y a los demás

Es la inteligencia que se refleja en la conducta constante de una persona enamorada sin los arrebatos, muchas veces estridentes, de los “enamoramientos” pasionales de algunos amores humanos.

La pasión del amor a Dios y al prójimo tiene unas características más elevadas: es la defensa de la verdad con el ejemplo de la propia vida. La verdad se defiende con la sencillez de la verdad, que es imagen de la persona correcta. El mismo Jesucristo dice de sí mismo: Yo soy la verdad…” El que logra identificarse con Cristo se reviste de la verdad.

La expresión de la verdad, cuando se trata de la misma verdad, no es arrogante ni altanera, no lleva consigo el desprecio a los que no se encuentran en el mismo camino. Es tan solo el acierto en decir lo que es verdad rechazando la mentira, que se refleja también en la conducta. La verdad es la humildad de una persona. La persona humilde tiene un extraordinario brillo como persona que es reflejo de Dios: “brille vuestra luz delante de los hombres para que glorifiquen a mi Padre que está en los Cielos”

La pasión por la verdad es su defensa, con la posibilidad de dar la vida como los mártires que son bellísimas personas.

Cuando se tiene la verdad se une a las personas

La unidad es una consecuencia de la verdad y el amor. Es una pasión propia de la persona que ama a Dios y al prójimo. Se lleva en la propia vida como un querer constante. Se busca, sin violencias y sin manejos políticos, y no se para hasta conseguir que todos estén unidos.

Cuando falta el amor a Dios se puede perder la unidad. El afán se queda en un deseo nostálgico de lo que no se tiene y si no se corrige a tiempo se cae en un voluntarismo desordenado y desatinado que quiere conseguir que todos piensen como uno piensa, sin estar subrayada la pura verdad. Es el yo que termina colocando algo de su cosecha, aunque sea un matiz, para que la gente participe de sus ideas. El amor se convertirá en manejo o estrategia para tejer la propia red que consiga los propios pescados. Un liderazgo desvirtuado.

La inteligencia de la verdadera amistad

Se posee la inteligencia de la amistad cuando se encuentra en los demás la motivación principal del amor que llena de felicidad. Es la alegría que se tiene al conocer y valorar a las personas con una disposición constante para ayudar en lo que haga falta con generosidad y sin cansancio.

El que es inteligente con la amistad descansa con los amigos en la relación que tiene con ellos transmitiendo los valores más profundos de la vida. Cuando se tiene verdaderos amigos no es necesario fabricar” espacios artificiales para ser felices. El ambiente lo da la misma presencia de la persona enamorada, no hace falta más. Nadie le pide más que su presencia, “¡qué bueno que estés!” y no desean que se vaya “¡quédate con nosotros!”

No hay nada que alegre tanto en la vida como la presencia de una persona que sabe amar de verdad y cuando son muchas personas las que aman bien y existe entre ellas una sólida amistad, el ambiente es sensacional e inolvidable.

Borremos e nuestra sociedad la triste imagen de los ambientes “alegres” de personas que se escapan de sus compromisos buscando una felicidad egoísta que transmite envidias y resentimientos, con una búsqueda incansable de placer o de poder. Son “amistades mentirosas” que suelen terminar en traición o alejamiento.

Señalemos claramente dónde se encuentra la verdad de la amistad, que toda persona debe conquistar, como un bien de enorme valor, para la felicidad de todos. Que el mundo no se pierda la gran felicidad de una verdadera amistad que perdura siempre.

Agradecemos sus comentarios

4 comentarios:

Guille Miranda dijo...

Don Manuel, genial artículo sobre la verdadera amistad. El saber amar sin condicionamientos o por aprovecharse de los demás. ¿Cómo distinguir a los falsos amigos?

Guille Miranda dijo...

Aprovecho también para invitarlo a visitar mi blog: http://blog.pucp.edu.pe/blog/cosaspequenas...sería para mí una gran alegría poder tener algún feedback de su parte. Un gran abrazo. Guille

Manuel dijo...

Querido Guille: la verdadera amistad es querer de verdad a la otra persona.Si tú eres mi amigo deberías venir a verme. Te espero.

Guille Miranda dijo...

Por supuesto Padre, el viernes me daré una vuelta por Tradiciones :). Lo llamaré ese día temprano para coordinar la hora, pues tengo muchas novedades que contarle. un gran abrazo!!