jueves, noviembre 22, 2012


En el mes de los fieles difuntos
HACIA LA IGLESIA TRIUNFANTE

Homilía predicada Misa en la parroquia del Sagrado Corazón
Miércoles 14 de Noviembre


Hemos querido venir este año a esta parroquia porque el Corazón de Jesús, doliente y misericordioso, es el refugio seguro que necesitamos nosotros y nuestros seres queridos difuntos, en este año de la fe.  Cuando nos encontramos con el Señor misericordioso, estamos frente al Redentor, que viene para rescatarnos y salvarnos; entonces no nos queda más que decir con aquellas palabras del buen ladrón en la Cruz: "acuérdate de mi Señor cuando estés en tu Reino" 

El Reino de Dios es el lugar a dónde queremos llegar todos y quiséramos que nuestros seres queridos, que ya han dejado este mundo, se encuentren allí, por eso venimos a la Santa Misa, para rezar por ellos acudiendo al corazón Sacratísimo y Misericordioso de Jesús. En este año de la fe quisiéramos renovar nuestra fe en la gracia de Dios.

La Iglesia nos enseña lo que debemos creer, en el hogar hemos aprendido las nociones elementales, con qué amor y dedicación nos enseñaron   nuestros padres y abuelos, y tantos otros maestros que en la vida se preocuparon por nuestro futuro. Seguramente  que con ellos aprendimos lo elemental de la fe, y ahora les estamos muy agradecidos.


¿Como nos encontramos ahora?

Hoy nos encontramos delante del Señor con esas preguntas que muchas veces nos hacemos: ¿estarán mis familiares en el Cielo? (papá, mamá, abuelita, hermana, hijos…) y si es así ¿ estarán Intercediendo por mi….por todos nosotros?  Si ellos cuando estaban con nosotros procuraron darnos lo mejor, ahora si se encuentran en el Cielo ¿no estarán importunando al Señor para que nosotros, podamos también llegar a ese lugar de felicidad?  Y si nuestros seres queridos todavía no pueden entrar en el Reino de los Cielos, porque les falta arreglar algo, ¿no nos toca a nosotros ofrecer sufragios y conseguir con nuestros méritos, que ellos puedan entrar a ese lugar de felicidad? Si tenemos fe, no podemos demorarnos en esta tarea tan importante. Por eso hoy le queremos pedir al Señor: "auméntanos la fe"


Con el Tesoro de nuestra fe

Necesitamos tener una fe grande. No basta con la fe de otros, es necesaria la fe de cada uno. Cada uno de nosotros puede darse cuenta de esta responsabilidad. Le fe es más necesaria que las matemáticas, el inglés o los ejercicios físicos. Es necesaria para la salud y la felicidad de las personas. Para adquirirla se requiere la virtud de la humildad. Lo que más se opone a la fe es la presunción, el creer que uno lo sabe todo, o el estar demasiado seguro de las propias decisiones. Nuestros seres queridos nos ayudarán a ser humildes. Ellos son los mejores maestros.  De ellos hemos aprendido tantas cosas buenas, sino ¿qué hubiera sido de nosotros?, No  olvidemos que, amor con amor se paga.

¡Cuanto agradecemos las oraciones de nuestros seres queridos! Valen mucho más que el dinero y las cosas materiales. Valen más que cualquier experiencia de la vida que nos hayan transmitido. En todo caso es la experiencia de la fe y del amor a Dios. Es lo que nosotros también debemos transmitir a los demás. Si somos cristianos tenemos que ser consecuentes con nuestra fe. Si creemos en Dios, tenemos que creer a Dios, en lo que Él ha revelado y la Iglesia enseña. La Iglesia no enseña por gusto, no enseña una ideología más, la Iglesia predica la verdad, lo que el hombre y todos los hombres, deben saber para orientar sus vidas.

Religión significa compromiso con Dios. Vale la pena que este año de la fe, todos podamos profundizar en esta virtud que nos hace grandes y es la primera que se debe tener para poder aceptar lo que Dios nos dice y   para que no se cuele la presunción de querer enmendarle la plana a Dios con nuestras ideas u ocurrencias. Dios sabe mucho más que nosotros. Si nuestra fe aumenta, enseguida nos daremos cuenta que el hombre es muy poca cosa, y aunque no somos nada el Señor nos ha escogido como sus hijos predilectos, ¡Qué gran privilegio! No somos nada y el Señor nos trata como si fuéramos un rey. No tengamos miedo de tratar Dios. Dios nos trata bien para que seamos humildes.

Cuando abrimos los evangelios y nos fijamos  en la elección de los apóstoles, vemos que  eran unos pobres pescadores, pero el Señor los elige para una misión divina. ¿Qué podían hacer los apóstoles solos?, ¡nada!, ¡absolutamente nada!, pero con Dios, al servicio de Dios, ¡lo podían todo! y ¿Qué tenían que tener para eso? Solo fe. Dejar que Dios haga.

¿Que diríamos nosotros si descubrimos un amigo que siempre está pendiente de nosotros?, si dormimos, está vigilante, si viajamos, sigue nuestro recorrido, si trabajamos nos ayuda, cuando necesitamos descansar,  nos facilita todo, cuando nos duele algo, se pone a nuestro lado, cuando tenemos una pena, nos consuela, si estamos alegres, disfruta con nosotros, siempre nos sorprende con algún detalle, está dispuesto a regalarnos las cosas más grandes para que estemos contentos, nos abraza con verdadero amor, a pesar de nuestra frialdad y dureza y además está siempre dispuesto a perdonarnos, aunque hayan sido muy graves nuestros errores. Ese amigo lo tenemos todos y está muy cerca,  se llama Dios, es Jesucristo el que quiere estar a nuestro lado y a ese, el mejor de nuestros amigo, no lo rechacemos ,  no nos apartemos de Él,  aceptemos ese amor grande que nos compromete, el amor que nos hace felices de verdad.

Antes de morir Juan Bauatista le dijo a Herodes, el que lo mandó degollar: "majestad yo muero hoy pero usted morirá mañana, ambos estaremos frente al tribunal de Dios”.

Hoy, en este año de la fe y en el mes de los difuntos debemos ser conscientes de esta realidad: nos vamos a morir. Todos tendremos que pasar por el tribunal de Dios. ¡Qué gran cosa nos parece el tiempo! Hablamos con seguridad de mi tiempo, de nuestro tiempo, nos preparamos para lo que pronto ya no va a existir. ¿Qué es el tiempo? El tiempo son los escasos segundos que nos separan de la vida eterna. ¿Qué es la edad? Muchos dicen: ¡Es que todavía soy muy jóven!, es que debo aprovechar la juventud, ¿Qué es aprovechar la juventud? es como aprovechar el segundo que ya se pasa. Esa es la realidad.

El tiempo existe para que nos preparemos a la vida eterna. Dios nos está esperando en el Cielo, nos toca fructificar los talentos para ganarnos el Cielo.  Si tenemos en cuenta la realidad de la eternidad, todos tenemos prácticamente la misma edad. En el Cielo no existirán edades. Es por eso que aquí en la tierra debemos estar unidos todos, si hacer acepción de personas,  no debemos decir: " yo solo me junto con los de mi edad" , que estrecho es ese pensamiento. Si nosotros venimos a esta Santa Misa a recordar y pedir por nuestros seres queridos que nos han precedido, estamos juntando el pasado con el presente  Ellos no pueden volver aquí, a este valle de lágrimas, pero sabemos que nos toca ir allí, a donde están ellos, allí, junto a Dios, donde se produce el reencuentro. Esta es nuestra fe, la fe en Dios, en la vida eterna y en la bienaventuranza accidental. La comunicación con la Iglesia Triunfante y purgante, que es la Comunión de los santos y nuestra proyección a lugar de felicidad que es el Reino de los Cielos.

Así como en el día de la madre, no bastan las flores y los regalos de los hijos, igualmente en estas fechas emblemáticas lo que nos piden nuestros seres queridos es que nuestra conducta sea mejor. Y este año de la fe, agradaremos a Dios, y a nuestros seres queridos, si crecemos en la fe. Vamos a pedirle al Señor con humildad, rechazando las tentaciones, para lograr que el Señor nos aumente la fe y podamos ser audaces para lo que Dios nos pide, para esas exigencias divinas que no podemos cumplirlas sin la fe.  Grandes lecciones encontramos en Nuestra Madre la Virgen María, una criatura sencilla que se convierte en la más importante de la tierra tan solo por creer en el papel que Dios le pedía, ser la madre de Dios, Ella contesta: "he aquí la esclava del Señor, hágase en mi según tu palabra" Era todo lo que tenía que hacer: la voluntad de Dios. Ahora junto con Ella rezaremos por nuestros seres queridos difuntos y seguimos en esta IIglesia militante con la esperanza de llegar a la Triunfante.

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