jueves, marzo 20, 2014


Ezquizofrenia social

TRISTE ELOGIO A LAS BALAS

Todos los días en los periódicos nos encontramos crónicas amarillas de sucesos penosos con algún muerto de por medio. Los noticieros televisivos abundan en datos sobre estos hechos de la vida real que claman al cielo: muertes pasionales, suicidios, gente que se quiere quitar la vida y es rescatada, feminicidios, sicarios que matan por ajuste de cuentas, parricidios: hijos que matan a sus madres, padres que matan a sus hijos. No son películas, es la más cruda realidad y sucede en la misma ciudad que habitamos, donde los ambientes son cada día más inseguros. Los desadaptados que andan sueltos por las calles, puede ser también asesinos en potencia.

Todos los días ocurren tragedias. El poder mediático se encarga de dar una información detallada: estudiantes que ametrallan a profesores y alumnos, locos armados que disparan a mansalva en un centro comercial, fanáticos que organizan una matanza colectiva con algún aparato explosivo, borrachos que organizan líos, artista de cine muertos por exceso de drogas, violencia familiar incontrolable, etc.

A las grandes mayorías ya no les llama la atención que sucedan estas cosas, se han acostumbrado a verlas en los titulares de los periódicos que se exhiben en los quioscos y en los noticieros televisivos, todos los días y a cualquier hora. Cuando las noticias trágicas se difunden muchos optan por cerrar los ojos, no quieren aceptar la realidad de los sucesos desagradables, prefieren no enterarse, sin embargo las noticias amarillas se multiplican y se difunden como un aluvión imparable por todo el mundo.

 

La violencia en la televisión y el cine

El problema más grande no es la difusión de los sucesos trágicos. Al periodismo hay que pedirle que informe con veracidad, respetando a las personas y sin hacer escándalo. Lo que realmente inquieta es el aumento de la violencia en todo el mundo: ¿a qué se debe ese incremento? 

Está claro que la ausencia de valores es una de las causas al que se suma el influjo de los medios de comunicación y del cine, con series, telenovelas y películas  que están creando, en no pocos espectadores, un "gusto" desviado favorable a las balas y a las matanzas. Lo podemos ver en películas de acción donde mueren unos y otros sin que pase nada. Matar se convierte en una actividad normal y hasta heroica en algunos casos.

Algunos dicen que la violencia forma parte de la vida y que las películas o las telenovelas solo están reflejando la realidad; sin embargo es necesario advertir, que con la permisividad de la violencia en las actividades lúdicas, muchas personas están dejando entrar en su interioridad, como por ósmosis, un influjo negativo, que es una suerte de adrenalina que busca una diversión atrevida y placentera con la acción violenta que se percibe. Hace poco un adolescente mató a su papá porque lo ganó jugando playstation. Algunos desadaptados han encontrado en el cine y en la televisión los modelos y las motivaciones para sus matanzas.
 
 
Miopía y esquizofrenia social
 

Lo que llama la atención a los educadores es que existen muchas personas normales que son proclives a divertirse con películas donde hay balas y corre la sangre despiadadamente,  no se mueven por malicia, incluso puede tratarse de personas de un buen nivel intelectual y de excelente prestigio profesional, sin embargo, por diversas circunstancias,  tienen una miopía que les impide ver lo desacertado que es divertirse de esa manera, en estos tiempos tan desordenados. Es una desviación que se ha generalizado en la sociedad, en muchísimos ambientes y especialmente entre la gente joven. Algunos la califican de  esquizofrenia social, porque da cabida a dos planteamientos opuestos en la misma persona: que le parezca terrible que haya violencia en la sociedad y la aceptación, sin más, de la violencia descarnada en películas de acción, que incluso podrían ser las favoritas.

Es necesario aclarar que existen películas de acción, muy positivas y sanas, que ayudan a rechazar la violencia:  "La pasión"  de Mel Gibson, o "La caída" sobre la muerte de Hittler.  "De dioses y de hombres"  "Los niños de la China" "Hotel Ruhanda" "El poder de uno" "Bakita"  y muchas otras, que son películas duras, pero edificantes. El espectador no va deseoso de ver violencia y regodearse con ella, sino que busca instruirse, y ¿porque no?, divertirse, con una película de acción donde la violencia está bien tratada porque se respeta a las personas  y ayuda al espectador a encontrar los valores necesarios para superar el mal. Evidentemente existen películas de violencia y acción que son muy valiosas, cuando se cumplen e los objetivos que hemos señalado.

La ambigüedad del ambiente relativista

Sin embargo es necesario advertir que en la sociedad relativista cada vez importan menos los temas de fondo,  los parlamentos de los artistas les  parecen largos y aburridos. Quienes se dejan influir solo por la "adrenalina" de la acción están buscando sentir sensaciones, eso les basta; quedan extasiados con los efectos especiales y los argumentos pasan a un segundo, o tercer plano; si la película es lenta les parece pesada y fuera de la época, lo antiguo ya fue y por lo tanto vale poco. Como esas películas no cuentan para la diversión que se desea, nunca se ven. A la hora de elegir siempre escogerán la más divertida, con mucha acción y efectos especiales.

Los amantes de séptimo arte suelen tomar distancia de infinidad de películas comerciales de poco valor, aunque sean taquilleras. El cine bueno es mucho más que lo que puedan ofrecer estas películas. En el cine independiente existen películas extraordinarias que pasan desapercibidas y que todo el mundo debería conocer, pero resulta que mucha gente, desgraciadamente, no tienen tiempo para verlas porque a la hora de la diversión las preferencias apuntan siempre a lo mismo.

 Algo parecido pasa con la música. La superficialidad en la sociedad está tan extendida, en todos los niveles, que las grandes mayorías no entienden la música clásica, prefieren lo que está de moda, aunque no tenga un valor artístico. En la literatura ocurre lo mismo, la gente prefiere libros light de escaso valor porque se aburren con las obras literarias de los grandes maestros.

Un síntoma claro de superficialidad y frivolidad,  lo encontramos en los canales de televisión de señal abierta, donde se cae con frecuencia en la vulgaridad con programas huachafos, irreverentes y obscenos, que la gente sintoniza para divertirse. Lamentablemente son los que más rating tienen.

Educar para la paz con los medios de comunicación, el cine y el arte

Los educadores no podemos estar tranquilos con estos desarreglos sociales que son contraproducentes si queremos formar bien a las personas. La esquizofrenia social es evidente. Urge poner los medios para revertir esta "enfermedad" que para muchos pasa desapercibida.

Para poder arreglar este desorden, que se ha generalizado en todo el mundo, es necesaria la formación correcta de la conciencia,  que no puede dejar de ser recta. Los padres de familia y los maestros tienen el deber imperioso de formar la conciencia de las personas de acuerdo a la verdad.

La sociedad necesita hombres de conciencia recta y unidad de vida. Para decirle no a la corrupción es necesario que en la persona no tenga doble discurso, ni permisivismo moral. Todos deberían adquirir un conocimiento claro de lo que hay que aceptar y de lo que hay que rechazar. En ningún caso se puede admitir una apología de la violencia, cerrando los ojos a la realidad.

La violencia hay que rechazarla, venga de dónde venga, y es necesario erradicarla de la sociedad. Ni siquiera debería darse en las actividades lúdicas, (donde hay una infección generalizada). El que no es capaz de entender este criterio está lejos de poder ayudar a la gente en la construcción de un mundo donde reine la paz. Hoy, más que nunca es necesario enseñarle a la gente para que se diviertan sanamente, con películas y espectáculos edificantes. El buen cine y el buen teatro son medios extraordinarios para lograr esos objetivos.

 

Agradecemos sus comentarios

No hay comentarios.: