jueves, marzo 06, 2014

Lejos de la realidad y de las personas
ESCLAVOS DEL TELÉFONO

Hace unos años el hombre solitario de las grandes ciudades sacaba a pasear a su perro y conversaba con él, no tenía otro interlocutor. Esta figura continúa en los tiempos actuales acompañada de otra, también trágica, por los resultados obtenidos en las grandes urbes: las personas que caminan hablando por teléfono.
Las propagandas de las compañías telefónicas motivan a las personas para que usen con mucha frecuencia su teléfono, se dan grandes facilidades para que las llamadas sean prolongadas y las personas gasten su tiempo y su dinero pensando que así están comunicadas y bien acompañadas.  Lamentablemente los resultados son adversos.
El teléfono es maravilloso para quedar con alguien o para recibir un recado. El uso rápido y breve es el que justifica su utilidad. Nunca podrá ser sustituto de las relaciones humanas que se deben dar entre las personas, en vivo y en directo.
Los seres humanos de hoy necesitan apagar sus teléfonos para comunicarse con las personas. La comunicación en el hogar es fundamental para la felicidad y libertad de los seres humanos. Dentro de la casa tienen prioridad los seres queridos, cada persona debe estar dispuesta para comunicarse con las personas que viven a su lado. Nadie debería encontrar, en su propio hogar, un pariente que no habla con ellos, porque tiene habitualmente encendido su teléfono y está conversando con otras personas o viendo algo en la internet

Mala educación
Hace unos años se consideraba de mala educación hablar mientras se estaba comiendo o levantarse de la mesa antes que los demás, o no saludar o despedirse al entrar o salir de la casa. Estos valores se han ido perdiendo poco a poco y las personas se han ido aislando de sus propios seres queridos para hacer lo que les provoca en el momento, pensando que así son libres. Una persona que está manipulando su teléfono en medio de una reunión familiar está maltratando a sus seres queridos. Es una malcriadez que refleja falta de virtudes humanas.
Si uno está más pendiente de su teléfono y contesta cada vez que suena esté donde esté, le está dando más importancia a la llamada que recibe que a las personas que tiene al lado o al trabajo que está haciendo.
Apegarse a una persona a través del teléfono es una mediocridad, no es amor. Si realmente se ama a una persona no se la esclaviza ni se la controla exageradamente a través del teléfono. Muchas mamás, equivocadamente, llaman constantemente a sus hijos para controlarlos y quieren saber dónde están. Esto ocurre cuando en la casa no se educa al hijo para que  responda bien en cualquier situación  donde se encuentre. Una buena educación forma personas responsables. A los niños hay que enseñarles a usar el teléfono para que no se esclavicen con él y para que no pierdan el tiempo.

En las aulas del colegio o de la universidad
Es imposible educar en un colegio o en una universidad si los alumnos están pendientes de sus aparatos. Deben dejarlos de lado para escuchar una clase y para estar integrados en los ambientes de estudio. El uso excesivo de los celulares, las agendas electrónicas y las computadoras, está dañando terriblemente a una generación que ni cuenta se da del daño que se están haciendo. 
Hoy por hoy los teléfonos y los sistemas electrónicos de comunicación se han convertido, para una mayoría muy considerable, en aisladores. Deberían llamarse medios de incomunicación. 
La falta de orden y jerarquía en la comunicación trastoca las personalidades. El hombre lejano de los suyos y cercano a quien sea,  está en continuo peligro de enredarse y quedarse varado en la vida. Es grave la miopía de no darse cuenta que es esencial la comunicación entre los seres queridos dentro de la familia, que es la célula básica de la sociedad. Preferir otros a la familia es equivocarse.
Nos proponemos a través de este portal,  añadir estas advertencias a los programas de educación en los colegios, para que los papás y los profesores puedan darse cuenta de la existencia esta esclavitud moderna que a ellos mismos les perjudica. Las relaciones humanas ordenadas en la casa y en los colegios no deberían perderse por el uso indebido de los aparatos electrónicos.
En los aspectos positivos debemos reconocer las grandes ventajas del teléfono para salir de apuros en circunstancias difíciles. También, gracias al teléfono y a una llamada oportuna, se han salvado vidas.
A cada uno le toca ver si los instrumentos de comunicación le ayudan realmente para acercarse a su prójimo o le está creando distancias peligrosas. No son pocos los que se han quedado solos por confiar demasiado en los aparatos. No se trata solo de hablar. Es necesario saber bien con quién se habla y de qué se está conversando. La espontaneidad informal termina mal. La comunicación debe ser siempre un cultivo de riqueza espiritual que ennoblece y hace grande a la persona.


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