jueves, mayo 15, 2014


Papas santos
LOS ÚLTIMOS PAPAS
Con motivo de la canonización de los Papas Juan XXIII y Juan Pablo II un Cardenal afirmaba que todos los Papas del Siglo XX y XXI, incluido el actual, son santos. Revisando la historia de la Iglesia no han sido muchos los Papas canonizados, incluso algunos no han estado a la altura de su investidura y han dejado para la historia un  recuerdo poco claro. Hace unos meses el Papa Francisco les decía a los obispos reunidos en Brasil que el cargo no daba la santidad y que todos tenían que luchar para ser santos: los fieles, los sacerdotes, los obispos y el mismo Papa.
San Josemaría recordaba que todos podemos ser santos  y que la santidad dependía de la correspondencia a la gracia divina y de los méritos de cada uno lograba luchando para cumplir con la voluntad de Dios. Así santo podría ser un barrendero o un ministro de Estado, una ama de casa o un heladero, cualquiera que haga bien su trabajo por amor a Dios y a los demás.

El influjo de los últimos Papas
Para los católicos de los últimos tiempos el Papado ha estado en el candelero, por la vida virtuosa de los Papas y por los avances de la tecnología en los medios de comunicación. Los últimos Papas han aparecido en las primeras planas de los diarios y en las pantallas de la televisión con una frecuencia casi diaria. Ver al Papa despierta reacciones favorables en las grandes mayorías. En los últimos años las plazas y las calles han estado abarrotadas con multitudes de fieles que querían ver y acercarse lo más posible al Santo Padre.
También habría que decir que ha sido la primera vez que los católicos pueden asistir a la canonización de dos Papas, Juan XXIII y Juan Pablo II, y a la beatificación de un tercero: Paulo VI, (octubre). Tres Papas a los altares en el mismo año, un verdadero record histórico en la Iglesia católica.

Calidad de vida de los Papas
A las grandes mayorías, salvo contadas excepciones, les consta la calidad de vida de los últimos Papas, cada uno con su personalidad y en circunstancias distintas. Se oye decir, en el sentir popular, de las bondades y virtudes de los últimos Pontífices.
Está claro, y así nos lo enseña la Iglesia, que el Espíritu Santo los protege, por eso se puede comprobar a lo largo de la historia, lo que Jesucristo le dijo a los apóstoles: “estaré con ustedes hasta el final de los tiempos”   Dios nunca abandona a su Iglesia.
Y así la barca de Pedro continúa su navegación, a pesar de las terribles tempestades que ha tenido que soportar en los mares del mundo. Nadie podrá destruirla porque Dios no lo permitiría, aunque los pecados de los hombres continúan golpeándola. La Iglesia ha sido y será signo de contradicción. El Santo Padre, que es el Vice Cristo en la tierra, tiene Potestad de gobernarla y llevarla a buen puerto, para que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad.
Dentro de la Iglesia han existido siempre las vidas ejemplares de los que se esfuerzan para ser santos y poder corresponder a la vocación que Dios les da. Son vidas que destacan por encima de los demás superando una serie de dificultades y contratiempos de un modo heroico. Los santos son admirables en sus virtudes y en la capacidad que tienen para darse a los demás. En los últimos Papas se dan esta cualidades extraordinarias.
Admiración y fe en el Papa
En estos tiempos, cuando se escucha al pueblo hablar sobre el Papa, se percibe la admiración y la fe en los modos de expresión de los fieles.
La admiración se queda en las formas: “¡Qué simpático es!, ¡Qué listo es!, ¡me convence su modo de ser, tiene llegada!”. Quienes se quedan en la admiración expresan sus preferencias: “¡Este Papa me gusta más que el otro!”
En cambio quienes responden de acuerdo a la fe ven al representante de Dios en la tierra y le tienen veneración.
Cada época tiene el Papa que debe ser. En el último cónclave se comprobó nuevamente que el Espíritu Santo intervino para la elección del Papa y en la oración de los fieles. Recordamos que la gente aplaudía al salir el humo blanco y antes de conocer quién sería el elegido. No importaba quién sea, ¡ya había sido elegido!, eso era lo importante, ¡tenemos Papa!, todos saltaban de alegría mientras sonaban las campanas. Así fue siempre en todas las elecciones de los Papas a lo largo de la historia.
La diversidad dentro de la unidad
Es interesante observar las diferentes personalidades de los Papas. Hay una maravillosa diversidad que fomenta la unidad. Se puede querer mucho queriendo la diversidad dentro de una sólida unidad. Una sola verdad, una sola doctrina y distintos modos de ser. Una de las notas de la Iglesia es la Unidad  de todos con Cristo, que es cabeza de la Iglesia. Cristo está vivo y presente en la Iglesia. Los Papas y toda la Jerarquía son los guardianes de la unidad.
El que piensa que el Papa va a cambiar la doctrina de la revelación, que la Iglesia enseña en su Magisterio, desconoce por completo la Verdad, que la Iglesia predica y defiende en todas las épocas y que no puede cambiar.
Ningún Papa puede cambiar lo que es esencial en la doctrina. En la misma historia podemos constatar la fuerte unidad de la Iglesia que es asistida por el Espíritu Santo: una sola fe, un solo bautismo, una misma Iglesia.
Cada Papa, con su modo de ser diverso, debe ser santo, para influir en la santificación de los demás fieles y contribuir así a la mejora de la sociedad.
Si resumimos con una palabra la personalidad de los últimos Papas, tendríamos el siguiente cuadro:
·      Pio XII ………………………….estratega
·      Juan XIII………………………...bondad
·      Paulo VI…………………………dolor
·      Juan Pablo I……………………..sonrisa
·      Juan Pablo II…………………….amistad
·      Benedicto XVI…………………..inteligencia
·      Francisco………………………   pastor
Solo nos queda agradecer a la Providencia haber tenido en nuestros tiempos unos Papas Santos de gran categoría humana y sobrenatural.
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