Papas santos
LOS
ÚLTIMOS PAPAS
Con
motivo de la canonización de los Papas Juan XXIII y Juan Pablo II un Cardenal
afirmaba que todos los Papas del Siglo XX y XXI, incluido el actual, son santos. Revisando la historia de la Iglesia
no han sido muchos los Papas canonizados, incluso algunos no han estado a la
altura de su investidura y han dejado para la historia un recuerdo poco claro. Hace unos meses el
Papa Francisco les decía a los obispos reunidos en Brasil que el cargo no daba
la santidad y que todos tenían que luchar para ser santos: los fieles, los sacerdotes, los obispos y el mismo Papa.
San
Josemaría recordaba que todos podemos ser santos y que la santidad dependía de la correspondencia a la gracia
divina y de los méritos de cada uno lograba luchando para cumplir con la
voluntad de Dios. Así santo podría ser un barrendero
o un ministro de Estado, una ama de
casa o un heladero, cualquiera que haga bien su trabajo por amor a Dios y a
los demás.
El influjo de los últimos
Papas
Para
los católicos de los últimos tiempos el Papado ha estado en el candelero, por
la vida virtuosa de los Papas y por los avances de la tecnología en los medios
de comunicación. Los últimos Papas han aparecido en las primeras planas de los
diarios y en las pantallas de la televisión con una frecuencia casi diaria. Ver
al Papa despierta reacciones favorables en las grandes mayorías. En los últimos
años las plazas y las calles han estado abarrotadas con multitudes de fieles
que querían ver y acercarse lo más posible al Santo Padre.
También
habría que decir que ha sido la primera vez que los católicos pueden asistir a la
canonización de dos Papas, Juan XXIII y Juan Pablo II, y a la beatificación de
un tercero: Paulo VI, (octubre). Tres Papas a los altares en el mismo
año, un verdadero record histórico en la Iglesia católica.
Calidad de vida de los
Papas
A
las grandes mayorías, salvo contadas
excepciones, les consta la calidad de vida de los últimos Papas, cada uno
con su personalidad y en circunstancias distintas. Se oye decir, en el sentir popular, de las bondades y
virtudes de los últimos Pontífices.
Está
claro, y así nos lo enseña la Iglesia,
que el Espíritu Santo los protege, por eso se puede comprobar a lo largo de la historia, lo que
Jesucristo le dijo a los apóstoles: “estaré con ustedes hasta el final de los
tiempos” Dios nunca
abandona a su Iglesia.
Y
así la barca de Pedro continúa su navegación, a pesar de las terribles
tempestades que ha tenido que soportar en los mares del mundo. Nadie podrá
destruirla porque Dios no lo permitiría, aunque los pecados de los hombres
continúan golpeándola. La Iglesia ha sido y será signo de contradicción. El Santo Padre, que es el Vice Cristo en la tierra, tiene Potestad
de gobernarla y llevarla a buen puerto, para que todos los hombres se salven y
lleguen al conocimiento de la verdad.
Dentro
de la Iglesia han existido siempre las vidas ejemplares de los que se esfuerzan
para ser santos y poder corresponder a la vocación que Dios les da. Son vidas que
destacan por encima de los demás superando una serie de dificultades y
contratiempos de un modo heroico. Los santos son admirables en sus virtudes y
en la capacidad que tienen para darse a los demás. En los últimos Papas se dan
esta cualidades extraordinarias.
Admiración y fe en el Papa
En
estos tiempos, cuando se escucha al pueblo hablar sobre el Papa, se percibe la
admiración y la fe en los modos de expresión de los fieles.
La
admiración se queda en las formas: “¡Qué
simpático es!, ¡Qué listo es!, ¡me convence su modo de ser, tiene llegada!”. Quienes
se quedan en la admiración expresan sus preferencias: “¡Este Papa me gusta más que el otro!”
En
cambio quienes responden de acuerdo a la fe ven al representante de Dios en la
tierra y le tienen veneración.
Cada
época tiene el Papa que debe ser. En el último cónclave se comprobó nuevamente que
el Espíritu Santo intervino para la elección del Papa y en la oración de los
fieles. Recordamos que la gente aplaudía al salir el humo blanco y antes de conocer quién sería el elegido. No importaba
quién sea, ¡ya había sido elegido!, eso
era lo importante, ¡tenemos Papa!, todos
saltaban de alegría mientras sonaban las campanas. Así fue siempre en todas las
elecciones de los Papas a lo largo de la historia.
La diversidad dentro de la
unidad
Es
interesante observar las diferentes personalidades de los Papas. Hay una
maravillosa diversidad que fomenta la unidad. Se puede querer mucho queriendo
la diversidad dentro de una sólida unidad. Una
sola verdad, una sola doctrina y distintos modos de ser. Una de las notas
de la Iglesia es la Unidad de
todos con Cristo, que es cabeza de la Iglesia. Cristo está vivo y presente en
la Iglesia. Los Papas y toda la Jerarquía son los guardianes de la unidad.
El
que piensa que el Papa va a cambiar la doctrina de la revelación, que la
Iglesia enseña en su Magisterio, desconoce por completo la Verdad, que la
Iglesia predica y defiende en todas las épocas y que no puede cambiar.
Ningún
Papa puede cambiar lo que es esencial en la doctrina. En la misma historia
podemos constatar la fuerte unidad de la Iglesia que es asistida por el
Espíritu Santo: una sola fe, un solo
bautismo, una misma Iglesia.
Cada
Papa, con su modo de ser diverso, debe ser santo, para influir en la
santificación de los demás fieles y contribuir así a la mejora de la sociedad.
Si
resumimos con una palabra la personalidad de los últimos Papas, tendríamos el
siguiente cuadro:
·
Pio
XII ………………………….estratega
·
Juan
XIII………………………...bondad
·
Paulo
VI…………………………dolor
·
Juan
Pablo I……………………..sonrisa
·
Juan
Pablo II…………………….amistad
·
Benedicto
XVI…………………..inteligencia
·
Francisco……………………… pastor
Solo
nos queda agradecer a la Providencia haber tenido en nuestros tiempos unos
Papas Santos de gran categoría humana y sobrenatural.
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