martes, diciembre 30, 2014

Balance de fin de año
DÉFICIT DE SANTIDAD

La santidad de vida es necesaria para que todo camine con orden y armonía dentro de una lógica que podríamos llamar sobrenatural, que debe ser conducida por seres humanos que, reconociendo sus limitaciones y miserias, procuran ganar las batallas contra el mal, todos los días, con la ayuda de la gracia, que Dios les alcanzará si son humildes; solo así podrían ser colaboradores en el plan de salvación para todos los hombres.

Las cosas caminan con las personas buenas y para que todo vaya bien es necesaria la lucha por la santidad, y sin ella todo se desvirtúa.

Con la pérdida o ausencia de santidad son inevitables los enfrentamientos humanos que confunden a las personas. En esas situaciones de inestabilidad, que pueden ser de crisis, todo se detiene porque crece una barrera absurda que impide la propagación del bien y da lugar a que con frecuencia ocurra lo del perro del hortelano…

Los enredos de la falta de santidad
La ausencia de santidad hace que las personas se enreden con unas complicaciones tontas, que muchas veces terminan en peleas y distanciamientos.

En esas situaciones conflictivas, el amor propio herido crece con unos resentimientos que podrían durar años, y aumentan, paralelamente, ambiciones egoístas de poder, que el afectado defiende con un celo amargo y hasta agresivo en algunos casos.

Quienes permanecen dentro de esas limitaciones, se van desviando poco a poco de los fines principales para caer en las correrías de un activismo desmedido de angustiosos trajines, solo por el prurito de ganar protagonismo, poder o alguna gollería favorable.

Además estas personas son las que, con mucha astucia, buscan cómplices para esos proyectos, que los presentan, bien maquillados, con el objeto de aumentar el número de adeptos para sus intereses políticos.

Así se forman los grupos que han perdido, la brújula de la rectitud y el camino de la fidelidad, aunque ellos se consideren probos y de correcto proceder. Les interesa más los negocios que el bien y la verdad.

 San Josemaría Escrivá decía: estas crisis mundiales son crisis de santos” y se lanzó a propagar por todo el mundo la llamada universal a la santidad de un modo urgente. Decía que la santidad no era para privilegiados, sino para todos.



La falta de santidad en algunos miembros de la Iglesia
Es doloroso ver el déficit de santidad que hay en algunos miembros de la Iglesia, incluso entre sacerdotes y obispos. El Papa Francisco lo ha dicho “el hecho de ser Papa, Obispo, o sacerdote no quiere decir que haya santidad…”

Es muy desagradable y da mucha pena ver que existen, en algunos ambientes de la Iglesia, manipuladores, que defienden posiciones de política partidaria sin atender a la fidelidad doctrinal del Magisterio.

También es penoso constatar la malicia de quienes cometen injusticias con modos de proceder radicales y duros, cuando, solo por motivos políticos, excluyen a personas idóneas y santas de los apostolados de la Iglesia o condenan drásticamente y sin piedad a quienes cometieron  algún error, sin darles la oportunidad del perdón y de la rectificación. Si el Señor dijo que "lance la primera piedra el que esté libre de pecado" hoy parece que se arrojan las piedras sin sondear primero el propio corazón.

Es posible además que piensen que, actuando de ese modo, hacen un bien y un servicio a la Iglesia, sin percatarse de la poca visión sobrenatural y pobre calidad humana de sus actos.

El Papa Benedicto XVI decía que “existen en la Iglesia muchas personas que son fieles a diversas estructuras eclesiásticas y que no son fieles a Dios” Conocen muy bien el teje y maneje de los procedimientos y se mueven con mucha habilidad de un modo político, defendiendo posturas partidarias, y buscando, a como del lugar, el poder. Son unos “artistas” para decorar sus intervenciones con imágenes de rectitud y limpieza. En ellos la Caridad y la rectitud brilla por su ausencia.

La urgencia de la oración
Todos en la Iglesia debemos rezar más, como decía San Josemaría: “por los sacerdotes, desde el Papa hasta el último que se haya ordenado…”  Es una conclusión muy clara que podemos sacar del balance del fin de año.

Si hay un déficit de santidad en el clero lo habrá también en los demás miembros de la Iglesia, como se puede ver en tantos lugares. Para recomponer la familia en los tiempos actuales es necesaria la santidad de los sacerdotes y la unidad de la Iglesia.

Los índices de inseguridad, que han crecido tanto por la ausencia de los padres en los hogares, dejan heridas, muchas veces irreparables, en los jóvenes, con costumbres que son un flagelo para ellos mismos y sus familias: borracheras, fornicación, drogas, ludopatía.

Hoy podemos encontrar a muchas personas, refugiadas en una individualidad insana,  que aumentan de día en día su egoísmo y se sienten ajenos a estos desarreglos sociales que azotan nuestra sociedad en los tiempos actuales.

Por otro lado la sociedad se ha llenado de santones que predican la moralidad y tienen torcidos sus corazones por ausencia total de caridad.

Para cambiar esta sociedad son necesarios los santos. Ellos son los únicos que podrán desenredar los nudos que se han hecho por la falta de santidad.

¡Ser santos de verdad!, sería una buena meta para el año que empieza.

¡Feliz Año 2015!


Agradecemos sus comentarios




No hay comentarios.: