jueves, octubre 08, 2015

Entender y amar al Papa
EL EFECTO FRANCISCO

Apoteósico fue el recibimiento y la acogida que tuvo el Papa Francisco en los Estados Unidos. Removió a miles en las plazas públicas, en las calles y en todos los foros donde pronunció un discurso y en las iglesias donde predicó una homilía. Sus palabras, expresadas en todos los tonos, fueron enérgicas y claras, dichas con la vitalidad de un hombre convencido de su fe, que persuade a las personas con la verdad. Con una simpatía arrolladora se metió en el bolsillo a creyentes y a incrédulos con un estilo que trae desde el inicio de su pontificado. Los que lo conocen de antes dicen que han visto en él un cambio desde que salió al balcón el día de su elección. Era como si hubiera recibido del Cielo un don especial para convertirse en el Papa dulce, tierno, sencillo, con una sonrisa perenne y muy cercano a la gente.


Lo humano y lo divino en el Santo Padre

¿Cuál es el secreto del Papa Francisco? ¿Por qué tiene tanta acogida? ¿Es su personalidad, sus condiciones humanas…, o hay algo más…?
El Papa es fundamentalmente el Vicario de Cristo, tiene el don de la infalibilidad cuando trata de materias de fe y costumbres dentro de la Iglesia. El Espíritu Santo que asiste a la Iglesia asiste también al Santo Padre. No se trata solo de un hombre de gran personalidad y talento, hay evidentemente una gracia de Dios muy grande para los modos, y sobre todo para los temas de fondo.
San Josemaría Escrivá le agradecía al Señor por “el amor al Papa que has puesto en mi corazón”  y pedía a los fieles querer y obedecer al Papa quien quiera que sea, y no quedarse en los aspectos superficiales:  si es simpático o antipático, si es alto o bajo, si es italiano o africano, si habla de una manera o de otra. Del corazón de un buen cristiano no debe salir ni una palabra de crítica para el Papa. 
    
Al Papa se le debe querer no porque sea popular o mediático, sino porque es el Vicario de Cristo. Los que lo eligieron fueron instrumentos de Dios apoyados en la oración de la Iglesia Universal. Así ha sido con todos los Papas. Se dice que cada época tiene el Papa que necesita.   


El que critica al Papa no es un buen católico

Es importante hacer estas consideraciones y precisar bien los criterios porque mucha gente dice: “¡Este Papa sí, es mejor que los anteriores!  y otros lo critican o expresan sus reservas porque no les gusta tanto.  Se puede decir que quienes se expresan de esas manaras se han quedado en una visión humana y han perdido, o no tienen, la visión sobrenatural suficiente que debe tener un buen católico.
Para el cristiano, el Papa vivo, el que está vigente, sea quien sea, es el mejor de todos, y el que trae al mundo lo que Dios quiere para los momentos actuales. Dios ha querido este Papa y a este Papa tenemos que querer y obedecer. Después de este Papa vendrá otro y será el que Dios quiera, en ese momento ese Papa será el mejor de todos y lo querremos tanto como a este y como a todos los Papas anteriores.   

Si un católico se siente herido por lo que el Papa dice, debería revisar un poco su vida. Es muy probable que tenga que cambiar en algunos aspectos relacionados con su vida cristiana. Algo está mal en su interioridad y no se ha dado cuenta o no lo quiere reconocer.

Los relativistas de hoy no han descubierto que la verdad lleva consigo una suerte de apertura para que todos se salven. La verdad es la expansión del amor y por lo tanto los que impiden que el amor de Dios llegue a todos, se están sesgando con un relativismo que Benedicto XVI calificaba como la tiranía del yo. Al hombre que se le suben los humos a la cabeza puede creerse “la última chupada del mango” y pone todo, menos sus ideas, en tela de juicio, y se siente con “autoridad” para criticar al Santo Padre, y “pontificar” con sus argumentos, que el Papa debería o la Iglesia debiera…hacer tal o cual cosa, está, al menos, demostrando con su conducta, que no ha llegado al nivel del cristiano que debería ser.

El papel todo lo aguanta. La verdad no está solo el Papel impreso con criterios y bellísimos ensayos, filosóficos o teológicos. La verdad está en la vida y en esa Tradición de criterios y costumbres que se transmite con el amor de las personas de generación en generación y que la Iglesia reconoce y que constituye también una fuente para la fe de los creyentes que siguen al Vicario de Cristo que habla en el presente en nombre de Dios.

La sintonía del Papa con el pueblo no es publicitaria, se trata de la comunión de los santos, muchos están unidos de un modo sacramental, identificados con Cristo y otros reciben el influjo de muchas vidas que aman bien, porque están con la verdad y por eso persuaden para que haya cercanía y pueda haber descubrimiento, para que luego se produzca la conversión, que es la respuesta a la verdad y por lo tanto la ruptura con la esclavitud y la llegada de la libertad.

El Santo Padre con su conducta quiere ascender a todas las personas a un nivel de comprensión para que se logre la ecología global del ser humano. Para eso es necesario que muchas personas dejen de lado las disquisiciones del yo, que no son más que piruetas intelectuales inyectadas de un espíritu crítico con el disfraz de un aparente buen espíritu, que reclama mesura y prudencia al Santo Padre, y a los que le siguen fielmente para darle la vuelta al mundo con el auténtico y genuino espíritu cristiano.   

El mundo de hoy no necesita de “Gurús” especialistas en temas emblemáticos, que además se llenan los bolsillos con sus conferencias de alto nivel intelectual. El mundo necesita a Cristo, que va por todos los sitios, sin nada y lleno de gratuidad, para dejar el tesoro de una vida de amor.
Dejemos los foros de los palabreos humanos, que han sido creados por los nuevos sofistas de la historia, para aquellos que se dirigen a determinadas elites, buscando más para ellos que para los demás. Son los que usan toda la mercancía de la ética cristiana para sacar provecho personal pensando que hacen una gran labor para la colectividad. Ahora le toca de nuevo a Jesucristo y a sus seguidores, los apóstoles, que tiene el mandato del Señor de “¡No llevar nada! y predicar la palabra con el ejemplo de un desprendimiento real. Como dijo el Papa Francisco en Brasil: “no tengo oro ni plata pero tengo a Jesucristo…”

El Papa recorre el mundo predicando a Jesucristo y anima a los cristianos para que le sigan sin miedo y decididamente. Ahora nos pide de modo especial la misericordia. Es la llamada que el Papa le hace al mundo y a cada persona individual. Nadie tiene derecho a maltratar a otro con una condena, por muy grandes que hayan sido sus errores. Dios nos está dando oportunidades para perdonar, no las desperdiciemos. El que condena siempre pierde y el que perdona gana y hace ganar a todos. Secundemos al Santo Padre en el año de la misericordia con un corazón que perdona más.

Agradecemos sus comentarios

                          

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