lunes, octubre 13, 2008

Ética de la información

¿CONCIENCIA O RATING?

La vanidad de triunfar difamando a los demás.

Así era el título de un artículo que publiqué hace 23 años en un diario local para defender a unas religiosas de la irreverencia de un avezado periodista que vio la oportunidad de elevar el rating de su programa en un canal de televisión, calificando a la vida contemplativa como retrógrada e improductiva para los tiempos actuales. Los efectos especiales y la música escogida motivaban la burla y el sarcasmo de los teleespectadores…

Los desatinos de una comunicación errática
Hoy, no sólo continúa, sino que ha crecido el prurito de atacar, echar tierra, o burlarse de quien sea, con tal de ganar rating. Con este modo de proceder algunos comunicadores o políticos, buscan ganar dinero y popularidad, aunque tengan que manchar la honra o la fama de las personas. Para ellos, los implicados de sus investigaciones son culpables, a no ser que demuestren lo contrario.

En el desempeño de estas actividades no es de extrañar, -así ha sucedido en otras épocas-, que siempre exista un grupo de personas que tienen como oficio atacar a la Iglesia. Los ataques varían en las formas y estilos, pero siempre hay un objetivo común: poner en duda alguna verdad de fe, la idoneidad de una persona, o de alguna institución. El procedimiento es como el que aconsejaba en famoso hidalgo de la Mancha: “miente Sancho que algo quedará”

Presentados como temas culturales o científicos, o también como guiones o escritos de ficción, han aparecido, en distintos escenarios y con una propaganda millonaria, composiciones que llevan dentro un ataque sistemático a la Iglesia. (Algunos ejemplos: “El Código da Vinci”, “El Evangelio de Judas”, películas como “La brújula Dorada” y tantas otras que son un ataque a la moral y a la doctrina de la fe; programas y series de televisión que se burlan del Santo Padre, de los sacerdotes y de las costumbres cristianas).


También es importante advertir, y no se debe soslayar, la preocupación del Pontificio Consejo para las Comunicaciones Sociales al señalar que “en los medios de comunicación parece disminuir la proporción de programas que expresan anhelos religiosos y espirituales, programas moralmente educativos y que ayuden a las personas a vivir mejor su vida. No es fácil ser optimista sobre la influencia positiva de los medios de comunicación social cuando éstos parecen ignorar el papel vital de la religión en la vida de la gente o cuando las creencias religiosas son tratadas sistemáticamente de forma negativa y creando antipatía".



Los destapes de un periodismo de investigación
Algunos comunicadores suelen argumentar que los medios solo reflejan lo que hay en la realidad y además se sienten responsables de hacer un periodismo de investigación para destapar los entuertos de quienes obran de un modo ilegal o han caído en la corrupción.

Señalan a favor de sus procedimientos la cantidad de destapes que se han producido y que si no hubieran intervenido, continuarían muchas situaciones de injusticia sin resolver. Ellos piensan que habría que agradecer a los comunicadores, por el papel protagónico e histórico que tienen, para contribuir con la mejora de la sociedad en estos tiempos difíciles.

También argumentan que los temas relacionados con la Iglesia, como el de los sacerdotes pedófilos en los Estados Unidos y otros que motivaron que el Santo Padre pida perdón en público, han sido investigados por ellos, y que sacarlos a la luz era un deber moral, que ahora todos reconocen.

Modos y procedimientos correctos para informar diciendo la verdad
No es correcto sacar a la luz pública, para que todo el mundo se entere, los errores que los hombres cometen en sus actuaciones. En toda sociedad organizada hay instancias. Muchas cosas se pueden corregir en las primeras instancias (dentro de las mismas instituciones) y otras con la intervención de las autoridades (policía, poder judicial). Las correcciones y destituciones que sean oportunas se pueden dar sin escándalo público.

Los medios de comunicación no tienen por qué convertirse en entes fiscalizadores que actúan sacando la espada por delante para cortar cabezas. Aunque hayan elementos razonables en una investigación para iniciar un destape, son necesarias algunas medidas de prudencia para no herir, innecesariamente la fama y el honor de las personas y de sus familias.

Aunque haya culpabilidad, una persona que se equivoca, puede rectificar. No es cierto, en el caso de los seres humanos que “hierba mala nunca muere” Todo hombre debe tener oportunidad de perdón. Si se mancilla su vida con un escándalo por uno (o muchos) errores humanos, se le podría causar un daño irreparable.

Para investigar los casos de corrupción existen unos organismos especializados que todos debemos respetar, para cuidar la estabilidad de nuestra sociedad.

Lamentablemente en estos tiempos ha aumentado en muchas personas un afán grande de protagonismo y de poder, con la máscara de un servicio a la sociedad. La competencia por el poder y el afán de ganar más atosigan al que quiere destacar o sobresalir por encima de los demás y le hacen perder el respeto y la consideración por las personas. Esta fiebre de competitividad se convierte en una especie de “huaico” agresivo que atropella sin piedad.


No olvidemos que los que tienen en sus manos los destinos del país y los medios de comunicación tienen la gran oportunidad de “unir a las personas y enriquecer sus vidas, es un inmenso poder para promover la felicidad del hombre y su realización” (Pontificio Consejo para las Comunicaciones Sociales).

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