domingo, noviembre 09, 2008

Las extravagancias del Relativismo

MELENAS, MÁSCARAS, DISFRACES, TATUAJES Y HUACHAFERÍA

Para muchas familias resulta penosa la terquedad del adolescente relativista que exhibe una gran melena diciendo que es bravaza, aunque en realidad es espantosa. Completa esa imagen pintoresca una indumentaria informal y llamativa, la barba descuidada y en algunos casos, la falta de aseo.

Con el relativismo reinante (da lo mismo cualquier cosa) las extravagancias se han multiplicado. Los cuadros de la época actual no dejan de ser pintorescos y originales si los comparamos con los de los años anteriores.

Reflejan además un modo de pensar atrevido, desafiante, rebelde, donde la disciplina y el orden no tienen cabida. Expresan actitudes de ruptura con un pasado que consideran demasiado antiguo y obsoleto.

¿Qué hay en el fondo?
Estos cambios no tendrían mucha importancia si el fondo que los sustenta respeta los valores del hombre como persona y su repercusión e influjo en la sociedad. Si esto fuera así, las excentricidades se quedarían en la superficialidad de una fiesta de carnaval.

Pero lamentablemente no es así. Las familias sufren al ver el deterioro paulatino de sus hijos adolescentes que han caído en un desorden de vida y que se refleja en esas extravagancias que no tienen un sustento lógico o razonable. Han sido contagiados por un fuerte voluntarismo (actuar solo con la voluntad y sin la inteligencia). La inteligencia es necesaria para actuar de acuerdo con la verdad.

Al no tener importancia la verdad, el chico melenudo y mal afeitado, con aspecto de náufrago o espantapájaros, defiende su facha solo con sus sentimientos de adhesión a una época y se considera, con su conducta disonante, parte de su generación, sin darse cuenta del estilo de vida al que está adoptando. No es libre, es un esclavo de la época que copia o imita lo que le llega porque le parece que está de moda y así queda bien con todos. (Algunos adultos fomentan entre los jóvenes estas costumbres desaforadas y peligrosas, porque hay detrás negocios rentables para sus bolsillos).

Como se puede apreciar, estamos señalando la trampa en la que han caído muchos jóvenes queriendo defender unos valores que no existen. No se trata de otra época o de otros valores sino del engaño de las ofertas actuales que pueden terminar en el deterioro completo de sus vidas.



El uso correcto de la libertad
La clave para entender este proceso de descomposición generacional es la noción auténtica de libertad. El influjo del protestantismo y de las ideologías inmanentistas han confundido a muchos. La libertad absoluta es un error (hago lo que me da la gana, la ley la pongo yo, yo lo permito todo, que hagan lo que quieran…etc.).

La libertad es consecuencia de la verdad, “la verdad os hará libres”. El hombre que no respeta la verdad, que es objetiva (trascendencia y leyes), nunca será libre.

Nuestra sociedad se ha convertido en una especie de circo de extravagantes con salidas de tono que resultan desaliñadas y huachafas, con los peligros consiguientes que hemos mencionado.

Hace unos días, con ocasión del halloween, (el 31 de Octubre), llamó la atención que algunas empresas financieras y comerciales vistieran a todo su personal con máscaras y disfraces durante el horario de trabajo; vestidos así atendían al público y repartían propaganda por el día de las brujas. Algunos empleados tuvieron que soportar la imposición de la directiva sin estar de acuerdo con esas celebraciones.

¿Que hubiera pasado si la directiva de un Banco o de una casa comercial obligara a todos sus empleados a llevar, durante el mes de octubre, el hábito del Señor de los Milagros y a repartir estampitas en la puerta?

Es penoso ver que algunos adultos, por congraciarse con la juventud, o porque ha perdido la batalla con ellos, se suman a las legiones juveniles que llevan el desorden en sus vidas, presentándose con atuendos o signos de rebeldía juvenil. Si en unos años más se harán llamar adultos mayores, que piensen que no les va la imagen que están dando, que más bien es signo de huachafería y que podría reflejar también la existencia de cierto desequilibrio interior.

Como decía el recordado cómico Mario Moreno Cantinflas, refiriéndose a algunos adultos mayores: “no se ve el aplomo de la tercera edad sino la mediocridad de una edad de tercera categoría”

Cuando vemos el retrato de nuestra época diríamos con la expresión italiana ¡mama mía!, ¡qué caras, qué pintas, qué gestos.!!!

Si las cosas siguen igual la bendita tolerancia será solo un disfraz para la noche de brujas y a la vuelta de los años, la mayor parte de la población se va a sentir tan mal con la imagen que están dando, que van a pedir el derecho a la inclusión.

Ha llegado la hora de llamar a las cosas por su nombre y a quitar de nuestra sociedad la artificialidad de la mentira. Muchas teorías falsas se fabrican con retazos de verdades sacadas fuera de contexto. Apostemos, sin miedo, por la verdad, si queremos ser realmente libres. Luego se notará también en la elegancia y en la pulcritud de las manifestaciones exteriores.

Agradecemos sus comentarios

1 comentario:

Anónimo dijo...

La ética y la moral son la base de una sociedad que progresa. Habrái que preguntarse si el problema actual en la franja de Gaza no es sino una consecuencia de flata de ética y moral en los dos pueblos que se enfrentan, hoy la falta se manifiesta con los sanguinarios ataques de Israel, pero en el pasado se manifestó por la actitud de las sectas Palestinas con los actos terroristas provocativos y la desatención de los lideres palestinos a este problema. Si los líderes palestinos hubieran controlado a las sectas extremistas ellos mismos, hoy Israel no tendría el motivo que pretende usar para justificar sus excesos en la frnaja de Gaza.