sábado, diciembre 06, 2008

La mirada de una madre
LA BELLEZA DE LOS OJOS LIMPIOS


Cuando los seres humanos hablamos de belleza no dejamos de mencionar a los ojos que son también expresión de la belleza. Gustavo Aldolfo Becker, gran clásico de la literatura española, definía la belleza de la poesía: ¿Qué es poesía? dices, cuando clavas tu pupila azul en mis pupilas, ¿qué es poesía? ¿Y tú me lo preguntas? ¡Poesía eres Tú!.

A través de una mirada
Los ojos que sirven para ver son empleados para la inspiración de los poetas, también para la investigación de los médicos, la apreciación de las personas y para descubrir la belleza de la interioridad que puede haber en el fondo de cada alma.

Los ojos hablan a través de las miradas: hay miradas agresivas que expresan odio y deseos de violencia, miradas que invitan a la complicidad con el mal. Existen miradas flojas, perdidas en el espacio, que reflejan indolencia y desinterés, (las suelen tener las personas solitarias que viven encerradas en su propio mundo).

Otras miradas son tristes y las llevan los que están padeciendo algo, (algunos sufren por nosotros cuando nos portamos mal o porque nos encontramos en una situación difícil). También miran con tristeza los que habitualmente se portan mal y van de fracaso en fracaso, o los que padecen de alguna necesidad y les falta esperanza, o los que han perdido algo y están desanimados.

Existe la mirada amenazante que nos da miedo y la mirada conflictiva del confundido, que sufre y no quiere comunicarse con nadie. Unos mismos ojos pueden tener distintas miradas, depende de las circunstancias y de lo que se tiene dentro.

Cuando la interioridad es valiosa la mirada siempre es buena. Miradas de comprensión que son una mezcla de dolor, serenidad y esperanza. Miradas de agradecimiento que están llenas de aceptación y valoración. Miradas de perdón que reflejan disposición y servicio. Miradas de amor que cautivan y enamoran.


La mirada buena convence
La mirada de una persona que ama es penetrante y persuasiva. Cuando hay amor nos podemos entender a través de las miradas.

Cuentan que un niño rebelde miraba constantemente al suelo cuando su mamá le pedía obediencia. La madre después de haber fracasado en sus peticiones se le ocurrió preguntarle: Está bien que no quieras hacer caso a lo que te pido pero ¡levanta la cabeza! , ¿porqué no me miras a los ojos? Grande fue su sorpresa cuando el niño le respondió: "Es que si te miro a los ojos me convences y hago lo que me esás pidiendo" La mirada de la madre era tan convincente que el niño no podía dejar de obedecer.

Es que la mirada de una persona que nos quiere mucho es una motivación fuerte. Nos convence y terminamos haciendo lo que nos pida.


El mejor premio para los que saben mirar bien
En las Sagradas Escrituras encontramos muchas citas que hacen referencia al valor de los ojos: “Si tu ojo está sano todo tu cuerpo estará iluminado” (Luc.11,34) Tan importante son los ojos que el premio final del hombre que se salva se llama “Visión Beatífica”, que significa ver a Dios cara a cara. En varios pasajes de la Biblia encontramos la relación que hay de los ojos con la interioridad de las personas. Si el corazón está bien los ojos estarán limpios. Los ojos son un reflejo de la pureza de corazón: “Bienaventurados los limpios de corazón porque ellos verán a Dios”(Mt. 5,8)

El hombre por lo tanto debe cuidar su interioridad cuidando su vista. Por los ojos pueden entrar muchas cosas. Es la voluntad la facultad que nos hace rechazar lo que es peligroso para la salud del alma. Los ojos son para ver a Dios: “Si tu ojo derecho te escandaliza arráncalo y tíralo lejos”(Mt. 18,8) Somos responsables del uso de nuestros ojos para tener una rica interioridad que nos haga mirar siempre con una mirada de amor. Los ojos limpios, que son reflejo de la pureza del alma, tienen una belleza extraordinaria.

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