viernes, diciembre 11, 2009

Personas duras y exigentes

Esquemas rígidos, ideas fijas (síndrome perfeccionista)

LOS ANANCÁSTICOS (I)

Quién no se ha encontrado con personas difíciles de tratar por tener esquemas rígidos y una severidad acentuada que da miedo. Son los estrictos cumplidores de los reglamentos que no dejan margen para ninguna variación. Son leales a sus compromisos y quieren cumplirlo todo al pie de la letra. Los jefes los escogen porque son inquebrantables e incorruptibles. Muy útiles para hacer cumplir las disposiciones establecidas.

A este tipo de persona que se distingue por su ascetismo, su austeridad y su dureza llamamos anancásticos (del griego: anagkasticós: obligatorio, obsesivo). Muchos de ellos siguen una carrera militar. En tiempos de guerra son ideales y se convierten en verdaderos héroes, en tiempos de paz se despintan un poco (pierden prestigio frente a la mayoría), porque no saben ser diplomáticos, aunque hayan conquistado muchas virtudes.

Para la mayoría forman parte del cuadro humano que admite una gran variedad de personalidades. Se debe aprender a convivir con ellos sin caer en problemas de incompatibilidad, no haciendo demasiado caso a sus exageraciones y rigideces. Las personas sensibles son las que encuentran mayor dificultad y no los soportan. Los desautorizan por ser duros y poco comprensivos.

La sociedad actual, nada proclive a los reglamentos y amante de la informalidad, condena a los anancásticos porque les parece que son intolerantes. La misma condena sería también una intolerancia, sin embargo habría que admitir las graves limitaciones de los esquemas rígidos para solucionar los problemas humanos. A esto habría que añadir que los anancásticos necesitan ser comprendidos y ayudados para que no sean rechazados por sus conductas exageradas y muchas veces desatinadas y porque podrían estar haciendo un desarreglo psicológico preocupante.

Para poder ayudarlos es necesario estudiar un poco las causas de estos modos de ser exagerados. Si bien un porcentaje está en los genes y se manifiesta en tendencias obsesivas, el tipo de educación recibida y las circunstancias, pudieron ser determinantes para la deformación de esas mentalidades pegadas a una formalidad exagerada.

Las situaciones de emergencia que se presentan en la vida, (pérdidas, peligros, debilidades, desconfianzas, soledad, desprotección), son las que podrían disparan el aumento de estas tendencia hacia una mayor rigidez y exageración.

Todas las tendencias humanas se pueden orientar y corregir con la educación y con la ayuda de la gracia de Dios. Las personas, que por sus tendencias, pueden calificarse de anancásticos, pueden ser desarrollar muy bien su personalidad con ideales nobles y cumplir un papel importante en la sociedad, siempre y cuando, como todos los demás, sean dóciles a la orientación personal que necesitan.

Con muchos se podría evitar que esas tendencias le lleven a cuadros patológicos porque ya hicieron un trastorno en la personalidad.


¿Qué dicen los médicos y psiquiatras?

Los médicos y psiquiatras afirman que es un trastorno de la personalidad y apuntan a una terapia para ayudarles a corregir esas anomalías, que ellos (los anancásticos) y tal vez sus familiares las ven como un modo de ser, que no necesariamente se sale de los límites normales.

Rasgos generales de los anancásticos (personalidad compulsiva y obsesiva)

a) Dudas y precauciones excesivas, que reflejan inseguridad.
b) Preocupación exagerada por detalles, reglas, listas, orden, organización y horarios.
c) Perfeccionismo, que interfiere con la actividad práctica.
d) Rectitud y escrupulosidad junto a preocupaciones injustificadas por el rendimiento.

e) Inquietud por hacer. Le parece que todos pierden el tiempo.
f) Pedantería y convencionalismo (aparente “seguridad” en sus expresiones)
g) Rigidez y obstinación. Repetir muchas veces las cosas (tratando de amarrar).
h) Insistencia poco razonable en que los demás se sometan a unas reglas.

i) No dejar que los demás hagan lo que quieren que hacer.
j) La irrupción no deseada e insistente de pensamientos o impulsos.

k) Le parece ridículo expresar sus sentimientos (“regulan” sus emociones)




Síndrome perfeccionista


Son personalidades con signos de alteración (unos más otros menos) que tienden al perfeccionismo. Si no se corrigen a tiempo las anomalías complicarán a la persona y a su entorno. Con los años podrían quedarse aislados o acomodados en unas situaciones de aislamiento con respecto a los demás, para que no hayan conflictos.


El perfeccionista se caracteriza por un exceso de control y exigencia que se hace obsesivo hacia él mismo y hacia los demás, elimina la posibilidad de delegar funciones, crea desconfianza en la colaboración, exige prever las situaciones hasta lo imprevisible, planea las situaciones con gran anterioridad, no admite fallos y errores, busca siempre lo mejor -que, como ya se sabe, «es enemigo de lo bueno»- y para ello es capaz de pasar por encima de actividades de descanso alterando las relaciones familiares.


En definitiva parece querer moverse con el sentido de posesión de la realidad y del mundo que le rodea sin entender las limitaciones humanas, las circunstancias imprevisibles y ni siquiera los factores de intuición y creatividad que tantas veces mueven la actividad humana. Son personas, en el fondo muy inseguras, que sólo se quedan tranquilas cuando todo está «amarrado y bien amarrado» y no son capaces de dejar nada al fluir normal de la vida, la providencia o simplemente a la propia buena voluntad y la experiencia positiva.


Mala cosa es que esté tan de moda eso que ahora se ha dado en llamar «excelencia» y que se hace presente en la vida y en las actividades de todos, desde que el niño comienza a tener uso de razón. Hay demasiada competitividad para todo, para estudiar, tener, jugar, vestirse, llegar, relacionarse, ganar, conseguir… Y hay en cambio escasez de compañía y guía de los que pueden ayudar, de verdaderos valores humanos, de referencias religiosas, de comprensión, de humanidad, en definitiva. Quizás en estos hechos sociológicos está uno de los factores decisivos para desencadenar la inseguridad personal que busca en la perfección esa excelencia que cree es su salvación, olvidando que siempre lo mejor ha sido, es y será enemigo de lo bueno. Y además, enemigo de la salud mental.


En el siguiente artículo continuaremos nuestro análisis estudiando esta problemática para la orientación de esas tendencias, ¿cómo evitar los trastornos de la personalidad y conseguir que esas personas controlen sus ímpetus obsesivos? Y en relación con el permisivismo y la informalidad de la época: ¿cómo conseguir el orden y la disciplina de un modo sano y atrayente?. Algunos, deseosos de resolver los problemas sociales, acuden a los temperamentos más exigentes para que pongan mano dura. San Francisco de Sales decía: “es preferible conquistar a los hombres por la dulzura que fomentar infieles por la severidad Lo veremos en el siguiente artículo.


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