viernes, diciembre 31, 2010

Los buenos deseos de un año que empieza

PROSPERIDAD EN EL TRABAJO Y EN LA FAMILIA

En las fiestas de Navidad y Año Nuevo se desea, a los familiares y las amistades, felicidad y prosperidad, que todo vaya bien y que las personas estén contentas.

En algunos casos los deseos incluyen algún consejo que se considera de utilidad para que realmente la persona sea feliz y tenga prosperidad: “¡Que estés muy unido a Dios!”, “¡Que encuentres un buen trabajo!”, “¡Que te vaya bien en los negocios!”, “¡Que te puedas reunir con tu familia!” En otros casos se expresa el deseo sin especificar nada y que cada uno vea la forma de ser feliz y de conseguir prosperidad.

En el 99% de los casos la prosperidad y la felicidad tienen que ver con la familia y el trabajo.

Mucha gente no la pasa bien en Navidad porque tienen problemas familiares o porque los problemas del pasado afectaron a la familia y quizá se encuentren lejanos o separados. A esas personas les puede doler que se celebre una fiesta que resalte los valores familiares. Les parece que quedan excluidos. En cambio, los que tienen familia y están unidos, encuentran en la Navidad una gran fiesta.

El trabajo y la familia

Para algunos el trabajo y la familia deben ser dos campos totalmente separados. Cuando se aceptan estas distinciones lo más probable es que la conducta del trabajo sea distinta a la de la casa. Quienes piensan así procuran no llevar a la casa los asuntos del trabajo y al entrar a la casa se esfuerzan en crear un ambiente distinto. En algunos casos funciona bien y la familia vive al margen del trabajo de uno de sus miembros y todos están unidos respetando la privacidad laboral de cada uno. Otros, en cambio, que son cuidadosos en sus trabajos, tienen a la familia bastante descuidada. El prestigio lo tienen en el trabajo y no en la casa.

Puede ocurrir que el trabajo limite la vida del hogar o se convierta en una justificación o en un refugio, para no estar en la casa, (sucede cuando las cosas no están bien en la casa). Hay quienes han malogrando la vida familiar por una excesiva y desordenada dedicación al trabajo. La actitud de autonomía, tan arraigada en la sociedad contemporánea, por influjo del relativismo, presenta unos márgenes de libertad muy peligrosos para la vida familiar.

Son menos los casos en que la familia, o los asuntos familiares, perjudican o disminuyen el tiempo dedicado al trabajo. Aunque también puede pasar, cuando no se sabe respetar la libertad de un familiar o se minusvalora su trabajo.

Los trabajos familiares

Existen también trabajos familiares donde todos los miembros de una familia se reparten las responsabilidades y trabajan juntos y unidos. Cuando funcionan bien son un ejemplo de eficiencia, honradez y lealtad que perdura con el tiempo.

También existen otros intentos de trabajos familiares cargados de conflictos entre los miembros de una familia. Son realmente destructores de la vida del hogar, porque al estar enfrentados unos con otros, generan constantemente odios y resentimientos entre ellos.

El secreto de la unidad y la prosperidad en la familia y en el trabajo

Para ser eficaces en el trabajo, en la vida familiar y en los trabajos familiares, el acento no hay que ponerlo en los sistemas sino en las personas.

Si las personas están bien formadas y son buenas, la familia y los trabajos caminarán bien. Con las personas buenas se puede trabajar. Ahora queremos subrayar la bondad de las personas no la capacidad o la preparación o capacitación que puedan tener.

Existen personas muy bien capacitadas y con una extraordinaria capacidad para determinado campo de trabajo, pero por ser conflictivas, por descuidos en su formación o por tener una personalidad un tanto alterada, no son idóneas para tenerlas en cuenta en determinados puestos de trabajo.

Cuando no se tienen en cuenta los criterios morales de una persona (su honradez, su lealtad, su capacidad ética) y se busca contratar al genio, que tiene grandes capacidades para determinados trabajos o funciones, es entonces cuando se desvirtúa todo y se da cabida a la corrupción (que no es solo por el dinero). Así nos encontramos con “talentosos” que han roto su familia y nadie los quiere en su casa por la conducta que han tenido. Los mejores no suelen ser los más brillantes, sino los más buenos.

El criterio de selección social se encuentra bastante alterado por requerimientos que no deberían contar para elegir a una persona. Lamentablemente muchas elecciones se hacen con criterios políticos, atendiendo a intereses personales o de grupo. Una inteligencia sesgada a aspectos intelectuales o a logros interesantes en los temas profesionales que no incluya una armoniosa relación de la persona fiel a sus compromisos familiares, no sería inteligencia.

El 2011 es un año que empieza con una campaña política. En unos meses serán las elecciones presidenciales. Habría que pedir mucho al Todopoderoso para que los peruanos, de todos los niveles, aprendamos a elegir. Que nos fijemos más en la integridad de las personas y en los criterios que tienen con respecto a la vida para poder acertar a la hora de elegir.

¡FELIZ AÑO 2011!

Y QUE EL SEÑOR NOS TRAIGA BUENOS GOBERNANTES

Con mis oraciones y bendición

P. Manuel Tamayo

1 comentario:

Anónimo dijo...

Gracias Padre Manuel, Feliz 2011 !!
El balance trabajo-familia es esencial para una buena vida, asi como para ser una persona mejor en cada dimension de nuestras vidas.

Angel