jueves, marzo 31, 2011

El amor a la casa de los nuestros

CUANDO SE QUIERE DE VERAS

El bung de la construcción nos ha permitido observar muchos y variados modelos de viviendas para la ciudad y para los lugares de veraneo. Los periódicos y revistas sacan encartes con planos, fotografías y diseños de casas más modernas, con todas las comodidades.

En los últimos tiempos muchas familias han hecho todo lo posible para tener la oportunidad de adquirir una casa nueva. Todos quieren, lógicamente, que sea cómoda, espaciosa y grata. Los corredores y los dueños que ofertan las viviendas cuentan con una experiencia bastante amplia, conocen perfectamente qué es lo que buscan los futuros inquilinos, y es por eso que la gama de servicios y comodidades que se ofrecen, es bastante amplia. Todo entra por los ojos, con unas presentaciones atractivas que convencen.

Diseños pre-establecidos

En el universo de ofertas los clientes suelen encontrarse con casas hechas a la medida, donde todo está pensado y prácticamente hecho. Hay planos donde no hace falta modificar absolutamente nada.

Sin embargo, a pesar de las experiencias y de las técnicas emblemáticas, que abundan en el mercado, las personas tienen sus modos de ver las cosas y prefieren, muchas veces, algo distinto a lo que se les ofrece. Incluso las ideas del cliente podrían parecer un capricho, frente a los modelos diseñados por los expertos. La razón es que no todo el mundo está de acuerdo con un diseño pre establecido. Las personas pueden tener exigencias y gustos distintos a los modelos presentados por prestigiosos arquitectos y decoradores.

Construir y decorar por amor a los demás

Alguien dijo alguna vez que las viviendas no las deberían construir los técnicos sino las personas que aman a otras personas. Es que la casa es el lugar donde los seres humanos pasan la mayor parte de su tiempo, además se trata del hogar donde están los seres queridos. Es el escenario para las mejores manifestaciones del amor humano.

Existen muchas casas diseñadas por personas que aman a los suyos, que junto a las indicaciones precisas de los técnicos, que no pueden faltar, le añaden el toque del amor al prójimo y el resultado es algo maravilloso que conmueve a cualquiera. No solo los familiares, también las personas que llegan de fuera, cualquiera, pueden apreciar, en el diseño y en el cuidado del hogar, la existencia de un corazón que ama de verdad.

Los que realmente aman a los suyos saben entregarles, con mucho cariño e ingenio, las mejores cosas, que se notarán también en la decoración y en la construcción de las casas en la que van a vivir. Es cuando el ser querido está pensando en cada uno, en sus gustos y en sus alegrías, y desea, con toda el alma, la felicidad de todos.

La maravillosa sazón del amor humano

Es como la mamá que prepara un plato distinto para cada hijo. Ya no es el plato de sopa con las mejores técnicas y sazones que pone un chef, es el plato preparado con amor por la mamá. Sabe distinto. Es mucho más rico y se agradece más. Eso lo podemos notar todos y es realmente conmovedor.

Muchas casas tienen reflejada la personalidad de una persona enamorada. No se nota en la comodidad de una individualidad egoísta, sino en la generosidad del amor por el ser querido. ¡Muchas personas enamoradas cuidaron con esmero cada detalle en el hogar, para que los suyos puedan disfrutar! El cariño se nota también en las cosas de la casa.

La correspondencia del que es querido con benevolencia consistirá en valorar y agradecer utilizando lo que ha recibido con verdadero aprecio. Se dará cuenta que, gracias a esas manifestaciones de generosidad de sus seres queridos, posee, no unos bienes materiales, sino un amor real que da seguridad y fortaleza. El que puede decir: ¡Tengo casa y hogar! porque mis seres queridos se preocuparon de que tuviera lo mejor!” suele ser una persona realmente feliz.

Lo que se construye y se consigue con amor es lo que tiene más valor

No importa si la casa es grande o pequeña, si está en el campo o en la ciudad, si es una casa de playa o un rinconcito minúsculo. El establo de Belén, donde nació en Niño Dios, se convirtió en la mejor casa del mundo y es el modelo de todos los hogares.

Las constructoras no pueden construir el amor de las casas, aunque los diseños sean bellísimos. Solo los corazones realmente enamorados, con un amor limpio, tienen el ingenio para convertir las viviendas en espacios de felicidad permanente. Cuando pasan los años los recuerdos vuelven a motivar los mismos sentimientos gratos y llenos de alegría que no se pueden borrar, porque están tejidos con el amor, noble y leal, de los seres queridos que supieron amar.

Es grandioso ver casas donde se nota un derroche de amor auténtico. Los escenarios del hogar construidos con el amor ordenado de los seres queridos siempre son limpios y edificantes. Todo lo contrario sucede cuando hay ausencia de amor humano. El egoísmo que lleva a la individualidad produce distancias y destruye los hogares, ensuciándolos y corrompiéndolos. No se debe permitir que se cambien las casas de familia por cuartos individuales habitados por “independientes” que terminan en la más triste soledad, lejos de la familia que se desvivió por ellos.

Nuestra sociedad necesita retornar a las excelencias de la familia que como célula básica es el cimiento de la libertad y felicidad del ser humano.

Agradecemos sus comentarios

1 comentario:

Carmen Rosa P. de Viale dijo...

Manuel, tu articulo llega en un momento muy propicio para nosotros...vendimos el depa donde vivimos por muchos años y donde crecieron nuestras hijas, ahora compramos una casita donde envejeceremos y llevaremos a mi mami con nosotros pues ya está ancianita.
La casa tambien la estamos remodelando y preparando pensando en espacios atractivos para pasar ratos con los nietos que Dios nos mande...ni siquiera están en camino, pero ya se les ama! ¡cuántas ilusiones!
un abrazo
CR.