viernes, octubre 14, 2011

En el mundo de las comunicaciones

LOS FRUTOS DE LA ADOPCIÓN

Steve Jobs nació el 24 de febrero de 1955 y fue dado en adopción por su madre biológica, Joanne Simpson, debido a que su padre se opuso a su relación con Abdulfattah John Jandali, de origen sirio y padre biológico de Steve.

Joan y Abdulfattah se casaron tras la muerte del abuelo de Steve. La pareja tuvo una hija e intentó recuperar al niño, pero legalmente fue imposible.

Steve, criado por una pareja de clase trabajadora, fundó la empresa Apple con Steve Wozniak en 1976 en el garaje de su casa. En solo diez años la sociedad llegó a los dos mil millones de dólares facturados. La semana pasada Steve Jobs falleció a la edad de 56 años víctima de un terrible cáncer.

El destino de un hijo no deseado

Tras la reciente muerte de Steve su historia ha circulado por todo el mundo dejando un mensaje muy positivo en una sociedad que ha perdido muchos valores. En la vida de Steve se combinan el talento, el amor a la vida y la comunicación con los seres humanos. Su genialidad fue una auténtica revolución que cambió la vida de millones de personas. Su espíritu de trabajo incansable, para ganarle al tiempo y a la adversidad, se convirtió en una luz ejemplar para las generaciones jóvenes.

¿Quién fue el maestro de ese genio? ¿cómo pudo salir adelante con todas las dificultades que tuvo en la vida? San Josemaría Escrivá solía decir: “Allí donde no hay amor y se siembra amor, se recoge amor”. El amor lo siembran las personas buenas en medio de las dificultades que trae la vida.

Steve Jobs fue un hijo no deseado que fue adoptado por el matrimonio de los Jobs y criado por ellos. Es necesario advertir que su madre biológica, a pesar de la tragedia que vivió por la oposición de sus padres, tenía una voluntad firme de formar muy bien a su hijo y una fe grande en las bondades de la adopción. Con ese convencimiento estaba haciendo una primera siembra de amor. Hizo todo lo posible para que sus “nuevos” padres se esmeraran en la educación de su hijo.

En esta historia –sucede lo mismo que en muchas otras-, no todo lo que se quiere se consigue tal cual, a veces cuando parece que las cosas deben salir de una manera, salen de otra, y luego resultan mejor de lo que se pensaba.

La primera pareja elegida como ideal, para ser los padres de Steve, se perdieron la oportunidad de tenerlo, porque ellos querían una niña. En cambio los que no fueron elegidos, porque al parecer no reunían condiciones para el nivel de educación que debería recibir Steve, terminaron siendo sus padres y por lo visto no lo hicieron tan mal. Queriéndolo o no crearon las condiciones para que Steve tuviera los recursos para desarrollar su personalidad y poder luego conseguir salir adelante con un éxito jamás soñado. Allí tenemos una segunda siembra de amor y dentro del marco de la adopción.

El mérito de los padres que se deciden por la adopción

Muchas personas no ven con simpatía la adopción. Les parece que es algo peligroso y que el hijo adoptado no sería igual que el hijo de la sangre. Es un error pensar así. Si bien podrían existir peligros por la procedencia de la criatura, se pueden encontrar los cauces para que no se den esas dificultades y proceder con la adopción.

Los padres que adoptan un niño están prestando un servicio maravilloso a la humanidad, más que el que puedan prestar con sus propios hijos. La adopción exige de los padres un alto espíritu de sacrificio y generosidad. La atención que deben poner para que se den las condiciones necesarias los hace mejores a ellos. Se convierten en mejores padres y si además tienen hijos por la sangre, el bien se multiplica para todos: para los hijos de la sangre y para el adoptado. Dios es un extraordinario pagador. Los que adoptan niños por amor consiguen multiplicar el amor. No es solo un sentimiento sino un influjo de bien para la sociedad, en el presente y para las futuras generaciones.

Los niños adoptados son iguales que los de la sangre

El niño adoptado debe ser tratado igual que los demás hijos. La paternidad no es una herencia de la sangre. Hay hijos de la sangre que no reconocen a sus padres y reconocen más bien a la persona que los crió, a quien puso cariño auténtico. La paternidad de los papás es una participación de la paternidad divina. Se cuida y educa en nombre de Dios y por mandato divino.

Los padres deben ejercer la paternidad con los hijos de la sangre y los adoptados sin que exista ninguna diferencia entre ellos. Entre los hermanos el trato debe ser igual, aunque el adoptado sea de otra raza o de otro color. San Josemaría Escrivá decía que la única raza que existe es la raza de los hijos de Dios”

El influjo de los que saben querer

Algunos han querido ver en la historia de Steve, a un hombre autónomo, que se hizo solo y que se escapó de los consejos y enseñanzas de sus padres y maestros. No es correcta esa afirmación si se mira bien la historia. Todos podemos comprobar que existió siempre un influjo positivo de las personas que se encargaron de él y una correspondencia suya a lo que recibió. Transformó lo que recibió en algo mejor para los demás.

Steve fue forjando su personalidad al mismo tiempo que producía con su genialidad los inventos que lo llevarían luego a la fama. Partía de lo que recibía valorándolo y utilizándolo sin irse contra nadie. Nunca se sintió perdido, al contrario, en todo encontró un estímulo para sus ideales. Entendió que las adversidades son propias de la vida.

No hizo lo que amaba sino fue amando lo que hizo. Se encontró un mundo difícil y lo fue modelando con la libertad que encontró y la genialidad que traía en sus propios genes, para convertirlo en un camino para miles y millones. Fue el genio de los medios, no de los fines. El mensaje es el de un constructor de caminos para la unidad y el entrelazamiento de unos con otros, al margen de las ideologías o filosofías que se posean.

Tal vez Steve Jobs quiso esculpir una frase suya para la posteridad: “Stay hungry, stay foolish”, mantente hambriento, mantente loco; es como un arenga para que no se duerma el que puede dar más, es también para remover al genio que podría existir dentro de muchos y que se logra descubrir cuando uno se decide a desarrollar el talento de su vocación. Tal vez Steve percibía demasiados indecisos y tal vez conformistas. Él también quería advertir a los jóvenes que aunque tengan capacidad y mucho talento, llevar a la práctica una idea novedosa, exige siempre de un esfuerzo enorme. Hay muchas batallas que ganar y vale la pena insistir, aprovechando muy bien el tiempo y viviendo como si mañana fuéramos a morir. La limitación del tiempo es una ventaja para no perderlo.

Los frutos emblemáticos de la correspondencia de un adoptado

Cuando Steve cuenta su historia parece la de cualquiera que ha tenido mala suerte en la vida y que está pagando las consecuencias de su fatalidad. Cuando vemos lo que ha realizado nos quedamos boquiabiertos y nos ponemos a investigar para entender a qué se debe el éxito conseguido.

Estamos frente a una historia única y exclusiva. Es muy difícil que se repita con otro, sin embargo las virtudes de las personas y especialmente las de Steve trascienden a los hechos y se convierten en motivaciones reales y válidas para todos. Vale la pena fijarse en las virtudes ejemplares de los genios para ser mejores personas.

Agradecemos sus comentarios

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Es una historia de buenos samaritanos por todos lados, los Steve en nuestra sociedad brotan por todos lados, ojala sirva tambien para entender que la vida es sagrada y que una vida vale como todos los 7,000 millones de humanos, tambien lo vemos en el canje de Shalit el israeli por mas de 1,000 palestinos incluso asesinos cumpliendo condenas. Su vida es una inspiracion, un canto a la vida.

Anónimo dijo...

Me conmovió la biografia de Steve y más cuando mi historia es parecida, no en cuanto a su genialidad, sino porque a mí también me trajo a casa "la cigueña" y he sido muy bendecida y me conmueve que ese amor de mis padres haya sido tan especialmente grande a los ojos de Dios.:):

Anónimo dijo...

Vivo experiencias semejantes dentro de mi familia, y sí... la adopción es una forma especialmente generosa de asumir la paternidad que Dios bendice dos veces:).