viernes, junio 01, 2012


La urgencia de la unidad de vida en las personas
EL RABO DE PAJA Y EL TRIGO SUCIO
Cuando observamos los conflictos sociales percibimos claramente una falta de entendimiento que va más lejos de los temas técnicos que se intentan conversar en las mesas de diálogo.
Algunas veces nos parece que se trata de idiomas distintos que todavía no encuentran los intérpretes adecuados para las debidas traducciones. Luego descubrimos que esta apreciación es bastante superficial aunque tenga ribetes de verdad. No es que los temas técnicos no se entiendan o no se quieran entender.
El otros momentos los historiadores y los sociólogos ponen el acento en las distintas costumbres y culturas y dicen que los problemas surgen porque no se conoce bien la realidad.  Efectivamente se conoce mucho menos de lo que parece. En este portal hemos afirmado que para poder conocer se debe amar. Ahora quisiéramos decir que es imposible amar si el hombre no está bien. El amor no es una estrategia.
Cuando leemos en los medios los conflictos sociales, aparecen los matices ideológicos de las derechas y las izquierdas. Los de la derecha suelen ser los que tienen la plata y quieren hacer el negocio que parece rentable y muy adecuado para el país. Han hecho los estudios y tienen “todo” previsto; y los de la izquierda son los que no quieren que los de la derecha se lleven todo a “sus bolsillos” y ellos sigan siendo los pobres de siempre. Parece que las aspiraciones de estos últimos son querer ser una derecha distinta, o sea tener plata y disfrutar de ella. 
Con esta foto podríamos ver que la bola está totalmente fuera de la cancha y que el punto neurálgico del problema no está solo en lo que se gana o en lo que se pierde. Hay algo más. Viéndolo a groso modo ambas posturas son egoístas, cada uno defiende lo suyo, sin embargo, hay un matiz, que todo el mundo se calla en 7 idiomas y es el que se refiere a la vida personal.
Pareciera que hay consenso en taparse cosas, o no darle importancia a lo que se decide en los ámbitos privados o en la vida familiar.  No importa cómo viva o con quien viva. Además existe un consenso tácito en aceptar como normal situaciones de desarreglo personal o familiar: borracheras, sacarle la vuelta a la mujer, ludopatía, peleas y odios a nivel familiar, buscar prebendas usando la amistad, buscar lealtades con el dinero, utilizar a las personas, etc.
El título de este artículo, que parece de un cuento de literatura sarcástica, pinta al instante lo que a continuación vamos a describir. Pondremos al descubierto lo que muchos no se atreven a destapar porque piensan que los asuntos de la vida privada son cosas de cada uno y no tienen nada que ver con lo que se quiera hacer en los trabajos o en la misma sociedad.
Hoy se ha extendido la mentalidad de liberal,  del que “tiene sus cosas” en la vida privada, (una vida desarreglada) y vive sin querer resolver esos asuntos suyos (que están mal y hacen sufrir a personas); sin embargo quiere ser parte de la solución de problemas sociales. Existen, y han aumentado lamentablemente,  personajes metidos en su propio ego, que creen que todo se arregla con dinero y por lo tanto ofrecen plata, buenos puestos de trabajo, proponen negocios y quieren arreglarlo todo sacando la billetera. Piensan que lo que hay que hacer para que la gente funcione es darles cosas o pagarles bien. Aseguran que si sus proyectos son rentables van a ser beneficiosos para toda la población porque pueden generar muchos puestos de trabajo. Es todo un planteamiento lógico, muchas veces sustentado con estudios de factibilidad y aprobados por los mejores técnicos. Sobre el papel es una maravilla, ¡se va a eliminar la pobreza!  y la gente será feliz porque tendrán muchas más oportunidades. Craso error.
Todo eso parece a primera vista muy bueno. Si observamos bien, muchos de estos planteamientos provienen de personas que no están bien en sus vidas privadas, otros no.
La carencia o deficiencia de una vida coherente impide ver la realidad y sobre todo acertar en lo que se debe hacer con las personas. Los esfuerzos por querer arreglar las cosas sin la limpieza del corazón, chocan con una oposición motivada por la desconfianza al que propone. Es que suelen ser planteamientos que están “contaminados” por una vida desordenada. El que escucha al que propone no encuentra la limpieza de un corazón ordenado que sabe amar y que puede alcanzar lo que realmente hace falta. Cuando no se vive correctamente  no se sabe ni se puede arreglar las cosas de los otros.
Un buen padre de familia no es el gran empresario que gana mucho dinero y entrega a sus hijos una buena herencia para que hagan lo que quieran. Eso es muy limitado y hasta peligroso. Está claro que unos dirigentes no actúan en sus trabajos como lo harían en sus hogares, sin embargo la comparación es muy buena porque los deberes del hogar ordenan el corazón del hombre para que sea limpio y correcto en su accionar. Por algo se dice que la familia es la célula básica de la sociedad y por lo tanto la doble vida de una persona es un ataque a su casa y también a la sociedad. Es fuente de corrupción.
En la vide empresarial y en la política existen personas con el perfil que estamos describiendo,  son habitualmente descreídos para unos temas, suelen vivir al margen de la religión, o la tienen solo como referencia para ciertos asuntos que les interesa arreglar, pero sin comprometerse personalmente para nada, miran a la Iglesia a distancia y no desean tocar temas espirituales que les afecten a ellos (los han guardado en un cajón para mejor ocasión), sin embargo comentan los desatinos de los eclesiásticos, o algún aspecto doctrinal, que no entienden, para justificar su distancia. Solo van a Misa cuando tienen un compromiso social y nunca se confiesan. Eso no va con ellos.
Otros van más lejos con una oposición contundente contra la Iglesia y sus autoridades, no les importa lanzar críticas hirientes que van desde la murmuración a la calumnia, apoyan y se solidarizan con los que se consideran “victimas” de los “abusos” de las autoridades sin fijarse en los temas de fondo; además son tolerantes con los desórdenes de vida de otros, porque ellos también viven así. Tienen rabo de paja y se cubren unos a otros para seguir viviendo así, como si no pasara nada.
Es una mentalidad rebelde de personas que han hecho una ley con su propia conciencia,  aprobando y muchas veces  entregándose a lo que mancha y denigra al hombre, por ejemplo: borracheras habituales o prostitución. Tampoco les importa que se organice para los demás grandes fiestas donde corra el licor y la prostitución. Piensan que es una forma natural de contentar a las  mayorías. No hacen nada para corregir esos desordenes sociales, que dañan la salud espiritual de mucha gente. A vista y paciencia de todos vemos a diario el mundo nocturno de los vicios donde el sexo, el licor y las drogas destrozan la vida de muchos jóvenes, y todo sigue igual como si fuera lo más normal.
Lo peor de todo es que esas actividades, que corrompen a muchas personas, las organizan y las promueven empresarios liberales que no tienen escrúpulos en hacer negocios sin pensar en la salud espiritual de las personas y sus familias. Cualquier medida para cortar esas actividades les parece contra la libertad de las personas, cuando ellos mismos están promoviendo una corrupción que las esclaviza y les quita la libertad.  
Todos sabemos que algunos empresarios colaboran y contribuyen a organizar, por lo bajo, el turismo sexual con mujeres que son traídas de las selva para el placer de los turistas. También existen empresarios que organizan en sus propias empresas, sobre todo en las que están alejadas de las ciudades, espectáculos indecentes con mujeres alquiladas para ejercer luego la prostitución. En algunas se organizan verdaderas orgías, ¿y después qué?, ¿todos contentos? El resultado suele ser: hogares rotos e hijos abandonados, ¿así puede progresar el país? Es como cuando los jefes militares quieren contentar sus soldados haciendo ingresar a prostitutas a los cuarteles.  ¿Quién permite todo eso?  La mentalidad liberal que cree que el dinero lo arregla todo.  Es un cáncer que tenemos que erradicar.
Puede haber mucha ignorancia en los más pobres, y de hecho la hay, y se nota en los conflictos sociales, cuando se oyen los argumentos,  pero la realidad de los desordenes de vida de mucha gente “importante” es una realidad que ¡clama al cielo! y una dificultad grande para que pueda darse el entendimiento debido entre los seres humanos.
El que no está limpio no puede arreglar las cosas. Jesús decía en los Evangelios cuando los hombres querían hacer justicia lapidando a una mujer: “El que esté libre de pecado que lance la primera piedra…”  …todos se retiraron.
El que quiera resolver los conflictos sociales debe ser íntegro como persona. Entonces los demás leerán en él la honradez de su planteamiento, porque tiene honradez de vida. No existe el hombre perfecto y puro. Pero si puede existir el que se esfuerza en arreglar su propia vida para poder arreglar la vida de los demás. El que es honrado y se esfuerza por hacer el bien, empezando por él. Los estudios técnicos no sirven, aunque sean impecables, si la vida privada de las personas no camina bien.
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